Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Críticas de RandolphCarter
<< 1 20 29 30 31 45 >>
Críticas 225
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de septiembre de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suelo ser alérgico a las ñoñerías cuando resultan artificiosas, cuando veo que la emoción se busca con recursos facilones, queriendo epatar al respetable mediante secuencias edulcoradas, conjugando violines en crescendo con escenas altas en sacarosa que normalmente me resultan sonrojantes y/o patéticas.

Pero por otra parte hay films que a uno le tocan realmente la fibra, que mediante buen gusto y pasión, no sentimentalismo, logran ponerte los pelos como escarpias. "La leyenda del pianista en el océano" es una de ellas. Un film semidesconocido para el gran público dirigido por Giuseppe Tornatore, aquel que nos deslumbrara hace ya dos décadas con su "Cinema Paradiso" y que aquí consiguió en mi opinión su segunda mejor obra.

Y es que tiene ese aliento de las grandes historias que merecen ser contadas. Max (Pruitt Taylor Vince) se dirige a vender su bien más preciado, su trompeta de jazz, a una pequeña tienda de instrumentos. Antes de cederla definitivamente pide que le dejen tocarla por última vez. Al entonar los compases de cierta melodía, el dueño coge un disco destartalado y lo pone en marcha. Es la misma canción tocada a piano. A Max se le encoge el corazón. El dueño le pregunta si sabe quién es el pianista que interpretó semejante maravilla. A partir de aquí contará la historia de su amistad con Novecento (Tim Roth), el pianista más prodigioso que jamás haya existido, cuya leyenda dice que nunca llegó a bajar del mismo barco en que nació.

Un film realizado con sumo gusto y elegancia, épica e íntima, cómica y dramática; de esas cuyo recuerdo permanece en la memoria aún mucho tiempo después de haberlas visto. Se da la rara conjunción de que destaca en todos sus aspectos: los intérpretes lo bordan, el diseño de producción es impecable, los diálogos memorables (ese discurso final...) y la música de Ennio Morricone es simplemente excelente. Resaltaría sobre todo momentazos como el increíble duelo de pianistas de Novecento contra el proclamado creador del jazz Jelly Roll Morton y la secuencia de la grabación del disco cuando él ve a la chica de sus sueños, comenzando a transmitir lo que siente a través de la pieza que interpreta.

La historia de un genio que tenía mucho más que ofrecer que el común de los mortales, pero que a su vez no era capaz de un acto tan simple como bajar una escalerilla y entrar en el mundo al que tantas veces miró con deseo desde el mar. Una joya a reivindicar y redescubrir para todo aquel que tenga amor por la música y sangre en las venas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
23 de febrero de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo hacer una segunda parte de una obra maestra del cine de terror y no caer en la mera reiteración de esquemas? James Cameron tuvo clara la opción: desviarse a otro género sin traicionar la esencia original.

“Aliens” comienza más de cincuenta años después de los sucesos acaecidos en la Nostromo; una nave de "La Compañía" recoge la capsula auxiliar de Ripley, que se encuentra en estado de hibernación. Tras varios sucesos le informan que el planeta del que accidentalmente sacaron al mortífero alienígena se ha establecido una colonia minera, con la que se ha perdido contacto. Tras sus iniciales reticencias, la teniente emprenderá un viaje de retorno al corazón de las tinieblas, acompañada de un escuadrón de élite de los marines espaciales. Lo que les espera superará la peor de sus pesadillas. Una gozada.

A pesar que no sea el colmo de la originalidad, como es intrínseco en su condición de secuela, la odisea en el infierno xenomorfo es de una efectividad aplastante. Tras el consabido preámbulo y típica presentación de personajes estereotipados, desde el momento que ponemos pie en el hostil planeta, se palpa una tensión pavorosa que no nos abandona hasta el apoteósico duelo final. Esa sensación de que en cualquier momento puede suceder un ataque desde cualquier lado, la desesperación de un grupo marcial que se ve gradualmente reducido a pesar de todo su armamento y entreno, el ansia de Ripley por proteger a Newt a toda costa… multitud de elementos que se conglomeran conformando un festival adrenalítico gracias al autoproclamado "rey del mundo", que perfiló una secuela tan diferente como digna sucesora de la original.

