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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3 333
Críticas ordenadas por utilidad
9
10 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, voy a decirlo otra vez: Soy yo, y nadie más, quien puede determinar lo que necesito para ser feliz. Mis padres, mis hermanos, amigos, profesores o profesionales, pueden darme ejemplos de vida, pueden aconsejarme y sugerirme lo que ellos creen que es correcto. Pero, el único que puede determinar, finalmente, lo que debo elegir soy YO. Cualquier otra cosa que, en contra de mi propia decisión -guiada por mi alma, por mis emociones y mis reflexiones-, se me imponga y se me obligue a hacer, violentará mi integridad, mi libertad y mi derecho sagrado a la autodeterminación.

Así pues, seguiré la profesión que Yo elija de acuerdo con mis intereses más íntimos, sin importarme si es la más rentable o la que más reconocimiento social me pueda brindar. Amaré al hombre o a la mujer cuya personalidad y comportamiento me atraiga profundamente, y me importará un pito si es blanco, negro, indio o mulato; si es americano, japonés, neozelandés o ruso; o si es católico, hinduista, musulmán o ateo, pues no es el color de su piel, ni el país donde haya nacido, ni su religión, lo que determina si es noble o indigno, amoroso o indiferente, o si podrá compartir conmigo un proyecto de vida con el que ambos podamos crecer como seres humanos.

Jess (Jazminda para sus padres), es una chica como tantísimas otras de este planeta, víctima de una sociedad plagada de dogmas, de tradiciones e imposiciones, donde, en pleno siglo XXI, son otros -parientes e instituciones-, los que pueden determinar “lo que tú necesitas para tu vida”.

Jess, como su gran amiga Jules, (hindú la una, inglesa la otra) ha sentido despertar en su ser la pasión por el fútbol. Por esto sus nombres han terminado masculinizándose, pues “el balompié es cosa de hombres”. Pero, ellas han seguido el camino de tantas otras que vienen demostrando que eso no es cierto. Y lo que se aviene es ese gran choque que, la directora Gurinder Chadha, consigue desarrollar de manera bastante pintoresca, con deliciosas confusiones y conmovedora ternura, y con un ritmo sobriamente manejado, haciendo que el filme se sostenga a plenitud sin un solo punto muerto. Cada personaje es encantador: desde esa pequeña a la que quieren convertir en abogada, hasta esa madre horrorizada porque presume que su hija se ha vuelto lesbiana. Desde ese entrenador abierto al talento sin importarle otra cosa, hasta ese padre que se debate entre la tradición y la felicidad de su niña.

“QUIERO SER COMO BECKHAM” es una estupenda, cálida y magnífica lección de vida. Invitación especial a todos aquellos que sienten que, en aras de la paz del mundo, va siendo hora de abrir el corazón y salir del oscurantismo.
Luis Guillermo Cardona
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7
7 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Años atrás, en una iglesia localizada en un pueblo vecino al mío -llamado Sabaneta-, que atrae a muchos devotos de María Auxiliadora, rodó la bola de que estaba ocurriendo una aparición de la virgen. La curiosidad me llevó a viajar hasta allí... y con dificultad, dada la gran acumulación de gente, logré llegar hasta el punto exacto donde decían que se veía la imagen milagrosa. Por más que me esforcé en descubrir a la virgen, todo lo que pude ver fue un moño hecho con cinta blanca brillante y, entonces, llegué a la conclusión de que la masa alucinaba inducida por la sugestión colectiva. Una amiga muy espiritual, y bastante sensata a la vez, a la que llevé un día después sin condicionarla en absoluto, confirmó en segundos lo que yo veía, y a la salida me recordó una lectura que habíamos hecho en la universidad donde estudiamos psicología juntos. Era una frase de, Gustave Le Bon, que dice más o menos así: “Por diferentes que puedan ser los individuos que componen una masa psicológica en sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, involucrados en una multitud parecieran dotarse de un alma colectiva y así, piensan, sienten y obran de manera muy distinta a como obrarían individualmente”.

De manera semejante, creo que ha funcionado el poderoso lobby que, Harvey Weinstein, el famoso productor newyorkino, y además eficiente mercaderista, ha hecho con la película, <<THE ARTIST>>. Un hecho evidente debió haberle servido de maravilla: la mayoría de la gente que se mueve en el cine de hoy, sabe muy poco o nada del cine mudo… y, Weinstein, tenía bastantes argumentos para vender muy bien vendida su idea del “rompimiento” y la “creatividad artística” que contenía la película del director francés, Michel Hazanavicius.

