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Mamá

Terror. Thriller Hace cinco años, el mismo día en que su madre fue asesinada, las pequeñas Victoria y Lilly desaparecieron en el bosque. Buscadas incansablemente por su tío Lucas (Nikolai Coster-Waldau) y su novia Annabel (Jessica Chastain), son encontradas unos años más tarde en una cabaña en medio de la naturaleza, donde han vivido aisladas de toda civilización. Comienzan entonces una nueva vida para las niñas de la mano de Lucas y Annabel, pero éstos ... [+]
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Críticas 189
Críticas ordenadas por utilidad
17 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra vez lo mismo. Empezar con un arranque bastante positivo, inquietante, seductor. Proseguir a trancas y barrancas. Terminar desbarrando. Al final no sabes si has visto un thriller fantástico, una de terror paranormal o si es todo causa de alguna medicación que tomó el guionista o el director durante el rodaje.

Como dije antes, al inicio alentador prosiguen una cantidad indeterminada de clásicos del género: casa apartada del mundo con apariencia sospechosa, heroína moderna, apariciones fantasmales, niños (niñas en este caso) raritos. ¿Y la música? La de siempre, la que te anticipa que te quieren asustar.

Respecto al tramo final, ni jurando sobre la Biblia podrían aseverar los del equipo de rodaje que no se han reído o sentido vergüenza ajena. Por tanto más que nunca habría que convencer de algún modo a los creadores de estos despropósitos que no insistan en un producto de largo metraje. Esta historia habría quedado en un buen corto si se hubiera quedado en los primeros 25 minutos de película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francie
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24 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mamá parte desde el comienzo con una gran desventaja, y es que historias sobre niños y fantasmas hemos visto ya muchas. Sin ir más lejos, el año pasado James Watkins ya entregó en La Mujer de Negro un relato sobre una fantasma cabreada con una noción aterradora de la maternidad...
Ésto no quiere decir que la película de Watkins y la de Andrés Muschetti tengan mucho en común, pero aun así Mamá se ve incapaz de sorprender como hubiese debido. Todo está ya muy sabido, muy visto, muy experimentado.
Precisamente por éso, es especialmente meritorio el trabajo de Muschetti con la atmósfera, muy lograda, la tensión y la planificación de los sustos. El disfrute es máximo, cumple perfectamente con su propósito de ponernos la carne de gallina, y con éso es más que suficiente. Pero es que además, Muschetti regala algunas imágenes de poderosa inventiva visual (atención a la caída por las escaleras, o cada una de las cosas raras que pasan con el armario blanco...), y muy especialmente, un arranque de primer nivel, absolutamente apoteósico y bellísimo visualmente. El prólogo es sin duda lo mejor de una película muy decente, que, sin embargo, no logra ser mejor que otras del género, y cuya dimensión dramática está más cogida con hilos que en otras ocasiones. Éso sí, vaya quince últimos minutos... muy potentes también.
Si por algo merecerá la pena recordar esta película será por la inmensa Jessica Chastain, en una interpretación en las antípodas de la ofrecida en Zero Dark Thirty, disfrutando de uno de los personajes más simpáticos que ha dado el cine últimamente. Cae bien, resulta creíble, y personifica los miedos de la maternidad no deseada. Nikolaj Coster-Waldau brilla especialmente en el prólogo, en la piel de Jeffrey. Como Lucas está igualmente encantador, pero la estrella de la película es Chastain, y su trabajo está casi siempre a la sombra de la normalmente pelirroja. Sería injusto también no mencionar a las niñas, Megan Charpentier e Isabelle Nelisse. Esta última está especialmente aterradora y brillante.
En definitiva, buen cine de terror, con momentos muy logrados, una atmósfera inquietante y detalles muy interesantes.

Lo mejor: Jessica Chastain, el excelente prólogo y los sustos, bastante logrados.
Lo peor: La dimensión emocional no engancha como en otras películas similares, y todo está ya muy visto, la verdad.
Sibila de Delfos
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21 de abril de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen arranque y un terrible mitad-final de película. A Andrés Muschietti se le va la cabeza en determinado momento y no sabe como salir de su propio laberinto. La solución final que encuentra es la vena dramática en lugar de centrarse en la atmósfera tan buena que había conseguido al principio.

