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España España · Lugunica
Críticas de CousIand
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
6
20 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas he visto tan autoconscientes de su naturaleza como Hatchet, una cinta que bebe enteramente del slasher de los 80 y no oculta o maquilla en ningún momento sus intenciones. Es más, tener a un grande como Kane Hodder en el papel del psicópata Victor Crowley casi parece una declaración de intenciones de lo que el film le debe a sagas como Viernes 13.

Y es que salta a la vista que Hatchet es una película hecha con bajo presupuesto, tanto por su poca variedad en los escenarios como por unas actuaciones bastante reguleras. No obstante, esto último se ve remediando en gran medida porque los personajes se salen un poco del estereotipo de grupo de jóvenes con las hormonas revolucionadas. Son meros clichés, pero al estar su papel tan exagerado en un tono casi autoparódico, dan bastante juego en forma de constantes bromas y chistes.

Sin embargo, la verdadera gracia de Hatchet está en ver a un asesino deforme acabando uno por uno con estos sujetos. El gore aquí sigue una máxima muy acertada: ser lo más explícito, brutal e incluso exagerado posible. Se nota que buena parte del dinero ha ido a esta parte, porque los resultados no están nada mal pese a la escasez de medios. Crowley se recrea con gusto en sus asesinatos, convirtiendo cada uno de ellos en una orgía de sangre y miembros cercenados.

Desgraciadamente, el artífice de esta matanza no tiene tantas apariciones como cabría esperar, así que Kane Hodder carece de tiempo en pantalla para hacer suyo al personaje y dotarle de tantos rasgos únicos como hizo en su día con Jason. Aún así la película nunca llega a aburrir, pues no abusa de intentos por generar tensión que podrían romper el ritmo, y el humor de los personajes entretiene por lo general.

Por lo tanto, y en resumidas cuentas, poco más se le puede pedir a Hatchet de lo que ya da. El público objetivo al que apela es muy concreto, pero quien se encuentre dentro de ese grupo va a disfrutarla. Sus 85 minutos de metraje divierten y sacian a todo aquel deseoso de una buena dosis de violencia gratuita.
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CousIand
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9
22 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada con un presupuesto de a penas 140.000 dólares, La matanza de Texas es una de esas raras ocasiones en las que la falta de medios juega a favor. Siempre y cuando se dirija con buena mano, la escasez de recursos puede suponer una ventaja en ciertos géneros como el de terror, ya que da una mayor naturalidad y realismo a la atmósfera. Otro dato crucial para explicar el éxito inicial de este film es año de su estreno, 1974, ya que por entonces el slasher todavía no había proliferado como lo haría en los 80, y ver a un psicópata enmascarado asesinando a un grupo de jóvenes era algo sin muchos precedentes. Ahora bien, con esto no quiero decir que la cinta deba su reconocimiento a la época en la que vio la luz, pues de hecho la disfruté hace tan solo hace unos meses y me pareció excepcional.

El argumento que precede a la matanza no tiene demasiada relevancia, así que en vez de entrar en detalles me limitaré a decir que un puñado de adolescentes viajan a la Texas rural y se cruzan allí con una familia de caníbales homicidas. Pese a que los personajes son bastante simplones y hay que esperar para empezar a verlos caer, desde el comienzo hay algo inquietante en la atmósfera que mantiene la atención del espectador. El encuentro con el autoestopista, la parada en la gasolinera, la primera visita a los alrededores de la casa... es evidente que hay un esfuerzo por hacernos sentir que algo no va bien y el entorno no es del todo seguro. De hecho, y aunque pueda verse como un elemento meramente circunstancial, el ambiente caluroso, húmedo y sucio que caracteriza a la fotografía del film es una de las señas de identidad del mismo y contribuye a generar esa sensación.