Estamos ante un gran film de acción, de toque terrorífico, pero donde prima el cariz de aventura tenebrosa. Donde Ridley Scott sugería, Cameron exhibe, donde yacían víctimas indefensas, luchan aguerridos soldados, donde acechaba una criatura, ahora atacan a miles, donde reinaba el terror… ¡esta vez, es la guerra!
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
8 de febrero de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra del cine a manos del imprescindible John Huston, que adapta un relato de Rudyard Kipling para transmutarlo en celuloide mayúsculo. Pocas películas logran transmitir tal emoción por los viajes aventureros como “El hombre que pudo reinar”, donde todos sus aspectos sobresalen con brillantez.

La primera media hora la vemos a través de los ojos de Rudyard Kipling (Christopher Plummer), partícipe accidental en los iniciales devenires de Danny Dravo (Sean Connery) y Peachy Carnehan (Michael Cane), briosa pareja marcial que se niega a volver a Londres para ganarse la vida de cualquier manera. Ellos contemplan el absurdo plan de llegar a ser reyes del ignoto territorio de Kafiristán; así que emprenden un emocionante recorrido repleto de peligros en pos de sus alocados sueños, punto desde el cual la narración pasa a centrarse en los dos buscavidas. Contra todo sentido común, encadenando diversos sucesos y casualidades, llegarán a alcanzar sus metas e incluso exceder con mucho sus propias expectativas, pero…

Huston ofrece una historia inolvidable, repleta de momentos antológicos no exentos de toques surrealistas (esa batalla paralizada por el paso de los monjes), cómicos (sobretodo el peripatético rey de Kafiristán) y espectaculares (las guerras tribales, la avalancha, etc.) El empleo de la fotografía y el panorámico es uno de los mejores que yo haya visto, gracias a Oswald Morris, que realiza su mejor trabajo, junto a “Moby Dick” y “El violinista sobre el tejado”. Pocos paisajes han sido tan bien recreados en pantalla, tanto los reales como los dibujados, como en este film. También es destacable la banda sonora de Maurice Jarre, que se acopla a la función como un personaje más, acompañando majestuosamente las acciones de los protagonistas.

Este es un punto que me gustaría recalcar: los personajes son lo principal, no los efectos especiales o las secuencias de acción, que haberlas, haylas. En la mayoría de films del género desde los ochenta, esa tendencia se invirtió cuando los actores pasaron a ser meros dummies para colocarlos en medio de secuencias explosivas y el guión, una cuestión secundaria. Recalco esta gran diferencia por el efecto que causa esta cinta, que no es otro que el que te importen los personajes y sus destinos, más allá de la parafernalia que les envuelva.

Un film ejemplar en todos los sentidos, desde la impecable dirección hasta las legendarias interpretaciones de Michael Cane y Sean Connery como esa entrañable e inmortal pareja de amigos, cuya ambición guió sus pasos para alcanzar la mayor de las glorias y pagar su elevado precio.
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
1 de diciembre de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según las teorías antropológicas más consensuadas, en la manadas de nuestros antepasados, desde que éramos primates y al igual que sucede entre los homínidos actuales, solía haber cierta inclinación a roles innatos muy diferenciados, predispuestos sobre todo genéticamente. Suele haber una figura que destaca por encima de las demás: el alfa, el líder dominante de referencia en torno al cual se someten los demás, a la vez que él procura el orden y el sustento para el grupo. Las acciones de éste son la referencia para el comportamiento de los demás y uno de los efectos más usuales es que alguno le imite sobremanera, procurando colocarse como una especie de “número dos” a su lado, ya que es el referente para la supervivencia y el “éxito”, tanto en el sustento como a la hora de emparejarse. A éste último se le denomina beta. Pero dicho imitador puede ir más allá. Pueda llegar el momento en que un beta quiera, ya no imitar, sino sustituir al líder, llegando a intentar matarlo y ocupar su lugar, coronándose como nuevo alfa. Pues no han cambiado mucho las cosas.

La pugna sigue y si nos fijamos en nuestro entorno, sobre todo el laboral, que es quizás donde se evidencia más, podemos percibir actitudes análogas en los grupos a los que pertenecemos. Todo este rollo viene a que sobre esto trata “El asesinato de Jesse James...”; sólo que las necesidades básicas ya están sobradamente cubiertas y no hace falta combatir por ellas, sino por otro valor de referencia mucho más escaso: la fama.

