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España España · Girona
Críticas de Francesc
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
7
26 de octubre de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Casino Royale" (2006) levantó grandes expectativas: Bond había vuelto, y lo había hecho por todo lo alto y con la que, sin duda, es, junto a "James Bond contra Goldfinger", la mejor cinta de 007 hasta el momento. Así que todos esperábamos impacientes la siguiente, "Quantum of Solace", sobre todo porque Craig se mostraba implacable en el papel del agente del MI6 y porque prometía desvelar la trama no conclusa de la anterior. Por fin una película de 007 tenía una secuela! Sin embargo, la cinta decepcionó por completo, hizo aguas en todos los sentidos y supuso un claro fracaso y retroceso en la franquicia. Afortunadamente, la siguiente "Skyfall" recuperó la clase y la calidad de "Casino Royale", haciéndonos pensar que "Quantum of Solace" había sido un accidente aislado. La decepción volvió a llegar con "Spectre", en donde sólo está bien Daniel Craig. Así que, esta última, la que cierra el ciclo de Craig como 007 había levantado grandes expectativas, entre otras cosas porque se sabía de antemano que era la última de Craig como 007, y era de esperar que concluyera su etapa por todo lo alto.

Y el resultado de esta "Sin tiempo para morir" es contradictorio. Hay cosas buenas (algunas), y malas (otras tantas). De entre las primeras, destacaría:
- La segunda parte del teaser inicial (no la primera, que se hace un tanto pesada y recuerda a films de terror de serie B): tanto por su localización en Italia, como por su fotografía, como por sus increíbles escenas en coche y moto.
- La interpretación de Craig, que es lo que da nivel a la cinta cinta. Hay que reconocer que con esta película demuestra (si es que hacía falta hacerlo) que es un gran actor, y que tiene muchos registros (al contrario que Roger Moore o Pierce Brosnan, por poner dos ejemplos de precedentes 007). Craig ha sabido hacer evolucionar al personaje con cada nuevo título y ha rayado siempre a gran altura. Sin duda, lo mejor de las películas de Craig como Bond es la interpretación de éste, a pesar de que en todas hay un cierto halo de fatalismo.
- La interpretación de Ana de Armas: además de estar guapísima con un vestido cuyo escote quita el hipo, sabe aprovechar perfectamente sus 10 minutos de gloria en la cinta, y para mí es la mejor chica Bond del film. Es como la suma de lo mejor de Michelle Yeoh en "El mañana nunca muere" y de Halle Berry en "Muere otro día". Y ojo a sus chistes.
- El saber adaptar el personaje de 007 a los nuevos tiempos y la salud con que goza la serie, gracias a ello.
- El guión es bueno, aunque no para una película de 007. Aquí está el principal fallo del film: es una cinta con 007 (que no de 007).
- El guiño a otras películas de la serie, en especial a la incomprendida "Al servicio secreto de su majestad", con su "tenemos todo el tiempo del mundo".
- Nos queda el consuelo de que no es la peor de Craig como 007 (este honor se lo lleva "Quantum of Solace"), contraviniendo la norma no escrita en la franquicia de que la última de cada actor que interpreta a 007 es la peor de su serie (véase "Diamantes para la eternidad", "Panorama para matar" o "Muere otro día").

