Visualmente demoledor y musicalmente espectacular.

Poco más se puede decir de un documental que probablemente sabes que te va a gustar de antemano. Cuando una banda tiene dos discos que están entre lo mejor que se ha editado en lo que llevamos de siglo XXI es muy difícil no hacer 75 minutos gloriosos en los que el protagonismo es, obviamente, para los temas que componen el 2º de ellos, Neon Bible.

De manera original y muy curiosa se va desgranando cada canción, y entre el público, ascensores, hoteles, conciertos, y estudios de grabación, vamos viendo la infinita energía que los 7 componentes de Arcade Fire ponen en cada cosa que hacen, en el amor que le tienen a la música y en la calidad que poseen todos como músicos, tocando cada uno de ellos varios instrumentos, cantando, saltando y subiéndose por las estructuras de sus escenarios (atención a Will Butler...).

Obviamente, notables referencias a algunos de los temas de su anterior álbum, Funeral, disco que está en el olimpo de la música por méritos propios y que es casi una referencia obligada para cualquiera. Atención especial a la ya mítica "fundición" entre el 3er capítulo de los Neighborhood, Power Out, y Rebellión (Lies), que pone los pelos como escarpias y en el que se hace un homenaje al infatigable público que les ha elevado a la categoría de leyendas (vivas y muy vivas) de la música en los últimos (y para los próximos) años.

Quizá el haber terminado de leer el libro ayer haya influido en que piense que esta es de las peores adaptaciones -quizá la peor- que he visto nunca.

Es cierto que el libro no sigue una trama definida, y que narra la extravagante vida de este psicópata depravado que es Bateman, sin seguir un hilo ni una continuidad demasiado clara, lo que dificulta una adaptación. Pero lo que hizo Mary Harron y el otro guionista fue directamente elegir 15 o 20 partes del libro que les molaban, arrancar las hojas, darles formato guión y a rodar.

Así pasa, que los diálogos literarios los pasas a palabras en una película y no quedan bien, ni reales, ni fluidos. Que las chicas con grandes tetas y buen culo que Bateman quería follarse pasan a ser actrices segundonas bastantes simples y absurdas. Que las escenas en las que Ellis detalla crudamente la habilidad de Bateman para mutilar, torturar y asesinar, se quedan en simples crímenes que si bien confirman que Bateman es un psicópata -cosa que no es poco, pero tras leer el libro SI parece bastante poco-, no afianzan la idea que flota en la totalidad del libro, sobre la personalidad de Bateman, completamente quebrada y enferma.

Tampoco profundiza la película en las relaciones de Bateman, ni con Jane, ni con Evelyn (¡aparece apenas en 3 escenas!), ni con Courtney, deja a medias su affaire con Carruthers, no permite que vislumbremos el ambiente que el libro describe alrededor de todos estos tipos, simplemente da pequeñas pinceladas insuficientes. Y un largo etcétera.

Probablemente una buena adaptación hubiese necesitado media horita más, pero jóder, sino quieres rodar una peli de 130 o 140 minutos... ¡para hacerla mal no la hagas! Quien quiera conocer a Bateman, que lea el libro y la peli la deje para un sábado de sobremesa...

El futurismo que envuelve a la película es sólo eso, un envoltorio que esconde una historia con un esqueleto absolutamente tradicional. Una historia de amor, y del amor nos habla de una manera dulce, cálida, intensa, convincente...

Cuesta, por momentos, entrar en la dinámica que propone, debido a ese futuro cercano del que nos habla y que muy bien podría ser contemporáneo, pero que a la vez resulta lejano aunque casi a la vez resulta un espejo de la actualidad. Quizá es esa confusión la que más me ha molestado viendo la película, pero he de decir que es atractiva e hipnótica, y que el maravilloso guión ofrece escenas absolutamente geniales; casi todas las conversaciones entre Samantha y Theodore lo son, a parte de estar bella y sencillamente filmadas, y otro par de escenas con Amy, sobre todo en la que a ella le vemos actuar con su sistema operativo; lucidez asombrosa.

