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España España · Piedrabuena
Críticas de Kirry Burrio
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Críticas 23
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
12 de marzo de 2018
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aniquilación comienza con la primera y pieza central de su puzzle: las células, los organismos madre que dan pie a la vida además de la muerte. Es curioso cómo Alex Garland, al igual que Taylor Sheridan, tiene la increíble capacidad de hablar de una cosa mientras nos está contando otra muy diferente; en este caso las formas de reproducción y la propagación del ser, lo que deriva en nosotros mismos. Tema central de la filmografía de Garland. Aniquilación comienza con un meteorito impactando contra un faro y propagando un resplandor que, en apenas tres años, logra rodear un cenagal casi en su totalidad; lo que se denomina La Zona X, un lugar donde nadie ha vuelto y en el que se desconoce qué es lo que está pasando y por qué no surge vida orgánica, derivando en un ambiente postapocalíptico. Es entonces, cuando su marido ha desaparecido, el momento en el que la bióloga Lena (Natalie Portman) decide adentrarse en el seno del lugar y averiguar lo que está sucediendo.

La principal ventaja que atesora el guion de Aniquilación es que conoce perfectamente cuales son sus puntos fuertes y débiles, es decir, sabe que su principal atrayente es La Zona X y que, además, tiene a tres grandes obras de culto de las que tirar para retratarlo de la forma más efectiva posible: Picnic Extraterrestre, Stalker de Andrei Tarkovski y la saga de videojuegos S.T.A.L.K.E.R., de las que bebe -al menos, en apariencia- solemnemente para mostrar lo que se conoce como un área de exclusión que cada vez es más grande. Hay una gran serie de paralelismos entre estas cuatro obras -si contamos la referida- y todas casan perfectamente bajo un estilo que apuesta por retratar la forma y el ambiente, además de combinarlo con una narrativa que juega a ser un acertijo. ¿En qué deriva esto? En una película con una gran capacidad de inmersión que deja en bandeja a la estructura el tenernos embobados durante 115 minutos preguntándonos qué demonios es lo que sucede en La Zona X. ¿La clave? Ser seductora, atrevida y, por momentos, cruda; lo que en una resolución que parece nunca llegar consigue no despegarnos de la pantalla. Y esto está muy bien. Ahora, las debilidades: Aniquilación sabe que el eje central de su trama es más simple de lo que parece y, por ello, en pos de no tirar todo el enganche a la basura, lo envuelve de varias capas (tanto narrativas como visuales, siendo estas últimas una auténtica delicia) para mantenernos enganchados. Esto está muy bien si la resolución se antoja a la altura, pero en medio de un Tercer Acto tremendamente hipnótico y sugerente el final deja espacio a la pregunta y apuesta por que seamos nosotros -los espectadores- quienes completemos el relato y le demos sentido a esta historia que habla de la reproducción, la transmisión y la forma de expandirse enmarcada en un contexto de Ciencia Ficción rodado con brillantez. ¿Me gusta que sea así? Sí y no. Sí, porque da pie a un post-visonado realmente interesante y no, porque esperaba una resolución quizás más congruente. ¿Qué es orgánico y qué es vegetal? ¿Qué es realidad y qué es ficción? ¿Estamos expuestos ante unos organismos que no podemos controlar? ¿Es el ser lo que nos define o la forma de serlo? Todas estas preguntas -y muchas más- son las que circundan mi cabeza tras visionarla, pero -al menos en mi caso- tengo claro que la resolución tiene que ver con una explicación muy cercana a la teoría del superhombre de Nietzsche, solo que dado un giro de tuerca y adaptado al contexto donde nos ubica Aniquilación.

Por último, no puedo despedirme sin mencionar las destacadas actuaciones del elenco protagonista, capitaneado por mujeres -junto con Oscar Isaac- y que saben llevar el peso de la misión durante toda la trama. Esta son la clase de papeles que me agrada ver y por lo que espero que apuesten; dejando atrás personajes masculinos a los que han querido dar una adaptación femenina. Algo absurdo y a lo que nunca le he encontrado ni pies ni cabeza, salvo contentar a diferentes colectivos. Lo que necesitamos son personajes originales, fuertes y que sepan llevar el peso de una película, siendo Natalie Portman todo un referente.

