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España España · Barcelona
Críticas de Ulher
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Críticas 151
Críticas ordenadas por utilidad
4
4 de abril de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo aquel que con [•REC]3 espere descubrir el origen de la niña de Medeiros puede abandonar sus esperanzas desde ya. Si esta declaración hubiera salido de boca de Paco Plaza otro gallo cantaría, ya que con esta última entrega de la saga nos han estafado.

Cuando aterrizó la noticia de que [•REC] contaría con una secuela lo recibimos con expectación aunque con reticencias. La primera entrega fue un éxito en un terreno consolidado y nada esperado, ni siquiera para sus creadores, que vieron como de la noche a la mañana un proyecto destinado a dejarse ver en pequeños festivales para un público minoritario lograba estar en boca del gran público y a golpe de talón en el de las productoras yankees que pronto sucumbieron al remake. El tirón, nunca mejor dicho, de la última secuencia ayudaba a la cinta a convertirse en la gallina de los huevos de oro. Con [•REC]2 el tándem Plaza-Balagueró vio aumentar la fiebre de un público ávido de respuestas. La acción y el gore de la segunda entrega no fue suficiente para calmar la sed cañí por el cine de género. Apenas se hizo esperar el notición de la existencia de una tercera y cuarta entrega: Génesis y Apocalipsis. Sin embargo lo que hasta ahora funcionaba en conjunto por separado se resquebraja. Plaza asumió la dirección del Génesis. Los seguidores de la saga necesitaban ver el origen del virus tal y como se había vendido, pero su director consideró que el título era lo de menos pues ya había hecho su efecto: generar el interés.

[•REC]3 no sólo se desliga en su dirección. La propuesta de Plaza poco o nada tiene que ver con sus predecesoras. La finca regia del Eixample barcelonés cierra sus puertas para ubicar el marco de la acción en el antiguo casino de Sant Pere de Ribes. Obligado a aportar oxígeno a una saga que lo demandaba, Plaza sustituye los rellanos por los jardines a sabiendas que el miedo en un espacio reducido es mayor. Únicamente encontramos resquicios de la esencia de [•REC] en el costumbrismo de sus personajes y situaciones. La cinta despliega su poderío en los primeros minutos. Curiosamente en una media hora en la que el terror brilla por su ausencia. Algo poco común para una cinta que bebe de la sangre. Ni siquiera la sublime interpretación de una exagerada pero contundente Leticia Dolera, en su mejor trabajo, logra que la cinta gane enteros. Al contrario, la perdida de identidad roza el patetismo. Lo que en su día era claustrofobia del pánico envuelta en una mórbida crítica a la telerrealidad ahora se ha convertido en una parodia de sí misma.

(sigue en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ulher
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7
6 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si se hace referencia a como termina el brazo del protagonista en lo último de Boyle no hay spoiler que arruine la trama. 127 horas cuenta con un arma de doble filo. Conocer de antemano la historia y sobre todo su desenlace condiciona al espectador de forma considerable. No hay cabida a la sorpresa ni al efectista giro de guión ni tan siquiera a un final alternativo. Podemos contemplar la agonía del montañista Aron Ralston, atrapado varios días en una roca de Robbers Roost, como la capacidad de su director para mantener el suspense o bien dejarnos llevar por el morbo que suponen los últimos minutos. Si optamos por la primera opción, mi más sincera enhorabuena. Una cinta complicada con un guión tan bien escrito que emociona donde la fotografía y el montaje se convierten en protagonista más y con una actuación de Franco que merece un gran reconocimiento.
La complejidad del filme, aparentemente ausente, es su mayor logro. No es fácil volcar el interés y mantenerlo con un único personaje que apenas logra moverse. Rodrigo Cortés sabe bien de ello y Boyle no es menos. Ahora bien, si el interés de la película únicamente se reduce a la famosa escena de la amputación pueden darse la vuelta ya que el sopor será interminable hasta que esto ocurra.
El oscarizado director, al que muchos catalogan como un vendido a Hollywood, acierta de lleno no sólo al acercarnos una historia de superación personal. La lágrima aquí no es fácil, está más que justificada. Si con su anterior obra, la desmesurada Slumdog Millionaire, las salas se inundaban de emoción impostada y sonrisas mil dos años después Boyle da un paso de elefante para que aquellas lágrimas intencionadas surjan ahora con naturalidad.

Lo mejor: James Franco y la escena de la lluvia. Impresionantes.
Lo peor: que para muchos después del orgasmo gore no haya nada más.
Ulher
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7
17 de diciembre de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo decían los Beatles. Y es que todo el mundo se aferra al sentimiento más gratificante que se puede tener. Algunos tratan de camuflarlo pero al final todos lo necesitamos. Esto es lo que plantea la agradable ópera prima de Marc Webb. Etiquetada de forma incorrecta por exigencias publicitarias, ya que no es una comedia sino más bien un drama, 500 días juntos, aporta un aire fresco a las historias de chica conoce chico y …
Un relato inteligente plagado de verdades donde el espectador puede sentirse completamente identificado. Por eso la cercanía del filme se palpa. A pesar de conocer el desenlace desde el minuto uno el guión engancha esperando una vuelta de tuerca y aunque en algunos momentos el ritmo se ralentiza las interpretaciones logran sucumbir. Joseph Gordon-Levitt logra convertirse en el enamorado perfecto mientras que su compañera Zooey Deschanel consigue hacernos olvidar su interpretación en El Incidente.
No sólo el guión es atrayente ya que la técnica adquiere un papel relevante. El uso reiterativo de flashbacks y flashforwards en ningún momento llega a saciar al espectador. Desde los títulos de crédito dónde se muestra en split-screen el crecimiento de los protagonistas hasta algún que otro homenaje al cine clásico en blanco y negro. De resaltar son los escasos minutos que Webb dedica a la espectativa y realidad del protagonista. Sumamente original.
La banda sonora es otro gran reclamo. Constituida a través de pequeñas joyas independientes logran dar la armonia que precisa el film.