Rob Ford es un veinteañero que ha devorado obsesivamente los libros de ficción que versan sobre la leyenda que admira, queriendo convertirse en él, en alguien más fuerte, intrépido, interesante, en… más de lo es él. Esta es la fascinante historia de cómo el más ferviente admirador del más grande forajido del oeste, devino en infame ejecutor de su propio dios.

Hay que puntualizar que “El asesinato de Jesse...” no es un western al uso. Que utilice su contexto habitual no implica que tenga que atenerse a las reglas no escritas del género. Esto es otra historia, un tipo de cine más contemplativo, mucho más cercano a Tarkovski que a Ford, para que nos entendamos y por lo tanto, no apto para todos los paladares; de ahí que muchos acaben de verla con extrañeza y rechazo. Sobre todo porque es una narración pausada, en la que los pensamientos y reflexiones de los personajes les definen más que sus propias acciones.

Aburrirá a más de uno, pero a mí me ha encantado por su capacidad de seducción estética, su cuidado en unos diálogos de carácter más elevado de lo habitual, sus excelentes interpretaciones, el realismo de su exposición de la violencia y ese poso de amarga realidad y desengaño que exuda… todo ello al servicio del magnífico retrato de un inestable mito esquizoide y su asesino: un patético fanboy al que las botas que pretendía calzar, le iban demasiado grandes. El retrato de un alfa y un beta.
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
22 de marzo de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevo refrito descafeinado, producto de meter en una licuadora temáticas de Philip K. Dick, Isaac Asimov y William Gibson, aderezadas con estándares del cine de acción mainstream y un pretendido, que no conseguido, tono de film noir. Las influencias son tan evidentes y recauchutadas que hasta da pereza nombrarlas: a los ya mencionados autores les sumamos producciones cinematográficas relativamente próximas como “Yo, robot” (¡si es que hasta James Cromwell repite papel de creador arrepentido de su obra!) y cualquiera que se os ocurra y ya está, tenemos un celuloide precocinado y sin personalidad como siempre en la poco prolífica carrera de Jonathan Mostow (La pretenciosa “U-571”, la fallida ”Terminator 3”, la decente “Breakdown”, y un par más).

Nada llega a sus últimas consecuencias; en lo interesante que es el concepto de vivir artificialmente a través de androides que son versiones perfeccionadas, como maniquíes de “Sexo en Nueva York”, de lo que quisiéramos ser, a costa de dejar de vivir realmente, no se llega a profundizar y la escasa acción tampoco es de lo mejor que hayamos visto. El director juega a las sorpresillas en la investigación, que cuando no son predecibles, dejan bastante indiferente, como con el ridículo personaje de Ving Rhames. Los tintes dramáticos en la relación entre Bruce Willis y Rosamund Pike y su tragedia personal tampoco llegan a emocionarnos por la habitual frialdad expositiva de Mostow, artesano manufacturero de productos lo suficientemente exitosos como para que le vuelvan a llamar los productores ávidos de blockbusters a coste razonable. Una peliculilla de domingo tarde que por lo menos tiene ritmo suficiente como para no desesperarse a bostezos, pero lejos de los resultados de recientes propuestas muchísimo mejores en el género de la ciencia ficción como “Distrito 9”, “Moon”, “The Box” o “Star Trek (2009)”, por nombrar algunas.

Bueno, finalmente quiero hacer un alegato en contra de los infames anuncios con los que a veces nos topamos. Me refiero a aquellos engañosos, que no te dan una idea del tono auténtico de la película, como pasa con “Los sustitutos”, vendiéndotela como una vertiginosa montaña rusa de aventuras, cuando en este caso es un film de investigaciones criminales en un marco futurista. Además de esto, nos regalan la vista con todas las escenas de acción más el final, así que como que uno ya sabe qué va a pasar, al llegar a esa cuenta atrás que debería ser emocionante e imprevisible ¿qué sucede? Te decepcionas y te cagas en el tráiler maker o cómo demonios se les llame. Entiendo que se procure atraer a la gente a las salas con montajes atractivos, pero por favor, no a costa de destripar secuencias importantes y finales. Gracias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 20 29 30 31 45 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow