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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3 333
Críticas ordenadas por utilidad
9
29 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No siempre uno está donde decide estar. A veces, el Fatum (Hado), hace que estemos donde tenemos que estar, porque allí se nos necesita para poder avanzar en nuestro proceso. Zack, es un DJ con la mente apretujada, y no quiere hacer nada por su propia vida. Jack, es un chulo de bajo perfil que todavía sigue buscando oportunidades de aprovecharse de las chicas. Ambos necesitan, pues, una removida… y, en su momento, cada uno caerá en sendas trampas que les tienden sus amigotes.

Seguidamente, ambos entrarán de patitas en la Orleans Parish Prison (Prisión Parroquial de Órleans), una cárcel de Louisiana que, para 2016, 1.300 de los 1.500 reclusos que albergaba, todavía seguían en espera de juicio. A su celda, llegará luego el turista italiano, Roberto (quien, por devolver una bola de billar que le lanzaron, mató al hombre que se la tiró)… y la frialdad de los primeros días, se transformará gradualmente en una gran camaradería que les hará la vida bastante llevadera.

En adelante, cual si fuera el enviado del Fatum, Bob (como sus amigos le llaman), se convertirá en una suerte de Ángel de la Guarda… y entonces presenciaremos una serie de hechos encantadores que dan cuenta de la bondad de la vida.

Con, <<BAJO EL PESO DE LA LEY>>, el director, Jim Jarmusch, tiene uno de los mayores aciertos de su carrera, logrando una historia -escrita por él mismo- pletórica de calidez y de tolerancia con los yerros humanos. Rodada en un exquisito blanco y negro, como si en ella hubiese mucho de remembranza, la película goza de una magnífica fotografía en los paisajes de Louisiana, realizada por Robby Müller, célebre por sus trabajos en recordados filmes de, Hans W. Geissendörfer y Wim Wenders.

Como protagonistas, Jarmusch, se inclinó por el cantante y compositor, Tom Waits (Zack), actor que venía de aparecer en tres películas junto a, Francis Ford Coppola (“The Outsiders”, “Rumble Fish” y “The Cotton Club”), aunque también tuvo una breve aparición no acreditada en, “One from the Heart”. Junto a él, el también compositor y pintor, John Lurie, quien ya había actuado para, Jarmusch, en otro valioso título, “Stranger than Paradise” y, Roberto Benigni, en su primera película americana, con un rol imposible de olvidar. A ellos los acompaña, Ellen Barkin, Timothea, y Nicoletta Braschi, esa dulzura de mujer a la que, Benigni, ya había dirigido en, “Tu mi Turbi” (1983) y con la que se casaría en diciembre de 1991, siendo todavía un estable matrimonio.

<<BAJO EL PESO DE LA LEY>>, es un filme que vuelve a dar prueba de que no estamos solos; es un bello canto a la solidaridad y la esperanza; y funciona como una regocijante comedia en la que, Roberto Benigni, demuestra que ya estaba hecho para hacer historia… ¡y qué bella historia la que ha hecho!
Luis Guillermo Cardona
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En nombre de Dios
Documental
Chile1987
--
Documental
10
29 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Patricio Guzmán, es para Chile lo que, Fernando E. Solanas, fue para Argentina: Un hombre que, por amor a su país, se ha comprometido hasta la médula y a riesgo de su vida. También a Guzmán le duele el alma al ver el saqueo y el abuso, la intolerancia y la tiranía de sus gobernantes; también a Guzmán le remueven las fibras más íntimas las terribles amarguras, las vejaciones y las muchas carencias que padece su pueblo… y por eso, está dispuesto a denunciar, una… y otra… y otra vez… y desde su propia tierra o desde el destierro -como también lo hiciera Solanas- sigue alzando su voz con imágenes que impactan, trascienden las fronteras, y adquieren el sello de la perennidad; y con ellas y con su palabra, lucha por las urgentes reivindicaciones sociales de Chile y de los pueblos latinoamericanos.