No obstante, todo esto no es más que la antesala de lo que hace tan especial y única a La matanza de Texas. Tan pronto empieza a correr la sangre queda patente que la violencia va a ser directa, cruda y visceral sin necesitar siquiera de grandes dosis de gore. La primera aparición de Leatherface es una de las más memorables de cualquier asesino del slasher, pues resulta tan abrupta, directa y carente de artificio que impacta y perturba como pocas. Donde un película moderna de terror llena las persecuciones de música trepidante y constantes movimientos de cámara, la obra de Hooper apuesta por planos estables y largos, y rechaza cualquier acompañamiento musical para que los gritos y el sonido de la motosierra reflejen la angustia de la víctima. Por su parte, la famosa escena de la cena familiar nos pone en una situación incómoda y enfermiza. Se podría decir que el film sumerge al espectador en una espiral de locura y violencia inesperadamente intensa, cuyo ritmo a penas decae ni deja lugar para el descanso desde que comienza hasta que todo termina y aparecen los créditos. La película consigue hacernos partícipe del sufrimiento de la protagonista y que empaticemos con ella, un logro meritorio si tenemos en cuenta que en el fondo se trata de un personaje plano y vacío.

Creo que lo que hizo este film es francamente admirable. Con actores desconocidos, un director novato, presupuesto ínfimo y un planteamiento propio de serie B, se creó un clásico del cine de terror sobre el que muchas películas del género podrían seguir aprendiendo hoy.
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CousIand
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5
6 de mayo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por tercer año consecutivo, otra película de Leprechaun entre manos y una nueva oportunidad para que su desenfadada propuesta logre hacer pasar un buen rato a quien busque algo de humor negro y una moderada dosis de sangre.

Tal y como ya ocurría en la entrega anterior, Leprechaun 3 empieza desde cero y establece reglas propias, si bien las escogidas aquí tienen algo más de sentido que entonces. Esta vez gran parte de la gracia reside en el escenario, cuyo atractivo es incuestionable. Pocas ambientaciones contemporáneas son más temáticas para una película de Leprechaun que una ciudad como Las Vegas, pero no hay que olvidar que esta es una cinta con escasos medios. No sorprende ver que la mayoría de la acción transcurre únicamente en un casino, y que además el duende se pasea durante bastante tiempo por otras localizaciones mucho más típicas y sin tanto interés. Aún así, la estancia del duende en la ciudad del vicio da para un leprechaun con más escenas graciosas y buenas rimas que nunca.

Por desgracia, la cinta recurre en repetidas ocasiones a un recurso muy molesto, que es cortar las apariciones del leprechaun de forma abrupta o hacerlas demasiado cortas, convirtiéndolas en pequeños gags. Y si bien hay otros personajes secundarios orientados hacia la comedia con momentos decentes en pantalla, no poseen ni la mitad de gracia que el villano principal y carecen carisma suficiente para mantener entretenido al espectador durante mucho tiempo. Peor es el caso de los dos protagonistas, que son tan insulsos como de costumbre y cuya capacidad interpretativa deja bastante que desear.

Pero si hay un aspecto en el que la película es superior a sus predecesoras, ese es el gore y las muertes. Los asesinatos son más imaginativos, y cuando deben mostrar algo de forma explícita, lo hacen con resultados más que solventes pese a la falta de medios. Sigue sin haber una gran cantidad de ellos, pero son suficientes y dejan un buen sabor de boca.

En resumen: dejando claro que en términos de calidad sigue siendo bastante justita y el telón de fondo de Las Vegas daba para más, Leprechaun 3 es una cinta divertida y probablemente el techo más alto que haya podido alcanzar esta saga en toda su existencia.
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CousIand
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4
30 de abril de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que en esta película las cosas se han ido de madre es algo fácil de intuir. No hay más que fijarse en el rimbombante subtitulo de "Dimensión fantasma", además del cartel donde aparece una niña frente a una especie de portal interdimensional en medio de su habitación. Acostumbrados a escuetas numeraciones numéricas y el clásico plano de gente durmiendo en la portada, ver cosas así es algo cuanto menos chocante.

En un intento por darle otro enfoque al argumento, la historia se vertebra entorno a los viajes en el tiempo, valiéndose de Paranormal Activity 3 como principal nexo de unión con el resto de la saga y desarrollando los sucesos inmediatamente posteriores al final de esta al mismo tiempo que se nos presenta a otra familia en el presente. Este planteamiento podría ser incluso bien recibido si no fuera porque cambia el propósito original del demonio y su aquelarre de brujas por otro, haciendo perder casi todo el sentido a lo que ocurría en las entregas anteriores. Además, dicho objetivo es bastante contraproducente por motivos que explicaré en los spoilers.

