Nominada en 4 categorías al Oscar, no consiguió llevarse ningún premio, ni siquiera el Globo de Oro, y en su estreno pasó bastante desapercibida.

El cine clásico es adorado por quien siente predilección por esos prototipos clásicos, donde la generosidad del espectador resulta extrema con un espectáculo del que no suele reconocerse que ha envejecido.

La nota media de 7,2 me asombra. Su argumento consta tan solo de unas pocas escenas en el último tramo que producen cierta intriga por desentrañar como se resuelve el final. Joan Crawford desarrolla su trabajo con elegancia, profesionalidad, imprimiendo talento a la obra, pero el resultado parece tan pobre como lo fue en el momento de su estreno.

No me gustó. Absurdamente violenta; trama cerrada y bastante oscura, personajes mal definidos, escenas que no terminan de acoplar la historia.

Algunos planos están tan mal resueltos que no acabo de entender si lo que el personaje de Ray Liotta cuenta es mentira, está engañando, o se han equivocado. Al final no es que importe. Llegó un momento que dejó de interesarme.

Ralph Fiennes, no me parece el actor mas adecuado para interpretarla. Su apariencia de suavidad así como escasa masculinidad siempre me ha resultado esquiva para ciertos papeles. Es mi opinión, totalmente discutible.

La historia se pierde con algunas escenas banales y otras profundas, bien diseñadas para que el espectador participe activamente. Contiene un mensaje de activismo político, muy conocido y reconocible... tal vez un tanto trasnochado... lejano, pueril, de escaso trasfondo, exiguo en cuanto a contenido aunque bien argumentado.

En conjunto tengo la sensación de un producto vacío, poco atractivo cinematográficamente hablando. La frase que da título a mi comentario está sacada de un diálogo de la propia película.

No es ingeniosa... por supuesto que no. La actuación de Vera Valdez resulta sobresaliente. Almudena Amor, perfila su interpretación con una mezcla de candidez y fuerza que aportan atractivo.

Me ha gustado menos el planteamiento y el nudo, mal resueltos ambos, manteniendo una carencia de concreción importante; lo que produce cierto alejamiento.

Un buen puñado de secuencias innecesarias, que, aligeradas en la sala de montaje hubieran dado como resultado un trabajo más dinámico.

En sus últimos minutos ha conseguido ponerme los pelos de punta, algo que nos sucedía desde hace años. Razón por la que le he subido la nota.

Me gusta el estilo narrativo de esos enigmas sin resolver, a los que vas enfrentándote al tiempo que la película avanza. Todos son dudas; indiscutiblemente sabes que hay un enigma, al que no pones cara, ni eres capaz de averiguar. El problema en este tipo de trabajos es que al final en la mayoría de los casos se resuelve de manera chapucera, generando un interés que concluye en decepción.

A partir de los 30 minutos se ridiculiza, cuando todo el planteamiento debe atravesar el nudo, y las ideas parecen agotarse. Comienzo a preocuparme pues queda casi una hora y han comenzado algunas pinceladas de terror, de las que no se entiende su incorporación, mientras los diálogos se transforman en algo grotesco.

No consigue aprobar. Es igual aunque no sea lo mismo.