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El hombre de mármol

Drama En 1976, una joven de Cracovia que está realizando su diplomatura en cine, investiga la vida de un obrero, llamado Birkut, quien en los 50 fue, de manera fugaz, un héroe proletario. Su objetivo es investigar cómo se originó esa leyenda y que efectos provocó en él. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
13 de julio de 2009
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
243/10(09/07/09) Wajda, uno de los grandes directores europeos, uno de los más críticos con el comunismo desde su interior, cuando lo cómodo era ser complaciente con el poder, el lo critica sin reparos, él probablemente es Birkut, el protagonista de “El hombre de mármol”, él nos ofrece probablemente una de las mejores obras polacas de la historia. Relata cómo el poder absolutista devora sin compasión a sus héroes, cuenta como un albañil, Birkut (Jerzi Radziwilowicz), es un ídolo estalinista tras un record stajonovista en la colocación de ladrillos y tras un sabotaje que le lleva a no poder trabajar de albañil descubre lo cruel que es la maquinaria comunista, intenta luchar contra la corrupción moral del estado y encuentra que él es acusado de traición, el hilo conductor de este film es el trabajo de licenciatura de una cineasta, Agnieszka (Krystyna Janda), que realiza un documental sobre un mito olvidado de los 50, para ello comienza un recorrido por Polonia para a través de varias complicadas entrevistas y brillantes documentos gráficos de la época en los que él aparece, montar el rompecabezas de la historia de hombre integro, Birkut. La película traza el paralelismo entre la vida de Birkut y Agnieszka, lo hace en que los años en Polonia han pasado pero la vida no ha cambiado, Birkut tuvo algo más que dificultades para saber la verdad y Agnieszka las continua teniendo para contar la verdadera vida de un mito-olvidado, asimismo resulta todo más enriquecedor desde nuestro tiempo en que los muros del comunismo se han derribado. La cinta es una dura crítica al comunismo, y lo curioso es que es desde dentro de un país comunista, es una ácida reflexión sobre lo frágil de la construcción de mitos y lo arriesgado que resulta ser fiel a tus principios, contra lo fácil que es seguir al poder, lo sencillo que es corromper. La historia engancha por buen ritmo y el poderoso testimonio que nos transmite, en todo momento resulta un documento creíble, gracias a su gran guión, su gran reparto y que a todos nos gustan las historias de superación, aunque sean de perdedores. La estructura narrativa es la misma que la Obra Maestra de Orson Welles “Ciudadano Kane”, un falso documental para contarnos una gran realidad. Recomendable a los que gusten de denuncias social descomunal. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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31 de julio de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película del director polaco Wajda, que logra con ella una profunda reflexión acerca de los mitos construidos en las sociedades totalitarias, en este caso, y como no podía ser de otra manera, la Polonia comunista.

Una joven aspirante a directora elabora una película documental sobre un héroe estajanovista de los años cincuenta, y en su búsqueda del material necesario no sólo reconstruye la vida del personaje en cuestión, sino también la época en que vivió. Así, la indagación de la directora de ficción (Agnieszcka) es exactamente la misma que realiza el director real (Wajda), quien trata de explicar (y de explicarse) el propio pasado de su país. Por ello, el filme tiene dos grandes líneas de interés; la primera, la que tiene que ver con el héroe, Birkut, que se erige en símbolo de una sociedad en construcción, dominada por los mitos y discursos impuestos desde el poder (el estajanovismo). Por ello, Birkut se convierte en héroe al batir un record de producción, y deja de ser tenido por tal cuando sus actos se desvían de tales intereses (los del estado), independientemente de sus buenas intenciones. La segunda línea se centra en que Wajda, por medio de la ficticia Agnieszcka, reclama para sí y para su generación el derecho a investigar sobre el pasado libremente, sin intermediaciones. Las dificultades que encuentra Agnieszcka en su tarea no son, por tanto, muy distintas de las que tuvo un Birkut caído en desgracia, ni tampoco de las que tenía cualquier cineasta polaco a mediados de los setenta, y es ahí, en esa doble lectura que conjuga pasado y presente, donde reside la grandeza de la película.

