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España España · Cáceres
Críticas de Sinhué
Críticas 1 382
Críticas ordenadas por utilidad
7
24 de noviembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los últimos años de la vida del Marqués de Sade (1740-1814), los transcurridos en el manicomio o sanatorio de Charenton, son los escogidos por Philip Kaufman y las escasas licencias de su guionista Doug Wright para hablarnos de los problemas de un escritor polémico y sus continuos encontronazos con el poder establecido. En los días que sucede la historia que nos ocupa, mandaba y ordenaba callar Napoleón Bonaparte, pero el Marqués ya había visitado también las cárceles monárquicas y republicanas; treinta años de su vida los pasó entre rejas.

Nuestro narrador de hechos eróticos (Geoffrey Rush) intenta defender con su pluma, como si de una espada se tratara, su derecho congénito a la creación y a la libertad, sin dudar en ningún momento de que los irregulares, locos y delincuentes son precisamente quienes tratan de evitar que él se exprese. Para hacer navegar su verbo irrefrenable cuenta con la colaboración de la asistenta Madeleine (Kate Winslet), enamorada de su obra y su personalidad, y la aquiescencia y comprensión del abate liberal, y director del centro psiquiátrico, Abbe Coulmier (Joaquin Phoenix). Por contra su rival más encarnizado será el doctor Royer Collard (Michael Caine), enviado por el propio emperador enano para poner orden en su volcánica cabeza.

Las buenas interpretaciones de todo el reparto hacen que elijamos pronto y de manera objetiva hacia quién inclinamos nuestras simpatías; y por si hubiera alguna duda, la sibilina lengua del Marqués de Sade, intelectual látigo para fustigar hipócritas, nos aclara conceptos y barre de obstáculos el camino de la razón y la verdadera literatura. "Yo, - viene a decir - no soy culpable de los resultados que provocan mis escritos. ¿Sería la Iglesia responsable del ahogamiento de sus fieles, si estos, siguiendo las pautas del evangelio quisieran caminar sobre las aguas?"

El controvertido personaje, que aún en nuestros días sigue levantando pasiones encontradas, no está nada mal dibujado aunque no sea un francés el que mezcla en la paleta. Y es que el Marqués es tan internacional como sus cuentos y hace ya mucho que se convirtió en Patrimonio de la Humanidad.
Sinhué
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8
3 de noviembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que me traslada esta "Naturaleza muerta" de Jia Zhang Ke son inéditas sensaciones, difíciles de digerir por una cultura tan diferente como la nuestra, la occidental. Todos los aguijonazos que, según nuestra mirada, sufren los ciudadanos de Fengjie, y por extensión los chinos en general, están suavizados por la resignación endémica y la innata filosofía de resistencia ante la adversidad de las razas asiáticas. Es como si los grandes males no precisaran de grandes remedios, porque de todas formas pasarán; y los hombres sobrevivirán a las decisiones de gobernantes y todopoderosos, aunque estas sean equivocadas.

Pocas quejas salen de las bocas de los desalojados por la mastodóntica obra de la presa de las Tres Gargantas aunque muchos aún no sepan en qué lugar se reencarnará su antigua casa, hoy demolida o anegada. La vida continúa, y mientras el éxodo es un bullir silencioso, Sanming el minero llega para buscar a su ex mujer y a su hija que se fueron hace 16 años, la enfermera Shen Hong necesita con urgencia comunicar algo a su marido, un ingeniero influyente que falta de casa desde hace dos años y unos obreros increpan al compañero director por la mala gestión que ha obligado a cerrar una fábrica que siempre ha funcionado.

Algo sobrevuela el desolador cuadro de una ciudad agonizante que aterciopela la amarga tristeza, tal vez sea la belleza que huye para no morir ahogada y lanza dulces miradas desde los cerros a los que quizás no llegue nunca el agua.
Sinhué
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6
29 de octubre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robin Aubert vino a la Seminci a presentar su película y a decirnos que la había escrito con el corazón. Y esa impresión da cuando la ves, que el corazón se impone a la cabeza, pasando por encima de cierto orden y colocándonos las imágenes como si de volcánicas expulsiones sanguíneas se tratara.

