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Críticas de Cinemagavia
Críticas 4 042
Críticas ordenadas por utilidad
7
19 de febrero de 2022
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El absurdo, según Camus

El filósofo existencialista Albert Camus, también francés, dedicó su vida y obra a diseccionar metódicamente el concepto del absurdo. Él lo definía como la sensación de frustración, impotencia y desamparo que nos provoca el divorcio entre nuestra mente razonable y causal, y el universo carente de motivo, planteamiento y destino. Nuestra particular forma de entender la realidad, no la transforma ni la dirige. Ésta se rige por una única norma: la nada.

Camus ilustra el sentir absurdo a través del mito de Sísifo. Según la mitología griega, Sísifo era el rey de la actual Corinto, un mortal, que con su gran astucia fue capaz de burlar a la muerte dos veces. El castigo que recibió por sus engaños fue el de subir cada día a cuestas una gran roca por la ladera de una montaña. Cuando lo conseguía, la roca caía por su propio peso y había de volver a subirla, y volvía a caer, y la volvía a subir. Así eternamente.

Para Camus, este es el peor castigo imaginable que puede sufrir un hombre inteligente. Ser consciente de que lo que hace todos los días, horas y minutos de su vida, es una actividad vacía, inútil y carente de todo significado. Despertarse-desayunar-metro-trabajo-comer-trabajo-metro-casa-dormir-despertarse. ¿Dónde está el fin? –y valgan para esta pregunta todas las acepciones de fin.

(Por supuesto, esto es un micro-extracto sintetizado y liofilizado de una parte concreta de la filosofía de Camus, pero esto es un artículo sobre cine)

*La frustración es clarividencia

“El hombre absurdo”, sin embargo, no es alguien a la larga triste y amargado. Al contrario de lo que pueda parecer, Camus es un vitalista. Entiende que la nada no implica finalmente la tragedia, sino el ser dichosos, gracias a ser conscientes de la misma. En el momento en que Sísifo se hace consciente de su absurdo destino, vacuo, fútil, frustrante, también comprende que todos los destinos de todos los hombres son vacuos y fútiles, y que, en un mundo sin reglas, ni amo, ni plan, no podemos decir tal cosa como que tenemos mala suerte. Sísifo comienza entonces a disfrutar del tranquilo silencio de su montaña, el suave verdor de la hierba en el suelo, mecida por la brisa vespertina cuando el sol se esconde tras los contornos de su roca. Sísifo es feliz.

En la entrevista que hicimos a Emmanuel Courcol a tenor de El triunfo, confesó que se hizo guionista por sus frustraciones como actor, y que se hizo director por sus frustraciones como guionista. El siguiente paso lógico sería hacerse productor… Parece lícito, quizá definitorio del hacer humano, el entender la frustración como propulsor de la creatividad. La misma frustración que lleva al protagonista de la cinta (Kad Merad) a dejar a un lado su carrera de actor, para emprender la absurda aventura de representar a Beckett en una prisión.

*El absurdo, según Beckett

La sociedad europea post Segunda Guerra Mundial estuvo empapada de absurdo. Camus y el existencialismo filosófico lo teorizó, pero el sentimiento de absurdo devoraba cada palmo de tierra calcinada, cada calleja y cada cloaca. Los preceptos clásicos, las ideas establecidas, las creencias tradicionales, habían desembocado en la mayor catástrofe imaginable. Habían perdido el asidero al que agarrarse, eran extranjeros en su propia tierra.

Los artistas necesitaban alejarse todo lo posible de esas bases arcaicas, habían de ser extirpadas sin anestesia. El arte ya no era trascendente, y sus principios habían sido cuestionados. Deconstruyeron sus disciplinas, las viviseccionaron, las redujeron hasta el átomo y trataron de comprenderlas a niveles de pensamiento muy complejos. La pintura, con movimientos como el expresionismo abstracto de Pollock, que ya no se basaba en una vanguardia idealista y revolucionaria como en el surrealismo, sino en una exploración de la anomia; la música, con reacciones como la música concreta, el serialismo o la música aleatoria; o la literatura, con el teatro del absurdo de Ionesco, Fernando Arrabal en España, y, por encima de todos, Samuel Beckett.