Lo mejor: los aires renovados que aporta al género.
Lo peor: su confusa campaña publicitaria.
Ulher
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9
2 de septiembre de 2011
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que a Almodóvar le gusta dar una de cal y una de arena. Atrás quedaron aquellos abrazos fríos que tan poca sangre proyectaban. Con La piel que habito el cineasta se pone más serio que nunca y es que por ningún lado hayamos rastros del costumbrismo al que nos tenía habituado. Las deslenguadas travestis, las mofas religiosas y las marujas asesinas dan paso a la elegancia, una cualidad poco almodovariana. Pero no hay que confundirse, el universo del manchego abarca una amplitud no tan desconocida como nos pretende vender. Esa nueva piel de Almodóvar que tan bien queda en los slogan publicitarios no es más que un juego de palabras. Es necesario echar la mirada hacia atrás para recordar un Almodóvar tan oscuro como el actual. ¿Acaso Matador era una chispeante comedia o Carne Trémula una sucesión de frases lapidarias? No es un Almodóvar nuevo señores sino reinventado y de una forma notable.
Con la piel que habito el cineasta juega a ser Dios de una manera enfermiza y a pesar de los intentos por conseguir un ambiente claustrofóbico no lo alcanza. Gran parte de la culpa recae en el guión. El espíritu de la novela en la que se basa "Tarántula" de Thierry Jonquet cuesta encontrarlo. Donde el terror y la angustia se apoderaba del lector, la previsibilidad de los fotogramas provocan en el espectador una sensación incompleta. Esa falta de orgasmo no la convierte en una de las obras mayores del director.
A pesar de esto, los autohomenajes, los números musicales metidos con calzador y algún que otro chiste convierte a la cinta en un producto con sello de la casa fácilmente identificable.

Hace pocos días Almodóvar dejaba caer que con La piel que habito comienza la era Anaya. Hemos de celebrarlo porque la actriz imprime a un personaje complicado un verdadero ejercicio de interpretación. Su sensualidad recuerda a la Victoria Abril de Átame y su primer plano dice más que cualquier texto. Su partenaire no es menos. Antonio Banderas deslumbra como hacía tiempo que no lo hacía. Su bajada por las escaleras realmente proyecta pánico.

Hay que reconocer que el salvador del cine español ha parido una película que remueve las entrañas si es tomada en serio. La opción de priorizar la sexualidad a la venganza, sobre la que tanto se detenía la novela de Jonquet, tal vez no haya sido un gran acierto pero los momentos de llevarnos al abismo y no soltarnos son de agradecer.
Hemos sido presas de una tarántula cuya inteligencia se debe cuestionar pero que una vez más se sale con la suya y nos insufla un veneno que deja huella.

Lo mejor: la última escena. Memorable
Lo peor: tener siempre presente el novelón de Jonquet.
Ulher
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10
25 de enero de 2009
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sam Mendes, aquel director que nos sorprendió con la ironía convertida en película, nos acerca su nuevo trabajo en el que no hay cabida para la sátira. Revolutionary Road va más allá, una crítica a la sociedad americana en la que todos somos esa sociedad. Todos somos, hemos sido o seremos April, el personaje soñador que encarna hasta sus límites una Kate Winslet imponente. ¿Quién no ha sentido en alguna ocasión de su vida romper con todo y tener el derecho de ser libre sin que nadie lo cuestione? Por eso mismo entendemos a April, esa mujer que cree poder cambiar su destino pero no tiene el suficiente valor para hacerlo sin nefastas consecuencias. En contrapunto se halla Frank, el egoismo personificado, la hipocresía disfrazada en el poder y no querer. DiCaprio nos brinda la mejor interpretación de su prometedora carrera (lástima que no sea tan reconocida como la de su compañera de reparto).
Es inevitable comparar Revolutionary Road con la oscarizada ópera prima de Mendes. Si bien American Beauty es lo que vemos, las discusiones del matrimonio Wheeler son aquello que no vemos, son el resultado de lo que intuimos. No es una película fácil pues estamos ante un guión amargo que hace que te inmiscuyas en él hasta sentirte agobiado. Un oasis en ese abatimiento lo concede el personaje de Michael Shannon, a pesar de ser prescindible al desmenuzar la opinión del espectador otorga al film una interpretación ejemplar dando vida a la locura más cuerda.
100% recomendable, la mejor realización de Sam Mendes hasta la fecha así como las actuaciones de la pareja protágonista. Tanto Kate como Leo otorgan a sus papeles credibilidad y entrega como pocos.
Una frase de April resume el film: "hay que ser muy valiente para llevar la vida que uno quiere"

Lo mejor: una dirección artística sobresaliente.
Lo peor: que nos muestren la reacción final del personaje de DiCaprio.
Ulher
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