Porque hay que reconocer que las niñas están muy bien, que sus movimientos entre arañas y simios dan más miedo entre las sobras que cualquier fantasma de tonalidad azulada que puedas ver en pantalla. También hay que agradecerle al director que enseñe tanto su criatura y no se dedique a mostrarla en pequeños fotogramas de manera que no nos enteremos de qué estamos viendo cuando en realidad lo que ocurre es que intentan tapar las carencias en los efectos especiales. Andrés Muschietti llega un momento en el que la muestra incluso de más, y teniendo en cuenta que no es el fantasma más terrorífico de la historia... Además, esa voz de forofo que le han puesto da un poco más de risa que de miedo.

La historia no es gran cosa. No es nada que no pudieras intuir desde los primeros diez minutos de película. Las actuaciones son también muy estándar y los agujeros argumentales son a veces más grandes que los que aparecen en el armario de la habitación de las niñas. Con todo y con esto Mamá es bastante superior a todas las películas del género que han ido saliendo estos últimos años y que parece que van a reinventar el género.

Yo sigo buscando alguna película que realmente merezca la pena y se centre en el terror y no en meter cuarenta minutos finales de investigación y drama. Hay veces que hasta prefiero que no se den explicación a las cosas con tal de no ver siempre lo mismo.
NeoJ
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9 de junio de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Mamá' es más una peli de fantasía que de terror. Recuerda a los 'Cuentos de la cripta embrujada', solo que con mejores efectos. Tiene un terror/horror muy ligeros.

La película comienza bien, pero se va deshinchando a medida que transcurre. Muschietti nos pone la miel en los labios con el final que todos esperamos para luego mudar a un final bastante más aciago y que estropea la película, pues es un final triste y sin sentido, de los que la gente sale de la sala comentando "pues vaya..."

Yo he quedado decepcionado porque esperaba una nueva 'The ring', aunque hubiese quedado moderadamente complacido con el final tradicional. Como el desenlace triste no me ha gustado nada, dejo la nota en un 3.
echulin
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18 de abril de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvando las posibles habidas distancias en cuanto a la intencionalidad y los condicionantes en que se produjeron los respectivos procesos de apadrinamiento, Guillermo del Toro fue para Andrés (o Andy, para los que prefieran yanquizar el nombre) Muschietti en el proyecto de Mamá (2013), lo que Steven Spielberg para Oren Peli en su aventura con las “found footage” de Paranormal Activity (2007).

Es cierto que el sello “Guillermo del Toro Presents” pudo ser un trampolín muy eficaz en la presentación de la cinta en las salas, especialmente de los USA, en donde, por lo que se dice, el público es más sensible e impresionable. Pero también es lógico pensar que, en su rol de “business angel”, el cineasta mexicano se sintiera especialmente atraído por la fórmula temática y narrativa de Muschietti, y le abriera la puerta a poder debutar en la gran pantalla con una versión a lo grande de Mamá. Y lo hizo con un éxito irrefutable: marca del Toro, con la friolera de quince millones que éste desembolsó; pareja protagonista (Jessica Chastain i Nikolaj Coster-Waldau), una por ser una buena actriz del momento, y el otro por escalar la popularidad con su participación en “Juego de Tronos”… los ingredientes para asegurar un éxito que se puede cuantificar en casi 150 millones de dólares de recaudación.

No debió ser trabajo fácil ensamblar tamaño monumento, de no poca exigencia en la factura técnica, la dirección de actores, y principalmente en la construcción y desarrollo de un guion que ha sido harto incomprendido.