Los dramaturgos del absurdo (que no son Miguel Mihura, Monty Python ni Muchachada Nui) se rebelan contra el realismo y las estructuras clásicas, se dinamitan los actos, se pulverizan las intrigas. Incluso, atacan al mismísimo corazón y esencia del teatro: la acción. Esta pierde su sentido. Las representaciones son anti-obras, donde la propia escritura no está divorciada del contenido, formando el qué y el cómo un todo en sí mismo. Los personajes ya no poseen una definición clara, ni psicológica ni funcionalmente.

*La gran broma

Emmanuel Courcol en su El triunfo nos habla, desde el principio de la cinta, del mensaje contrario. Nos habla del arte como una opción moral salvífica, vehículo para la trascendencia.

Los presos empiezan yendo a clases de teatro como pasatiempo, como tentempié espiritual hasta que se acabe su condena, como tentemozo de su integridad. Les va gustando, van perdiendo la vergüenza, se van imbuyendo de la dignidad del drama. Disfrutan de salir de prisión para representar su obra, como liberación pasajera. Pero pronto comprenderán que no existe mayor libertad que la de un artista en el ejercicio de su arte. Pueden fugarse en esas excursiones, pero deciden no hacerlo, pues la fuga espiritual sobre las tablas supera con mucho a la libertad física de poder salir a la calle. Los celadores les quitan los regalos de sus fans, y les acaba dando igual. Han entendido lo que es ser actor. Y entonces…

La escena final de El triunfo es el remate del gran chiste, la culminación de la gran broma de la vida. Emmanuel Courcol niega de golpe su propia premisa, dejándonos con una extraña sensación de engaño, de irracionalidad, de absurdo. La misma sensación de la que hablaba Camus. Quienes la hayan visto, lo entenderán. Con razón, Beckett al conocer el final de la historia real en que se basa la película, dijo algo así como: “Era lo mejor que le podía pasar a mi obra”.
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Escrito por Carlos Acosta
Cinemagavia
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8
30 de noviembre de 2021
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Rodada en secreto

Rodrigo Cortés es uno de los directores españoles con mayor proyección en el extrangero. Sorprendió al mundo entero enterrando vivo a Ryan Reynolds Buried, dirigió a Robert de Niro, Sigourney Weaver y unos jóvenes Cillian Murphy y Elisabeth Olsen en la reivindicable Luces Rojas y intentó hacer una película de estudio, Down a Dark Hall, que, al menos, le ha servido para pagarse esta improbable película. Recordemos que también fue el primer productor que confió en Damien Chazelle cuando no era nadie y le ayudó a adaptar ese películón que es Grand Piano (escrita por Chazelle y dirigida por Eugenio Mira). Que, por cierto, editó él mismo. Al igual que también ha editado El amor en su lugar.

Y no es lo único que estrena este año. Anteriormente el director ya había publicado dos libros de frases muy curiosos y este año ha publicado la maravillosa Los años extraordinarios.

Pero El amor en su lugar (Love Gets a Room) tampoco es lo único que ha dirigido el director, escritor y podcaster este año ya que también ha dirigido uno de los cuatro episodios del remake de Amazon Prime Video de Historias para no dormir, en concreto el episodio La broma.

Podríamos decir que este es el año de Rodrigo Cortés. Para El amor en su lugar se ha juntado con el novelista alemán David Safier para adaptar la obra teatral Milosc Szuka Mieszkania ('El amor busca apartamento') a guión cinematográfico. La obra está representada al dedillo a excepción de la música, en la que ha trabajado con su habitual colaborador y personal amigo, el compositor Victor Reyes.