<<EN NOMBRE DE DIOS>>, es un documental muy especial porque muestra –caso insólito y quizás único en la historia de Latinoamérica- a una iglesia católica unida en torno a la defensa de los perseguidos por el régimen del dictador Augusto Pinochet. Para ello, han creado la llamada, Vicaría de la Solidaridad, donde, con médico, abogado y otros profesionales a su servicio, llevan archivos de las personas desaparecidas, atienden a los heridos en las movilizaciones, asesoran a las familias… e intervienen con querellas ante el Estado para ayudar a las víctimas de la represión. Su labor es tan compleja como cualquiera otra que pretenda oponerse a las arbitrariedades de las fuerzas policiales y militares, y sus miembros son detenidos, amedrentados u obligados al exilio, y hasta la misma iglesia ha entrado en un franco y abierto distanciamiento con el Estado prepotente.

Con imágenes de gran significado que sirven como documento histórico de incuestionable autenticidad para definir ese oscuro y largo período de la historia chilena, Guzmán se proyecta en su valiosísimo documental, logrando que altos jerarcas de la iglesia se pronuncien abiertamente contra las improcedencias de la dictadura que para este momento ya llevaba ¡13 terribles años en el poder!

Filmado para la televisión española, este documental impactará a todos aquellos que se han hecho a la idea de que la iglesia tiene que ser apolítica cuando en realidad nunca se lo ha propuesto y, penosamente, casi siempre ha sido complaciente y aliada de los regímenes que no obstaculizan sus intere$e$. Aquí se nos hablará de que la liturgia no puede ser ajena al pueblo, y como lo hiciera Jesús, tiene que abrirse para estar del lado de los oprimidos. Es un gusto escuchar a miembros de la iglesia como los sacerdotes Ronaldo Muñoz y Mariano Puga, o los obispos, Tomás González y Jorge Hourton, entre otros, cuya elocuencia y sensibilidad debería ser un alto ejemplo para la falaz iglesia católica y cristiana, que vergüenza debería darles al permanecer en silencio ante los gravísimos atropellos que padecen hoy día numerosos pueblos de Latinoamérica.

Hay que ver a los prelados respondiendo a la pregunta de Patricio Guzmán: “¿Son católicos y cristianos los gobernantes?” Hay que entender cómo ha sido la relación de la iglesia con Allende y luego con Pinochet… y hay que oír a Luisa Toledo, la humilde madre de dos hijos asesinados por el régimen, para tener otra visión antes de juzgar.

Por estas y otras razones, <<EN NOMBRE DE DIOS>>, es un documental imprescindible
Luis Guillermo Cardona
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9
17 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Publicada en dos volúmenes (1963-1964), “Le Journal d’une Femme en Blanc”, fue una de las más importantes obras que publicara el médico y escritor, André Soubiran, como una forma de alentar la discusión que, sobre el aborto, ya venía dándose en el mundo. Por otro lado, la trama pone a la mujer en la disyuntiva entre el hogar y la profesión, entre la “comodidad” y la lucha constante, entre tener hijos o dedicarse a salvar vidas… cuando se pueda.

Adaptada por, Jean Aurenche y René Wheeler, la historia nos habla de una estudiante de medicina que está haciendo su práctica en un hospital de París en el área de ginecología. Cuando al hacer ella misma una consulta y enterarse de que se encuentra embarazada, Claude Sauvage, echa una ojeada a su diario… y entonces, rememorará la significativa experiencia que tuvo algunos meses atrás, la cual seguramente le servirá para definir su propio camino.

Es una época en que mueren más mujeres a causa de abortos ilegales que por accidentes de tráfico; es un tiempo en el que la mujer apenas toma decisiones, pues, el hombre sigue mandando y sintiéndose superior; y es un período en el que la mayoría de las hembras son reducidas a parir y a cuidar un hogar, mientras que, el estudio y las profesiones más significativas son para aquellos a quienes, sin demasiados merecimientos se ha llamado, “homo sapiens”.

El 15 de octubre de 1951, Luis Ernesto Miramontes y George Rosenkratz (utilizando una planta endémica llamada Barbasco, extrajeron de ella un compuesto que sintetizado ponía freno a la ovulación y en consecuencia al embarazo, y aunque algunos otros países también hacían investigaciones en este sentido, México -que pasaba por su época dorada en el área de química-, se llevó las palmas encontrando la píldora anticonceptiva que, luego, otros científicos llamados John Rock y Gregory Pincus, patentarían en 1955, en los Estados Unidos.