Por su parte, los integrantes de la nueva unidad familiar responden a los clichés de esta saga elevados a la enesima potencia. Tenemos al curioso que quiere grabarlo todo, a su mujer que pasa del rollo paranormal y a la niña haciendo buenas migas con Toby (el demonio). Aquí ya es prácticamente imposible empatizar con cualquiera de los implicados, pues son una versión venida a menos de los personajes que ya hemos visto mil veces y carecen de cualquier tipo de química o complicidad entre ellos.

Otra de las novedades está en la cámara, que tiene la capacidad para captar cosas que hasta ahora nunca habían podido verse. No obstante, esta es una idea que por bien que suene tiene unas implicaciones bastante negativas. Donde antes no había forma alguna de ver físicamente a Toby, esta película opta por mostrarle como una masa informe que se mueve por la casa. El efecto visual no pega ni con cola dentro de la película y saca al espectador de su atmósfera, empleándose además para recursos tan baratos como la abrupta aparición de un rostro calavérico delante de la cámara. De hecho, la cinta es un festival de jumpscares como nunca antes se ha visto en la saga, más predecibles y simplones que nunca.

Teniendo todo esto en cuenta, resulta complicado pensar que cualquiera de los cambios que Dimensión Fantasma trae consigo han valido la pena. La trama abandona cualquier atisbo de coherencia argumental con todas las entregas que le preceden, el terror es excesivamente explícito y los personajes poco más que una caricatura. En resumen, estamos ante el batacazo definitivo de Paranormal Activity.
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CousIand
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5
8 de abril de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con este tipo de producciones encima de la mesa, uno tiene que saber a lo que va. Leprechaun es un slasher de bajo presupuesto cuyo propósito es más hacer reír o pasar un buen rato que generar cualquier tipo de miedo o tensión en el espectador, así que es lógico valorarlo en base a sus escasas pretensiones.

El film parte de la mitología irlandesa para dar vida a su particular villano: el leprechaun. Tal y como cuenta la leyenda, se trata de una criatura de reducida estatura que almacena una gran cantidad de oro y es zapatera de oficio. Lógicamente hay un giro oscuro en todo esto, que es convertir al simpático duendecillo en un ser horrendo que persigue y asesina a cualquiera que se atreva a robar una sola de sus monedas de oro. Y es precisamente la caracterización del personaje lo más meritorio de la cinta, tanto por un trabajo de maquillaje muy notable como por la propia interpretación de Warwick Davis. Se nota que el actor está disfrutando en el papel y lo hace suyo, dotándole de mucha personalidad. A diferencia de los típicos asesinos enmascarados del slasher, el duende se recrea mucho más a través de diálogos y bromas varias. Siempre tiene algo que decir y posee su chispa, lo que da para algunos momentos realmente divertidos.

En cuanto al resto del reparto, el grupo protagonista cumple. Destaca una joven Jennifer Aniston que está correcta en su papel, además de otros dos personajes que aportan un toque más de comedia a la historia. El peor sin duda es Ken Olandt, que está a un nivel casi tan flojo como el de los secundarios. Estos últimos son meramente circunstanciales, carne de cañón en su mayoría, y en algunos casos especialmente mediocres en sus actuaciones. Sin embargo, nada de esto sorprende en una película de baja factura, como tampoco es de extrañar que la fotografía sea tan simplona y discreta.

Otro aspecto que se ve lastrado por el bajo presupuesto es el gore. Hay pocas muertes, y a penas alguna de ellas consigue sobresalir con una cierta gracia. Hay que tener en cuenta que, aunque destila un aroma ochentero innegable, la cinta es del 93, y por entonces ya empezaban a verse películas de terror con un componente sangriento mucho más trabajado. Si a esto le sumamos que algunas escenas o enfrentamientos con el leprechaun se alargan demasiado y caen en la repetitividad, nos queda además un desarrollo con problemas de ritmo.

Pese a todo, la película entretiene en general. Quien le coja el punto al leprechaun y su humor podrá pasar un buen rato, aun siendo en el fondo bastante regulera y olvidable.
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CousIand
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