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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3 333
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de octubre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo dos grandes momentos en la vida de Ingrid Bergman que la convertirían en una estrella internacional y en una de las más valoradas actrices de la historia. El primero, cuando el calificado director, Gustaf Molander, se interesó en ella siendo todavía una incipiente actriz con apenas dos créditos en su haber: “Munkbrogreven” (E. Adolphson & Sigurd Wallen,1934) y “Bränningar” (Ivar Johansson, 1935). Advirtiendo su enorme carisma y tras comprobar su capacidad de instruirla para lograr los efectos deseados, Molander la puso a protagonizar, “Swedenhielms” (1935), en la que interpreta a una chica de clase alta que se enamora de un científico con dificultades económicas que llegará a merecer el Premio Nobel. La película fue muy bien acogida y el nombre de Ingrid Bergman comenzó a ser reconocido internacionalmente. Al año siguiente, el dúo Molander-Bergman se reuniría de nuevo para hacer, “Pa Solsidan”, y ahora Ingrid es una muchacha huérfana que labora en un banco… y aunque la atrae un joven escritor, termina casada con un rico hacendado.

La gran belleza y la magia de Ingrid Bergman está haciendo soñar a los aficionados al cine, y el director sueco (nacido en Finlandia), la ha asumido ya como su musa. Así surge entonces, <<INTERMEZZO”, y como ya hiciera en “Swedenhielms”, Molander vuelve a reunirla con Gösta Ekman, por entonces el actor más renombrado de Suecia.

La historia, escrita por Gösta Stevens y el propio Molander, convierte ésta vez a, Ingrid Bergman, en una sobresaliente estudiante de piano, quien terminará deslumbrando al célebre violinista, Holger Brandt, luego de convertirse en la instructora de su pequeña hija, Ann-Marie. Al paso, surgirá entonces un romance “prohibido”… y quedará por ver si será un intermezzo en sus vidas o durará para siempre.

Con una eficiente fotografía y una significativa composición de imágenes, la trama está envuelta en un clima marcadamente romántico, donde los sentimientos y las conciencias entrarán en un lógico conflicto, pues, se trata de seres sensibles capaces de reflexionar muy seriamente sobre sus actuaciones.

La presencia de Ingrid es envolvente, y nos pone a pensar que, en una situación tal, quizás también nosotros hubiésemos caído en la tentación. Pero el segundo en caer fue el productor americano, David O. Selznick, y de aquí surgiría el segundo gran momento en la carrera de la Bergman. Enterado por su representante, Kay Brown, de la guapísima y talentosa actriz que acababa de ver en, <<INTERMEZZO>> (cuando se estrenó en New York), el productor corrió a verla… y de inmediato se contactó con la actriz sueca, motivándola para que, con un equipo 100% hollywoodense, hicieran una versión en inglés. Tocó ponerse a estudiar la lengua de los anglosajones… el director sería, Gregory Ratoff, y su co-estrella, Leslie Howard… pero, entre tanto, la actriz seguiría fiel a su mentor Molander, y antes de partir al estrellato internacional, harían juntos tres películas más que continúan haciendo historia.
Luis Guillermo Cardona
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8
23 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el farmacéutico, Charles Rubin y Frances Smith -ambos judíos de ascendencia rusa-, tuvieron a su primer hijo… como consecuencia vino el divorcio. Entonces, la madre decidió bautizar a su primogénito como Francis Kane, pero, al fallecer ella, el niño terminó en un orfanato de donde el padre lo rescató, años después, para criarlo junto a su segunda esposa, Blanche, con quien tendría tres nuevos hijos. Francis, pasó entonces a llamarse, Harold Rubin. Después de terminar la escuela, demostró que era muy hábil para los negocios, y a los 20 años, ya había ganado una gran suma de dinero vendiendo azúcar para una empresa multinacional.

Llegado el año 1940, y tras haber malogrado su fortuna, Rubin decidió irse a Hollywood donde consiguió un contrato con la productora Universal Pictures… y allí estuvo, hasta 1957, haciendo las veces de empleado, y más tarde, ejecutivo. Durante este tiempo, y tras ver muchas películas, surgió en él el impulso de escribir y, basándose en sus propias experiencias en el orfanato y en los bajos fondos de New York, logró sacar avante su primera novela, la cual publicó con el título: “Never Love a Stranger” (1948), y desde entonces, firmó como, Harold Robbins. La novela fue muy polémica debido a su “explícita sexualidad”; la prohibieron en Philadelphia acusándola de indecencia (decisión que se revocó al año siguiente), pero, el escándalo que se armó en los medios incrementó las ventas… y pronto la obra fue un sorpresivo bestseller.

