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Críticas de SunshineReactor
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Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
1
1 de febrero de 2017
12 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he reído con alguna escena, pero en general no me ha hecho mucha gracia. De hecho, creo que la he visto completamente incrédulo. Hubo un momento que pensé en si hiciesen una película así sobre Franco. Me parece tibia en su sátira y en su humor. Si intenta hacer gracia y criticar, no es al nazismo sino a la situación actual. Ésta no tiene absolutamente nada de gracia, pero criticar a Ángela Merkel, por poco que me guste, y ponerla en la misma linea que Hitler es, para mí, una barbaridad. Parece que nos hemos olvidado que Hitler no fue un dictador, fue un asesino que se llevó por delante millones de personas, de su bando y del contrario, y a muchos los mató sólo por su origen. No tiene puta gracia. Igual que no la tiene que en toda la película nos muestren la tibieza de los "alemanes de la calle" con este personaje y sólo nos reflejen un par de casos a los que les resulta irritante la presencia del presunto imitador.

No sé si es que Alemania lo ha superado. Pero superarlo no quiere decir hacer un panfleto de "qué buenas ideas tenía Hitler, lo que pasa es que se le fue la olla". Las buenas ideas las puede tener todo María Santísima, la cuestión es la forma de llevarlas a cabo. Prefiero la telebasura a un asesino. Esta película no se ríe del nazismo, trata de ubicarlo y justificarlo en la vida actual, disimula con que quiere criticarlo pero termina dándole motivos para crecer todavía más. Pues enhorabuena.
SunshineReactor
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7
26 de octubre de 2012
1 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que diga que no es un tostón es que se ha confundido, le han dado gato por liebre. No deja de ser curioso a día de hoy encontrarse un reparto con De Niro, Jeremy Irons y Liam Neeson y no ver a mafiosos, alguna mujer inmersa en una romántica historia de amor, o un AK-47 escupiendo casquillos. Es más, van vestidos de monjes. Me choca igualmente que las mujeres de los indios, cuando llegan los portugueses, españoles, o lo que sean, en lugar de escapar hacia atrás lo hagan hacia delante. Con la cantidad de matojos que se ven detrás de la iglesia, cojones. Está visto que la religión no lo enseña todo. Pero también sorprende la facilidad con la que aceptan el Cristianismo. Es como si lo hubiesen estado esperando: Oh, Jeremy, háblanos de Dios. Y eso que al principio le rompen la flauta y parezca que le van a romper alguna cosilla más.

De todos modos es interesante, y eso que ya no tengo paciencia para cosas excesivamente lentas y contemplativas. La banda sonora es un lujo, aunque Morricone siempre termina sonando a lo mismo. Bueno, como los grandes. Pero consigue que un hatajo de indígenas que no saben una palabra en cristiano terminen cantando canciones del coro parroquial. Pobrecitos. El final es previsible. Zas, zas, zas, lanzarrayos. Aquí paz y después gloria.
SunshineReactor
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2
6 de septiembre de 2012
1 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que no me he descargado la película entera, me tiré un rato pero igual sale al principio. ¿Al final es de Casera o de Trinaranjus?

No llega tener nombre de actor porno, a mi por lo menos. Es que un corto que se hace largo es como cuando cojo un bombón y descubro en la boca que está relleno de un líquido pringoso y amargo. Ni lavándote la boca con agua oxigenada se va el sabor. De todas formas, aún siendo tan malo, el final es lo mejor con un guiño terrorista. Es como si resulta que el liquidillo que tiene el bombón es matarratas.
SunshineReactor
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5
18 de febrero de 2013
7 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién quiere ser John Malkovich? Para ser marqués o conde no vale cualquiera. Los hay que tener bien grandes. Por no tener, mejor ni tener familia que se preocupe por uno. Viva la vida. El dinero florece porque la Francia de los marqueses y las condesas era un buen ejemplo del estado del bienestar. La mayor preocupación es la referente al ejercicio genital, y de eso va la película. De John Malkovich paseando su muñeco por toda la región, sin demasiados escrúpulos ni higiene. El control de la natalidad brilla por su ausencia. Los vendedores de Implanon se hubiesen forrado.