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Kirry Burrio
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8
31 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha producido mucha gracia la coletilla: "El Cine Español es una mierda". No sé. Creo que es de esas expresiones cortas en las que se reúne todo un amalgama de ignorancia encubierta en un paradigma social del mismo corte. Quizá se deba por la inclusión dentro de la cultura popular de la saga Torrente o esa costumbre que gastamos los españoles por reafirmar la frase "Nadie es profeta en su tierra". El caso es que todos los años -y aunque muchos se nieguen a quitarse el velo puesto por ellos mismos- nos llegan títulos relevantes que reafirman el gran estado de forma del cine dentro de nuestras fronteras; a mi mente vienen: Magical Girl, La Isla Mínima, 1898. Los Últimos de Filipinas, El Hombre de las Mil Caras o Tarde para la Ira... y muchos más que completarían esta lista sin despeinarse.

Y resulta que detrás de cada buena propuesta, salvo honrosas excepciones, suele haber un cineasta de garantías empeñado en realizar una obra que, muy probablemente, no le será reconocida por el gran público. Alberto Rodríguez, Carlos Vermut, El "novato" Raúl Arévalo y, por supuesto, del que venimos a hablar en este escrito: Paco Plaza, serían grandes ejemplos de lo comentado. Este realizador valenciano, co-director junto con Jaume Balagueró de las exitosas [REC], [REC] 2 y director de [REC] 3: Génesis es una de las figuras más relevantes del panorama fantástico del Cine Español y, a estas alturas, Europeo; con cintas como las ya mencionadas y amén de otras como El Segundo Nombre (2002) o el cortometraje Ultravioleta (2014), ambas con crítica favorable. En este caso en cuestión, tras tener un año no tan exitoso como el pasado, el realizador nos presenta su nueva cinta de Terror, titulada Verónica y contextualizada dentro de la Vallecas de principios de la década de los 90', específicamente en el tan comentado Expediente Vallecas: uno de los casos parapsicólogos y referente al mundo del ocultismo más comentados desde su origen, además del único fenómeno poltergeist registrado por la policía.

La historia sucedió en la calle Luis Marín, durante los primeros compases de la década de los 90', cuando la joven Estefanía Gutiérrez Lázaro, de 18 años, comienza a interesarse por el mundo del espiritismo y lo desconocido, decidiendo hacer una serie de güijas con amigas para contactar con el novio de una de ellas, fallecido en un accidente de moto. Los problemas comienzan cuando la profesora las descubre y rompe el tablero contra el suelo, siendo la raíz de una serie de comportamientos extraños e inexplicables que empieza a tener la joven, entre los que se encuentran voces que la atemorizan y sombras que la acompañan. Nadie alcanza a dar un diagnóstico acertado sobre lo que le ocurre, pero para creyentes la explicación es que Estefanía está poseída por algún Mal. Así, en agosto de 1991, ingresa en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y fallece en unas circunstancias "súbitas y muy sospechosas", cayendo de espaldas sobre su cama sin llegar a recuperar la consciencia. El parte médico sentenció que la causa más inmediata fue asfixia pulmonar. 

Tras unos meses de relativa calma, el hogar familiar comienza a ser el lugar de diferentes sucesos paranormales, entre los que se encuentran rotura de vasos, objetos que parecen moverse solos, sombras erráticas o apertura y cierre de puertas. Pero, sin duda, el más impactante fue el narrado por Concepción -madre de Estefanía- y ocurrido durante el 1 de noviembre de 1993: de repente, y sin intervención humana que se tercie, una fotografía suya comienza a arder sorprendentemente en el salón sin dañar alguno de los objetos a su alrededor. 

