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España España · Granada
Críticas de Kikivall
Críticas 2 032
Críticas ordenadas por utilidad
9
5 de enero de 2018
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2016 se cumpleieron 500 años de la muerte de Jheronimus van Aken, familiarmente Joen, conocido como Jheronimus Bosch y en España el Bosco. Nacido en 's-Hertogenbosch, comúnmente llamada Den Bosch, hoy perteneciente a Holanda; de ahí tomó el nombre. Se sabe muy poco de este misterioso pintor, autor entre otros de “El jardín de las delicias”, salvo el año de su nacimiento (aproximado) y el año de su muerte (1450-1516).

Estamos ante un maravilloso y fascinante documental que nos muestra el arte del Bosco, una pintura que conmueve e inquieta, que seduce y maravilla, quien ve la tabla El Jardín de las Delicias ya no la olvida más. A mí siempre me pareció la más misteriosa obra pictórica que he visto nunca, llena de sugerencias, interrogantes, insinuaciones y puertas abiertas a la imaginación y a la reflexión también.

Es una obra una obra onírica, el producto de un sueño, tal como los sueños son concebidos, fuera de lo real, sin principios físicos, sociales o morales paralizantes, de manera fluida: imágenes impensables en la vida vigil: gentes que vuelan, escenas eróticas inverosímiles, humanos atravesados por las cuerdas de un arpa, objetos y animales bizarros, hombres-pájaro, peces voladores junto a bandadas de aves, rostros maliciosos, pavos reales inconcebibles, soldados de armadura devorados por verdes lobos, una pareja dentro de un mejillón, etc. No hay que confiar, pues, en la apariencia de las cosas, sino intentar mirar a través de ellas. El gran invento del Bosco es que cuando miramos en el interior de ese Jardín de los Sueños, comenzamos a soñar. Y a ello nos invita este documento. Es una obra filmada en torno a uno de los cuadros más llamativos y enigmáticos que se han pintado jamás y que más tinta han hecho correr entre los especialistas en Historia del Arte, Filosofía, Literatura, etc. Como dice Falkenburg, que es quien narra el documental y modera el debate con todos los participantes: "Al final de la novela, el escritor desvela el misterio. En este caso, el autor no quiere que resuelvas el misterio, quiere que permanezcas en él".

Su director José Luís López Linares realiza un trabajo muy meritorio y extremadamente interesante, donde a los impecables aspectos técnicos se le une ese don del auténtico artista del celuloide que sabe encauzar la obra, con sus giros y sus imágenes, por el sendero de la excelencia. Muy bueno el guión de Cristina Otero Roth. No quiero olvidar la valentía y el amor a la cultura y al arte de la productora López Li Films, la coproducción del Museo del Prado y la Fundación BBVA como entidad patrocinadora, con la colaboración de MOVISTAR+ y el apoyo de RTVE.

López Linares nos invita a participar de una fascinante conversación, armados con un nuevo bagaje de pistas de personajes diversos, con imágenes preciosistas y muy potentes rodadas en ultra alta definición: un zoom que nos transporta a la gran pantalla y nos introduce en ella.

Todo ello subrayado por una cuidada selección musical, grandes artistas internacionales que parecen componer para el pintor holandés. Elvis Costello pone música a los tapices de Cluny, el tema de Lana del Rey, Gods and Monsters, como un clip musical inesperado y portentoso hilado con los detalles del cuadro, la paz de Ludovico Einaudi, junto con Max Richter Olafur Arnalds y el emocionante Vater Unser de Arvo Part.

Es un documental, como he indicado, sobre muchos misterios sin resolver en torno a una pintura única, sobre un cuadro emblemático, un icono, que ejerce un extraño poder de fascinación, diferente a cualquier otro cuadro.

Re comiendo ir al Prado y ver este tríptico, pues uno queda magnetizado. Cuando el tríptico se cierra, en su parte exterior se representa un globo terráqueo, dentro de una esfera límpida, transparente. Es al abrir el tríptico cuando aparece como por arte de magia un genuino jardín de imágenes fantasmagóricas. El paraíso con Adán y Eva, a la izquierda; la lujuria y los placeres de la carne, en el centro; y el infierno, a la derecha. No hay más que pensar que cada día pasan frente al cuadro más de 4.000 personas que quedan absortas, embobadas. Los que nunca lo vieron antes, muchos, no pueden dejar de emitir algún tipo de exclamación.