*Una realización impecable

Rodrigo Cortés demuestra que no solo sabe mover bien la cámara dentro de una caja. También sabe jugar con ella dentro de un teatro, hasta dentro del guetto que nos presenta con ese larguisimo falso plano secuencia inicial.

El amor en su lugar está dividia en actos, al igual que la obra de teatro que se están representando los protagonistas. Y también juega con la cámara en cada acto. El primero está rodado con largos planos medios que siguen a la protagonista y luego pasa a cambiar el estilo en cada acto. Así, de alguna forma, se nos hace más fácil entrar en el humor en el que nos quiere meter en cada acto. Y de esta forma también es más fácil de sentir lo que sienten los personajes.

Hay que destacar la banda sonora de El amor en su lugar ya que en mi caso personal venía de ver el insulso musical Tick, tick... Boom y me encontré con una obra, en parte musical, muy distinta. Hace varios días que vi la película y aún recuerdo varias canciones. Y eso en una obra musical o en cualquier banda sonora que se precie, es básico. Hay que reconocerle ese trabajo a Victor Reyes. La música, como ocurría en Grand Piano, funciona perfectamente como banda sonora de la película y como acompañamiento de la obra teatral.

*La visión del arte como la evasión necesaria

El mensaje más potente de la película casualmente no tiene nada que ver ni con los judios, ni con su confinamiento. El amor en su lugar habla de lo necesario que es el arte como medio de entretenimiento y evasión. Demuestra que cuando las cosas van peor el ser humano utiliza la cultura de una forma cómica para sobrellevar las penurias.

Eso es precisamente el mensaje más potente de El amor en su lugar. El amor por la cultura, por el humor y la cultura como arma y herramienta de evasión. Aunque sea por tan solo un instante.

*Me falta thriller

La única pega que le puedo poner a El amor en su lugar es que no ha conseguido ponerme tan en tensión como creo que pretende en ciertos momentos. Especialmente porque veo el nombre de Rodrigo Cortés y sé que si se lo propone puede tenerme noventa minutos sudando frio mirando como a un hombre enterrado vivo le van vacilando constantemente por teléfono.

Puede que sea porque estamos cansados de películas sobre el holocausto, porque es algo que hemos visto miles de veces o porque el dilema moral que se plantea en la película no es suficientemente interesante como para que me implique tanto. O puede que simplemente yo sea una persona sin corazón a la que estas cosas no le llegan a la patata. Cosa que no descarto.

*Conclusión

El amor en su lugar (Love Gets a Room) es la película más madura de Rodrigo Cortés. Es una oda al arte y a su capacidad de evadir al espectador de sus problemas. No es la película del holocausto que ya nadie necesita sino que que es la película sobre el entretenimiento que la gente necesita. Gracias Rodrigo.

Escrito por Daniel Buron
Cinemagavia
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3
10 de diciembre de 2020
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Un barco a la deriva

Déjales hablar tiene una propuesta interesante, que bien podría haber sido una sofisticada comedia romántica; aunque no queda muy claro, en que genero deberíamos clasificar a este largometraje. Siempre es interesante de ver en pantalla, personajes que encarnan a todo tipo de artistas, como es el caso de Meryl Streep en esta cinta. El Queen Mary 2 donde viajan dirección a Reino Unido, es como la consciencia de la propia escritora que navega entre un vasto océano de dudas existenciales.

Un viaje que emprende esta escritora, para poder reencontrarse con todos aquellos personajes y situaciones vitales que han conformado el imaginario artístico de la protagonista. Obviamente, las amigas de la universidad y su sobrino que la acompañan, forman parte de ese mundo de una manera o de otra; por lo cual es una charla continua de la escritora, con su propia creación.

La carta de presentación de Déjales hablar y el propio reparto que forma parte de ella es un acierto de primeras, pero no se llega a sacar partido de él desde el principio hasta el final. Hay una confusión constante flotando en el aire, sobre qué es lo que pretende contarnos la guionista con la trama que construye. Primero piensas que va en una dirección, después que va en otra totalmente distinta y acabas dándote cuenta de que la historia queda en tierra de nadie.