En su haber negativo, destacaría:
- El ritmo es muy lento. No diré que la cinta se hace larga, pero por momentos no parece un film de 007 por su lentitud, parsimonia y prolongación de determinadas escenas. Esto beneficia la interpretación de Craig, y permite mostrar el lado más humano del personaje. Sin embargo, lo que sería una virtud en cualquier otra película, es un lastre para un film de James Bond.
- Hay demasiados altibajos y cambios de ritmo.
- La banda sonora no pasará a la historia. Hecho en falta, además, los acordes de la bso de James Bond.
- Los actores principales escogidos son un error de casting: Christoph Waltz ni está ni se le espera, y su papel de Bloefeld es tan breve como ridículo (por no hablar del plagio a "El silencio de los corderos"). Rami Malek es un malo de pena, y esto es grave, teniendo en cuenta que es el malo de la cinta, y en las películas de Bond, cuanto mejor es el malo, mejor es la película. Ni tiene clase, ni carisma, ni imprime suficiente miedo, ni está a la altura de 007, ni tiene diálogos para recordar. Su interpretación, exenta de gracia, es insulsa, apática y no está al nivel exigible. Definitivamente de los 5 Bonds de Craig sólo en el primero (Casino Royal) y en el tercero (Skyfall) el malo está a la altura. Naomie Harris pasa por allí y ni se entera de qué va la película. Es absolutamente prescindible. Lashana Lynch es una broma de 007 (¿Humor negro? ¿Humor británico? Espero que no siga en este papel en futuras entregas de la serie). Ben Whishaw casi aparece sólo para decirnos que le gustan los chicos, como le sucede en la vida real. Y finalmente, Léa Seydoux (con ese rostro de cocainómana) no tiene las medidas mínimas de una chica Bond (véase todas las que le precedieron). Igual los productores pensaron que no podían poner al lado de Craig (1,78 cm) a una mujer demasiado alta. Tampoco es tan espectacular para que todo un James Bond lo deje todo por ella (como sí era la Vesper de Eva Green. Y si no me creen, vean la película "Soñadores" y luego me contestan si la Green tenía o no medidas de chica Bond).
- Hay muchas escenas de disparos. Algunas sin sentido. A veces parece más un mal remake de "Commando", de Arnold Schwarzenegger, que una buena película de James Bond.
- El final es muy flojo espectacularmente hablando, y carente del ritmo y suspense necesarios.

Lo mejor: La segunda parte del teaser inicial, la interpretación de Craig y la fotografía.
Lo peor: Que no parece una cinta de 007. Los actores principales (exceptuando a Craig), toda la parte final, un guión que se queda a medias y la sensación de que podía habérsele sacado mucho más partido, tanto al guión como al desarrollo de la película.

Le pongo un 7 por la impresionante interpretación de Craig y porque éste no puede merecerse menos, pero espero que la siguiente sea mucho mejor, se mantenga fiel al original y se encuentre a un 007 a la altura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesc
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5
30 de abril de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que discreta película del siempre interesante Tarantino, a pesar de sus premios, en donde lo más destacable es el homenaje que hace el autor al cine clásico, pero desde un punto de vista tan personal, que al final lo que cuenta sólo le interesa a él (es como si Tarantino se hubiera hecho una paja, con perdón).

Es una película que, a pesar de lo que parece prometer, a juicio de éste humilde crítico, es bastante floja y un traspiés claro en la filmografía de su autor, por los siguientes motivos:

- En la película apenas pasa nada. Son tres horas de cine contemplativo, con un guión que no lleva a ninguna parte, ni avanza de la manera que avanzaban los anteriores films de Tarantino. Es como si el director hubiera querido hacer un experimento de autosatisfacción, sin importarle lo que opine el respetable.
- La película empieza muy bien (la presentación de los personajes es impecable), pero después apenas avanza en su inapropiado guión, para terminar de forma absolutamente inverosímil con la escenita del ataque a la casa de Dicaprio. Y decimos inverosímil porque Tarantino se inventa el desenlace de dicha escena. Es una lástima, porque lo que cuenta el film se acaba en 10 minutos. Más allá de esos 10 minutos iniciales, la cinta es la nada más absoluta envuelta en las interpretaciones de sus personajes y en una banda sonora que, como siempre en Tarantino, raya a gran nivel.
- Ni siquiera los breves cameos de algunos los mejores actores del cine están justificados: Bruce Dern aparece demasiado poco para valorarle. Al Pacino está ridículo (visto el resultado, seguro que él preferiría borrar su participación en esta película de su curriculum). Y Kurt Russell no está siquiera situado en el papel. Además, los tres parecen caricaturas de sí mismos. No se puede tirar por la borda carreras como las que tienen estos tres monstruos de la interpretación con papeles como estos.
- El personaje de Bruce Lee y su intervención en esta película es de vergüenza ajena. No entendemos cómo Tarantino lo ha tratado tan mal (sobretodo después del homenaje que le hizo en Kill Bill).
- Tanto DiCaprio como, sobretodo Pitt, no están nada mejorados físicamente en la cinta, y se nos aparecen con evidentes signos de cansancio. Al contrario que Margot Robbie, guapísima y fresca, la auténtica luz de la película. Suya es la mejor secuencia, en la que entra en un cine a ver una película interpretada por ella misma.
- Para ser una película de Tarantino en donde hay tan poca acción, no hay apenas una sola frase destacable o digna de recordar. Esto es inadmisible en un cinta tan larga.
- Ni siquiera el final te deja con la sensación de haber visto una buena película y te sientes, en mi caso, bastante defraudado.