Estoy convencido de que, ningún estudioso o amante acérrimo del cine clásico se sentirá descrestado con ésta propuesta, y a lo sumo la verán como una historia simpática y colmada de gratas remembranzas, cuyo mayor mérito es que exalta los grandes valores (preciosos matices del blanco y negro, la exigencia de la comunicación gestual, los signos y símbolos que reemplazaban largas explicaciones, la recursividad narrativa…) que podían contenerse en el cine silente.

El guion que escribiera el propio Hazanavicius, es el resultado de extraer pequeños momentos de muchos grandes filmes, aplicados luego a una historia archiconocida, previsible y muy poco original, a la que se añaden algunos toques humanos, demasiado humanos, pero capaces de ganar adeptos en todos los estratos.

También puedo decir que he pasado un rato entretenido, pero nunca olvido que el cine es un negocio en grande, y que los grandes festivales con sus ostentosos premios, también hacen parte de la enorme maquinaria... y a propósito: ¿Cuándo crearán el premio Oscar para los animales? Entre muchos otros, el pura sangre de, “War Horse”, y el perro de, <<THE ARTIST>>, lo merecían sin objeción alguna.
Luis Guillermo Cardona
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7
5 de marzo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Becky Sharp, es uno de los personajes más célebres de la literatura inglesa, y un nombre clave en la historia cinematográfica por haber sido la protagonista de una notable película de Rouben Mamoulian que lleva su nombre y que, además, fue la primera en ser filmada en technicolor de tres tonos.

De la exitosa novela de William Makepeace Thackeray, “Vanity Fair”, en la que se deleitó recreando la manera como la alta sociedad inglesa, pre y post batalla de Waterloo, traicionaba, pisoteaba y aniquilaba las más relevantes virtudes, se han hecho versiones fílmicas en 1911- 15- 22- 23- 32 y 35, hasta llegar a la particular versión que, de la novela de su compatriota anglo-hindú, ha realizado Mira Nair, con una encantadora Reese Witherspoon como protagonista.

Puntual antiheroína, mostrada como una mujer que no se guarda sus resentimientos, y capaz de unas muy conscientes-ligerezas, maquinaciones y travesuras, con tal de ganar el lugar que se ha empeñado en ocupar entre la alta sociedad que tanto la discrimina, Rebecca Sharp (apellido en el que caben las acepciones de astuta, mordaz y dudosa), a quien sus amigos llaman Becky, es la hija de un reconocido pintor que fallece cuando ella es aún muy joven y pronto comenzará a servir entre gente de linaje, títulos y honores, pero donde el egoísmo, el oportunismo, la personal conveniencia y la falta de escrúpulos con la gente de menores recursos, se sientan a la mesa un día sí y el otro también.

Mira Nair, la realizadora hindú, parece solazarse como Thackeray, bordando a punta de sátiras, una serie de ampulosos personajes que chocan con la fortaleza de ánimo, el emprendimiento y la suspicacia de esa locuela que, gracias a su adorable amiga y compañera de estudios Amelia (una promisoria Romola Garai), consigue penetrar gradualmente en aquel mundo discriminatorio y arrogante que, a su paso, comienza a aflorar algunos sentimientos que parecían imposibles.

Historia de costumbres, de amores y desamores que suceden en la vieja Inglaterra, pasan por Bruselas y terminan donde más le agrada a la directora, “LA FERIA DE LAS VANIDADES” lo tenía todo para ser una gran película: una correcta ambientación de época, fotografía siempre en el punto exacto, y un estupendo elenco de actores en el que sobresalen Bob Hoskins como Pitt Crawley y Meg Winn Owen como Lady Crawley. Pero este personaje, precisamente, queda en un punto muerto; Lord Steyne daba también la impresión de guardar alguna sorpresa; y hay tantos personajes en escena que, a ratos, uno siente que podrían sobrar algunos.

Pero, vale la pena verla, porque lo que entonces sucedía, sigue pareciéndose bastante a la sociedad que ahora padecemos.

Título para Latinoamérica: "VANIDAD"
Luis Guillermo Cardona
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7
29 de febrero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una joven mecanógrafa de nombre Mary, a quien le gusta que la llamen Mana, acepta un día la invitación que le hace su compañera Nany, para salir a cenar con un par de amigos y tomarse luego unos cuantos tragos. Nany parece habituada a este tipo de salidas, pero para Mana es algo nuevo, y acepta quizás, porque quiere sentirse un poco acompañada.

