A pesar de lo inverosímil de la historia como esta contada, el carisma de sus protagonistas y la siempre buena dirección de un artesano de los de antes como Richard Fleischer, hace que se disfrute bastante, Charles Bronson más duro que las piedras y un Al Lettieri que le hace la replica perfectamente, con un personaje odioso y antipático,. Con unas magistrales escenas de acción y de persecuciones, aunque me chirrían algunas cosas, la estupidez y la cabezonería del personaje de Al Lettieri son francamente exageradas, una cosa es ser malo y otra ser tan cretino y encima le hacen caso sus compinches, increíble pero cierto. Nada más que con el intento de rescate cuando va en el furgón es para que te caiga la perpetua y a un así lo sueltan, lo suyo no es un abogado, es el dios de los abogados vamos, si suspendemos la incredulidad ante estas acciones, pues la disfrutamos más, con sus dos protagonistas que estaban en sus época de esplendor, un film para lucirse Bronson y bien que lo hace por cierto.

En la época de esplendor de Sancho Gracia, tras el éxito de Curro Jiménez, se intento repetir la formula del éxito. Yo recuerdo que la vi, cuando la emitieron por primera vez y me fascino. Ahora pasados los años no tanto, aunque tiene su aquel, sigo con mis revisiones de series españolas vistas en mi infancia y ahora le ha tocado el turno a está que nos ocupa. Es un poco irregular en su desarrollo, tiene magníficos capítulos como el primero, en el que se presentan los personajes, o el del duelo contra el mameluco, interpretado con maestría por el inolvidable Álvaro De Luna, o el de el dos de mayo, otros que ni fu ni fa como el del secuestro del oficial francés que se llega a hacer un pelín pesado, o algunos de traca como el que sale Lord Byron nada menos, de agente secreto de su majestad y encima sin estar cojo, Sancho Gracia con su estilo habitual de caballero español de la época, chulo, mujeriego y un poco golfo, borda el personaje, hecho a su medida. No esta mal, teniendo en cuenta en la época que se hizo, es un producto digno y entretenido, pero eso si Curro Jiménez es muy superior, lo de desarrollar series durante la guerra de la independencia estuvo muy de moda a principios de los ochenta en las series españolas por cierto, siempre con los mejores actores de la época, de los que ya pocos nos quedan por desgracia.

Abel Ferrara con su guionista de cabecera Nicolas St Jhon, realiza una aproximación al mito del vampirismo, con su estilo tan personal y peculiar. Una visión oscura, urbana y decadente de los vampiros, con apuntes filosóficos sobre las raíces de la maldad humana, retratando el submundo del New York nocturno, como es costumbre en Ferrara, con unos vampiros que parecen más yonkis que otra cosa, con menos glamour que una zapatilla. Lili Taylor con ese aspecto de chica desvalida que tiene clava bastante a su personaje, Cristopher Walken, para mi decepción solo sale diez minutos soltando un pretencioso monologo existencialista y moralizador, la fotografía en blanco y negro es espectacular y muy sugerente, lo demás, le sobra un poco de pretenciosidad, pero se deja ver, la década de gloria de Ferrara fueron los noventa en los que se corono como uno de los más modernos y innovadores cineastas, esta no es de las mejores, pero las tiene mucho peores ciertamente, si hubiera restado algo de pretenciosidad autoral, el resultado hubiera sido mucho mejor

Una comedia de historias entrecruzadas en un hotel de lujo de Los Ángeles, a pesar de los ingredientes, la calidad de las historias es irregular. La de Jane Fonda y Alan Alda tiene unos diálogos brillantes y un duelo interpretativo de altura, aunque tampoco me ha fascinado precisamente. La de Michael Caine y Maggie Smith es mi favorita, la química entre los dos actores es total, la de Bill Cosby y Richard Pryor es divertida, pero acaba haciéndose un pelín pesada, la de Walter Mathau, no me ha hecho mucha gracia la verdad y se hace un poco larga, de las adaptaciones al cine de las obras teatrales de Neil Simon, diría que está es la más floja que he visto, se deja ver, pero tenia yo expectativas más altas por lo visto. A lo mejor con otro director con más personalidad, hubiera sido otra cosa.

Una serie entretenida con asesinatos y presuntos culpables y como es costumbre en la cinematografía surcoreana, cierta critica social, al machismo y a la corrupción existente. La protagonista una mujer aparentemente triunfadora, en verdad es una pobre infeliz, con un marido caradura que le pone los cuernos a la mínima ocasión y un jefe que se aprovecha de ella, con la esperanza de conseguir una plaza fija (el mundo académico es igual en todas partes), por otro lado un hermanastro un poco trastornado y un pasado vinculado a un secta religiosa del cual quiere huir. Tiene cierta intriga y algunos buenos golpes de efecto, eso si siempre con las típicas salidas de tono surcoreanas, también los policías tienen su aquel, uno con complejo de culpabilidad por tener un hijo en la cárcel y el otro siente que la responsabilidad del mando le viene grande, personajes bien perfilados y algún toque terrorífico también.