Vomitiva suma de la cursilería y ñoñería francesa y el victimismo polaco.

Se supone que nació como proyecto entre Francia y Polonia para contar la vida de los países post comunistas en relación con la Europa Occidental. Pero el trasfondo político tiene menos fondo que una tabla.

La doble vida de Verónica es solo la vida aburrida y gris de una suerte de Amelie chunga y malrollera, con amor -un amor grimoso-, supuestas coincidencias, encuentros casuales, una banda sonora horriblemente repetitiva y escenas eternas que no cuentan nada, que no dicen nada.

Imagínate que es otra película y todo irá mucho mejor. Cualquier comparación con su brilllante antecesora es pura coincidencia. Unos pocos secundarios deslucidos (con lo que molan Frenchie y Eugene).

Ni parece el año 1960, ni la música se acerca ni de lejos al rock and roll, ni el vestuario, ni la ambientación, ni una horrorosa Pfeiffer vacía de contenido (OJO, ya era difícil hacer personajes mas frívolos que los de Travolta y Newton John, pero esos por lo menos eran de una frivolidad exquisita y divertidísima) pero en el caso de Grease 2 pasan de frívolos a directamente huecos.

El chico es muy mono, si te consuela eso quizás pierdas el tiempo viéndola.

Sandy, Danny, no os merecíais esto. Espero que escapárais de Rydell a tiempo, fuerais a la Universidad y os pegarais unos buenos pasotes. Porque los colegas que se quedaron en el barrio hicieron esta puta mierda de película.

Un duelo entre Wood y Maculi, como decimos en mi barrio, que gana Wood en todos los sentidos, y si no ahí está el tiempo dándole la razón.

Puede tener mucho de película-de-después-de-comer-en-Antena-3, pero el hecho de que el perverso sea el crío le da un toque diferente, aunque se repita el esquema de madre sufrida y niña encantadora.

Como enamorada de Wood incondicionalmente - hasta soporto Flipper- me parece una muy buena muestra de el talento que tenía desde muy joven, y como película, es bastante entretenida y con un final emocionante. Lo dicho, para darse un gustazo un sábado después de comer.

Pagué no una sino DOS veces por recrearme viendo a Silvestre y González con bombers, harringtons, ben shermans y polos fred Perry. Y por qué no decirlo, con la erótica de una Thor steinar a la hora de boxear.

No pedía más a la peli así que no me dió más, pero gracias. Mi imaginario erótico siempre ha girado en torno a los skinheads subidos al ring y sale más económico que pagar por una velada.

Frivolidad aparte, Zannou, te has columpiado: la historia de redención del nazi víctima de sus circunstancias a través del amor ya la tenemos muy vista -Romper Stomper, AHX, Paria...- y olvidamos pronto lo que fue para rendinos a la utopía romántica que todo lo limpia, todo lo salva. Respecto al boxeo, pelis de boxeo hay muchas y mucho cine muy bien hecho. Pero al césar lo que es del césar: bien ambientada, bien entendido el Madrid y su atmósfera (alguna visitita a Rivendel, eh?) buena fotografía, muy correcto atrezo y vestuario.

Pero te quedas torpemente a medias de contar: de contar qué hacen los nazis a parte de pegar palizas, de contar quién es el personaje plano de Javier Bardem, cuál es trama alrededor de su fundación, o profundizar en los dos personajes que mejor funcionan, Carlos Bardem y su compañero.

Pero lo más cuestionable para mi es que Zannou se defina a si mismo como "cineasta comprometido". ¿Es compromiso contratar y pagar verdaderos ultras neonazis como Javier Mancebo, de Frente Atlético, para que hagan su papel? Menuda basura de compromiso, Zannou.

Date un paseo, mira This is England y vuelve si quieres hablar de skins, y Rocky si quieres hablar de boxeo.

Que ha envejecido mal es evidente. Sólo gustará a amantes incondicionales de Newman, estudiantes de Periodismo, a Periodistas o a profesores de Ética. Como historia, no está mal, pero de 1981 para acá ha evolucionado en telefilm de Telecinco a mediodía. El tema de fondo es interesante pero se torna deprimiente en un escenario de apartamentos y barcos insulsos, coches y redacciones de prensa grises y personajes a medio hacer.

La química entre la pareja es absolutamente nula, no digo que ella no transmita, pero Newman es Newman, incluso en ese papel odioso. La tensión sexual está metida con calzador y la frialdad con que se trata no ayuda absolutamente nada.

En fin, es de estas películas sobre la ética profesional o, dicho vulgarmente "donde tienes la olla no metas la polla, joven y atractiva periodista" pero para eso, te ves Scoop que tiene la gracia de Woody Allen y los encantos de Scarlett, que, lo siento Sally, son mucho mejores.

Eso sí: joder con Newman. Como el vino.