No hay muchas palabras qué agregar para describir a este filme. Cuando se ve él mismo es su propia destrucción. La esperanza de sacar de un gato una buen historia se diluye minuto a minuto. En este naufragio acuden, y sin mucha complacencia, Spacey, Garner y Walken como artistas que se pueden permitir historias tan malas como esta.
Seguramente tiene llamativas improntas en las tomas que tienen que ver con los comportamientos del gato, pero por lo demás la película se sale de su cauce de aventuras y de comedia para ser, sencillamente, un mal chiste, un descache.

Estoy seguro de que buena parte de las familias latinoamericanas han vivido situaciones así como la que se narra en este filme. La demora es un retrato de una forma de ser muy acendrada en Latinoamérica: el abandono de los seres queridos. en medio de las dificultades, con las obligaciones apretando el cuello, con las nuevas generaciones haciendo más exigencias, los que no sirven, los ancianos, ya no importan. Este es un filme duro, doloroso, pero que refleja la inclinación que se tiene por deshacerse de aquello que ya no sirve.
Como tema, el filme plantea un fenómeno social. Viejos transitan todos los días por nuestras calles sin saber ni siquiera quién los abandonó. Como película, la fotografía es floja, el sonido no es bueno, el guion, aunque es corto, se hace torpe. Lo mejor se queda en las actuaciones de Roxana Blanco y Carlos Vallarino, quienes logran mostrarnos lo que realmente ha sido ese tema del abandono en sus rostros y en sus palabras.

Aunque intenta serlo, esta película no tiene mucha gracia. Está muy lejos de ser una cinta en la que nos encontremos con lo mejor que Monty Python nos ha brindado. En primer lugar, no aparece Monty Python algo que, debo confesar, yo esperaba. Seguramente alguien puede advertir que no son los comediantes del grupo los protagonistas sino otros actores que se hacen pasar por ellos, pero yo no lo había notado. Solo a mitad de la película me extrañaba que John Cleese se viera un poco raro, como si tuviera peluquín y mostacho postizos. Hice la pausa y abrí filmaffinity: esta película es una especie de homenaje a lo que fue la llegada al mundo de The Life of Brian en 1979. Asistimos a una recreación de los momentos previos al debate que se llevó a cabo en la BBC para tratar de consolidar en el público una imagen del grupo y una reprobación de su cinta. No es más, entonces no es una comedia, bien que intenta serlo imitando los guiños de montaje y edición a los que nos ha tenido acostumbrados los filmes de Monty Phyton.

Ni serie B ni Gore, ni Horror, ni Suspenso. Nada, esta película tibiamente aspira a ser un relato de espantapájaros muy vivos que atacan a los muertos de susto.
Hay elementos que pueden destacarse, como los efectos y el sonido, ciertos conceptos de la edición y del montaje; pero de terror ni siquiera el prurito.
A cambio del gran psicópata y asesino, nos encontramos en Husk con una condena padecida por unos muñecos. Los ingredientes parecen cambiar pero el resultado es el mismo. Por lo mismo, aún seguimos esperando las mejores películas de terror de los jóvenes realizadores... como para que puedan superar a sus maestros.

Un esfuerzo por comprender lo que ocurre en este filme puede atraer consecuencias muy atractivas para el pensamiento posmoderno: por ejemplo, que la ciencia, la religión, la tecnología, la espiritualidad, la filosofía, la política, las energías, el psicoanálisis, los sueños, la infancia, la sabiduría, la inteligencia, y tantas cosas más se involucran como por arte de magia. Hay algo de física cuántica y de espiritualidad zen, pero ese algo no muestra nunca la suficiencia con la que el mundo complejo que hoy abordamos se comporta y hasta se pone remilgado.
La sensación de esta película animada serbia es sencilla: parece decir mucho, estar sostenida por muchos discursos a la vez, pero no termina siendstao un buen relato. A lo mejor, aún me encuentre ajeno a la esperanza que los directores tienen de que se comprenda a cabalidad su propuesta, artísticamente hablando notable, pero discursivamente confusa y a punto de los malos entendidos.
Hay creatividad, hay un trabajo de imagenería y animación que nada le envidia a filmes mucho más infantiles, pero en ocasiones me gustan más los cuentos contados con las sencillez de siempre y con sobrada filosofía de que es bueno dedicar la atención a una cosa a la vez.