Los espectadores no somos tontos ni ineptos. Creo que el cine no está hecho para las amebas, aunque pudiera ser que una ameba podría idear y hacer un largometraje de terror mucho más aceptable que lo que ha vomitado Bryan Bertino. Realmente lamentable todas las facetas por las que se sustenta esta película. Empezando por los tópicos, parece que últimamente las expresiones cine de terror y tópicos van cogidos de la mano. El chico no deja de realizar estúpidas acciones empeñándose en desproteger a su novia, y ésta, con las más que manidas búsquedas de estos maníacos, actuando de manera poco creíble ante situaciones de este estilo.

Otro asunto que es un inconveniente más, como otros muchos de esta obra, si se le puede llamar así, y es el poder sobrenatural que tiene Los Extraños, porque de pronto están ahí, y de pronto no. De pronto una mano toca el hombro a uno y de pronto no, desaparece, se esfuman en el aire como si fuera un pedo; curioso el nivel de teletransporte. Y otra cosa que realmente es para hacérselo mirar: una película muy previsible. Incluso antes de entrar en la sala del cine, ya sabes cómo va a acabar; solamente tenemos que echar un vistazo al cartel de la película y ya sabemos cómo se va a desarrollar los acontecimientos en la misma. Pero tranquilo chicos, que si no habéis visto la película, la misma narración inicial se encarga de informar del asunto y vislumbrarlo todo, absolutamente todo. Lamentable es quedarse corto.

Una película mala, en el sentido estricto de la palabra, con un guión de risa, un trasfondo argumentativo que brilla por su ausencia, unas situaciones previsibles, los tópicos por doquier, la actuación tampoco es para echar cohetes y una sensación de que quieren seguir con otra entrega más, que lo único que te entran ganas es de pedir el dinero de la entrada.

Aceptable, poco más. Alexandre Aja trata de imponer un efecto psicológico a los espectadores sobre el miedo que nos puede dar el reflejo de un espejo, esa imágen distorsionada a veces que podemos tener de la realidad, y en esta ocasión falla por completo, pues lo convierte en una situación ridícula y poco creíble. Da más repulsa ver cómo mueren los personajes antes que crear ese ambiente pre-acción tan idóneo para este tipo de largometrajes de terror y donde el espejo parece ser el continente antes que el contenido y el pilar principal por el que se sustente el miedo. Se basa más en la "visceralidad" que en la ambientación. No denota ningún tipo de maestría a la hora de dirigir las escenas, aunque se agradece mucho que en los planos gores, no haya movimientos bruscos de cámaras para indicar esos instantes tan vibrantes.

Sigue moviéndose por algunos tópicos como el del personaje protagonista que tiene que demostrar algunas cosas a los suyos y demás. Los cambios de guión-que por cierto los hay- no causan ese efecto por los cuales están implantados, y parece que están ideados para que pensemos que algo tenía que ocurrir forzosamente.

Pero no todo va a ser contras, por eso determino que es decente la película y es en la actuación de Kiefer Sutherland, más que correcta, aunque sin alardes ni exageraciones. De todas maneras, es un visionado entretenido, que te mantiene con ganas de ver más detalles y cositas. De todos modos, esto de los espejos es un elemento cinematográfico realmente absorbente y encuadrado en unos elementos narrativos que hemos visto en infinidad de proyectos y películas, no todos de terror, por supuesto. En este caso desaprovechado al máximo por no rodear de un hilo de incertidumbre y terror ese elemento de los espejos y reflejos.