Gente valorando a esta película con nueves y dieces. Incomprensible.

La película empieza con una filmación casera, cutre, sombría, lenta, se ve poco y mal. El texto son lugares comunes. La actriz principal desagradable de ver y escuchar. David Pareja me encanta en redes, por eso me animé a ver la peli (por eso y por las valoraciones, de los amigos del director, entiendo que son). Él está correcto, creíble. Pero la peli no da para peli. Hasta un corto de quince minutos contaría lo mismo y mejor.

Me resulta insufrible, lenta, reiterativa y el final, resuelto con cierta lógica, no justifica todo el metraje insoportable.

Stephen King recomendó esta peli y por eso la subieron a Filmin, porque no la querían comprar en ninguna plataforma. Entiendo perfectamente por qué.

Atroz y prescindible completamente.

Se me ocurre que ese podría haber sido un título mucho más acertado para esta película, sea dicho esto con el mayor de los respetos.

Me encantaba la primera Coixet, de verdad. Sabía, a mis ojos, hacer buen cine. Cosas que nunca te dije o Mi vida sin mí son de mis películas favoritas, construidas con apenas nada, un texto bien estructurado, sensaciones sinceras, el corazón expuesto, reflejando un sol interior como la rótula de un camello. Historias absolutamente creíbles y cercanas. Literatura visual.

Quizá sea por desgaste, o que toda vida es un proceso de demolición (como decía Scott Fitzgerald), el caso es que lo de escribir y dirigir se le ha ido quedando grande a la, otrora, gran directora. Lo primero es que la película no es creíble ni veinte minutos. Chica sola recibe trato machista y abusivo por parte de casero garrulo, que hasta campa por la casa de buena mañana a sus anchas sin mayor queja por parte de la inquilina (lo cual está prohibido en cualquier contrato de alquiler). La protagonista menos expresiva que una alcaparra o una octogenaria estreñida crónica, el vecino un chapas de manual, y como colofón el alemán, un cromañón espongiforme con media neurona, que parece recién salido de Atapuerca y que aúlla como un gorrino cuando por fin le dejan usar su agujero favorito sin tener (por fin!) que hablar con el ser humano que se lo presta. Hovik es buen actor, me consta, pero aquí su mayor expresividad es gruñendo y generándome, al menos a mí, mucha repulsión natural. Debe ser que hablar con las personas es muy agotador. Debe ser que a golpe de empellón también se construyen relaciones, aunque sean medio androides. Esto hace que no me pueda creer ni la película ni los vínculos que supuestamente se forman en ella.

Espero, al menos, que la obra de Sara Mesa tenga un adarme de verosimilitud, pero mejor os la leéis vosotros, que a mí me da pereza.

El final de la peli es atroz y vuelve a no tener ni pies ni cabeza. Llamadme insensible, o literario, o congruente. Creo que es la peor película que he visto en muchos años. No la entiendo, ni me la creo, ni quiero.

Elegí un mal día para dejar de esnifar pegamento amigos.

Tengo yo una espinita con el cine chino.

Son raros, fríos y deslavazados, transmiten la misma pasión que una alcaparra. Y no digo yo que el carácter latino tenga que ser mejor: para gustos, los condones.

Pero parece que sienten poco y demasiado pausadamente. Empiezo a ver esta peli temiéndome otra peli china que no me haga sentir mucho, que me deje más frío que la mirada de mi suegra. Y no me equivoco.

Entorno rural, dos pobres desgraciados que acaban juntos porque ni sus familias les quieren cerca. Se ven valores, solidaridad, honestidad, trabajo duro, afecto (a su manera). La peli es lenta que te cagas, de esas en que si te vas al baño y vuelves, no te has perdido nada, porque nada acontece.

No sé, llamadme apasionado, pero necesito más sustancia para ver una peli. Se les ve construir su casa, prosperar juntos, en la medida de sus posibilidades, y generar un cariño solidario ante la adversidad compartida. ¿Todo esto da para un 7,6 de media en Filmaffinity? Prefiero el Padrino, Testigo de Cargo, o El Paciente Inglés, o yo que sé cuántas más pelis llenas de aristas y emoción epatante.