Un poco en el estilo narrativo de su posterior gran éxito, “The Carpetbaggers” (1961), la historia trata del joven, Francis (Frankie) Kane, luchando por abrirse paso en la vida; tratando de quitarse el estigma de judío; y cómo, en este proceso termina convertido en un gánster de las apuestas, empeñado en volverse un “todopoderoso” sin importarle que terminará en el lado opuesto de su gran amigo, Marty Cabell, quien, tras graduarse de abogado, se convertirá en el asistente del fiscal, encargado de acabar con las apuestas ilegales.

La novela fue adaptada al cine por el propio, Harold Robbins, con la colaboración de, Richard Day -con quien también asumiría la producción-; la dirección se puso a cargo de, Robert Stevens, un hombre proveniente de la televisión que sólo había hecho la película, “The Big Caper” (1957); y se escogió un reparto incluyendo nombres de bajo perfil: John Drew Barrymore, Lita Milan, Robert Bray y Steve McQueen (quien tenía aquí su primer rol importante). Sin embargo, el resultado es bastante positivo, logrando una emotiva historia acerca de las ambiciones desmesuradas y sus inevitables consecuencias. En el camino, hay apuntes muy interesantes sobre el antisemitismo; el rol que juegan los curas es muy llamativo; la evidente apatía del Estado y su rol casi limitado a lo represivo es muy diciente… y queda decir que los chicos nos ofrecen muy buenas interpretaciones.

En lo personal, quedé atrapado con la sensualidad y la fascinante mirada de, Lita Milan, una joven que, quizás, hubiese podido llegar muy lejos en el medio cinematográfico. Estuvo en títulos importantes como, “The Violent Men” (Rudolph Maté,1955) y “The Left Handed Gun” (Arthur Penn, 1958), al que puede sumarse, <<NUNCA AMES A UN EXTRAÑO>>, donde impactó con su provocativa presencia, pero, cometió el error (así lo admitió ella) de casarse con Ramfis Trujillo, quien, por herencia dictatorial, luego sería (como su padre) un deplorable presidente de República Dominicana, que, como era de esperarse, la alejó del cine teniendo que dedicarse a la crianza de sus hijos. Viuda y con 90 años de edad, Lita al parecer vive retirada en Madrid… y puede estar segura de que, en
el cine, ha dejado huella.
Luis Guillermo Cardona
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6
22 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de amor en 2 actos, “Middle of the Night”, es una obra escrita por, Paddy Chayefsky, que primero se llevó a la televisión (en 1954) como un episodio de, The Philco-Goodyear Television Playhouse, dirigido por Delbert Mann, y con, E.G. Marshall y Eva Marie Saint, en los roles protagónicos. Luego, bajo la dirección de Joshua Logan, se estrenó en las tablas, en el ANTA Playhouse de New York, el 8 de febrero de 1956 y estuvo en cartelera hasta el 25 de mayo de 1957. La interpretaron, Edward G. Robinson y Gena Rowlands, y fueron muy bien acogidos por la chispa que pusieron en sus personajes.

Como era de esperarse -¡todo lo que tiene éxito huele muy bien!- no tardó el cine en interesarse por la adaptación de la obra… y el notable director, Delbert Mann, fue nuevamente el encargado de dirigirla, al tiempo que se eligió a dos estrellas de renombre: Fredric March y Kim Novak.

La historia que se nos cuenta, tiene como protagonista a, Betty Preisser (adorable, Kim Novak), la digna recepcionista de una fábrica de confecciones quien, recién separada, al sentirse mal un día, opta por irse para su casa y se lleva un trabajo para terminarlo allí. Cuando el jefe, Jerry Kingsley (Fredric March), un hombre de 56 años, viudo y bastante recto, pasa a recoger el material, al ver la crisis emocional por la que pasa la chica, se dispone a escucharla… y la adorable figura… la manera de hablar y de moverse… y la indefensión de la joven, lo deja atrapado… y desde entonces, hará la forma de verla dentro o fuera de la empresa.