*Ni Meryl Streep lo salva

Cualquier película que tenga a Meryl Streep como protagonista, se merece al menos un voto de confianza por parte del espectador. Llegas a la conclusión de que en el caso de que la película sea mala, al menos contaremos con un par de momentos de dicha actriz para compensar el resto. Sin embargo, en Déjales hablar vemos a Meryl Streep interpretando un personaje, que en la mayoría del tiempo llegas a coger manía por el aura tan esnob que tiene esta escritora. No es algo que pase solo con Meryl Streep, pero obviamente es la cara más visible de la película y entristece de que ni ella, haya podido ofrecer una buena interpretación en esta ocasión.

También contamos con la presencia de dos actrices excepcionales como son Dianne Wiest y Can dice Bergen; ambas muy idóneas para los papeles que acaban interpretando. Dicho esto, no tiene el más mínimo sentido el desarrollo de las tramas de cada una. Podríamos salvar entre medias, al personaje de Dianne Wiest, que dentro de lo que cabe no llega a estar nada mal. Es algo que no se llega a entender, porque de primeras ves como un acierto el reparto que llega a tener la película, pero cuando un guion hace ascuas por todos lados, los personajes se hunden con él.

*Poco que destacar

Quizás lo único que he podido disfrutar medianamente viendo Déjales hablar, es la banda sonora de Thomas Newman. Qué curioso que lo único bueno que podamos resaltar de esta película sea su banda sonora; una apreciación que para nada es exagerada. Como he dicho anteriormente, el planteamiento era interesante pero su ejecución falla estrepitosamente. No llegas a meterte en la historia en ningún momento, no empatizas con ningún personaje y tampoco te ríes con los golpes de humor que tiene.

En fin, puede que con Déjales hablar haya habido un problema a lo que el desarrollo narrativo se refiere. Hay algo detrás que crees que puede llegar a entusiasmar, pero el resultado es realmente decepcionante. Por otro lado, tampoco creo que las dos horas de duración que tiene esta cinta, haya sido una buena decisión por parte de los productores del film; con una hora y media de metraje, era más que suficiente para desarrollar esta historia.

*Conclusión

Déjales hablar es una cinta con una interesante carta de presentación en su planteamiento, pero que hace ascuas a la hora de desarrollar su trama narrativa. Un buen reparto mal aprovechado, con personajes algo insulsos y planos, con los que el espectador no llega a empatizar en ningún momento.

Una película que ni la mismísima Meryl Streep consigue encarrilar y hacer que al menos los espectadores, nos llevemos algo decente después del visionado. Para todos aquellos que sigan queriendo darle una oportunidad a Déjales hablar, la película estará disponible a partir del 10 de Diciembre en la plataforma de streaming de HBO España.

Escrito por Daniel Jiménez
Cinemagavia
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6
29 de julio de 2020
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Evolución familiar

Padre no hay más que uno 2 es la nueva película de Santiago Segura. El film muestra las andanzas de Javier y su familia tras haber triunfado con la asistente virtual ‘Conchy’ (en inglés todo queda mejor), en esta ocasión, se enfrenta a la inesperada llegada de su sexto hijo y de la suegra. Esta entretenida comedia familiar trata desde un falso ‘’humor de cuñado’’ la unidad familiar, las relaciones de pareja y el humor para ofendidos.

En la primera película de la saga, podíamos ver a Javier como alguien que tenía familia por inercia y no por voluntad, sin embargo, el salto es abismal al haberse convertido en un padre casi perfecto. En la actualidad, la unidad familiar se ha destruido, dejando atrás el concepto de familia como se entendía en ‘La gran familia’ (Fernando Palacios, 1962). Aunque Santiago Segura no muestre una familia actual española (formada por tan solo dos hijos), representa de forma concisa las relaciones familiares.