No pillo al cine chino en su gran mayoría. Hasta Wong Kar Wai me emociona infinitamente más que esta historia rural de la intrascendencia de los perdedores.

Iba a decir que esperaba más. Pero no. Ya soy perro viejo y mi daimón rara vez falla.

A ver cuántos tostones chinos más nos quedan por sufrir, compadres.

Qué pillín el Vermut.

Cómo juega con los límites, cómo se arrellana en la frontera de las líneas rojas para hacer ver fácil lo difícil y recordarnos lo incómodo del envés sombrío de la especie humana. Me gusta ese riesgo, me gusta cómo en todo momento humaniza al monstruo, porque todos somos un dédalo de cosas buenas y malas, porque el maniqueísmo del bueno y malo sentencia pero no matiza, porque la realidad es un fresco trazado a base de claroscuros.

Me dejo de patraña grandilocuente. Me gusta el cine incómodo, pero no tanto. Es decir, algo que te remueva pero no provoque el vómito (me viene a la cabeza A Serbian Film, por ejemplo).

Vemos a un prota raro, con aristas sociales, con la sombra de la fatalidad asomando a su conciencia atribulada, blablabla. El chaval hace por socializar, por epatar con otras personas, busca el cobijo en la relación afectiva, lucha contra sus demonios. Pero al final, no hay personas buenas y malas (esto es un constructo por el cual, la sociedad conferimos atributos morales a personas para categorizarlas más cómodamente), sólo quedan las consecuencias de nuestros actos.

Lo fácil habría sido eso, llegar a los actos. Estaba viendo las escenas clave del final de la peli con cierta curiosidad, ¿llegará el director a entrar en materia y dejarse de sutilezas? ¿Veremos la cara terrible del ser humano?

Y sortea el gran conflicto de ver lo que no queremos con un par de trucos muy bien ensamblados. ¿Somos igualmente culpables de nuestras más oscuras fantasías que de los hechos flagrantes? Peli creíble y rematada a la perfección. Nada que objetar. Director diferente a lo que solemos ver en las pelis españolas y para mí, hasta ahora, su mejor peli.

Director a seguir, como ya sospeché desde que vi la singularísima Magical Girl.

Todos sabemos lo que es Garci. Un metacine plagado de referencias al cine, oda al amor mismo por el cine, un ritmo contemplativo y normalmente, guiones bien trabajados que compensan el hecho de que pasar, pasan pocas cosas.

Garci sabe escribir muy bien (lo demuestra en perlas como Asignatura aprobada, mi favorita, por un texto sin fisuras que por sí solo sostiene a toda la película, carente de acción narrativa), no por casualidad empezó como guionista. El problema es cuando la maquinaria se oxida y se ven las costuras de tu sistema.

Hay algo de preciosismo en los mimbres de la peli, está la fotografía exquisita, la buena interpretación de actores, ese poso a "El Abuelo", pero aquí me falla el texto, la historia. Lo veo plano, sin gracia. Pasa apenas nada, y tampoco lo que pasa justifica el tedio al que me someto visionando la historia. Mención especial a lo casposa que me pareció la música, cierto que es una peli del 2000, pero me resulta cutre y desde luego, poco en consonancia con la belleza de ciertas imágenes.

Me aburrí tanto que la dejé a medias. Y me temo que no me pierdo nada, me ahorro ese tiempo y confío en mi daimón cinematográfico, que desde hace mucho tiempo me disuadió de darle una oportunidad a esta peli (igual que el daimón de Sócrates le aconsejaba evitar meterse en política).

Afortunadamente, el Crack 0 es bastante mejor peli y muy posterior, con lo que, el que tuvo, retuvo.

Garci sabe muchísmo de cine, pero digamos que no siempre sabe plasmarlo en proyectos interesantes. Pese a todo, me sigue gustando como director, tiene más de una película muy salvable. Acudid a esas, huid de esta, si podéis.