Por lo demás, formalmente destaca la variedad de materiales y perspectivas empleados por el realizador, que construye el filme con numerosos flashbacks, dotándolo de un tono documental por medio de falsas imágenes de archivo, que simulan los noticiarios de época, y que uno no puede dejar de relacionar con nuestro famoso NO-DO. Las interpretaciones no me parecieron magistrales, pero sí correctas, aunque la protagonista parezca atacada por una constante hiperactividad un tanto irritante. El guión es excelente, combinando interesantes diálogos con las narraciones de los personajes que recuerdan la historia de Birkut.

Obra compleja y ambiciosa, es imprescindible para entender las aspiraciones de libertad de la generación de directores a la que perteneció Wajda.
Quatermain80
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21 de junio de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera vez, aunque ilusamente espero que sea la última, que compruebo a través de comentarios y puntuaciones, que ciertas películas no es que estén infravaloradas, que lo están, sino que además son pocos votos los que tienen, haciéndome creer que para la humanidad han pasado al olvido, como si se tratasen de piezas de museos o reliquias arqueológicas no apropiadas para la actualidad. No creo que se trate de vivir el cine de diferente forma por espectadores que no las conozcan, sino simplemente es que no las conocen, independientemente del valor real que siguen teniendo y del esfuerzo que en su día tuvieron que tener para poder darlas a conocer, por ejemplo es el caso de “El hombre de mármol” y su “continuación” (porque no es una secuela al uso, tiene vida por sí sola) “El hombre de hierro”.

El caso de “El hombre de mármol” hay que remontarse a la XXXI edición del Festival de Cannes, que, dicho sea de paso, fue cuando se introdujo la sección “Un certain regard”, y se consigue sortear la prohibición de las autoridades polacas para poderse proyectar al fin. El presidente fue Alan J. Pakula y el jurado estuvo integrado, entre otros, por Claude Goretta, Andrei Konchalovsky o Liv Ullmann. Puede que porque llevara casi un par de años realizada o que ya venía con polémica a cuestas, no lo sé, pero el caso es que no le concedieron la Palma de Oro (cosa que sí hicieron con “El hombre de hierro” en 1981) y prefirieron que en 1978 “El árbol de los zuecos” de Olmi (otro clásico casi perdido) se lo llevara en solitario. Eso sí, por unanimidad, como hizo constar su jurado en el acta, se le otorgó el premio Fipresci, lo que le abrió al fin las puertas para su exhibición mundial, cosa que no fue inmediata, si no con el paso de los años. En España, a pesar de exhibirse solamente en versión subtitulada, llegó a estrenarse en muchas ciudades, aunque no resistiera mucho tiempo en cartelera.

Andrzej Wajda, autor de magníficas películas, con “El hombre de mármol” consigue una de sus obras maestras (como para mí también lo son “El director de orquesta” y “El hombre de hierro”). Porque como así “El hombre de hierro” significó que el gobierno polaco llegara a ilegalizar su productora por apoyar al sindicato Solidaridad y contar con su líder, Lech Walesa, en la participación de la película, dando a conocer mundialmente la problemática de sus astilleros, “El hombre de mármol”, utilizando todos los recursos cinematográficos posibles como un soberbio montaje, pone de manifiesto y narra como pocas, lo que es la censura y el silenciar hechos acaecidos para poder manipular al pueblo, no ya del polaco, sino de cualquier país.

Y es que “El hombre de mármol” es, aparte de un peliculón, no solo como bien dicen, un documento de un trozo de historia muy importante en Polonia, casi un cuarto de siglo, desde los años cincuenta a casi finales de los setenta, es lo que una obra maestra debe tener: una narración perfecta que trasciende y en ningún momento deja de mantener mi atención. No es que describa su país. A muchos niveles se trata de una película fundamental para el cinéfilo, e incluso para los defensores de los derechos humanos y de la libertad de ideas y de expresión, sin toque didáctico ni manipulador, con una precisión analítica y un sentido de la verdad admirables.