Ervin, el hombre que invita, es de esa especie que, desde siglos atrás e in saecula saeculorum, se encontrará en toda clase de restaurantes y discotecas: El viejo con plata que está convencido de que, haciendo regalos en dinero y/o en especie, podrá acostarse con la chica que se le antoje. Este es un reto que el universo dispone para incontables muchachas cada día… y es sólo suya la ocasión de decidir entre dos alternativas: o demuestras carácter y dignidad, o te inicias como puta.

Mana tendrá también que tomar su decisión… y después vivirá la experiencia compensatoria que la vida le ofrece a cada quien, según haya sido su elección.

Como en “Erotikon”, el director checo Gustav Machatý, vuelve a manifestar su interés por las chicas víctimas de hombres oportunistas, que sólo buscan satisfacer sus apetitos personales, sin importarles el daño moral que pueden causar, temporal o permanentemente, en sus víctimas.

Con una cámara que escudriña en los espacios, interesada en el detalle y en la analogía, observando lo que pocos suelen apreciar, y tratando de penetrar en lo más íntimo de los personajes; y sirviéndose muy especialmente del sonido para crear una particular atmósfera, el director va tejiendo luego una historia íntima sobre esa especial clase de seres que, de repente, reciben el grandioso regalo del Amor.

La debutante, Magda Maderová, quien entonces tenía 18 años, consigue crear un personaje del que es fácil encariñarse por su entereza, su calidez, y su carácter. La suerte de mujer de la que te enamoras sin dificultad alguna, y al mismo tiempo, la clase de chica que siempre encuentra a un hombre de verdad.

Podrían señalarse una o dos deficiencias en la edición, pero no obstante, estoy sintiendo que, Gustav Machatý, con su particular manera de contar y su profunda sensibilidad frente a las mujeres, se merece un mejor lugar en los anales del cine.
Luis Guillermo Cardona
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9
12 de febrero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película nos habla de muchas cosas: Del matrimonio que no se produce como consecuencia del amor sino del deseo de intercambio… y de las consecuencias nefastas que se ponen en camino. De ciertas tradiciones familiares ganadas en el oscurantismo -y preservadas contra toda evolución humana- como la prohibición de la música para los jóvenes con el desabrido argumento de que despierta pasiones. Recrea ese amor que sobrevive a la muerte guardando la esperanza del reencuentro y/o de la redención. Y, entre otras cosas, nos pone a emocionarnos con esa suerte de amor que se sobrepone a todos los obstáculos y al que se le hace justicia cuando todo en el camino lo daba por perdido.

Impecable animación capaz de descubrir esplendorosa belleza -y muy nobles actitudes- entre los seres que habitan las desvencijadas paredes del submundo, en el frío de lo gótico, y en todas aquellas formas retorcidas, exageradas, deformes y cadavéricas que la estética convencional asume como feas.

Mike Johnson y Tim Burton revisten de magníficos grises, de luces rutilantes y de figuras cuidadosamente creadas para dar cuenta de seres particularmente especiales, este filme que no puede dejar indiferente a nadie que tenga una razón y que todavía conserve ese tesoro que llaman sentimientos.

Con una magia indescriptible, el horror con frecuencia contenido en los cuentos para niños, se transforma aquí gradualmente en una lección de amor, dignidad y sacrificio que resulta ejemplar y edificante, al tiempo que reafirma aquella ley del “Kibalyon” que sostiene que “como es arriba es abajo”. Y se comprende también que, cuando el amor nace ya no muere nunca, y al cambiar de dimensión no se apaga sino que se preserva, pues, lo que la muerte conlleva no es extinción sino autodescubrimiento.

Victor y Victoria, palabras que contienen en sí mismas, el triunfo más grande al que puede acceder el ser humano cuando sabe hacer acopio de su verdadera esencia, para dar exactamente lo que debe dar, en el momento preciso en que se debe dar. Y que esto es cierto, lo comprobamos cuando, él o ella, toman sus decisiones más relevantes, porque entonces sentimos que algo se nos ensancha muy dentro y podemos comprender cuando es que un ser humano se hace realmente grande.

“LA NOVIA CADÁVER” contiene el sentimiento y la razón en formas puras y contiene el arte en forma esplendorosa.

Título para Latinoamérica: "EL CADÁVER DE LA NOVIA"
Luis Guillermo Cardona
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