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Sueños de juventud

Drama. Comedia En una familia de clase humilde, el padre y el hijo están satisfechos y se conforman con trabajar en una tienda; en cambio, la madre y la hija no dejan de urdir toda clase de estratagemas para intentar subir socialmente. Cuando la hija conoce al hombre de sus sueños, la madre arrastra al padre hacia un peligroso negocio, y planea impresionar al chico con una cena. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
5 de agosto de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película irregular, de temática bien diáfana (el sistemático uso del engaño para lograr unos objetivos: posición social y un marido millonario) pero a la vez muy ambigua a la hora de hacer crítica de semejantes comportamientos. No sabemos si Stevens pretende ridiculizar al patético personaje de Alice Adams y a su impresentable madre o si, por el contrario, las ve como ganadoras y henchidas de éxito por conseguir los objetivos marcados, aun a costa de pisotear la dignidad y la honradez del único miembro de la familia que se viste por los pies (el padre). La cuestión es que George Stevens logra crear estupendas atmósferas. Con ello pretende dar entrada tanto al romanticismo como a la comedia elegante, pero entonces aparece Alice Adams y lo estropea todo. O su madre.
el chulucu
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19 de septiembre de 2010
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tesis de la película se resume en un comentario que el padre de esta historia le hace a su hija:

”Es muy curioso que pasen estas cosas (...): resulta que en un momento todo el universo se te viene encima. No hay salida alguna. No tienes esperanzas. Y luego, de repente aparece algo con lo que nunca habías contado. Y todo se resuelve al fin, felizmente.”

Película en blanco y negro, sentimental, romántica, que te hace saltar las lágrimas, que nos describe a la perfección los sueños de una joven en edad de merecer, en edad casadera, y las presiones de la madre a su esposo, hombre honesto, trabajador y sin grandes pretensiones de escalar socialmente, para que gane más dinero y logre así un status social más alto desde el cual su hija pueda tener más oportunidades de conseguir un hombre que sea un buen partido.

Como curiosidad, hacer mención de que en esta película interviene de forma graciosísima la actriz negra, gorda, buenaza e inolvidable, Hattie McDaniel, en el clásico papel que le llevaría a la fama, el de sirvienta negra en hogares de familias blancas, rol que repetiría y llevaría al culmen de la excelencia carismática cuatro años más tarde en la imperecedera película de Victor Fleming, “Lo que el viento se llevó” (USA 1939), donde quedaría consagrada y grabada para siempre en nuestra memoria haciendo de “Mammy”, la sirvienta que cuida continuamente de la protagonista “Escarlata O´Hara”, interpretación genial que le valió a Hattie McDaniel el Oscar a la mejor actriz de reparto en los Premios Oscar de 1940, el primer Oscar recibido por una mujer afroamericana en la historia del cine.
Azurcine
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4 de agosto de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La "veneno de taquilla" vuelve a la carga con otra película que hiciera olvidar su pasado de personajes rebeldes y de mujer ruda, a ser la más suave, delicada e inocente de la pantalla. Y así lo hizo. Un personaje con un toque infantilizado hace que encandile al público. Y lo hizo.... la película estuvo nominada a 2 Oscars: mejor película y mejor actriz. No ganó ninguna. Eso sí, Betty Davis quien fue quien ganó el Oscar dijo que lo merecía más Hepburn. Yo no lo creo que así, desde mi punto de vista, ella está bien, sí, es una buena actriz, pero o es un personaje que para mí esté a su altura.

La vi por primera vez el 22 de enero de 2012 y la llamé "falsa moral". La clasificaba como una película que destroza los principios morales de una familia. Visto de nuevo, tampoco la he visto tan así. Sí que es verdad que hace valorar a una familia de bien, donde se tiene estatus y tener que presionar al padre para conseguir más y más... y de conquistar algo que no está a su alcance sea la prioridad. No sé... desde mi punta de vista, se tambalea estar moralidad, y ensalzar a la gente con dinero. Queda todo muy superficial.

Finalmente esta película tuvo éxito en taquilla. Seguramente la productora tendría razón al querer cambiar el final, no iba a ser como ha sido, si no algo más ambiguo y no tan "happy flower". Pero.... así es hollywood.

Le mantengo un 4
edugrn
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28 de marzo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La naturalidad y candor que emana de K. Hepburn encaja a la perfección en una película de corte voluntarioso que oscila entre el drama reposado y un humor ingenuo pero entrañable.
La historia resulta plácida y entretenida porque G. Stevens la conduce con suavidad por las distintas tramas sin demorarse en ninguna de ellas ni recargar su peso específico en detrimento del conjunto.
La narrativa, en su sencillez, se manifiesta muy eficaz, la ambientación sitúa perfectamente al espectador en el entorno de la acción y la música de M. Steiner completa el cuadro contextual.
La interpretación de todo el elenco es muy meritoria y debe hacerse especial mención a la intervención de F. MacMurray.
ABSENTA
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19 de febrero de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alice Adams vive en un sector donde las condiciones económicas que posee su familia, no le permiten satisfacer los requerimientos que se exigen para entrar en sociedad. Ni siquiera puede comprarse las flores que debe llevar al baile al que ha sido invitada por Mildred Palmer (pero, por suerte, ella es recursiva y sabe bien como resolver esta carencia).

Alice no tiene un novio -ella lo explica por su natural rechazo a los hombres del común-, pero se le nota a las claras que un novio le devolvería el aliento y las esperanzas. Por eso, cuando está ante alguien que le agrada -como Arthur Russell-, Alice se pone nerviosa, sobreactúa y juega a ser como imagina que el hombre esperaría que fuera.

La madre de Alice se mantiene sermoneando al esposo por su falta de ambiciones y por no tener el coraje de explotar él mismo la fórmula de un pegamento que un día inventó. Pero, Virgil Adams, es la clase de hombre que siente que si labora con honestidad, todo irá bien sino se tienen mayores necesidades. Sin embargo, le duele sentir que su hija sufre.

George Stevens ha logrado una satisfactoria comedia –un tanto teatral, me parece- pero en la que abunda la ternura, los buenos propósitos, el entendimiento humano y una, ocasional, pero impagable dosis de humor. La secuencia de la cena, con Russell como invitado (Fred MacMurray preocupado tan sólo por lucir buen mozo y condescendiente) y con Hattie McDaniel como la diligente y silenciosa empleada doméstica, resulta memorable y es para desternillarse de la risa.

Es esta una historia donde hay que decidir si se está en el lugar equivocado o se hace lo necesario para ajustarse al medio. Donde Cenicienta se esfuerza por ser la que no es con la esperanza de engañar al príncipe o se conserva siendo como es, con el posible riesgo de perderlo para siempre. Donde te conformas con lo que vienes haciendo o reclamas tus derechos para merecer lo que quizás mereces. Y donde el amor está tocando puertas y espera con paciencia a que le dejen entrar.

Sólo por su última media hora, este filme resulta imprescindible.

Título para Latinoamérica: “LA MUJER QUE SUPO AMAR”.
Luis Guillermo Cardona
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