Con este feliz descubrimiento, aumentó significativamente la capacidad decisoria de la mujer, se incrementó su derecho al placer sexual sin riesgos indeseados y, por supuesto, se evitó un sinnúmero de embarazos y de abortos que se derivarían de ellos… pero, para el momento en que transcurre la historia de, <<DIARIO DE UNA MUJER DE BLANCO>>, apenas la iglesia católica está dando los primeros pasos en plan de aprobar el uso de la píldora sin que constituya “pecado”. Según cifras de la Universidad de Harvard, en la actualidad más de 100 millones de mujeres usan la píldora en todo el mundo.

El director francés, Claude Autant-Lara, logra una conmovedora rememoración de los padecimientos femeninos en los días previos al uso legal de la píldora, y con una doctora de muy claros propósitos, ligada a una paciente de 18 años que sabrá tocarnos fibras muy hondas, consigue una muy bella película que exalta a esa suerte de mujer que, con denuedo, ha ido forjando los cambios que la evolución exige y la sociedad más avanzada reclama día a día. El reparto lo encabezan, Marie-José Nat, quien nos brinda una precisa y muy sensible actuación; Paloma Matta, la linda y muy dulce Mariette; Jean Valmont (Pascal), el médico convencional, pero realmente comprometido; y Claude Gensac, como el Dr. Virolleau, cuyo amor por la Dra. Sauvage no parece tener eco alguno.

<<DIARIO DE UNA MUJER DE BLANCO>>, es la clase de película que deberían ver las estudiantes universitarias, en especial las que cursan medicina, pues, es ésta una de las profesiones que más reclama un alto grado de conciencia.
Luis Guillermo Cardona
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9
1 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la vida de un hombre tiene que llegar ese momento en que por fin despierte y decida enderezar el camino. Triste es la vida de aquellos que se empecinan en sus improcedencias, y sin rendirse jamás, siguen por el camino que, un día desafortunado, decidieron emprender. Obtienen ocasionales beneficios, pero, si hacen bien las cuentas, es más la amargura que lo obtenido les proporciona, que las alegrías que les producen. Se sienten perseguidos; saben que sus enemigos solo esperan un segundo de descuido para darles en la cabeza; y cada día algo surge en el camino para atormentarlos y enrostrarles sus actos criminales. ¿Es esto vida?

Jake Wade, fue un bandido; durante la Guerra Civil hizo parte de una pandilla (posiblemente la de Willliam Quantrill), con la cual asaltaba pueblos, mataban gente e incendiaban viviendas sin ninguna conmiseración… pero, cuando terminó la guerra, ya Wade no quiso seguir siendo el mismo. Con firmeza, decidió redimirse pasándose al bando de los que hacen justicia, y ahora es el alguacil de un pueblo cercano a las imponentes Montañas Rocosas, llamado Morganville, donde se le quiere y se le respeta. Pero, cuando ya ha pensado en casarse con una guapa chica llamada Peggy, los viejos compañeros de “aventuras” en el ejército confederado se aparecen ante él, y el que hace ahora de cabecilla, Clint Hollister, le reclama un dinero que, Wade, nunca compartió tras un asalto.

En adelante, estaremos ante otro western, estilo road movie, en el que se dará un interesante choque de caracteres mientras el grupo -incluida, Peggy- se encamina hacia el lugar donde, Jake Wade, ha enterrado el preciado botín. Los personajes están muy bien definidos y la historia nos dará suficientes elementos como para que, a los protagonistas, podamos comprenderlos.

Partiendo de la novela, “The Law and Jake Wade”, que, Marvin H. Albert, publicara en 1956, y con guion del acreditado, William Bowers (“The Gunfighter”, “The Sheepman”…), el director John Sturges, vuelve a demostrar que lo logrado con, “Gunfight at the O.K. Corral” (1957), no fue por casualidad y que su talento seguía a punto para aportar al cine más películas inolvidables.

La ambientación en los paisajes de las, Rock Mountains, es majestuosa, y en cierta forma se acompasa con esos hombres de roca que ahora se pasean por su valle. Sturges, logra que la dinámica de la historia se mantenga siempre en alto, y con ese gran grupo de actores en el que sobresalen, Richard Widmark, como el astuto, Hollister, que sueña con el tesoro; y Henry Silva, el sin entrañas, Rennie, marcado por un duro pasado, el filme fluye como una cascada de emociones que te atrapa sin remedio. Hasta, Robert Taylor, encaja muy bien como el antiguo confederado que, ahora, ansía redimirse.