Esta serie de hechos se tradujeron en una llamada telefónica a la comisaría de Policía la noche del 27 de noviembre de 1992, tras ser alertados de que una sombra alta y negra estaba rondando la casa. Los agentes, capitaneados por el inspector José Negri, se personificaron en la morada y fueron testigos de, según se recogió en el informe policial, cómo una de las puertas de los muebles situados en el comedor comenzaba a abrirse y cerrarse violentamente, uno de los póster tenía un arañazo de tres garras, una figura de un Cristo había sido arrancada inexplicablemente, había "babas marrones" en la mesa donde se encontraba el teléfono y un fuerte sonido sonó en la terraza del piso, sin tener explicación lógica alguna. Nota: Recomiendo ver la película conociendo los hechos del Expediente Vallecas.

Pues bien, Verónica toma apertura dentro de esta peculiar noche y comienza con la llegada de los agentes de policía a la morada. Sin embargo, la obra se toma diversas licencias a la hora de representar y narrar los hechos comentados. Por un lado, no solo se han modificado las fechas y el nombre de los implicados en el suceso, sino que incluso se ha cambiado el orden familiar: la protagonista se llama Verónica y el padre de la familia falleció tiempo atrás, hecho que será clave a la hora de tomar partido la ficción. Por otro lado, la historia se ha alterado para que tenga cabida y sea estructuralmente apta dentro de un guion cinematográfico de Terror. Esto quiere decir que la obra no es una representación 100% fidedigna del Expediente Vallecas. No. Sino que parte de la historia y crea una propia -muy, muy similar- basada en los acontecimientos que sucedieron, siempre fiel a lo referenciado. Porque la película tiene una labor formativa muy importante y enriquecedora, ya que se trata de un ejemplo magnífico de cómo alterar el discurso de una historia sin modificar el mensaje de la misma. Y eso no es moco de pavo.

SIGUE EN SPOILER
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Kirry Burrio
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5
31 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de Hany Abu-Assad en materia de dirección y gracias a 20th Century Fox España llega a nuestras fronteras la nueva película protagonizada por los archiconocidos Idris Elba y Kate Winslet: La Montaña Entre Nosotros, un título que bebe de grandes ejemplos del drama romántico además de ofrecernos un producto entretenido y digno en sus más de 100 minutos de metraje que no pretende ir más allá de narrar una simple historia.

Tras una apertura un tanto abrupta y una presentación de personajes escueta, La Montaña Entre Nosotros irrumpe prácticamente en el comienzo del filme y nos inunda dentro de sus bellísimos paisajes donde se apuesta por una dirección fotográfica muy incidente con el juego de luces que otorga el sol y las grandes estampas que ofrecen los paisajes que se nos muestra en campo. Realmente es un título donde hay poco que añadir, ya que ofrece una historia mil veces vista y que no pretende ir más allá del típico título de corte familiar cuyo objetivo es hacer más placenteras las tardes en los fines de semana. Es así. Sin embargo, sí que resulta interesante ver el cómo se desenvuelven en pantalla dos grandes actores como Idris Elba y Kate Winslet y, sobre todo, la forma en que se establece la química entre ellos. No son papeles complicados, ya que no se alejan en ningún momento del típico personaje estereotipado que suele poblar estos filmes y dotado de un pasado normalmente algo convulso que sea el que añada un plus de riqueza a una trama de por sí bastante simple, y los actores no se despeinan en ningún momento de la trama.

Lo realmente sorprendente es preguntarse los motivos de por qué un director de la talla de Hany Abu-Assad ha aceptado dirigir un título de estas características. Cabe recordar que es el autor de algunas obras como Paradise Now (2005) y Omar (2013), por lo que no termino de entender que haya accedido a dirigir una película así. Ojo, no me refiero a que sea mala película, sino que (reincido) no ofrece nada más que lo que vemos en pantalla. Quizás si nos ponemos reflexivos podamos llegar a decir que la montaña se antoja como la larga cuesta psicológica que deben atravesar para conocerse y respetarse en esas condiciones (patrañas), pero ni el enfoque de la cinta ni su tratamiento invita a pensar nada del estilo. Imagino que Abu-Assad habrá querido meter cabeza en tierras hollywoodenses y no haya visto mejor manera. Alguien que quiere ganar dinero y darse más a conocer, completamente respetable.

