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Críticas de El cameo de Keith Richards
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Críticas 14
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
8 de diciembre de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevo muchísimo tiempo sin escribir una crítica y no son pocas las ocasiones que he querido comenzar una nueva. Esta vez, con el recuerdo fresco de "El amor en su lugar" y con la ayuda del puente de diciembre, me veo en condiciones de empezar:

Qué gozada de película. Qué experiencia más bonita. Tiene ritmo, es entretenida, la música es excepcional y la mezcla de planos secuencias con primeros planos es sencillamente hipnótica. Eso es; es hipnótica, como toda buena película (¿no es uno de los principios del séptimo arte entretener?), como toda buena obra de teatro, como toda canción y como toda pieza de arte que albergue la capacidad de conmover a quien la observa.

El contexto, sobradamente conocido, es puro drama, es el abismo de la humanidad y el mal en si mismo. Pero entre las sombras de esta realidad, hay espacio para otro mundo en donde el amor tiene cabida, en donde un grupo de personas se reúnen para hacer aquello que les gusta y darles sentido a la existencia, a pesar de lo efímera que resulta, a pesar del hambre y el frío.

Rodrigo Cortés no se regodea en la miseria y el horror. La muestra, siempre está y en ocasiones aparece un breve atisbo de su brutalidad, pero no quiere repetir lo mismo que otros filmes ya han sabido retratar brillantemente. Por ahí, en su propuesta, andan Lubitsch y Wilder, con brotes de humor y sarcasmo, por ahí anda, por supuesto, Jurandot, pero también hay un plano secuencia inicial que recuerda al Welles en "Sed de Mal" y un ritmo frenético que, de alguna manera, siempre nos lleva al admirado Martin. Pero, por supuesto, hallamos el talento de un compositor fantástico, en la batuta de Víctor Reyes, que desde la primera nota hasta la última otorga la capa exacta que necesita el filme. Pero es que también encontramos actores en estado de gracia (todos ellos salvo, quizás, a un ligeramente histriónico militar nazi) y el descubrimiento de Clara Rugaard, que se come la pantalla desde el principio. En su mirada está la certeza de las personas que tienen las ideas claras y que piensan como actúan, rápido. Un personaje, Stefcia, con carácter y que vive como siente, atrapada en un cúmulo de emociones que intenta canalizar de la mejor manera, debatiéndose entre el amor y la vida, pensando al tiempo que tiene que entrar a escena y cantar la siguiente canción. Su pasión por Edmund es equiparable a su pasión por el teatro y el teatro es, además, uno de los motivos que la mantiene a ella y al resto de los judíos del gueto de Varsovia, con vida. Porque vivir no es respirar; es tener motivos para levantarse cada día y poder compartirlos. Y el amor y el arte son razones más que suficientes para seguir adelante, aún cuando el horror y el hambre no te dejan respirar. De hecho, precisamente por eso, lo son más que nunca.

Además, el teatro es el terreno de los sueños, un entorno que permite descubrir otros mundos, otras realidades, penas y alegrías. Es un diálogo entre actores y el público, una conversación entre la multitud de personas que se congregan en ese recinto. De manera que el espectáculo debe continuar.

Gracias, Rodrigo, por regalarnos esta obra. Sin duda, merece el aplauso del respetable.
El cameo de Keith Richards
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10
7 de julio de 2013
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya mucho que no escribo una crítica en esta página, y no es que no me guste. Muy al contrario. Pero la falta de tiempo quizás y el aporte que otros dan son razones suficientes para apaciguar mi necesidad de escribir. No obstante, ahora que es verano y que esta película es tan buena, dedicaré este momento a mostrar mis impresiones, a pesar de que hace ya dos días que tuve el placer de reencontrarme de nuevo con Jesse y Céline.

Considero necesario ver esta tercera parte, como resulta necesario ver siempre las dos anteriores para ir de la mano de estos dos grandes personajes que han creado con inteligencia, cariño, cuidado y maestría Linklater, Hawke y Delpy, y que ya son partes de la historia del Cine, como lo son también de la historia de mi vida. Imagino que esta misma percepción lo tienen otros amantes del cine y de las buenas películas en general, y de esta historia en particular. Resulta inevitable hacer referencia a las dos primeras partes de la trilogía como un paso previo para destacar lo que consigue "Antes del anochecer".

Las dos primeras películas, rodadas siempre con admirable suficiencia, en donde los personajes siempre son tres; la pareja en cuestión y la ciudad por la que transitan, eran una oda al romanticismo.

LA PRIMERA, de la mano de la juventud y la ilusión por el conocer el primer amor, es el retrato de un encuentro único entre dos desconocidos que viven unas horas que valen más que años. Unas miradas y unos momentos compartidos que sabes que siempre te acompañarán toda la vida. Algo tan poético y genial que parece más propio de un sueño que de la propia vida, pero que sin embargo es real. Real pero efímero. Mágico incluso, pero a la postre demasiado corto y demasiado bello para que esa sensación de estar sobre una nube se perpetúe más allá de Viena.