Lo mejor: La belleza de Margot Robbie, digna sustituta de Umma Thurman en el universo Tarantino y de lo poco que recordaremos de la cinta al cabo de unos años. También es digno de elogio la escena de DiCaprio con la niña.

Lo peor: Casi todo lo demás. El cine debe ser entretenimiento por encima de todo. Para ello, deben contarte algo interesante. En esta cinta no se nos cuenta nada interesante. Da la sensación de que Tarantino está muy sobrevalorado.

En definitiva, una película aburrida donde las haya que, si la rueda otro director menos afamado la crítica le hunde. Pero como es Quentin..., no sólo se lo pasamos, sino que incluso pensamos que puede tratarse de una obra maestra incomprendida.

Creo que hay que exigir mucho más a Tarantino, sobretodo porque si no, será un autor que habrá empezado muy alto y que habrá ido descendiendo con cada película, cosa que no dice mucho a su favor.
Francesc
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10
17 de abril de 2020
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mejor non-western de su autor, seguido de cerca por "Las uvas de la ira", constituye no sólo una obra imprescindible en la sublime cinematografía de su autor, sino una realización tan perfecta en su aparente sencillez (rodada como si se tratara de un cuento para niños, pero con una sensibilidad infinita), que hoy en día todavía nadie la ha superado.

Sin duda, estamos ante la obra de madurez plena de su autor, ansiada y preparada por éste durante mucho tiempo, en donde destaca una perfecta puesta en escena y presentación de los personajes (incluida Irlanda, que también es presentada como un personaje de la película), unos intérpretes magníficos (los de siempre, como era habitual en los filmes de Ford), una fotografía espléndida (jamás la isla verde estuvo tan bien fotografiada), unos diálogos perfectos en su sobriedad y sencillez, una manera de contar una historia como pocas veces se ha visto en la gran pantalla, un guión marca de la casa, y una dirección de actores tan perfecta que da la impresión de que todos se lo pasaron genial rodándola.