En cuanto al dueto de Idris Elba -que os recuerdo que viene de hacer la irregular La Torre Oscura- y Kate Winslet, el gran reclamo que puede tener La Montaña Entre Nosotros, están correctos y da la sensación de que un gran número de escenas simplemente se ha dejado que dialoguen entre ellos, pero ni han hecho una interpretación dramáticamente poderosa ni han tenido el mejor romance que hayamos tenido el gusto de ver en el mundo del celuloide. Ni muchos menos. Están correctos como todo el equipo de producción y nada más.

En definitiva, La Montaña Entre Nosotros es un filme placentero que da lo que promete durante todo su metraje. No es brillante ni un despropósito, simplemente mantiene el tipo y ofrece una historia entretenida -aunque por momentos ligeramente apagada- que no haga reflexionar en demasía, por no decir nada, y simplemente nos invite a pasar un rato agradable.

Más críticas en https://cinefilosfrustrados.com
Kirry Burrio
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6
31 de octubre de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de Borja Cobeaga -autor de, entre otras, la famosa Vaya Semanita (2003) o Pagafantas (2009)- nos llega la nueva producción española de Netflix: Fe de Etarras. Una sátira ágil, fresca e inteligente que nos sumerge en el seno de una peculiar célula terrorista compuesta por un veterano riojano que quiere demostrar que no es un cobarde (Javier Cámara), una pareja de cuyo compromiso depende el fino hilo del que se sostiene la banda (Miren Ibarguren y Gorka Otxoa) y un albaceteño que cree que entrar en el comando le hará ser la mayor comparación viviente de Chuck Norris -aunque este no pueda dar patadas giratorias voladoras-. Todos se reunirán con un objetivo común: elevar la causa terrorista de ETA al lugar que se merece y contribuir a la causa. Pero, enfrascados en pleno inicio de la década viviente, ¿estará la organización preparada para dar un próximo golpe? 

Lo primero que se pone sobre la mesa son dos conceptos sobre los que girará la cinta: la cobardía y la lealtad, dos términos inversamente proporcionales pero complementarios que aquí tendrán un tratamiento interesante, ya que se postulan en torno a la figura de una organización terrorista. Fe de Etarras nos irá presentando a los personajes de forma escalonada, dejando que sea la propia trama la que nos envuelva y nos aclimate dentro de los acontecimientos, y la narrativa estará supeditada mediante unos tintes de comedia que harán pasar los minutos de forma llevadera. El piso franco donde estarán afincados será el eje de los acontecimientos casi en su totalidad y el lugar donde surjan las disputas entre los integrantes.

Sin embargo, los conceptos interesantes vienen de la mano de una relación causa-efecto que, bajo mi punto de vista, está muy conseguida en esta ágil sátira. Todo tiene un porqué y las relaciones entre los diferentes personajes están motivadas por su propio peso en la historia. Un ejemplo: la vecina de este peculiar grupo, al comienzo de la cinta, llega al piso para entregarles un obsequio en forma de croquetas caseras. Martín (Javier Cámara) acepta y, ante la torpeza en la cocina del grupo, decide visitar a la vecina para que les de algo más. Pues bien, este hecho se transformará en una de las ramificaciones en la trama más importantes. También lo es el contexto donde se ubica la acción, una España unificada ante el papel de La Roja en el tan venerado Mundial de Sudáfrica de 2010, que juega un papel muy importante y es uno de los motivos que preceden al gran desenlace. Porque Fe de Etarras no habla del terrorismo armado, habla del terrorismo del día a día: de las peleas, los enfados, las "mentiras" y los perdones que al final nos unen y no nos hacen otras cosa más que ser humanos. Y es que no importan banderas o reivindicaciones cuando se es feliz; y no hay más feliz que el que se rodea con quien le hace feliz. 

