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Críticas de Caith_Sith
Críticas 1 689
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de agosto de 2016
91 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar del estudio de animación Laika es hacerlo de uno de los más libres y personales que se encuentran a día de hoy produciendo cine en el seno de Hollywood, y con sólo cuatro películas han conseguido no sólo labrarse un nombre sino abrir nuevas vías en un medio que cada vez se encuentra en mejor forma a nivel comercial sin que esto encuentre réplica en lo cualitativo. En un año en el que las franquicias numeradas no han dado precisamente lo mejor de sí y cuando incluso Pixar ha flaqueado con su "Buscando a Dory" (aún habiendo entregado un trabajo digno, pero falto de imaginación) han tenido que llegar los responsables de "Coraline" a dar un puñetazo sobre la mesa y demostrar que aún tienen aquello que hace falta para perdurar: una visión, un objetivo y sobre todo, el talento para llevarlo a cabo de la mejor forma posible.

De base, "Kubo y las dos cuerdas mágicas" es la sencilla historia de un pequeño niño cuyo pasado le persigue sin que él siquiera lo sepa, abriendo la caja de Pandora en el momento menos adecuado y dando así inicio a un viaje que se muestra como físico pero que en el fondo se entiende iniciático, de la niñez a la edad adulta, sin peajes de por medio. Kubo enfrentará varios peligros contando con la ayuda de ciertos personajes pero su mayor desafío será sobreponerse al gran mal del cine de Laika: un tercer acto desvalanzado, sin la misma fuerza expresiva que el resto de su metraje, abandonando lo que hacía especial al film para abrazar de lleno los mecanismos más convencionales de este cine. Y es una pena porque la historia se construye sobre el clasicismo, y es capaz levantar metáforas e ideas visuales fascinantes hasta que llega la hora de la verdad y deciden pulsar el botón del modo pánico; no vaya a ser que quede la cosa agridulce y los peques se queden con mal sabor de boca.

Afortunadamente, creo que "Kubo" es una película que puede sobrevivir a ese bajón en su último acto porque en todo lo demás es un verdadero prodigio, desde ese maravilloso prólogo que por emoción y capacidad expresiva no tiene mucho que envidiar al Pixar más inspirado ("Toy Story 3", "Up") hasta el punto de acercarse a esa sensibilidad asiática tan propia de Miyazaki o Hosoda, pasando por algunos momentos de verdadero éxtasis en lo puramente estético. Cuando vi "Los Boxtrolls", me lamenté de un guión plano pero aplaudí su fascinante apuesta estética. "Kubo" está al mismo nivel o incluso por encima y eso es mucho decir, pues es incuestionablemente uno de los films en stop-motion más hermosos que se han filmado Y para poner nombre y apellido al "culpable" de que esto sea así, hay que citar a Frank Passingham, un director de fotografía veterano en Aardman que trabajó en films como "Chicken Run" o "¡Piratas!".

En resumen, "Kubo y las dos cuerdas mágicas" es una película magnífica a la que se le puede poner algún pero en su tramo final pero esto sucede, sobre todo, porque lo anterior había sido tan bueno, sorteando incluso algunas trampas habituales, que en comparación palidece un poco. Pero su nivel general es tan alto en lo narrativo y sobre todo lo técnico que se me ocurren pocas razones para no recomendársela a cualquier persona interesada en un cine capaz de contar buenas historias sin necesidad de sobrecargarlas con elementos innecesarios; y eso, ya sea en animación o fuera de ella.
Caith_Sith
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1
22 de septiembre de 2011
103 de 129 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pretencioso y estúpido engendro que supone el debut en el largometraje de Eduardo Chapero-Jackson tras una trilogía de cortos irregular pero estimable (formada por "Contracuerpo", "Alumbramiento" y "The End"). Bebiendo de docenas de fuentes entre las que se encuentran "Matrix", "Alicia en el País de las Maravillas", "Tron", "Ink", "Dark City", cualquier libro de iniciación para emos y el videoclip más horripilante de algún grupo como Tokio Hotel, la historia que se nos narra es la de una joven de quince años, Sara, que no parece encajar en el mundo, así que se dedica a perseguir los grafitis de un tal "Liriko" en busca de una realidad mejor que la que tiene frente a ella. La idea es buena pero está hecha de la forma más pobre y anodina, cayendo en el ridículo continuamente hasta el punto de ser hilarante de forma no intencionada.

