Similar a los films orientales de artes marciales, tanto en el aspecto fantástico como en el de sangre hasta en la sopa, esta serie postapocalíptica presenta algunas virtudes que pretenden enganchar al espectador. Los actores no ejecutan con excesiva sobreactuación y las mujeres tienen un lugar predominante como guerreras y civiles, por lo que los diferentes capítulos entran en la esfera del cine occidental. La trama, algo retorcida, se ajusta en cada temporada sin entrar en graves contradicciones y a partir de un elemento inicial de intriga, que poco a poco se desvelará, se consigue el interés por ver los capítulos. A pesar de las continuas peleas, con arma blanca y con todo tipo de utensilios de artes marciales, que se producen a la más mínima con un ingente rastro de cadáveres y roturas de troncos y pilares de cemento, el entramado gore se lleva bien gracias a las intrigas que aparecen a lo largo de los capítulos y también a los exóticos movimientos realizados en la ejecución de diversas artes marciales por todos los personajes. Estrategias de guerra, alianzas, traiciones y venganzas junto a una decoración y vestuario exótico incluso barroco, conforman un conjunto de elementos que hacen atractiva la serie para los fans de este tipo de género. Echo en falta algo más de aventuras mejor elaboradas y menos de peleas sin sentido. En general, la considero buena para este género algo cansino.

Más en la línea de Poirot (Agatha) que la de Sherlock (Arthur), el personaje Blanc (interpretado correctamente por Daniel Craig) mantiene una constante cordialidad con los agentes de la autoridad sin desprestigiarlos con ironías (típico de Holmes) en un entorno enclaustrado con una multitud abigarrada (típico de Poirot) donde poco a poco, de forma minuciosa, se va desgranando la trama hasta llegar al desenlace. El guion, gracioso, pero sin caer en lo fácil, mantiene a los espectadores desorientados como suele ser normal en este tipo de género detectivesco. Aunque en algunos casos las decisiones tomadas por Blanc resultan rocambolescas, no por ello desmerecen la credibilidad del relato. Los silencios atronadores de la centenaria son geniales.

La mayoría de los cortos encajan en los géneros artísticos del surrealismo y del futurismo. La sangre y descuartizamientos típicos del comic no desmerecen la originalidad de la mayoría de los guiones aunque en algunos cortos la extrema violencia llega a ser cansina. En general, tramas de mucha acción y colorido bien resueltas que distraen y enganchan. Me quedo con la nota media.

Como suele ocurrir en la mayoría de productos británicos, la puesta en escena y la fotografía están bien cuidadas. Las actuaciones son impecables y los misterios a resolver algo superficiales y con detalles rebuscados. Lo que me resulta increíble de esta serie es lo mismo que lo dicho en el guion en distintos episodios por los jefes de la policía y es que un reverendo no pinta nada en las investigaciones y mucho menos dando la brasa a los investigados, ¡por Dios! En todos los casos es increíble cómo se fuerza el guion para meter a presión el personaje con alzacuellos. Para colmo, alcoholismo, mujeres y adulterio son las pequeñeces de un siervo de Dios guaperas y buenista. En definitiva, la policía queda muy mal parada y el espectador continuamente asombrado. Serie de poca credibilidad, quizá patrocinada por alguna cervecera, que sirve para pasar el rato.

Serie cargada de capítulos intrigantes en los que se deja patente que en el mundo de las altas finanzas el fin justifica los medios. Las tramas de ambas temporadas, aunque muy bien trabadas, llegan a resultar algo rebuscadas restándoles credibilidad, pero sin que por ello se pierda el interés en continuar viendo capítulo tras capítulo para descubrir cómo acabarán los personajes, la mayoría de ellos codiciosas marionetas de entramados económicos que, como tales, se enredan en ilegalidades necesarias para enriquecerse de forma ilícita sin que por ello las grandes fortunas se vean amenazadas. En general, una serie muy bien interpretada con trasfondos sociales y familiares nada desdeñables. Notoriamente europea.