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La isla del Dr. Moreau

Ciencia ficción. Fantástico. Terror Tras sobrevivir a un accidente de avión en el mar, el negociador de la ONU Edward Douglas (David Thewlis) es recogido en medio del mar y llevado a una misteriosa isla habitada por unos seres extraños y deformes que están a las órdenes de un siniestro médico, el Dr. Moreau (Marlon Brando). (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
25 de mayo de 2011
40 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sálvame soy un náufrago, Marlon Brando en Papamóvil, un puto tití calvo tocando el piano, Val Kilmer con falda, los bailes melanésicos de Fairuza Balk en el porche, discusiones con doble sentido sobre seres deformes en islas lejanas (Hola, Marlon), un enloquecido elenco sobreactuando hasta el paroxismo, el amigo Val (otra vez) transmutado ahora en cantante de hip-hop, el jodido Brando con una especie de gorro rasta (Old pirates yes they rob I, sold I to the merchant ships) y un cubilete con hielo sobre su ultradimensionado cráneo haciendo mediciones de orejas, Val en un nuevo tour de force carnavalesco vestido ahora de monja desmadrada (Crazy, I'm crazy for feelin' so lonely. Chúpate esa Whoopie Goldberg), El planeta de los simios en clave de Rave, I am what I am.

Niños no compréis drogas, que son muy caras, poneros La isla del Dr. Moreau mientras consultáis los resultados electorales de la Comunitat Valenciana. To loco se queda uno, como Soisa o asín.
Talamasca
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5 de mayo de 2007
21 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este remake comienza bien, planteando una intrigante historia donde la manipulación genética y el jugar a ser Dios abre un camino hacia la polémica por un lado y por otro hacia lo macabro.
Si bien el objetivo del filme pasa por trazar una semejanza con la sociedad real donde el hombre bien parece ser una bestia, tal como los mutantes surgidos de la locura del Dr Moreau.
Crítica aguda hacia lo instintivo del ser humano que lo convierte en un animal más o en el mejor de los casos en una combinación inestable de ambos. Con muchos paralelismos religiosos , donde el doctor (en una suerte de Dios que da vida y la norma) les trata de brindar la perfección y a cambio quiere la idolatría de sus criaturas y que se respete su ley.
La isla es un escenario sugestivo, la temática -originalmente tomada de una novela de H.G. Wells- colabora a que se espere una opción bien equilibrada de ficción-terror, pero lamentablemente terminamos asistiendo un mamarracho barato donde veremos a mutantes ametrallándose al mejor estilo de mercenarios, a Marlon Brando absolutamente terminado como actor en una de sus últimas apariciones en la pantalla grande y pasando el ridículo, efectos especiales cutres, sumado a muchos mamotretos bizarros y toscos diseñados para hacerlos pasar por mutantes.
En fin, la cinta se diluye en sobriedad y termina siendo un espectáculo dantesco donde su resolución y su calidad deja mucho que desear desde lo artístico.
Pasatiempos Digitales
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17 de enero de 2012
20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una maravilla de película; todo colabora para mantener el interés en la historia aunque sea archi conocida. Soberbia y convincente actuación de David Thewlis en su tránsito desde el asombro hacia el terror. Val Kilmer en su salsa o más bien en su humo... y con sus "asistencias" farmacéuticas agrega un toque de realismo en esa isla de excesivas anormalidades. Finalmente, mejor somatización que la ciclópea figura de Marlon Brandon para el papel del Dr. Moreau, es difícil de concebirlo.Tremendo Marlon en la vistosa crítica al manierismo papal, con esto el film refuerza muy creativamente los dilemas éticos que la obra de H G Wells nos plantea en su obra. Un peliculón.
Sin palomitas
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19 de noviembre de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es imposible ignorar el documental 'Lost Soul' a la hora de juzgar esta versión de H.G. Wells.
Reparto y condiciones externas convirtieron en infierno lo que tendría que haber sido un relato certero y perturbador de la naturaleza animal que habita bajo todos nosotros.
Y si bien hay fuego aquí que no acaba de arder... cenizas quedan.