LA SEGUNDA, de la mano de la madurez, aún joven, de la perspectiva que da la treintena, es un relato de un reencuentro cargado de ilusión, que aunque hace tambalear la llama que recuerda la noche más romántica de sus vidas, al final acaba brillando. "Antes del atardecer" es otra oda al amor romántico, a la quimera de la media naranja, a la posibilidad de volver al punto de partida y revivir la pasión que nunca se olvidó (y que el libro de Jesse recuerda para asegurar lo inmortal de aquellos momentos vividos). Está escrita con las dudas, el miedo, la alegría, la decepción y la esperanza de dos personas que quieren sellar su amor. Y cierra con uno de los finales más perfectos y bellos, (y con el recuerdo de Nina Simone) que estos ojos han visto.

En las dos anteriores, Linklater y los propios Delpy y Hawke (guionistas que demuestran talento y acierto) ponían a Jesse y a Celine contra el tiempo, contra esos aviones que Jesse siempre tiene que tomar, a la mañana siguiente o en cuestión de horas....

En ANTES DEL ANOCHECER han tenido todo el tiempo del mundo para conocerse y nosotros vemos el resultado de toda esa convivencia, de estos años en donde han compartidos sueños, éxitos y fracasos. En donde la madurez cada vez es más evidente, y con ello todos esos sueños de la juventud que ya se disipan o que cobran otro color. Años en donde la palabra compromiso adquiere toda su extensión y la responsabilidad asoma, en una vida en común, en unas hijas, en un hijo que está atrapado en EE.UU, y en donde el amor forjado tras tanto tiempo sigue sosteniendo una relación que podríamos decir que tiene 18 años. Desde ese punto de vista, la película se compone de tres grandes actos y un final que es un punto y coma al último de los tres. En esta ocasión el marco es Grecia, el sol, el paisaje mediterráneo, la buena comida, la buena compañía, las playas, la historia...Y ellos regresan con sus conversaciones que merecen grabarse como ejemplos de lo que es un buen cine sin artificios, únicamente con el placer de una conversación entre personas inteligentes, pero que ya tienen poco que ocultarse, que se conocen bien y que saben de que pie cojea el otro. Hablan de tecnología, del amor, de los cambios, del futuro, de la vida. Filosofan como lo hacemos todos cuando empezamos a soltar preguntas al mundo que nos rodea y al mundo que compartimos con alguien. Conocemos más sus defectos y cómo han evolucionado. Y por supuesto, volvemos a disfrutar de la sintonía de dos personas que se conocen bien y que se han amado bien, aunque ahora el tiempo ya no es sólo de ellos, sino también de unas hijas, que son el prácticamente el eje sobre el que gravitan sus vidas. Ante la promesa de una noche de pasión, y antes del anochecer, tiene lugar un contrapunto que se abre con más fuerza que nunca y que aparece atacando la línea de flotación de los espectadores primero, y por supuesto, de los propios protagonistas. Es tan natural, está tan lleno de vida, es tan bello y tan dramático al mismo tiempo, que uno no puede dejar de sostener la mirada al ver cómo evoluciona el encuentro que tienen en el hotel...Hay tantos matices, hay tanta frustración y tantos cambios, hay tanta impotencia y tanto construido juntos, hay tanto amor y tanta fragilidad, hay tanto dolor por los golpes que da la vida...

Y luego llega final, con el anochecer ya consolidado y el vaivén de las olas del siempre eterno mar que son banda sonora de huéspedes, y los cristales por el suelo...Y está la posibilidad de viajar en el tiempo, ir hacia el futuro, ir hacia el pasado. Y con este marco, el final vuelve a destrozarme, a descubrirme emocionado, como ya hicieron en las dos películas anteriores, por la manera en la que se desenvuelve todo lo visto durante el metraje. Y aún ahora, mientras escribo, siento aún esa emoción que tan sólo es capaz de dar las buenas historias, los buenos personajes y las buenas películas. Yo como amante del cine me siento agradecido por tener estas sensaciones y hay algo, quizás la eterna y joven promesa del romanticismo y de la llama que nadie quiere que se apague, aún cuando la vida golpea, que hace que este filme merezca un diez.
El cameo de Keith Richards
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9
23 de septiembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver...Para gustos los colores y para elegir las flores, pero quien no vea arte en esta película no sabe lo que es una buena propuesta fílmica. Podrán decir que es buena, mala, excesiva, grandilocuente o copiada...Pero no se puede negar la encomiable entrega de Tarantino por contarnos una historia original, divertida y bien hecha. Todo está bien escrito y las interpretaciones son memorables...La de todos y cada uno de los miembros del elenco.

La puesta en escena espectacular. Los diálogos se superan cada vez más (el del primer capítulo y la escena de la cantina alemana es de lo mejor que han visto mis ojos en todos mis años como espectador) y hay mucha calidad, muchos detalles, muchos planos y secuencias que son simplementes sobresalientes.

