Película de terror cargada hasta la médula de clichés con un ritmo narrativo que intenta ser especial y diferente y por lo tanto la pifia desde el primer minuto. La banda sonora no puede ser más pretenciosa y si piensas en el desarrollo del argumento una vez has terminado de verla no tiene ni el más mínimo sentido. La calidad interpretativa es pobre. La iluminación es un desastre. Los diálogos absurdos. Pretende engañar al público sin conseguirlo haciendo trucos narrativos baratos y apaleados de clichés.
spoiler:
Tras una escena introductoria que no se entiende, una pareja de jóvenes con problemas de pareja abandonan la ciudad para irse a zurrir mondogos con un palo pero en otra ciudad. Durante el viaje se despiñan porque él es un pesado cabezón que no quiere descansar y se queda dormido al volante. Cosa que causa mofa y befa entre la pareja como no podía ser de otra manera. Se van para un viñedo cercano que hay por allí en busca de teléfono donde una amable pareja con un ayudante sordo les invita a pasar la noche. El telefono no funciona dado que en el accidente se han cargado un terminal de conexión y han cortado la línea. Y como la siguiente ciudad está a 30 millas pues no les lleva el menda en coche no se vaya a herniar. Que mejor por la mañana.
Total que allí se quedan con la amable pareja que empieza a no ser tan amable porque la esposa del granjero le tira fichas a nuestro protagonista y el granjero en si trata a su criado sordo como si fuera un desgraciado.
Además vemos flashbacks donde se ve que la pareja tenía un hijo que les nació raruno y que luego se murió por el camino, no llegó hasta el hospital. Además, para más tomate, el protagonista tenía problemas con la bebida, problemas con el juego, problemas con las drogas y las armas de fuego.
Vamos, que todo muy bien.
Durante la noche el buen señor se levanta y mientras ve como el granjero y su esposa echan un casquete luego va y se va al salón, a aliviarse, suponemos. Pero no. No pasa mucho más nada hasta que los amables anfitriones les defenestran un zurriagazo en la cabeza y les llevan a una especie de sala de torturas muy molona que tienen montada donde juegan a una especie de Saw. Cuando parece que ella ha muerto dejan al prota atado y se piran porque sí. El consigue zafarse de sus ataduras con viles trucos de pirotecnia y le hace unos primeros auxilios a su mujer para que sobreviva. Y ésta lo primero que hace según se reincorpora es echarle en cara a su marido sus problemas con la bebida, sus problemas con el juego, sus problemas con las drogas y las armas de fuego. El se defiende y le dice que no, que eso ya no. Luego lo repiten como unas cuatro o cinco veces más durante la película como si al hacerlo cobrara interés.
Pues nada, que los dos tontacos se escapan y se juega a un corre que te pillo y a un ¡ay, que te cojo! dónde al final el sordo casca, la rodilla de nuestra protagonista es tratada con poco amor con un rayador de queso (UN RAYADOR DE QUESO), la amable anfitriona muere de un pinchazo en la cabeza y a nuestro amable anfitrión le atropellan tres veces para asegurar (literalmente). Todo después, por supuesto, de una primera muerte en falso, no vaya a ser que nos quede algún cliché sin explotar.
Pero calla, que a la que parece que ya está todo resuelto resulta que en un giro argumental del que el guionista se debe sentir orgulloso, resulta que los anfitriones no estaban muertos, que estaban de parranda. Y que los que estaban muertos desde el principio son nuestra pareja de amigos que resulta que están en el infierno porque uno es un pendenciero y la otra mató a su bebé sepa dios porqué.
No te lo pierdas, que si lo de "todo lo que acaba usted de ver es una tomadura de pelo" no fuese suficiente acabamos con un Satanás con los ojos como luceros en un derroche de efectos especiales muy ridículos haciendo un remembering a la incomprensible escena del principio que a estas alturas a nadie le debería ya importar. Y es que resulta que la mujer de nuestro amor, la protagonista era muy mala ya desde nacimiento como su padre. Ahí queda eso.
Y entonces ya uno se pregunta a santo de que venía nada de lo que hemos visto si resulta que todos eran demonios. EN FIN. Un desastre por completo que pretende emular los mejores momentos de "La Escalera de Jacob" y "El Sexto Sentido" con una ambientación gótico-redneck-festiva y una banda sonora de un señor llamado Mark Petrie, que es el único que merece la pena ser nombrado.