'La Isla del Dr. Moreau' se abre con una voz en off observando la lucha desesperada de dos hombres por la última cantimplora de agua en un naufragio.
Un torpe inicio que en su ansia de existencialismo acaba calando, pues en una escala reducida nos cuenta cuál es el principal problema que tenemos cuando la necesidad aprieta.
En el fondo seguimos siendo esos animales que no hace mucho aprendían a andar sobre dos patas como primera muestra de ambición, pero seguían luchando brutalmente por lo suyo.

Siglos de civilización no pueden borrar la huella de las leyes elementales.
Así es en esa isla perdida, donde los hombres han dejado paso a las bestias, gobernadas férreamente en una ley que deben cumplir a toda costa, y enseñadas para obedecer al dolor que el incumplimiento les puede provocar. Sangre por sangre, sin posibilidad de revancha.
El Doctor Moreau aparece como figura divina y chiflada, a la que sin duda la inestabilidad de Brando presta comportamientos, y se revela como el peor tipo de padre: aquel que ve a sus hijos más por lo que podrían haber sido que por lo que son, negándoles la humanidad y la bestialidad al mismo tiempo.
Tan solo son una cadena de continuos triunfos pero fallos genéticos que intentarán inútilmente adaptarse a algún tipo de civilización mientras ignoran las garras y los colmillos.

Son dos los humanimales que expresan con acierto esta condición: la Hiena, hijo putativo y abandonado, lleno de rencor, y Aissa, la mujer con rasgos de pantera, con el dolor de saber que no será humana mucho tiempo.
No importa Douglas y sus sobreactuados asombros, tan solo importa como narrador de un sitio alejado de la cordura, donde los términos de Dios, ley y profeta se ponen a prueba sin cesar. Hasta Moreau, el dorado benefactor, miente para mantener su posición, y no se le ve más vulnerable que sintiendo miedo de sus propios hijos, esos que él creía llenos de agradecimiento hacia él.

La historia es innecesariamente confusa y a veces privada de cualquier tipo de bestialidad que le habría venido bien, pero sigue habiendo momentos: aquel en el que Aissa suplica a su padre que la conceda una vida humana, la misma que parece ansiar cada vez que baila sin importarle nada más; y a la Hiena, un monumental Ron Perlman, clamando al cielo nocturno a su padre y preguntando por qué les ha abandonado.
No se diferencia demasiado de lo que gritaríamos nosotros, algún día, de manera inconsciente, si supiéramos que un dios desequilibrado nos puso aquí para que nos acabáramos matando mientras soportábamos el peso de la culpa solo sobre dos patas.

Es imposible negar la fascinación del relato, pese a su pobre ejecución.
Y el escalofrío, profundo y sincero, que nos recorre al pensar en las palabras finales de Douglas, reflexionando sobre una isla en la que hombres apenas humanos se resignaron a aceptar su bestialidad.
¿Quién nos dice que Él, algún Moreau inmisericorde, no nos abandonó en esta Tierra para aceptar (y purgar) nuestro inevitable dolor?
Charles
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11 de diciembre de 2005
20 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diecisiete años después de la realización de "La isla del dr.Moreau con Burt Lancaster y Michael York al frente del reparto, se estrenó esta cochambrosa película dirigida por el desaparecido Frankenheimer, (El hombre de Alcatraz), y que contó con la presencia del interesante Val Kilmer, (aquí perdido en medio de un guión horrible), y del delirante Marlon Brando.
La premisa de la película sigue siendo la misma, si bien esta se apoya en las nuevas tecnologías digitales, consiguiendo unos monstruos muy poco creíbles, a la vez que ridículos. Marlon Brando interpreta aquí uno de los peores papeles de su carrera, al dar vida al terrible Moreau, rodeado de guardias de corps y un gran vehículo blindado, (al más puro estilo del desaparecido Juan Pablo II).
Incluso David Thewlis, un correcto actor británico flaquea aquí al dar vida a un muy poco creíble Prendick.
Todo un decepcionante "remake" de un clásico.
Paco
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