Amigos, os recomiendo este documental, es una auténtica joya que merece la pena visionarlo, escucharlo y saborearlo, porque enciende la imaginación e incita a poner la máxima atención, a la vez que incita a la interpretación sin que nos demos cuenta y sin apenas darnos pistas. El autor quiere que permanezcas en el misterio. Cualquier individuo con un ápice de sensibilidad, lo agradecerá y mucho.
Kikivall
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3
28 de julio de 2014
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un conocido narcotraficante, Ramón Costa, mata a la mujer de un agente policial. Es atrapado pero puesto en libertad por el juez a cambio de una abultada fianza. A continuación secuestra a un grupo de agentes que investigan el tráfico de estupefacientes, y los mantiene presos en su mansión, en un recóndito lugar perdido entre selvas y montañas. Scout McCoy, el coronel de Delta Force (Chuck Norris), se hace cargo de la operación para detener y destruir el entramado delictivo de Costa, todos los secuaces que le ayudan, y a su emporio criminal basado en el tráfico de cocaína. McCoy y su equipo emprenden esta misión para salvar a los rehenes y terminar con el famoso delincuente.

Aaron Norris dirige con profesionalidad una peli tipo B, con un guión muy dinámico pero simplón de Lee Reynolds, James Bruner y Menahem Golan, una fotografía buena de João Fernandes y una música que acompaña de Frédéric Talgorn. En lo que toca al reparto, el peso lo lleva Chuck Norris que es otro duro que llena pantalla con su imperturbable rostro y sus duras facciones; otros protagonistas hacen con oficio sus papeles como Bergonya Plaza o Paul Perri, por mencionar algunos.

Desde luego es una película de segundo orden donde la metralla y los disparos salpican al espectador y la acción trepidante te deja planchado al sillón hasta que decides -¡por fin!- apagar la TV, dejar de lado este despropósito e irte a la cama. Luego, claro, te llegan las pesadillas y los ecos de los disparos por doquier que ha habido en el film, amén del malo malísimo, villano tipo dibujos animados, asomando su cara en tu producción onírica.

En resolución, si la pueden evitar, evítenla y lean un buen libro o meramente váyanse a la cama en paz.
Kikivall
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6
9 de marzo de 2013
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy seguro que el film de Taylor Hackford será un visto y no visto en la historia del cine. Es una película a lo Curro Jiménez, Robin Hood o cualquier otro bandido que roba a los pudientes, donde los límites del bien y del mal caen difuminados en un relativismo absurdo donde el malo pluriasesino puede incluso ser bueno.

Jason Statham cumple decentemente con su papel de “malo-bueno”, pero sin llegar a los actores clásicos del género, sobre todo de los ochenta, máxime por cuanto sus diálogos no son extensos ni profundos y su interpretación estereotipada. De Jennifer López no se puede ni hablar; es una actriz bastante regular por no decir mala, que en ningún caso inspira dramatismo, emocionalidad ni sustancialidad a una cinta ya de por sí carente de guión y que sólo podía aprovechar la interpretación; o sea, malísima en su papel, que cae como plomo en una posibilidad que queda desaprovechada en esta película de acción. Sin embargo el montaje no está mal y la peli entretiene.

Mi consejo con esta película es el mismo que yo me di tras consultar críticas, etc.: mejor ver una peli más de acción americana, que la chabacanería anunciada de Almodóvar con sus “Amantes pasajeros”.

Aconsejable para pasar el rato sin ser muy críticos. Por lo demás, una cinta sin mayores pretensiones. Taylor Hackford, director de pocos filmes desde 1980 al actual “Parker”, nunca ha sido un director brillante, salvo la excepcional excepción de la oscarizada ‘Ray’. Esta peli es más bien un ejemplo de mediocridad.
Kikivall
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7
12 de enero de 2023
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer fui a ver esta película en un cine platense. No habían pasado diez minutos cuando mi esposa salió de la sala. Y había razones para salirse con la primera de las escenas, muy cruda, luego vendrían más que, hete aquí, son de tipo antropofágico, imágenes insólitas en una pantalla.

Novela y trama

Cuenta la historia el primer amor entre Maren, una joven que está aprendiendo a sobrevivir al margen de la sociedad, y Lee, un vagabundo con ideas muy intensas que vive relegado. Cuando se conocen, se unen en un viaje de mil millas que les lleva por caminos y rutas en los Estados Unidos de Ronald Reagan. Pero todos los caminos conducen a sus aterradores pasados y a una última parada que será definitiva.

La película resulta de la adaptación al cine de la novela romántica adolescente de Camille DeAngelis, novelista y escritora de viajes estadounidense, que nos habla de humanos caníbales, a modo de subespecie que entre ellos se reconocen por el olor.

En Virginia, década de los ‘80, la adolescente Maren Yearly (Russell) es invitada a una inocente fiesta de pijamas por una amiguita de colegio. Tras escaparse por la ventana, pues su padre la tiene encerrada, ya en casa de la compañerita, en un momento del juego, le muerde inopinadamente el dedo cortándolo prácticamente. Ensangrentada la cara y la ropa llega agitada a su casa y su pobre padre Frank (Holland), le urge a lavarse y mudarse precipitadamente a Maryland.

Cabe añadir que la madre abandonó a la niña llevándose con ella un secreto que la joven no tardará en descubrir: su tendencia caníbal, compulsiva y adictiva.