Creo que el mensaje, o uno de ellos, es convincente y visionario, y se resume en la progresiva evolución de Samantha, en el crecimiento sentimental y humano de ese "ser" que quiere ser mucho más, y en el contraste que vemos con la involución de Theodore hacia un ser vacío y solo.

Y así es, es toda una experiencia de lo que el cine puede hacerte sentir. En este caso, miedo.

Con enormes ganas de ir a verla, y totalmente concienciado de que iba a pasar miedo, fui a ver REC, en la sesión de madrugada, con un cine a media entrada y con el pálpito acelerado, nervioso, sabedor de que había pagado 6,50 € para pasarlo mal, muy mal, todo lo mal que pudiera.

La película (no creo que haga mucha falta explicarlo) es un falso documental sobre un programa de televisión que pretende hacer un reportaje de un cuerpo de bomberos durante la noche, "Mientras usted duerme". Quiza puede que sobren esos primeros 10 o 15 minutos en el parque de bomberos, pero también es cierto que te inmiscuyen tanto y te hacen creer que todo es tan real que para mí son de vital importancia.

A partir de ahí, comienza la leña.

¿Qué decir? Pues que los personajes son tan reales, tan conseguidos (aunque dudo de si están conseguidos o los sacaron directamente de un edificio antiguo de alguna zona de Barcelona), todo resulta tan realista, tan posible y tan verosímil que te lo crees. La película te va metiendo poco a poco en la tensión de los personajes, te va involucrando en la historia, te va introduciendo sin que te des cuenta en una espiral de violencia, mordiscos, carreras, gritos, miedo... Sufres con esa reportera casi histérica, con ese policía joven e inexperto que sufre como "única autoridad", con ese bombero todoterreno, pero sobretodo sufres con ese cámara, al que nunca se le ve la cara y del que únicamente conocemos sus zapatillas y su voz.

Lo mejor: la realidad que desprende, es real hasta el extremo. Y el maquillaje, por supuesto.
Lo peor: Quizá el final, los últimos 5 segundos, quieres más.

Y, ¿cómo saber si de verdad te ha dado miedo? La respuesta la obtuve cuando iba a salir del cine a las 2 de la mañana y al ir a abrir la puerta de salida a la calle, me detuve medio segundo, y pensé con verdadero temor, ¿que habría detrás de la puerta?

Pues así es como he sentido la película, pasajes donde se escucha la llamada de auxilio y socorro desde esa soledad que nos atrapa, desde esa incomunicación que hace que la realidad de lo cotidiano, del día a día, nos estreche el margen de maniobra que debiéramos tener, esa fuerza invisible que puede no ser nada y serlo todo pero que nos oprime, nos consume, nos ahoga en un océano de nada, de conversaciones vacías, días inocuos...

Pero sobretodo, y por eso mi nota, la película nos hace caer en muchos momentos en el sopor casi absoluto... Planos extralargos que no aportan nada, salvo una inevitable soledad -podemos llamarla casi con más acierto aburrimiento-, actuaciones dispares con unas excelentes Adela y Antonia, y otras que me resultan desquiciantes. Aunque no le puedo negar una enorme dosis de realismo, el aburrimiento en muchos -demasiados- minutos de la película me hizo removerme en el asiento casi con nerviosismo ansiando un final que parecía no llegar nunca.

Buenas intenciones -atractivo el efecto de la polivisión- pero que se joden casi del todo con las interminables secuencias siempre con cámara fija, que por largas e insustanciales impiden la implicación (al menos me lo impidieron a mí) en el desarrollo de la película.

Lo mejor: las dos actrices principales y el cortísimo papel de Jose Luis Torrijo, que aporta las pocas dosis de fuerza de la película.
Lo peor: pues eso, los inacabables planos fijos que no dicen nada a partir de verlos 2minutos.