Es la historia de tres miembros de una familia que pertenecen a tres generaciones diferentes pero que comparten carácter y aficiones. Siendo determinante, y hasta espeluznante, lo que ha sucedido en cada una de sus vidas, la manera de contar del director canadiense, hace que al final los hechos sean considerados anécdotas desagradables, afortunadamente superadas. Como si una vez conocido el origen del grito, que bien podía ser fruto genético de la rabia, la paz se hubiera posado en los corazones indómitos.

Aciertos no discuto a esta película: un comienzo impactante, buena fotografía, interesante circuito por clubs de carretera, personajes originales y desatados,.... Pero la explicación que se busca a las extrañas y violentas actitudes no aparece por ninguna parte, ni la catarsis; por lo cual hay que hacer un acto de fe para creer en la redención de los espíritus torturados.
Sinhué
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7
20 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda vez que ves Caché te parece una película más ágil y más reveladora. Superado el impacto inicial y paralizante de las historias de Haneke puedes dedicarte a extraer el tuétano, a acompañar a la cámara y a eliminar aspectos que en el primer visionado habías considerado importantes y que ahora quedan en un segundo plano.

El realizador austríaco, como si de un perverso y cáustico Chabrol se tratara, escudriña una vez más las vísceras de la clase social alta y deja entrever que algunos están donde están, tal vez, no por su preparación y educación exquisitas sino por su falta de escrúpulos y su capacidad innata de pisar seres humanos con la misma elegancia que el cesped de los campos de golf.

Esta película, en la que el misterio y el ritmo de thriller son sólo la excusa para hablarnos de lo que se esconde en el alma de algunos burgueses "progresistas", arranca todas las capas que revisten la hermosa cebolla de la hipocresía y muestra la podredumbre que enmascaran los perfumes y el éxito.
Os aseguro que esta vez, esta otra vez, he perdido todo el interés por averiguar quién manda los inquietantes vídeos y las sangrientas postales, preocupado por el tufo que desprenden las supuestas víctimas: los ciudadanos libres de toda sospecha.
Y en estos días de expulsión de gitanos pobres de la Francia de las Libertades, este guión (casualmente francés) de Michael Haneke recobra una actualidad inusitada y se convertirá, por su verdad, en imperecedero.
Sinhué
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8
8 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La familia es lo más importante y hasta las decisiones más difíciles de tomar son sólo negocio". Son dos de los impagables consejos de papá Partanna a Charley, ahijado del Don, viejo e influyente mafioso que profesa gran afecto a los dos "sicilianos", sus principales brazos ejecutores. Pero entra en juego la pasión, puede que hasta el amor, y algunos principios comienzan a agrietarse.

La penúltima película del maestro John Huston toma el género de gangsters y profesionaliza de tal manera a los Prizzi, los Bocca...etc. que no tienes la impresión de ver nada trascendental cuando unos y otros realizan sus trabajos de "ajuste y limpieza". Es como ver en acción a un buen carpintero o mecánico. Después de acabar su jornada, vuelven a casa, se dan una ducha y se acuestan o salen a tomar una copa. Eso sí, el orgullo de ser los mejores obliga a hacer las cosas bien, y si hay alguna equivocación se enmienda lo antes posible e incluso se mejora la primera opción. El honor, ya se sabe, es lo último que se debe perder.
Todo lo demás, aquello que se adhiere a la vida rutinaria: envidias, odios, desenfrenos, ambiciones, engaños y otras gualdrapas, son nimios factores que no nos deben apartar de los objetivos, de los pactos de sangre y de la "famiglia". Aunque parezcan poderosas razones: polacas irresistibles, maletines suculentos o paraísos soñados.

Impecables interpretaciones de Kathleen Turner en su papel, una vez más, de peligrosa bomba sexual; de la vitriólica Anjelica Huston y del simpático Jack Nicholson rondando temerariamente la sensibilidad. Los secundarios, como en cualquier buena producción de mafiosos que se precie, no tienen despedicio alguno, brillando con nitidez: John Randolph (Partanna, padre) y el gran Don Corrado (Willian Hickey).
Sinhué
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