El padre, después del decimoctavo cumpleaños de Maren, acaba por abandonarla dejándole su documentación, dinero y una cinta magnetofónica donde le relata a su hija lo que le pasa desde muy tierna edad. Desde su primer episodio antropófago a los tres años y la muerte de su niñera. En este punto, Maren decide viajar a Virginia, donde nació su madre, Janelle (Sevigny).

Al tomar el autobús a Columbus, Ohio, se tropieza con un excéntrico personaje que la sigue por el olor, es Sully (Rylance) y junto a él, hay otro banquete caníbal. Luego huye.

Conoce a Lee que se ofrece a llevar a Maren y tras una breve estadía en la ciudad natal de Lee, en Kentucky, prosiguen camino con horribles episodios por medio.

Una última parada determinará si su amor puede sobrevivir a sus afinidades, diferencias y avatares diversos, todos de máxima complicación e intensidad emotiva con imágenes a menudo, duras. Un final apoteósico, para una peli delirante y excesiva.

Reparto

El reparto está muy conseguido con Taylor Russell como Maren Yearly, una chica confundida por su pulsión caníbal y necesitada de afecto. Timothée Chalamet se empodera muy bien de su personaje como Lee, el joven marginado-antropófago, con un oscuro pasado de violencia intrafamiliar.

Está sensacional, inquietante y llenando pantalla el talentoso actor de teatro (y dramaturgo) Mark Rylance, que encarna a Sully, un maduro caníbal que protagoniza escenas de auténtico pavor.

André Holland está muy bien como Fran Yearly, el atribulado y desbordado padre de Maren. Michael Stuhlbarg y David Gordon Green turbadores y dan miedo. Chlöe Sevigny es la madre, una mujer interna en un psiquiátrico, supuesta enferma mental que se ha merendado sus propias manos y que le dice a su hija que más le valdría morir.

Aspectos técnicos y de fondo

Desde luego, el italiano Luca Guadagnino hace un buen trabajo de dirección, con un excelente guion de Dave Kajganich, poniendo el canibalismo como punto de fuga. Una historia de encuentro y viaje entre una chiquilla humilde que tiene que huir, y un joven, Lee, que pasa la vida desapareciendo.

El viaje de los jóvenes se anima con los códigos del estilo “road movie” y por una música gustosa y ochentera de Leonard Cohen, Joy Division o New Order. En el transcurso del trayecto hay paradas que estremecen, como el episodio con la madre y otras pavorosas, como la entrada en escena de Sully.

Lo bueno es que en el corazón de tanta desazón Guadagnino no pierde el norte de la estética y abrillanta los conflictos personales y sociales de los jóvenes.

Hay una cuestión, empero: en el desafío entre el bien y el mal, entre el amor y la dentellada, Guadagnino queda entre sorprendido y atónito y no remata bien el duelo.

Cerrando

Recordando otra película, caigo en la cuenta de que esta compulsión carnívora retratada en el filme es muy diferente del canibalismo del Hannibal Lecter (2001), de Ridley Scott, personaje mucho más psicopático, cínico y criminal.

Esta apetencia de Guadagnino es, según lo pienso, un canibalismo vinculado a la rebelión, a la marginación y la identidad disidente. No dudo que está diseñada pensando en una audiencia joven, para los cuales esta peli resultara chocante e incluso retadora.

Queda igualmente vinculada la cinta con la pobreza, la falta de oportunidades, la escasez de vivienda para la juventud, la crueldad de la supervivencia y la vergüenza secreta de ese tipo especial de hambre y de otras hambres igualmente inconfesables que acompañan en ese período de supervivencia.

Y sin duda Hasta los huesos es una película extravagante, chocante, peregrina y escandalosa. Es también aterradora, desagradable y sorprendente en su ensortijado idealismo romántico.

Publicada en revista Encadenados: http://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6769-hasta-los-huesos-bones-and-all-2
Kikivall
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6
5 de agosto de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es muy graciosa y entiendo perfectamente que más de dos millones de espectadores se riesen de las desventuras de ese padre que nunca había ejercido como tal, cuando su mujer, harta de todo se va al Caribe dejándole empantanado con sus cinco críos.

El guion de Segura y Marta González Vega, la dirección de Segura (tan paciente e intuitiva con los actores infantiles) el excelente timing en la ejecución de los gags, una aguda pátina satírica que no obstaculiza la mecánica de la carcajada, y el dúo Santiago Segura y Marta González de Vega, consiguen una modélica comedia familiarcon humor e incluso sátira.

Los momentos desastre que encadena papi Javier por su falta de experiencia en el cuidado de los menores, funcionan para dejar claro que los había desatendido hasta el momento. Y permiten mantener al padre como centro y revertir en su beneficio las simpatías que genera verlo tan esforzado, mientras aprende el oficio de progenitor responsable.

Dentro de su ligereza, su encantadora trivialidad y su comicidad a tope, la película también tiene su aliño de malicias, detalles y piezas sueltas, que al unirlas chispean y alegran al espectador.
Kikivall
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