Aparentemente es un thriller, pero realmente es una comedia, una extravagante buddy-movie. La mejor interpretación, de largo, de Pierce Brosnan. Asesino, antihéroe, simpático. La película parece justificarse en un pequeño giro de guión hacia el final, pero eso no es más que una excusa, un macguffin. Lo que importa en esta película son sus personajes, y la especial relación de admiración que se establece entre ambos (el detalle del bigote de Kinnear es genial).

Todo amante de la novela y el cine policíaco, y de sus grandes detectives, disfrutará enormemente de esta película, escrita por el siempre genial Neil Simon, y protagonizada por un reparto pocas veces superado.

Tiene una pseudo-secuela titulada "Un detective barato", protagonizada por Peter Falk, que parodia los grandes clásicos del cine negro. El tipo de humor y el resultado final no son los mismos (lamentablemente) de Un cadáver a los postres.

La premisa: médico-detective da para un argumento interesante (como demostró la serie de televisión homónima -que no guarda ninguna relación con esta película-). Y más si la dirige Blake Edwards y la protagoniza James Coburn. Lástima que el argumento de esta película se decante más por el melodrama que por el misterio, ya que el suspense es nulo, la constante presentación de personajes no aporta nada a la trama, y la resolución es totalmente imprevisible por que los guionistas se la sacan de la manga libremente.

Empieza muy bien, la forma de hablar de Cándida arranca las carcajadas del público, pero pasada media hora te das cuenta de que ese es el único sustento de la película: lo que Cándida dice. Por tanto, el interés cinematográfico de la película es bien escaso, empezando por la ausencia de una trama principal bien definida. Lo que a Fesser le funcionó en la radio y en forma de libro no consigue cuajar en su versión cinematográfica.

Eso sí, la interpretación de Cándida, aunque haga de si misma, o precisamente porque hace de sí misma, es lo más valioso de esta película hecha por y para ella.

Aparte, lo que más me sorprendió es que para las escenas americanas se fueron realmente a EE.UU. a rodar, cuando, para lo que se ve, podrían haberlo falseado perfectamente en España.

Esta película, menos conocida por el público de lo que se merece, es una de las mejores (para el que esto escribe, la mejor) combinaciones de acción e intriga que se han visto nunca en la pantalla. Destacan sus interpetaciones, con mención especial a Martin Balsam, y su poderosa banda sonora, obra de David Shire.