Pero si el principio (con una escena que se recuperará más adelante en el metraje) es inquietante lo que sucede en esa 'realidad' alternativa es para llorar. Sara se encuentra con un grupo de encapuchados liderado por El Duque y que cuenta con miembros con nombres como "Foco", "Prozac" o "Medusa", todos ellos muy oscuros, que para colmo hablan en verso. Hasta se deja caer por ahí el rapero Nach, que hace un cameo y ha cantado el tema principal del film, todo esto mientras asistimos a escenas en las que la oscuridad se traga a la gente, nos insertan un videoclip animado con música de rap y hay batallas verbales que dejan lo de "8 millas" en un juego de aficionados. Quizá "Verbo" habría funcionado como cortometraje pero como largo es sencillamente bochornoso, aunque por su capacidad para generar risas aisladas, dada su facilidad para caer en el ridículo, no se hace del todo pesada. Aún así, un bodrio considerable que huele a kilómetros y que no sabe cómo hablar del tema principal del film (la búsqueda de la identidad y el suicidio entre los jóvenes) y decide hacerlo a través de elementos pop. Aquí por suerte sí hay "stop", aunque haya que esperar casi hora y media para encontrar el botón. Me cuesta pensar cómo podría hacerse peor.
Caith_Sith
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8
26 de enero de 2010
97 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coraline, Mary and Max, Up, Cloudy with a Chance of Meatballs, Watchmen Black Freighter y, ahora, Fantastic Mr. Fox. Que llegue la última a España no implica que sea la peor, simplemente en la lista anterior se incluyen algunas de las mejores películas que ha dejado 2009, todas ellas animadas. Los fans del género estamos de enhorabuena: el nuevo film de Wes Anderson (o de quien sea, que cualquiera lo sabe con seguridad) es una auténtica maravilla. Un cuento para adultos con una moraleja sincera, que no da gato por liebre y ofrece exactamente lo que era de esperar viendo los avances: una virguería técnica que tardará en ser superada.

Rodeada de polémicas (se dice, se comenta, que Anderson dirigió la película por email mientras que los animadores -que habían trabajado en La novia Cadáver- se tiraron dos años para terminarla), Fantastic Mr. Fox es una película que se ha beneficiado de un grupo de artistas experimentados y de amplias miras en el mundo de la animación, y sólo así puede explicarse que un realizador como Wes Anderson, anclado en la imagen real, haya conseguido un film tan dinámico y profundo, recurriendo a técnicas que rara vez se han usado (los cambios de perspectiva lateral-cenital-tercera persona) y que están fuera del alcance de alguien que no sepa cómo funciona esto. No es lo mismo hacer un travelling por un bosque que tener que construir la vegetación, hoja por hoja, y hacer la cámara deslizarse por ahí para conseguir un efecto similar. Una obviedad, ¿verdad?.

Pero lo que importa es el resultado final, que no es sino una de las películas del género más bellas de los últimos años, una gozada de stop-motion con una historia tan atractiva como entretenida, con personajes memorables, bien construidos y desarrollados, que pese a recurrir en algún momento al giro fácil para alargar un poquito las cosas, siempre funciona como un reloj. Uno que, por cierto, no miraremos en ningún momento, puesto que la película tiene un ritmo tan alto que no dará tiempo ni a pestañear, 80 minutos en los que siempre pasa algo, no importa qué, haciendo de "Fantastic Mr. Fox" una oferta difícil de rechazar. Mención aparte merecen sus valores técnicos o la fantástica banda sonora de Alexandre Desplat. No es la mejor película animada de 2009, pero no por falta de calidad... sino porque ha coincidido en un año en el que han salido demasiadas que son brillantes. Obligada, sin duda alguna.
Caith_Sith
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7
26 de septiembre de 2009
83 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta complicado entender la razón por la cual "Mother and Child" ha hecho tan poco ruido, contando con un reparto a priori atractivo (Watts, Bening, Jackson, Morse) y un director que, si bien con la lamentable Passengers no parecía dar muestras de talento, si que había debutado con un film bastante importante y colaborado en series tan prestigiosas como "A dos metros bajo tierra". Quiero creer que el tiempo pondrá este film en su lugar, en uno privilegiado, al nivel de grandes dramas americanos construidos con personajes sólidos, creíbles, certeros, que reaccionan a las cosas que les pasan con naturalidad, sin adornos ni edulcorantes.