En Padre no hay más que uno 2 se aprecia evolución actoral en Sirena Segura, Luna Fulgencio y Carlos González Morollón, que demuestran gran naturalidad ante la cámara. No obstante, las actuaciones de Calma Segura y Martina D’Antiochia no son acertadas, ya que exageran sus acciones buscando generar comicidad. De forma semejante a la saga de Torrente, podemos ver numerosas caras conocidas de ayer y de hoy, que además del gag momentáneo, están bien dirigidas. Santiago Segura está más cómodo en el papel que desempeña en esta película que en su predecesora y Toñi Acosta mantiene su línea de actuación correcta.

*Comedia en clave española

Hacer comedia hoy día es una dura y peligrosa tarea que solo los más valientes pueden desempeñar. Padre no hay más que uno 2 consigue sacar las vergüenzas de cada uno y aunque, seguramente haya algunos que vean este humor como de ‘’cuñados’’, Santiago Segura lo sitúa frente al espectador para que se plantee los verdaderos límites del humor. Podría decirse que es una carta del director al mundo hipócrita y criticón que hemos creado, en el que nos sentimos ofendidos por cualquier comentario fuera de lo políticamente correcto.

No debemos olvidar que esta película comercial está construida sobre el guion original argentino, que funciona como estructura vertebradora. Podemos apreciar claros referentes en las modificaciones realizadas por Santiago Segura, Marta González de Vega y Juan Vera, como la anteriormente citada ‘La gran familia’ (Fernando Palacios, 1962), al plasmar la realidad social de la época o ‘Doce en casa’ (Shawn Levy, 2003), por el carácter excéntrico de sus personajes.

Padre no hay más que uno 2 deja ver de forma clara los hilos del entramado narrativo, pudiendo adivinar cuál será su desenlace, salvo el plot twist final, que no tiene nada de sentido. Desde el principio se suceden los gags de forma frenética, lo que lleva a un agotamiento del espectador. Por lo que respecta a su planificación, el esquema se plantea en función del plano y contraplano encuadrado, por norma general, en primer plano, cayendo en la redundancia narrativa. Este aspecto y el exceso de puntuación con la cámara y el sonido de los momentos cómicos generan agobio audiovisual.

*Conclusión

Con Padre no hay más que uno 2 Santiago Segura ha decidido dar un paso adelante dentro de la industria cinematográfica. Viendo como la semana pasada la mayoría de estrenos de Disney se retrasaban, es de agradecer que alguien arroje un poco de luz estrenando películas que reactiven el mercado. El público debe saber que va a ver una comedia comercial, llena de humor no apto para ofendidos.

Pese a tener errores de fondo y forma, es una película para disfrutar en familia este verano, llena de humor y con un ritmo ameno. Dentro de este drama coronavírico, debemos buscar la comicidad para no hundirnos y lo mejor, es reírnos de nosotros mismos. Ahora, más que nunca, hay que decir sí a la cultura y, sobre todo, sí al cine.

Escrito por Santiago Varela Antúnez
Cinemagavia
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7
24 de octubre de 2018
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 6,5

¿El ‘slasher’ más puro?

La noche de Halloween se convierte en el tercer título que lleva dicho nombre de la saga, aunque en esta ocasión se convierte en un homenaje a aquel clásico de 1978. Hay que decir que ha sido todo un homenaje a su género original. El problema surge de la sobreexplotación del género, si no eres fan de la saga, se convierte en una película “slasher” más de la lista, algo que puede jugar en contra si no se conoce de una forma profunda el universo Myers. Aun así, cabe decir que ha sabido jugar sus cartas bien, se convierte en una secuela perfecta, algo que, desgraciadamente, no habían conseguido sus predecesoras.

Es cierto que no hay innovación hacia el “slasher” que sobresalga, pero han conseguido convertirlo en todo un homenaje. Se habla de una era en la que el género ha estado muy trillado por muchas partes y quedan dos opciones: la innovación o la nostalgia. En esta ocasión, se juega con la segunda carta, algo acertado, dado que no se encuentra nada ajeno a este tipo de películas. Únicamente se observa un exceso de violencia explícita no justificado, pero partiendo de la base de la percepción del espectador de hoy en día, puede ser un factor positivo. Desde una perspectiva alejada de los convencionalismo, se convierte en algo meramente decorativo y sin ninguna aportación. Más muertes no es sinónimo de más miedo.

Ya no es él, es ella

Una de las bazas con las que jugaba el film es el eje central de la película: Laurie Strode. Este tejemaneje de víctima-victimario es lo que da un potencial diferente a la esencia del film. ¿Es ella únicamente una víctima? Sin hacer ningún tipo de avance, se deja en que se trata de una composición que entrelaza las percepciones de la personalidad humana.

La intención feminista se hace patente en varias partes del film, pero de una manera fina y sin provocar la anti-naturalidad. Se aplaude que por fin se hable de “personajes” y no marcados por su género, en especial, en un momento tan importante por la lucha de igualdad a la hora de hablar de hombres y mujeres. Laurie no se ve influida por ser mujer (¿o sí y lo reivindica?). Michael Myers ya no es el protagonista absoluto y el que tiene esa función ejecutadora. Bienvenido a la familia Strode.

Algunas de las escenas más potentes de La noche de Halloween están protagonizadas por la mismísima Curtis. En especial una, en la que si se ve el film, se observa cómo los roles se cambian con el propio Myers. Lo positivo de esta realización, es presentarse “lo mismo de siempre” pero desde una forma más interesante y creativa. Las risas también están aquí, pero gracias al enriquecimiento de la “Final Girl” por excelencia. Se acabó el solamente huir y gritar, es momento de actuar y luchar. Una simbología que permite visualizar el cambio que se debe ver en la sociedad. Ellas ya no son damiselas en apuros y esto es algo que se puede ver en la hija de Laurie y una escena clave. Los gritos de “debilidad” ya no es su principal arma.

De vuelta a casa de mamá

El problema que se ve en La noche de Halloween es la falta de acción y de ritmo en algunas partes del film. Original en la manera de exponerse, renovada haciendo un análisis de la saga, pero que se queda medio gas como película independiente. Una oportunidad en la que realmente lo que se hace es “volver a casa de mamá”. Un paso adelante, un paso detrás. El resultado es irregular. Pese a ser un aliciente para los fans del género y en especial de ‘Halloween’, tal vez no llegue a conseguir la atención de nuevas generaciones. ¿Qué aporta realmente al género de terror?

Sin embargo, no se puede negar que la contradicción erradica en el morbo que es volver a ver a Curtis desempeñar el papel de la joven víctima de 1978. Se tumban varios estereotipos dados durante algunas de sus entregas. La realidad es que se ha jugado sobreseguro, acierto o error, no se sabe. Es imposible no saber lo que va a pasar en varios momentos. Pese a tener cierto olor a “ya conocido”, también se respira complicidad con el espectador. Queda muy clara la intención del director y guionista: dar punto final a una de las franquicias más famosas del género del horror.

Conclusión

La noche de Halloween es una película irregular que reformula la esencia original del film de 1978. Una visión más femenina y activa hace que merezca la pena verla, aunque sea por volver a visitar el famoso pueblo en el que ocurrieron los asesinatos del 78. Un homenaje a Laurie Strode, en el que se regalan momentos memorables con el plantel femenino. No tiene un resultado redondo por la falta de originalidad en varios momentos. Aun así, cumplen con las expectativas de aquellos fans más acérrimos. Un regalo en toda regla para estos seguidores leales de Michael Myers y su historia. Un cierre necesario que se ha ejecutado de una forma correcta, pero no brillante.

Escrito por Diego da Costa

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