Toda regla tiene sus excepciones. De manera que si suele ser cierto que segundas y posteriores partes nunca suelen ser mejores que la primera, en este caso, segundas, terceras, cuartas, quintas, sextas, y más partes (realizadas en género ANIMACIÓN) han estado a la altura y resultado sobresalientes micro-consecuencias de la trilogía de ciencia ficción "Matrix", dirigida por los Hnos Larry y Andy Wachowski entre el final del siglo XX (1999) e inicios del XXI (2003).

Estamos aquí ante unos microrrelatos cinematográficos de ANIMACIÓN, con el tema de "Matrix" como referencia común, que no sólo son notables sino que tienen mucha enjundia creativa y cautivadora. Quienes sientan admiración y casi culto por la trilogía en grande y con actores de carne hueso sobre "Matrix", este "Animatrix" también les dejará gratamente impactados. Se trata de animación de altísima calidad, imaginación y diligencia argumentativa.

Perlas valiosísimas que hay que valorar y guardar como complementos o añadidos a esa rica fantasía filosófica llamada MATRIX, creación convulsionante de Larry y Andy Wachowski.

Gran filme. Tiene historia de amor, envidia, falso testimonio y sobre todo mucha y larga EXPIACIÓN—la expiación es un concepto religioso que quiere decir padecer dolor, culpa, sufrimiento y sacrificio purificador, por haber cometido algún grave desacierto o mal proceder—.

El final es tan sorprendente e imprevisto, que es por esto por lo que la película acaba siendo una gran obra cinematográfica. Pues es precisamente, el hecho de saber redondear y darle acabado a una obra de arte, en cualquiera de sus vertientes, lo que la convierte en excepcional y relevante.

Buena fotografía y más buena aún la actriz Shu Qi.

El componente argumental de la película se divide en tres partes o historias completamente diferentes. En una se nos cuenta el inicio de un noviazgo entre una muchacha de billares y un cliente. En otra la historia de un hombre generoso que ayuda a dos jóvenes enamorados a salvar su unión. Y la tercera parte va de dos jóvenes amantes, ella es cantante y él fotógrafo.

La película es de una pesadez tremenda, pero también de una belleza digna de contemplar sobre todo en el rostro de Shu Qi, en las canciones que acompañan las tres narraciones y en la fotografía en general del filme a cargo de Mark Lee Ping-bin (no olviden el nombre de este artista de la fotografía, porque es excelente)

La película es muy buena. Una filmación a ritmo de viejas, de ancianas, tranquila y descriptiva, realista a más no poder. Casi todo el desarrollo es bajo la lluvia, con tiempo lluvioso típico de Filipinas.

Las protagonistas son dos ancianas: una, abuela de un joven asesino; otra, abuela de un joven asesinado. La abuela de la víctima pide justicia para su nieto muerto, y la otra trata por todos los medios de liberar a su nieto asesino de la cárcel. Ambas ancianas acabarán encontrándose, ¿se tirarán de los moños o llegarán a un acuerdo?

Repito, la película es muy buena, sobre todo por lo realistamente que nos muestra lo que es la burocracia, el trámite de papeles para intentar que la sociedad te resuelva algo y como casi siempre es mucho mejor esquivar estas vías, saltárselas e ir por cuenta y riesgo directamente a la fuentes de los afectados sin necesidad de hacer uso de los funcionarios públicos e intermediarios oficiales, que resuelven poco y dan mucha brega de ir y venir, de papeleo y gastos que sirven de poco. Esta es la gran lección de la película: cómo resuelve la gente común y corriente sus problemas, cómo recurren a soluciones al margen de los cuadriculados oficiales, lentos, inviables y poco justos de por sí, que sólo valen para mantener medio dormidos a funcionarios desganados e inútiles.

Historia relajada, humorística sobre tres hombres rudos del viejo Oeste que han de dejar a un lado su rudeza cuando de repente en su camino se encuentran a un bebé cuya madre acaba de morir y emerge en ellos el deber moral de cargar con el pequeño, cuidarlo y protegerlo.

Otra película más donde vemos a la inseparable pareja de actores que casi siempre trabajaron juntos en casi todas las películas que hicieron: John Wayne y Ward Bond.