Es una de mis 10 películas favoritas de la historia del cine, por múltiples razones:
- Porque resume a la perfección el cine de John Ford: un cine aparentemente sencillo, pero con una gran carga de profundidad, en donde tan importante es lo que se cuenta (la historia), como cómo se cuenta (los personajes), como lo que no se cuenta (lo que se intuye o lo que uno cree intuir: véase la última escena, por ejemplo).
- Porque el trío protagonista (Wayne, O'hara y McLaglen) brillan a un alto nivel, y demuestran lo buenos actores (y actriz) que son. John Wayne demuestra (por si alguien todavía albergaba alguna duda) lo buen actor dramático que es, y que no sólo sabe rodar westerns. Bajo mi punto de vista, es su mejor interpretación, junto con la de "Centauros del desierto". Maureen O'Hara está perfecta en su papel de hermana-esposa rebelde, y además, está más guapa que nunca con su melena pelirroja al viento. Para quien suscribe esta crítica, es su mejor interpretación. Victor McLaglen es el contrapunto rudo a Wayne, y su interpretación también merece todas las alabanzas del mundo.
- Pero es que además del trío protagonista, y ahí radica parte del gran mérito del director, todos y cada uno de los demás personajes que aparecen están maravillosos, como tocados por la gracia del director: Ward Bond, como el párroco, se sale, y Barry Fitzgerald será recordado para siempre por su papel de casamentero en esta cinta. Suyas son las mejores escenas cómicas y, la verdad, está sublime.
- Por cómo la película está rodada a través de la cámara de su director, narrada en aparente sencillez, de modo lineal, como si de un cuento infantil se tratara, pero al mismo tiempo es un cuento que nos cuenta una historia de y para adultos, en donde curiosamente, apenas aparecen niños.
- Por las ganas irrefrenables que te dan de viajar a Irlanda después de haber visto la película, y en especial, el pueblo de Cong, donde se rodaron los exteriores.
- Por la manera de exponer la tensión sexual secreta entre dos personajes (los protagonistas), ayudándose de las inclemencias del tiempo y del paisaje de Irlanda. El agua y el viento es metáfora de sexo en esta película, más que en ninguna otra que se haya rodado jamás.
- Porque contiene el mejor beso robado de la historia del cine (Junto con el que le da Grace Kelly a Cary Grant en "Atrapa a un ladrón").
- Porque si sólo se hubiera rodado la escena bajo la lluvia, previa a la de la boda, en la que Wayne y O'Hara se besan (aquí el beso ya no es robado), ya de por sí la película sería una obra maestra.
- Porque contiene la mejor pelea a puñetazos de la historia del cine (nada que ver con las de Terence Hill y Bud Spencer).
- Porque una simple mirada (la de O'Hara hacia Wayne) puede emocionarnos más que mil palabras.
- Porque los verdes de esta película son irrepetibles.
- Por el homenaje-plagio voluntario que hizo Spielberg en ET de la escena del primer encuentro de los protagonistas en la casa de Wayne.
- Porque Ford es el rey en contar silencios. En esta película, más que en otras, hay que estar atento a las miradas de los personajes. La mirada de la O'hara cuando, a pesar de que quiere a Wayne, no lo deja entrar en su habitación porque no le ha conseguido la dote. La mirada de Wayne cuando comprende que sólo conseguirá el amor de O'Hara si consigue la dote. La mirada de Wayne cuando observa su casa natal desde un puente de piedra, que se alza sobre un arroyo de ensueño, y se oye la voz de su madre, un recuerdo preciado, enmarcado por la lírica música de Victor Young. La mirada de Wayne cuando ve por primera vez a O'Hara entre las ovejas, etc. La mirada hacia abajo de Barry Fitzgerald cuando Víctor McLaglen se da cuenta de que le han engañado, etc. Son una serie de miradas sin diálogo tan perfectas que cualquier diálogo sólo habría empobrecido la escena. Eso hace que, aunque la película es aparentemente sencilla, en su sencillez se encuentra su complejidad, que sólo intuimos a cada nuevo visionado.
- Porque es imposible que hoy en día se haga una película así: Ford ha vuelto a la tierra de sus antepasados (el paraíso perdido) para decirnos, señores, antes el mundo era así: rudo, rural, sin malicia. Hoy todo esto ha cambiado, la gente se ha vuelto distinta y el mundo se rige por otros códigos. Por esto Wayne es tan distinto del resto de las personas de Innisfree, porque aunque ha nacido allí, se ha marchado y se ha contaminado por la modernidad de un mundo que ya no es el que era.

Lo mejor: La dirección de actores, la fotografía y la sutileza y maestría con que está rodada la película.
Lo peor: Nada. Toda es perfecta. Si acaso, que no dure una hora más.

No hay duda: un 10.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesc
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9
14 de febrero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífico, a la vez que desgarrador, filme del siempre interesante David Trueba, que narra, a modo de biopic temporal, la transformación de Eugeni Jofra Bafalluy (discreto y humilde joyero barcelonés) en Eugenio, el mítico personaje que, vestido de impecable negro, sentado en su taburete, con sus cigarrillos Ducados, su vodka con naranja, su crucifijo en cuello, sus anillos de oro, sus gafas oscuras y su inimitable voz, revolucionó la vida nocturna barcelonesa contando chistes en pubs de lo más variado (se dice que tenía apuntados más de 50.000 chistes o acudits, como él les llamaba), comprando junto a su mujer su propio club nocturno (Sausalito) y hasta convertirse en una leyenda en toda España, triunfando como artista, con un público entregado y miles de oyentes comprando sus casetes en las gasolineras del país. Su hijo Gerard Jofra cuenta que fue el artista más contratado en España en 1981 y que sus tres primeros casetes vendieron en total más de un millón de copias.

Y en esta transformación de la persona en el personaje, tuvo especial importancia su mujer, la onubense Conchita Alcaide, "la morena más guapa de Sierra Morena", que llegó de su tierra a Catalunya en busca de trabajo (era delineante) pero que acabó cantando y formando un dúo musical de los más blanco con Eugenio (al que éste puso el original nombre de "Els Dos"). Quedron en 4º lugar en el Festival de Eurovisión, lo que les abrió las puertas de los locales barceloneses para sus bolos. Por esto la cinta cuenta únicamente, la relación que tuvo el artista catalán con su mujer, desde que se conocieron en 1965 y casaron en el año 1967, hasta la prematura muerte de ésta por un maldito cáncer de mama, en el año 1980. Esta historia de amor (y no las posteriores y tóxicas de Eugenio con las distintas mujeres que vendrían después, tanto las oficiales como las oficiosas) es lo que interesa al menor de los Trueba, el cual rueda la cinta homenajeando (incluso a veces, blanqueando) sobretodo a la persona, y contando más bien poco del personaje (el cual se intuye más que se explica).

Esta historia de amor incondicional y cómo está contada en la película me gusta sobremanera por los siguientes motivos (a cual más noble):
- Por la mimética interpretación del casi desconocido David Verdaguer. El personaje que compone de Eugenio nos hace comprender perfectamente lo que debió sufrir este señor en la vida, antes de casarse (al principio, su estricto padre le decía que nunca llegaría a ser nada. Después se apuntó al carro del éxito), durante su matrimonio con Conchita (especialmente a partir de la enfermedad de ésta) y a después de la muerte de su primera esposa (aunque sólo se intuya levemente en el film a través de la primera y las últimas escenas).
- Por la impecable, tierna y magnética interpretación de la siempre excelente Carolina Yuste, como la esposa, descubridora y mánager de Eugenio, la cual compone un personaje con muchos matices y de una riqueza extraordinaria.
- Por las canciones interpretadas por Carolina Yuste. No pueden tener encaje y cabida más acertada en la cinta: La magnífica "De mica en mica" (De J.M.Serrat) acompañando el momento en que Eugenio deja a su prometida (interpretada por Candela Serrat, en un breve papel) y conoce a Conchita (Yuste), y la estremecedora "Amor particular" de Lluis Llach, cuando ya intuimos todos el desenlace del film. Probablemente con ello Trueba también quiera hacer su particular homenaje a los dos cantautores catalanes más importantes de la época, para situar el filme en un punto muy concreto de la historia de este país.
- Por los silencios. Los silencios de los dos protagonistas en la película son muy importantes. Es una película de silencios, por lo que cuenta y por cómo lo cuenta el director. Por ello, a algunos les podrá parecer un tanto lenta. Sin embargo, los silencios son muy importantes para acompañar el guión. Así, tenemos: El silencio de Eugeni (todavía sin "o") cuando deja a su prometida porque ha conocido el amor de su vida. El silencio de Eugenio cuando conoce la enfermedad de su mujer y no sabe cómo reaccionar, ni frente ella, ni frente a sus hijos. De ahí que se refugiase en el trabajo como vía escapatoria a su sufrimiento familiar. El silencio de Eugenio cuando no sabe cómo hacer frente a lo que le espera sin Conchita. El silencio de Eugenio para con sus hijos (según sus propias palabras, nunca fue un buen padre). El silencio de Conchita cuando descubre por primera vez que su marido es un artista y que puede llegar muy lejos contando chistes. El silencio de Conchita cuando admira a su marido en pleno espectáculo. El silencio de Conchita cuando Eugenio condiciona su actuación a la de ella. El silencio de Conchita cuando mira a su marido deambular, roto por dentro, en el jardín la casa que éste ha comprado para ella. Y finalmente, la que para mí es la escena más hermosa, triste y cruel de la película: el viaje en coche que emprende Eugenio hasta Alacant el día en que muere Conchita para cumplir con la actuación que tiene contratada, con ese inmenso Nino Bravo y la mítica "Un beso y una flor" de fondo, catarsis personal que demuestra el inmenso dolor que debió de sentir aquel hombre y cómo trató de escudarse en el trabajo para seguir viviendo, salir adelante y no morir de pena.

Su primogénito Gerard Jofre recuerda en una entrevista que tras el fallecimiento de su madre "a su padre se le rompió el mundo en su mejor momento profesional. Fue un antes y un después en su vida. Mi madre le hizo como hombre y como artista. Él nunca superó su muerte".

Y todo ello está rodado con el máximo respeto y admiración al artista barcelonés, silenciando su lado más oscuro (muchas noches no volvía a casa) y enalteciendo su sufrimiento..
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Francesc
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7
12 de abril de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobrio y pausado trabajo del siempre interesante realizador y actor (yo prefiero su faceta tras la cámara, como en "Argo") Ben Affleck, sustentado en el impagable trabajo de un maduro (y algo fondón) Matt Damon, en un papel muy alejado de su Jason Bourne, acompañado por unos secundarios de lujo (Jason Bateman con inusual pelo largo y, mención especial para Viola Davis) que rinde homenaje, a la vez que expone con bastante fidelidad, cómo Nike consiguió hacerse con el fichaje de un entonces joven y semi-desconocido Michael Jordan, elegido en la tercera posición del draft de la NBA de aquel año 1984 (por detrás del nigeriano Hakeem Olajuwon y Sam Bowie).

A pesar de lo que pueda parecer, la cinta no es un biopic sobre la carrera del seis veces campeón de la NBA, sino que narra un momento muy concreto de su vida, justo cuando se hace profesional, explicando con detalle cómo los ejecutivos de la marca deportiva, desde Rob Strasser, que quiso a Jordan desde el minuto 1 en Nike, pasando por Sonny Vaccaro, o el fundador Phil Knight, vieron en el entonces nuevo jugador de los Chicago Bulls a la futura gran estrella de la NBA, y la persona perfecta para patrocinar y cambiar para siempre el modelo de patrocinio deportivo.

La cinta tiene momentos destacables y entrañables, que a mí me gustaron mucho, como son los siguientes:

- Las constantes referencias musicales al año del fichaje (1984): La película introduce varias veces la banda sonora de "Superdetective en Hollywood" (film de 1984), o por ejemplo, cuando suena la canción de Bruce "Born in the USA" ( disco publicado también en 1984).

- Las imágenes y referencias de aquel año en la NBA (con jugadores como Magic, Bird, Stockton o Worthy).

- Me gusta especialmente la escena en que Sonny Vaccaro (Damon) buscando y rebuscando un futuro patrocinado, se fija en la jugada de Michael Jordan que le dio la victoria a su equipo de Carolina del Norte con el triple final en el campeonato nacional de 1982. Hay algo muy especial en ese jugador (cómo se mueve y lo tranquilo que parece al jugarse la bola de campeonato) y está dispuesto a lo que haga falta para traerle a Nike, incluso si ello le cuesta perder su propio trabajo.

- La interpretación de Viola Davis como Deloris Jordan, la madre de MJ. Para mí se merecería estar nominada al Óscar a la mejor actriz secundaria. Tiene todo el poderío que el personaje necesita, y nos ayuda a entender perfectamente cómo se fraguó el referido fichaje por parte de la marca de las zapatillas. Si nos damos cuenta, la película gira más en torno a ella (aunque no tenga excesivo metraje) que en torno a cualquier otro personaje. Además, según contó el director, el papel para Viola Davis fue recomendado expresamente por el propio Michael Jordan. ¡A esto se le llama presión y responsabilidad!

La película simboliza también, además del sueño americano, una nueva manera de hacer negocios (ya lo había apuntado previamente Lucas con las ventas de los productos de Star Wars): La oferta fue de 2,5 millones de dólares durante cinco años más el 5% de cada zapatilla que se vendiera con el nombre de 'Air Jordan'. A día de hoy, Michael Jordan tiene una fortuna estimada de más de 2.000 millones gracias a sus acuerdos comerciales y a sus inversiones, y suma todos los años a esa cifra más de 60 millones de dólares gracias a su contrato con Nike. Y todo esto, en parte, es gracias a su madre, que tenía muy claro que "las zapatillas no valen nada hasta que mi hijo se las pone". No se puede tener más confianza en un hijo.
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Francesc
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