Comienza, así, una historia de amor que, de entrada, podría alentar el prejuicio de la chica pobre en busca del dinero del hombre rico, pero, la honestidad de la joven quizás desvanezca esta suposición, y lo que surja sea una atracción que bien puede darse no obstante las diferencias de edad, pues, el hombre mayor sigue anhelando los grandes e inolvidables amores de su juventud; y la mujer joven puede sentirse atraída por la madurez, el respeto y la seguridad que le brinda un hombre con canas.

Pero, aunque el amor no sabe de edades, la razón sí… y es claro que, por lo general, sobre el hombre mayor pesa la falta de energía para el sexo y el poco entusiasmo para la aventura; la vida laboral de alto compromiso le deja poco tiempo; y será inevitable la comparación que hará con sus anteriores relaciones. En cuanto a la mujer, anhelará sin duda a un hombre fogoso y apasionado con la vida. Un hombre lleno de energía dispuesto a las aventuras, las fiestas y los trasnochos; y será inevitable que se sienta atraída por hombres más jóvenes que no faltarán en su camino. Es entonces, cuando el hombre, si es celoso, querrá tenerla en una jaula o siempre bajo control… y así comenzarán los disgustos, las amarguras, el desencanto… y talvez hasta la desgracia.

(Aquí citaré situaciones claves) El afán de libertad que, en numerosas ocasiones expone la honesta Betty, es una clarísima alarma de que, en la relación con Kingsley, le será muy difícil ser feliz. Lo que ocurre, la única vez en que ve de nuevo a su exmarido, ¡es contundente!, y pasarlo de largo será un fatal error. En este sentido, justificar un final feliz es una pobre esperanza, y por más que entendamos que, para el amor no hay edades, las condiciones de esta pareja –a la que se suma una rotunda oposición familiar de lado y lado- no permite augurar felicidad alguna.

Por otro lado -quizás por problemas de censura- el trato que se dan en el filme, Jerry y Betty, luce como el de nieta y abuelo, e imposible es creer que sea el de una pareja que se alma al punto de enfrentarse contra todos los prejuicios.

Ahora entiendo por qué, Joshua Logan, quedó tan desencantado al ver la película. La obra de teatro tenía una buena dosis de humor y no se tomaba demasiado en serio.

Título para Latinoamérica: MEDIANOCHE PASIONAL
Luis Guillermo Cardona
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9
8 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno escucha la primera frase de la película, puesta en boca de Manuel Iglesias: “¡Maldito, algún día regresaré para partirte en dos!” ¿En qué puede pensar?... Así que, buena parte de la película me la pasé tratando de advertir quién era ese gran enemigo que tenía el nuevo Jefe de Cuadrillas de la División Sur que adelanta el riel (ferrocarril) en medio del desierto.

Iglesias tiene como principal enemigo a él mismo, pues, juega a ser duro e intolerante… para luego tener que hacer acto de contrición ante sus infortunadas decisiones. También ha asumido como rival a su esposa, quien abundaba en desprecio, reprensión y subestimación para con él. En su hijo, Jorge, también imaginamos a un posible enemigo, pues, los refuerzos de su madre han hecho que su padre lo crea un blandengue… y hasta, ‘Pequeño’ (el obrero fortachón) pareciera decidido a ser su acérrimo rival.

Así las cosas, <<VIENTO NEGRO>>, funciona como una trama psicológica dispuesta a demostrar que, en muchos casos, imaginamos a nuestros enemigos, pues, con demasiada frecuencia éstos se crean en nuestro interior mediante especulaciones mentales, sentimientos descontrolados, y dando cuerda a nuestros pensamientos negativos.

El viento negro de que nos habla el título, es una física y oscura nube de arena que, de tanto en tanto, se forma en el desierto y avanza imponente hasta cubrirlo todo a su paso… pero podría ser también, una metáfora indicadora de que los días negros pasan si sabemos enfrentarlos con entereza y recursividad.

Escrita por, Rafael García Travesí y Servando González, partiendo de la novela homónima de Mario Martini, la película tiene suficiente fuelle como para ser ampliamente apreciada, pues, resaltan en ella grandes valores como la perseverancia, la amistad, la empatía, el trabajo en equipo… y, muy especialmente, ese espíritu de sacrificio de la clase obrera, ejecutora final de todas las grandes obras que hoy sirven a la humanidad. Cada riel y cada trozo de madera puesto en una carrilera es labor de un humilde trabajador. Cada ladrillo que forma las paredes de un edificio fue tarea de un albañil… y cada objeto que usamos en nuestra vida cotidiana contiene un trozo del alma y de las manos laboriosas de un obrero o artesano.

