La pequeña Audrey Tautou aprovecha el tirón de su "Amélie" y de su "Largo
Domingo de noviazgo", para con ayuda de un guión muy estudiado, obtener
otro éxito cinematográfico. Los horribles jerseys del jovial sueco añaden
morbo a la romántica cinta.

Es una película muy divertida que se puede recomendar, puesto que gusta
a todo el mundo que comprenda los líos amorosos, que se pueden llegar
a producir en los centros de trabajo.

Considero que la recreación de Marie-Louise Giraud que ha hecho
Claude Chabrol está muy fantaseada, que en la realidad Giraud no
era tan vistosa como Isabelle Huppert y, que todo el asunto era menos
jovial, más escabroso y muy alejado del planteamiento de este director.

Sin embargo, Claude Chabrol ya realizó cosas parecidas con otros
personajes como fue el de Désiré Landru, al que le otorgaba un
'glamour' del que el piojoso personaje careció.

La película es correcta y también el homenaje a esta malograda mujer
que se dedicó a practicar abortos clandestinos ajena al peligro que corría,
en unos tiempos en los que Francia recurría rápidamente a la guillotina
como medio de zanjar determinados asuntos, y creaba tribunales de
excepción para administrar de todo menos justicia.

El mariscal Pétain consideró crimen capital el deshacerse de los
embarazos practicando abortos, en unos tiempos en que Francia
necesitaba nuevos ' enfants de la Patrie ', al quedar muy devastada
en su población como consecuencia de sufrir dos Guerras Mundiales.

Marie-Louise Giraud y otras abortistas pagaron el pato, bien por
temeridad, o bien por desconocimiento.

La señorita francesa Audrey Tautou parece haberse especializado en
papeles de niña tonta, loca o traumatizada. Le recomiendo cambiar
la copla, o de lo contrario su carrera hará aguas al quedar encasillada
en estos absurdos papeles, en los cuales su única ambición es pillar cacho...
Veáse también "Largo domingo de noviazgo" o "La delicadeza" para
comprobar que le entusiasma hacer papeles de "tronada"
La película es pueril y solamente válida para gente con pensamiento mágico
y transtornos de tipo obsesivo-compulsivo...

Decir que el tal Monsieur Poirot me tiene hasta las narices.

También he de reconocer que la tia Agatha con sus criminales novelas,
actualmente desfasadas, me harta bastante, mismos ingredientes,
semejantes personajes, y muchos desenlaces decepcionantes.
Eso por no hablarles de la cabreante Angela Lansbury a la que hay que
meter en el mismo saco, o el entrometido médico de 'Diagnóstico Asesinato',
que cansado de limpiar chimeneas con la Poppins, se dedicó a estos
menesteres.

En el caso que nos ocupa la Christie nos toma el pelo a base de bien,
con un caso tán fácil de resolver, que la participación del sagaz y
remilgado Poirot resulta innecesaria.

Es que no falla, una vez que aparece Poirot por el vecindario, a todo
el mundo le entran ganas de matar, sobre todo a los ricos de buena posición
que son los que más le gustan a la autora inglesa, como si los pobres no
pudiesen hacerlo.

Ciertamente aparece sangre en la piscina, pero también hay hojarasca y otras
porquerías, con algún que otro mojón aristocrático flotante.

Tomar el sol mientras se cuchichea y sospecha del que se tiene al lado con
tazas de té, deportivos obsoletos Lagonda, y alguna rubia ligera de cascos
de buen ver, son los topicazos a los que tendrán que enfrentarse esta vez.

Es que es para matarlos.......

Sin lugar a dudas es la mejor de todas las películas de esta pesada
e interminable saga, que alguién desea mantener viva a toda costa
con carácter eterno, sea el creador Lucas, o bien la casa Hasbro,
para vender figurillas de todo tipo de bicharracos galácticos.


Pese a habernos librado de la pesadez y la sabiduría del maestro
Obi-Wan Kenobi, en esta segunda entrega va y nos aparece ahora
un enano verde y reviejo, para seguir dando la vara con el código
deontológico de los Jedi, también un negro oportunista y traidor
con aspecto de cantar en el grupo Raydio, que congela a sus amigos
tras darles hospitalidad en su aséptico planeta.

Lord Vader cambia de casco, que no de conducta, constantemente
ordena y acojona generales y comandantes, mientras prueba
unas instalaciones para carbonizar a Hans Solo, que se quedará de piedra.
Solamente se inclinará ante su maestro, el de los chispazos, al que le debe
su careto enrejado y amplificado.

Lamentable el espectáculo de las peleas familiares Vader-Skywalker,
los aullidos de Chewbacca son parte de la banda sonora, al igual
que las respiraciones de Darth Vader, también las blanquecinas
naves de escayola que pupulan alrededor de la Estrellla de la Muerte