Y luego está el humor y la violencia que salpica la pantalla sin pudor alguno, rompiendo reglas y dando un paso más a lo que precedía a este polémico y genial autor (muy cinéfilo e incluyo, cinéfago) llamado Quentin Tarantino, que sigue siendo fiel a su propuesta, pero llevándola más allá...si cabe.
El cameo de Keith Richards
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8
5 de febrero de 2008
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no es una maravilla, no pasará a los anales de la historia por su puesta en escena, su banda sonora, su fotografía, su guión, e incluso por sus magníficas intepretaciones.

Pero "Ahora o nunca" es un ejemplo de como un film menor puede ser algo grande. Y lo digo por las sensanciones que plasma, por el muy manido (no por ello menos útil) mensaje que tiene, y por que cuenta con dos actores que están que se salen, y con director que les deja actuar como ellos solo saben.

Veremos lo mismo de siempre: a un Jack Nicholson loco, histrión y gamberrete mientras que Morgan cumplirá el papel de buenazo, sabio y tolerante. Pero lo hacen a la perfección e intepretan de manera totalmente creíble. Se salen por completo, por lo que es muy probable que sin ellos la peli no sería ni por asomo lo que es. Por otra parte, creo que no abusan de sentimentalismo (el que hay es el que tiene que haber en una historia como esta), por lo que considero que es un gran acierto. No obstante, la peli transmite una enseñanza que no debe ser menospreciada: amistad, amor por la vida, paz con una mismo...

Pero lo mejor es el sentido del humor que impregna todo el metraje y del que sin duda se erige como el verdadero baluarte de la peli. Sobre todo en un tema como el que se trata: muestra otro enfoque de la situación, que es de gran utilidad para todos los que la vean, inclusive los hipocondríacos como yo. El buen humor es uno de los mejores ingredientes de la vida y una de las mejores armas pa todo...En "ahora o nunca" se ve.

Como verá quien lea esto, puntúo la peli por el mensaje que da y por las sensaciones que transmiten, no por su virtuosismo cinematrogáfico ni su excelencia artística...Las cosas simples no tienen porqué no verse como genialidades.

"El niño del pijama de rayas" nunca atesorará ni los personajes, ni la profundida literaria y la magnificiencia de, por ejemplo "Cien años de soledad". No obstante, cuenta con dos grandes personajes. Ello no quiere decir que no sea una joya.

7.5
El cameo de Keith Richards
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Spider-Man: La serie animada (Serie de TV)
SerieAnimación
Estados Unidos1994
6,6
22 847
Animación
7
8 de enero de 2008
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie de dibujos animados de Spiderman era uno de los motivos para que nos levantáramos cada fin de semana a las 8 de mañana a ver la tele...Si durante la semana teníamos que hacerlo por obligación, cuando llegaba el sábado lo hacíamos por placer, pues no nos importaba dormir mucho más, por lo menos ese era mi caso.

El club Megatrix, pero sobre todo Spiderman era uno de los grandes reclamos (en un tiempo en donde no se gozaba de la variada oferta que ofrece el canal digital), para que nos levantáramos a disfrutar de la caja tonta mientras nos tomábamos el cola-cao. Al margen de que Spidey sea uno de mis personajes favoritos de cómics, la serie de dibujos recogía la esencia que todo buen aficionado precisa del gran hombre araña con traje azul y rojo. No tenía nada que ver con aquella otra porquería de los 60 en la que el traje apenas tenía rayas y el dibujo era más allá de lo arcaico, o aquella otra en la que compartía elenco con el hombre de hielo y una heroína que ya ni recuerdo.

La serie de Bob Richarson mostraba a un Spiderman inteligente, con gran sentido del humor, enamorado de Mary Jane y enfrentado (menos que en las pelis de Raimi) con la responsabilidad que supone tener un gran poder. Los dibujos eran bastante notables para la época y las historias, si bien algunas eran un poco tontas, muchas eran espectaculares (cuando se desarrolla la historia de Veneno, la de Morbius o cuando el Peter se empezaba a transformar en un araña acosado por el "castigador"). No sé si ahora la veo y me parece infantil, quizás...Pero francamente que le quiten lo bailado, porque en aquella época me hacía disfrutar y eso me basta.

Por otra parte, había un gran esfuerzo por parte de los creadores para que la serie sea amena, ya que se preocupaban porque aparecieran casi todos los enemigos de Spidey, así como sus distintos amigos y superhéroes, tal y como ya apuntó Caith_sith en su crítica. Tipos como el doctor Extraño, Matanza, Blade, Kraven o Lobezno le daban el toque que hacía la serie aún más mítica...En mi opinión nunca hubo una serie de dibujos sobre Spiderman mejor que esta. Lástima que no haya durado más.

7´4.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El cameo de Keith Richards
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