Wajda, ganador de un “Oscar” honorífico en el año 2000, era un hombre preparado para las artes, con dominio no solo del cine, sino que además se encargó de la dirección del Teatro Powszchny de Varsovia. Dentro del nutrido grupo de cineastas existentes en Polonia, Wajda siempre fue uno de los más relevantes e íntegros.

En “El hombre de mármol” su protagonista es una joven directora que está haciendo su trabajo de fin de carrera. Se llama Agnieszka, como la ayudante de dirección en algunos trabajos de Wajda, que fue su mentor, y luego ella pasaría a ser directora de cine, Agnieszka Holland. Su trabajo consiste en la indagación sobre un albañil polaco, Mateusz Birkut, un símbolo estajanovista de la ciudad de Nowa Huta y del que poco se sabe en el presente. Krystyna Janda, protagonista de varios films de Wajda, es la joven directora y la que encabeza un reparto muy bien elegido, muchos de sus actores procedentes del teatro no muy conocidos por nosotros, a excepción de Jerzy Radziwilowicz, que también trabajó con Wajda en varias ocasiones y con directores de la talla de Zanussi, Rivette, Godard o Kieslowski.

Como apuntábamos antes, el montaje y su fotografía son pilares fundamentales en el film. Muchos señalaban ciertos paralelismos en su uso a películas como “Ciudadano Kane” o su tono, casi documental como el caso de la excelente “Salvatore Giuliano”, con un guion milimetrado que condensa en casi tres horas todas las intenciones de su autor, sin dejarse nada en el tintero. Su dirección está llena de brío, es todo un ejemplo de perfección.

Poco más. Posiblemente no aporte nada nuevo a lo que ya puedan saber sobre este film y de lo mucho que bastantes estudiosos ya han escrito sobre ella, pero al menos quería señalar su importancia y recomendarla a quien, a estas alturas, desconociese su valía.
Maggie Smee
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6 de enero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wajda es junto a Kieslowski el más reconocido cineasta de la Historia del cine polaco (para mí es Polanski el mejor, sin duda, solo que la mayoría de su carrera la ha realizado fuera de allí). "El hombre de mármol" fue un proyecto largamente acariciado por Wajda hasta que por fin pudo llevarlo a la pantalla. La película se construye en base a una historia de cine dentro del cine con una joven de Cracovia que está realizando un trabajo en su diplomatura de cine, investigando la vida de Birkut, un héroe fugaz del comunismo en los 50 que desapareció tan fugazmente también como héroe y referente del proletariado. Wajda es un cineasta muy comprometido políticamente y aquí busca reflejar la situación de los obreros polacos en los 70 bajo el ya agujereado paragüas comunista a partir de unos hechos históricos (la Historia es la base para entender todo lo demás). Mezcla aparente documental con realismo y ofrece una crítica social diáfana del legendario e inútil estajanovismo stalinista. Es, en fin, una muestra de cómo la clase obrera comenzó a tomar conciencia en Polonia, Ha perdido fuerza con los años.
kafka
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17 de junio de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película del Este y eso requiere de paciencia puesto que el tempo de polacos y rusos para el cine es del orden de 3 veces más lento. Es una pelicula sobre una película en el que se muestran dos fronteras históricas:
1) La entrada el comunismo con sus purgas, intrigas de partido, ausencia de valor por la vida humana.
2) El momento previo al comienzo del desmorone del régimen con el nacimiento de Solidaridad y la llegada de Juan Pablo II al Vaticano.

El primero tiene una atmósfera asfixiante y un entorno depresivo.El segundo, ya a finales de los 70, respira ansias de libertad y capacidad crítica por parte de la sociedad polaca pero en una Polonia destruida economicamente,

La pelicula sobre la chica que busca información es fria y documental como "todos los hombres del presidente", La interna sobre el héroe swtajanovista es azul y negra, nebulosa, oscura, con primeros planos que denotan el sufrimiento de los que padecieron tal opresión.

Es una pena el ritmo en exceso cadencioso. Tuvo una especie de segunda parte, baja mucho. Aun así, merece la pena sentarse a verla.
Hammersfall
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