Ello por dos factores: primero, por la innegable y lógica falta de consistencia en algunos puntos (por favor, no exijamos a un bebé que da sus primeros pasos que nos corra los 100 metros lisos); y, segundo, por la multiplicidad de substratos narrativos que, por una parte, requerían mucha más pericia y experiencia en su plasmación en el rodaje y en la postporducción, y por otro lado, hacen que el etiquetaje simplista y cromañonero de esta película en el género del terror provoque perplejidades, decepciones, rechazos y vilipendios, sobre todo entre el pensar troglodita (y muy propio del funcionalismo más “hardcore”) de que una película se tiene que encasillar (aunque sea con calzador) en un género, y que una que está en el “escaparate del miedo” tiene que rezumar casquería a diestro y siniestro, y/o provocar sustos y/o agarres a brazos humanos o de butacas.

En “Mamá” hay una enorme riqueza de simbología que remite a mitos, constructos sociales, y procesos psicológicos (principalmente de índole emocional), que se hallan bajo el vasto códice que utiliza Muschietti para pintar el bello lienzo que se figura en esta historia. Usa una gran variedad de tonos y texturas. Se lanza a la piscina y, con valentía, pasa de los corsés y ceñidores en lo que respecta sobre todo al cuento chino de los géneros y temáticas, y construye una obra de arte con su personalidad única e irrepetible. ¿Que usa “clichés”? pues claro, ¿y qué esperan? toda la Historia del Arte en sus varias expresiones los usan, y a veces estos usos se convierten en cánones y reglas que se van utilizando (mientras tiene un sentido hacerlo). El verde, el rojo y el azul han estado ahí desde siempre… no se puede inventar otro “color básico”… descubrimos, recombinamos, construimos… ahora se les ha metido a todos (tanto a público como a artistas), esa corrosiva obsesión sobre “lo nuevo”, “lo original”… o, lo que es peor… “crear”… señoras y señores... ya está todo Creado!!

Una de las primeras películas que me hace recordar el talante de “Mamá”, es el “Drácula, de Bram Stoker” (1992), de Francis Ford Coppola; o el “Frankenstein, de Mary Shelley” (1994), soberbiamente realizada e interpretada por Keneth Branagh. Dos historias en las que el terror acaba siendo algo puramente accesorio, y ahondan en las tragedias personales de sus personajes: aparentemente monstruos despiadados y asesinos, pero que en el proceso evolutivo de la trama, buscan una redención final, y a una especie de médium o “ángel” que les acompañe. Así igual pasa en “Mamá”… tenemos a un ser atormentado, cuyo espectro permanece ahí, intentando redimir el “gran pecado” de rendirse en la lucha por el ser que ama, y a través de las dos niñitas abandonadas, hace su último viaje hasta la Salvación. Una de ellas le acompañará (dolorosamente para los espectadores) hasta el final.

¿Y por qué las niñas? Pues sencillamente porque ellas representan la inocencia, la pureza… y por otra parte, la esencia de la energía vital, la semilla de toda una personalidad en potencia.

Esto es precisamente lo que simbolizan las cerezas, sobre todo en culturas asiáticas. Ah, y que sepan que las cerezas es uno de los alimentos que más variedad de nutrientes (excepto grasas y proteínas) contiene… aunque por licencia elíptica narrativa, no podemos descartar que represente que durante cinco años de crianza en el bosque, las dos pequeñas no pudieran comer otras cosas.

Es la “leyenda” del ser que lucha en su tormento por salir de la indiferenciada oscuridad, del sentimiento de culpa en el que está sumido, del proceso de duelo por la pérdida, del afán de superar una barrera o a sí mismo, de crecer, de hacer consciencia… en fin… de hallar el sentido a una existencia que muchas veces se ve nublada y/o abortada por lo que nos sucede en los andares por este Mundo. En definitiva, expresado de forma poética, este es el proceso por el que suelen pasar las personas en una relación de ayuda psicoterapéutica. De hecho, el espectro protagonista de este relato, es el de una mujer trastornada que no llega a sanar, y acaba arrojándose al vacío con su neonato ante la incomprensión de los que intentan ayudarla sólo desde el “psiquiatrismo” (medicamentos e institucionalización).

Tema que también nos ha sido contado en “La Mujer de Negro” (2012), de James Watkins, y su también digna secuela “La Mujer de Negro: El Ángel de la Muerte” (2014), de Tom Harper.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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