Los que disfrutamos como locos con la primera parte, nos vemos aburridos ante la secuela. Mismo patrón, ambientando la acción con una canción, si antes fue el mítico tema de The Zombies, The Time of the Season, se ve desplazado por The Clash y su London Calling.
Nos situa la acción en la movida Londres en plena época de Tatcher.

Los movimientos de cámara, los pasillos largos, la ambientación de las habitaciones... es una sensación de deja vu, de atracción por la cuál ya hemos pasado. Pensábamos que Wan no se repitiría tanto como lo ha hecho con Insidious, pero no. Se repite y mucho, pero mal.
Aparte hay más efectos hechos en ordenador que hace perder esa sensación artesanal de la primera.

una pena

Con la cantidad de series de notable que hay estos días... porque contentarse con una mediocre?
Gotham es de esas que se les nota el bajo presupuesto, el actor principal no da rasgos al detective Gordon, la historia no se sabe si es de humor, o simplemente está dirigida a un público infantil...

Tocas lo orígenes de tantos personajes de los cómics, en una serie donde Batman no aparece es complejo, y el guionista no sale bien parado.

Un film que sin destacar en ningún aspecto, contiene una bonita historia coral sin dramatismos, cierto toque de humor y con cierto lenguaje propio.
Como aciertos, el huir de los clichés asociados a las películas corales y unas buenas interpretaciones.

Agradable.

¿Hacía falta contar con pelos y detalles los entresijos de una boda para explicar el apocalipsis?
Creo que no; la relación entre las 2 partes en que se divide la película son difusos, tanto metraje para justificar la melancolia (o locura) de la protagonista y la relación con el planeta que se aproxima es excesivo.

en mi opinión, le ha faltado humildad a Von Trier en esta ocasión, ha querido hacer un film grandilocuente sin una historia a la par. Intento fallido.

Técnicamente el film no se aguanta por ningún lado, guión simple, interpretaciones penosas, situaciones ridiculas y un montaje lamentable.
Lo que salva esta película es el año en que se hizo, 1972. Mientras los últimos coletazos del movimento hippy agitan una sociedad estadounidense juntamente con el síndrome Vietnam, Craven gira la tortilla y nos da una de cal.

Es un título de culto por el shock que debió transmitir a la audencia americana, y que plantó las semillas del género. Pero su calidad técnica hace que hoy día, haga más risa que otra cosa.

Una curiosidad, hay que verla haciendo el esfuerzo de imaginarse que estás en el año del estreno.