Glenn Close está vieja y bastante fea, por eso eligieron a Malkovich. Y a Keanu Reeves, en su línea de chaval con problemas para terminar la Enseñanza General Básica. Uma Truman no pega ni con cola, no se entiende su presencia más que por el hecho de que probablemente sus padres la obligasen a participar para pagarle la academia de interpretación. Otro gallo cantaría si la protagonizase después de haber sido la Mamba Negra. Veo a Malkovich descuartizado en la bañera de porcelana y a Close colgada de un pendón camino de Montpellier, Niza o Burdeos, al galope. Realmente la estética de esa época me da mucha grima, como toda la película. Sólo unos cuantos zombies podrían arreglarla, pero es demasiado tarde. Aunque hay quien dicen que esos zombies se llaman Urdangarín y Marichalar. Yo paso, que de política no entiendo. Se deja ver, pero mejor sin gafas.
SunshineReactor
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1
4 de mayo de 2013
5 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zatoichi es un japonés emigrado a Estados Unidos a mediados del siglo XIX, no se sabe muy bien cómo ni por qué, ya que la historia es brumosa al respecto. Se embarca en una caravana dirección a California promovida por un vejete que tiene un cortijo lleno de hombres que, a medida que cobran el jornal, se lo van a gastar al pueblo más cercano de la forma convenida por el estilo de vida vaquero. A vejete no le parece bien, no es sano ni cristiano, por lo que decide irse a Boston para llevar a California a ciento y algo señoras para que se casen con los vaqueros y así se perpetúe el rancho. Para ello contrata al caravanero más fiable conocido, un tipo capaz de cruzar el continente con un millón de vacas o con el equivalente de doscientas mujeres. Eso nos propone la aventura. Zatoichi no es mujer, ni vaquero, pero los engaña a todos y emprende camino como mascota y cocinero. Las doscientas mujeres han sido seleccionadas entre lo mejor de la ciudad, porque vejete desconfía y rechaza aquellas que puedan haber tenido una vida alegre.
El viaje es complicado, los hombres apenas pueden dormir porque, se sabe, las mujeres se pasan el día chillando y gritando, pero también las noches, algo de lo que da fe el relato. Todo el rato se escucha un sonido similar a un macrogallinero, a veces incluso es complicado entender las conversaciones. Las mujeres mucho no saben hacer, pero las llevan porque lo fundamental sí lo saben hacer incluso no queriendo: tener hijos. El problema es que una ya va lista para parir. ¿Dónde va a parir?, pregunta el caravanero cuando escucha los gritos de la parturienta en plena fanea. "Aquí", le responden las gallinas, o mujeres.
Pero todo sale mal. Los vaqueros acosan a las mujeres y se las llevan, vienen los indios a dar por saco dos veces e incluso muere un niño italiano, hijo de una italiana, que parece tal cual los hayan teletransportado porque no dejan de gritar Presto, andiamo y tal, pero ni una palabra en inglés, no los entiende ni el apuntador.
Lo peor es que la segunda vez los indios la arman gorda y mientras el caravanero se va en busca de su pretendienta, que lo ama con locura tras haberle propinado dos latigazos por decirle un par de cosas, ellos se ponen a matar mujeres y a los pocos hombres que no han robado alguna mujer previamente. Cuando el caravanero decide que es hora de volver se encuentra con vejete moribundo. En su agonía le confiesa que era difícil enfrentarse a cien indios con solo pistolas. Quedan algunas mujeres, se vé que los indios pasan de payas, y vejete le insiste en que puede llegar al cortijo. Él no las tiene consigo todas, por lo que cuando muere vejete, les propone a las mujeres volver a Boston, pero éstas deciden que prefieren que les crezca el clítoris hasta convertirse en pene antes que desandar el camino.
Pardiez, y finalmente llegan, todas con genitales hipertrofiados, hechas unos marimachos. Afortunadamente, caravanero se acerca al cortijo y consigue mantas, manteles y trapos con los que las mujeres pueden cubrirse para así, al llegar al pueblo, conseguir lo que tanto les ha costado: un marido que las mantenga. Así, al llegar cada una va a buscar a su pretendiente, se dan un beso y se casan. Los novios instantáneos. El caravanero se casa con la señora a la que ha propinado latigazos y así acaba. Zatoichi finalmente forma pareja de hecho con el perrillo del niño italiano, muerto por el disparo accidental de una mujer, alma de pecado como dicen las escrituras. Al final, aunque no se pudo grabar una segunda parte, estaba previsto que Zatoichi hiciese una caravana de mujeres californianas a Japón en cayucos, llegan una o ninguna. No llegó a grabarse porque era políticamente incorrecto ahogar a doscientas mujeres norteamericanas en el medio del Pacífico. Al menos no sin antes darles un par de latigazos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SunshineReactor
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