Sin ser una de las películas más brillantes de Grant, y pese a que en algunas partes se vuelve demasiado embrollada, este filme refleja a la perfección la labor de ciertos periodistas que, tanto en la época actual como en la que retrata, preferían lo destacado antes que lo real. Russell brilla entre un reparto mayoritariamente masculino, donde Grant representa, una vez más y a la prefección, el papel de seductor canalla que resulta irresistible.

Tim Burton vuelve a adentrarnos en su mundo gótico, oscuro, aunque como siempre con retazos de luz y claridad, y con moralejas a lo largo de la historia que, en esta ocasión, suenan un poco a cuento Disney. Barnabas Collins es el antihéroe, monstruito, protagonista de este film, personaje que parece creado para lucimiento de Johnny Depp, que vuelve a lucirse en un film de su amigo y director fetiche. Aunque con altibajos y momentos difíciles de entender, una vez más Burton demuestra que es capaz de resultar más que entretenido, de arrancar risas y alguna que otr lagrimita, y de hacer brillar a todos sus actores. Si bien no es la mejor obra del director, es imprescindible para sus seguidores.

Por desgracia, esta secuela hace aún más grande a la primera parte. "A través del espejo" carece de la frescura y genialidad que tenía aquella, y, para mi, sus mejores momentos son aquellos en que repite frases o gags que ya habían aparecido en la otra.
Destacaría la interpretación de Johnny Depp, siempre a la altura, y la banda sonora. Echo en falta, en cambio, el sello de Tim Burton, que me parece que es lo que le dio originalidad a la primera parte.

Aunque en EEUU catalogaron esta cinta como "comedia" y tenga algún que otro toque de humor negro, no debemos confundirnos. Joy es un drama en toda regla, el relato de una vida marcada por la desgracia y la mala suerte de una persona que, sin embargo, no deja indiferente a quienes la rodean, y es capaz de sobreponerse a todos los golpes.
Jennifer Lawrence brilla en el papel de una mujer luchadora, fuerte, resistente y que nunca deja de luchar por sus sueños. El resto del elenco no hace sino sumar brillantez a un guion completo, sin grandes sorpresas pero con una indudable capacidad de enganchar y emocionar al espectador.

No es fácil resumir la vida de un personaje histórica tan activo como Mandela en una película, y el gran acierto de esta cinta, a mi parecer, es centrarse en un período muy concreto, en torno a un acontecimiento que fue importante para su mandato como presidente: la final de la Copa del Mundo de rugby de 1995, jugada en Sudáfrica.
La película muestra el carácter afable, cercano y conciliador de Mandela, un hombre que quería acabar con el apartheid de manera absoluta, y lo hizo a través de pequeños gestos, como el que, aquí, consigue que todo un país se vincule con un equipo deportivo.
Destacable Morgan Freeman, siempre impecable, y un Matt Damon hipnotizado por la figura del gran hombre que, en pocas palabras y con mucho carisma, convirtió a unos perdedores en campeones del mundo.