En fin que, aunque la historia suene un tanto a deja vú, <<DESAFÍO EN LA CIUDAD MUERTA>>, es de esa suerte de westerns que se ve con gusto, y al final se sale con la complacencia de haber estado ante un filme con muy claros y logrados propósitos de ser arte.

Título para Latinoamérica: EL TESORO DEL AHORCADO
Luis Guillermo Cardona
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7
30 de octubre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se comete un crimen en el que la víctima resulta ser una persona relacionada con las instituciones del Estado, siempre -claro-, hay alguien que tuvo un motivo muy especial para cometerlo. Después -es bien seguro-, habrá alguien cuyo interés en atrapar al asesino está animado tan solo por el beneficio que puede traerle. Enseguida, habrá alguna persona, relacionada también con el gobierno -no suele faltar-, que resultará involucrada en el caso porque, a cierto político, le interesa que él sea el culpable, aunque no lo sea… y así, se va tejiendo una red de intereses particulares y mezquinos, donde interesan muchas cosas, y lo de menos es la Verdad y la Justicia.

En este sentido, los libros y los filmes sobre casos judiciales son bastante aleccionadores, porque los abogados que suelen contar estas historias conocen bien a fondo los estrados y sus tejemanejes, y casi siempre ponen sobre el tapete algunas de las retorcidas maquinaciones que suelen darse tras bambalinas, y así, nos vamos dando cuenta de que, la suciedad está tan adentro como afuera, y que todavía estamos a años luz de poder tener la certeza de que gozamos de una justicia humana recta y comprometida.

“Presumed Innocent” (Presunto Inocente, 1987), fue el primer libro que publicara el abogado estadounidense, Scott Turow, con tanta suerte que, antes de que estuviera en las librerías, ya el productor y director, Sydney Pollack, le había comprado los derechos por un millón de dólares. Éste, lo puso luego en manos de Frank Pierson (“Cool hand Luke”, “Dog Day Afternoon”…) para que lo adaptara al cine, y Alan J. Pakula, quien ya había mostrado su eficacia para el thriller (“Klute”, “All the President’s Men”…), sería el encargado de conducir a buen puerto ésta sorprendente trama que, en lo personal, nos deja bastante satisfechos.

Todo comienza cuando en un bufete de abogados para el cual trabaja, Rusty Sabich (Harrison Ford), como ayudante en jefe de Raymond Horgan (Brian Dennehy), éstos se enteran de que, la también abogada, Carolyn Polhemus (Greta Scacchi), acaba de ser encontrada muerta en su apartamento, violada y víctima de un brutal ataque. De inmediato, Horgan encarga del caso a su asistente Sabich… pero, pronto sabremos que, el principal sospechoso, tuvo con ella una fogosa aventura… y cuando ella quiso acabar con el asunto, la asedió hasta el presente, así que bien que tuvo un buen motivo para matarla.

Más que un caso de presunto inocente, éste se asemeja a un caso de “seguro culpable”, que nos ofrecerá más de una sorpresa a lo largo de su interesante trama, y de nuevo, veremos exhibirse los intereses muy particulares de ciertos abogados a quienes nos les anima nada distinto al egocentrismo, ¡y para eso estudiaron!

Muy bien fotografiado por el siempre eficaz Gordon Willis; con una sutil banda sonora de John Williams que subraya sin imponerse; y con una edición muy precisa -en la que es seguro que intervino el director- que parece haber medido meticulosamente las diferentes variables que se deben tomar en cuenta en cada plano, la película se desenvuelve de manera bastante correcta y de no ser porque, al guion de Pierson-Pakula, le faltaron más y mejores elementos de thriller -ya que, por ejemplo, se desaprovechó el acercamiento a Leon; y lo relevante que cuenta, Barbara (Bonnie Bedelia), sentí que debió ponerse en imágenes con su voz en off-, quizás habríamos estado ante otro título realmente memorable.

Con todo, creo que, <<PRESUNTO INOCENTE>>, puede sumarse a los buenos aciertos que tuvo el apreciado director, Alan J. Pakula.

Título para Latinoamérica: SE PRESUME INOCENTE
Luis Guillermo Cardona
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