Rodrigo García hace un preciso retrato de la vida de tres mujeres, completamente diferentes entre sí pero relacionadas por su deseo o necesidad de ser madres. Bening interpreta a una mujer que tuvo que dar a su hija en adopción cuando la tuvo a los catorce años. A día de hoy es borde, cortante, fría, no se relaciona con casi nadie y no sabe nada de su pequeña. Watts es su hija: una mujer independiente, que perdió a sus padres adoptivos y que ha escalado posiciones en su trabajo de abogada, con una gran proyección de futuro. Washington por su parte es estéril, no puede tener niños y decide adoptar.

La clave de la película es cómo evoluciona cada uno de estos tres personajes y cómo se relaciona con la gente que vive a su alrededor. Sin edulcorantes, vamos entrando en un círculo social donde se van estrechando lazos, se distancian personas, se aprende a amar. Se tratan temas muy importantes y se hace bien, desde el respeto, todo ello potenciado por las brillantes interpretaciones de las tres "protagonistas", que bien podrían a optar a un Oscar cada una y comerse a sus demás rivales. Bening está muy bien, pero Washington deja con la boca abierta, al igual que la bellísima Watts, que tiene un personaje brutal.

La dirección, sencilla, sin alardes, encuentra en esta sobriedad la clave. "Mother and Child" es además un film duro, que no da respiro hasta su tramo final que, por el tono anterior de la obra, si que puede antojarse algo blandito y quizá edulcorado. Pese a todo, es una obra estimable, muy superior a gran parte de la cosecha americana del presente año y que, a pesar de no ser un drama grandilocuente, encuentra en su sinceridad ese "algo" que encumbra una obra pequeña al podio de las grandes películas. Desde ya, una obra a reivindicar.
Caith_Sith
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7
19 de febrero de 2013
82 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
"White Bear", segundo episodio de T2 de Black Mirror, existe para confirmarnos que Charlie Brooker tiene una mente particularmente dotada para crear atmósferas malsanas. Y como ya demostró en "Be Right Back", que podía tenderle un hilo a aquel "The National Anthem" en varios elementos, en esta nueva píldora de mal rollo de apenas cuarenta minutos tenemos un ejercicio de terrible realismo que golpea duro al espectador incluso aunque éste quiera adelantarse a los acontecimientos con el 'ahora va a pasar esto'. Y es que si algo ha demostrado la miniserie de Channel 4 es tener la capacidad de dar giros y vueltas sobre su premisa, incluso en ocasiones colocar la sorpresa en primer término para evitar ser tildado de efectista: es decir, que va con las cosas por delante. Y no solo eso: se permite jugar con los conceptos y recoger detalles ya expuestos dando forma a guiones poco menos que perfectos, coherentes a nivel interno (el anterior "Be Right Back" ya ofrecía este nivel de depuración) y tremendamente satisfactorios.

Lo que resulta evidente es que "White Bear" es el episodio menos sesudo, por así decirlo, de todos los emitidos. La naturaleza de su propuesta (que prefiero no desvelar, pues la clave es llegar a cierto punto y dejarse sorprender) obliga a que todo sea más efectista. La dirección de Carl Tibbetts, británico que podría haber filmado alguno de los episodios más psicotrópicos de "American Horror Story: Asylum" está llena de concesiones a la torpeza (contrapicados forzosamente cutres, cámara en mano en ocasiones) y aliándose con el director de fotografía Zac Nicholson consigue dar con una textura de imagen más austera que en los episodios previos de la serie. El guión avanza, los personajes añaden capas, pero lo verdaderamente importante de este 'oso blanco' es descubrir en qué consiste. Sus últimos 10-15 minutos son excelsos. consiguen el impacto al que se apela con esta representación de la humanidad zombificada (Brooker lleva arrastrando esta metáfora desde "Dead Set", aunque ahí la literalizaba) frente a la pantalla y el símbolo vacuo. Atentos además a las imágenes que se alternan entre los créditos porque terminan por redondear lo que hasta entonces había parecido más cercano al concepto abrazado por cierta sci-fi a lo 'Masters of Horror' que a la tecnología 'de pasado mañana' que abraza Brooker.

En resumen: "White Bear" es otro pelotazo que va directo a donde más duele. Mira la pantalla, eso es todo. El show debe continuar.
Caith_Sith
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