Absorbente e hipnótica. Disecciona el mormonismo y sus orígenes, al mismo tiempo que narra los trágicos sucesos que acontecieron en la década de los ochenta en el seno de la influyente familia mormona Lafferty, mientras que el devoto detective Pyre (Garfield) se debate entre su fe, su familia y el horror del caso.

Interpretaciones, guión, narrativa y fotografía brillantes. Un viaje hacia el terror del fanatismo, absolutamente recomendable.

La mayor basura infecta jamás rodada como colofón.

Una falta de respeto absoluta al cariño para una de las sagas más grandes de todos los tiempos; pasamos a Jar Jar Binks, pasamos el desastre de excesiva digitalización de los episodios 1, 2 y 3, así como pasamos la mala actuación de Hayden, la masiva turra política, o hasta incluso el infantilismo memo generalizado. Del Episodio 7, que sí es disfrutable, pasamos que todo oliera demasiado a lo que queríamos ver. Del Episodio 8, pasamos todo el wtf del casino, y su innovación de las cositas de Jedi. Bueeeno, a ver cómo lo cierran esto...

Y de repente, Episodio 9. La mayor tragedia en la historia del cine moderno. Un auténtico deambular de ideas sacadas de la manga sin desarollo acorde a la saga. Un constante gag del vacío. Un contínuo aburrimiento sin nada que aportar. Un auténtico drama para la saga más mainstream de la historia del cine, tocada de muerte, pero que de manera milagrosa han sabido alzar al Olimpo otra vez gracias a Filoni, Waitiki y Favreau, rodando el Mandaloriano como un western.

Y resucitar esta mierda de final de saga con un moñeco después de la hez absoluta del Episodio 9, eso, amigos, es la magia del cine.


PD. Recalco, el Episodio 9, amiguitos, es como caer al vacío mientras te acuchillas las sienes.

-¿Qué prefieres saber: el pasado, el presente o el futuro?
-¿Hay alguna diferencia?



Cada capítulo es una fiesta del cine puro y duro, de ambientación maravillosa, de música que te transporta con la historia de mano de los integrantes de este misterioso e intrigante circo de freaks.

Actuaciones brutales en ésta sin duda una de las mejores series de la historia, que a pesar del atropello, indignación y varapalo que sufrimos sus seguidores al saber que se canceló, merece increíblemente la pena verla. No me queda la menor duda.

Un puro y exquisito buen gusto por la mística, con un estilo cinematográfico cuidado al detalle.

Scorsese es el maestro de maestros fabricando películas con voz en off. Su sello no sólo magnifica esta historia, sino que la funde en nuestras retinas a fuego y hierro. Una incuestionable obra maestra que hace que adoremos con enfermiza pasión al género.

Cómo echo de menos este tipo de películas, joder.

Vale que repetir mafia junto con la pareja De Niro & Pesci hace que recuerde a mi adorada Goodfellas, sí; pero la verdad es que pronto se acaba olvidando para mejorarla incluso, superando sutilmente todas sus facetas: un montaje lleno de vida, unas aproximaciones más profundas a sus personajes, un musicón, vestuario, diseño de producción, interpretaciones... y un actor que se come la cámara con su personaje: Joe Pesci.

Scorsese demuestra lo que sabe hacer mejor, y además lo supera con creces, para descubrirnos finalmente cómo, sin esperarlo, nos encontrarmos ante una historia que nos golpea con el dolor del amor.