La sensibilidad del director, Servando González, reluce en cada escena, y cada personaje es matizado para reafirmar nuestras propias contradicciones, al tiempo que nos revela lo arriesgado que resulta condenar antes de conocer hondamente las raíces de ciertos comportamientos.

El reparto, lo encabezan connotados actores mexicanos: David Reynoso (Manuel), José Elías Moreno (Lorenzo), Rodolfo Landa (Ingeniero Fernández), Fernando Luján (Ing. Julio), Eleazar García "Chelelo" (Picuy)… y cómo no mencionar al niño, Guillermo Sánchez, conmovedor en su rol de Juanjo.

En la línea de, “Iron Horse” (John Ford, 1924), “Union Pacific” (Cecil B. DeMille, 1939) y otras, <<VIENTO NEGRO>>, también entra en esa especial lista del cine hecho para trascender.
Luis Guillermo Cardona
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7
7 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué un personaje como Antígona, surgido en el siglo V a. de C., continúa teniendo tanta vigencia aún en el presente?

Lo primero que se me ocurre para responder esta pregunta, es que para casi nadie queda ya duda alguna de que la obra, “Antígona”, como su antecesora, “Edipo Rey” -de la que aquella se desprende-, son las dos obras maestras que nos legara el dramaturgo trágico Sófocles (Σοφοκλῆς). La vitalidad de estas historias, la fuerza y profundidad de su lenguaje, y la especial personalidad de sus protagonistas, nos envuelve por completo hasta dejar una huella imborrable en el alma.

También creo, y quizás ésto sea igual de importante, que Antígona surge como uno de los más antiguos ejemplos de mujer combativa, dispuesta a defender y luchar por sus principios aunque el mundo entero se le venga encima. Lo que ella cree y siente que es justo -marcado por una profunda espiritualidad y aún en contra de las leyes humanas- lo asume de manera incontenible, y a ello apunta todos sus esfuerzos porque, los impulsos de su alma sólo la muerte puede contenerlos. En este sentido, Antígona es un magnífico ejemplar femenino que, a muchas generaciones de mujeres ha tocado y servido de ejemplo libertario.

La primera y muy calificada adaptación cinematográfica de esta inmortal obra, la hizo el griego Giorgos Tzavellas, en 1961, y luego fue la controvertida directora italiana, Liliana Cavani, quien se inspiró en el personaje de Sófocles para hacer su singular película, <<LOS CANÍBALES>>.

En versión muy libre, el guion, escrito por la propia Cavani, en compañía de Italo Moscati, apunta a recrear a Milán como una ciudad distópica, donde los rebeldes están siendo ajusticiados y las calles y parques lucen atestados de cadáveres que nadie se atreve a recoger, pues, el gobierno por medio de carteles ha anunciado: “Muerte a quien toque los cuerpos de los rebeldes”.

Son ya ¡tantos los muertos!, que la gente pasa por su lado indiferente a su presencia, como si ya se hubiese acostumbrado (impecable alusión a lo que aún ocurre en ciertas partes del mundo) y nadie parece dispuesto a confrontar al Estado por semejante barbarie… pero, las transformaciones sociales empiezan con Uno… y hay una chica a la que le siguen doliendo los muertos. Su hermana, Ismene, le reprocha que se ponga en peligro cuando intenta arroparlos y dejarlos en condiciones más dignas, pero, Antígona, no obedece a las imposiciones del gobierno sino a su propio corazón… y éste le dice que los muertos deben ser tratados con respeto y enterrados como Dios manda. Por ésto, cuando encuentra el cadáver de su propio hermano, le importará muy poco si viola el decreto del gobernante, porque ella seguirá sus impulsos bien segura de que hace lo que tiene qué hacer.

Las andanzas de esta aguerrida muchacha, en compañía de otro raro hombre que habla con extraños monosílabos y que, como ella, cree en dignificar a los muertos, será lo que veremos en esta curiosa trama muy a la Cavani, donde de nuevo se lanza contra una sociedad que poco reacciona ante las atrocidades que pasan en el mundo.

La música de, Ennio Morricone, jugará un papel bastante protagónico, pues, será una eficaz manera de llenar los largos silencios a que obliga el desarrollo de semejante tragedia; y los protagonistas elegidos fueron: Britt Ekland (Antígona), Pierre Clementi (Tiresías), Tomas Milian (Emone) y Delia Boccardo (Ismene).
Luis Guillermo Cardona
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