En definitiva, Fe de Etarras es una interesante comedia que nos deja este 2017 bajo el sello de la tan criticada Netflix en el ámbito peliculero. La dirección tipo sketch, el divertido e inteligente guion y unas actuaciones más que correctas hacen de esta película un título recomendable durante sus 90 minutos que se pasarán, literalmente, volando. Película recomendable.

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Kirry Burrio
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5
31 de octubre de 2017
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de Papá Ridley Scott como productor y retoño Luke Scott como director nos encontramos con Morgan, un thriller con aires futuristas y aspecto independiente que supone una muestra más del poder y no querer que tanto abunda en el Hollywood de hoy en día.

Bajo esta premisa, Luke Scott nos adentra con una apertura inicial rodada en contrapicado que supone toda una declaración de intenciones. Los minutos iniciales, de mera contextualización y, todo ha de decirse, con algún que otro plano cenital elegante, nos presentan a la seria y estirada protagonista Lee (Kate Mara), el conjunto de carnaza que compondrá el reparto y la a priori interesante Morgan, que será el plato estrella -dado su misticismo inicial- durante prácticamente todo el transcurso de la cinta. Esta peculiar puesta en escena destacará por su atropello y muestra de economía narrativa ahorrativa, dejando a medio camino algunas cuestiones que requerían algún minuto más de profundización y detenimiento.

Dentro del espectáculo palomitero -de tempo dinámico- que se nos presenta, la película consigue despertar nuestro interés y el querer conocer más a fondo a la peculiar antagonista en ciernes que, eso sí, recordará tanto por ubicación, estética y tratamiento del personaje a la conseguida Alicia Vikander en la notable Ex-Machina, de la que beberá en gran parte esta Morgan -además de otros títulos conocidos como Alien, el Octavo Pasajero e incluso Frankenstein-. El problema viene de, una vez más, lo tradicional de su desarrollo y, todo sea dicho, su apuesta por un enfoque orientado a la acción y olvidando algunas cuestiones realmente interesantes -como unos motivos más elaborado de ese cambio experimentado por Morgan- que habrían construido un guion más elaborado y rico en matices -además de enfocado a la Ciencia Ficción-. Y es que una vez que se destapa el meollo del asunto, la cinta se transforma en el mismo relato que hemos visionado tantas veces y tan pocas nos ha dejado con un buen sabor de boca.

En cuanto a los personajes, Morgan cuenta con una actuación de Kate Mara correcta y sin grandes alardes, interpretando a la típica agente dura de roer y reparte mamporros; y una interpretación de la excelente Anya Taylor-Joy en La Bruja más rica en matices y de mayor expresividad. Por otra parte, duele ver como un elenco formado por actores de la talla de Toby Jones, Paul Giamatti y Jennifer Jason Leigh es tan sumamente desaprovechado e incluso malogrado con situaciones absolutamente cliché.

Porque Morgan es básicamente eso. Clichés, clichés y clichés basados en un desarrollo de los acontecimientos centrado en la propia acción y no en la psicología de los personajes -siendo este uno de los grandes errores de los guiones comerciales de hoy en día-. Además, el giro argumental del final se intuye desde prácticamente el comienzo de la cinta, por lo que tampoco choca con esa narrativa convencional.

Respecto a otros apartados, sorprende ver a un artista de la talla de Max Richter -La Llegada, The Leftovers- tras la música. Si bien no hay ningún tema que destaque, no pierde el hilo en ningún momento, por lo que su trabajo es correcto. En referente a fotografía, Mark Patten realiza un buen trabajo mostrando esos tonos verdosos y ligeramente grisáceos que tan bien le sientan al contexto de la acción.

Una película olvidable, de usar y tirar, que no pretende innovar en nada ni buscar una reflexión al espectador. Los primeros minutos vaticinaban algo mejor, pero su enfoque hacia tierras comerciales le hacen perder puntos por doquier. Una pena. 

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Kirry Burrio
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