El cine de Miyazaki es universal y la razón de esa universalidad se aprecia mejor analizándola comparativamente con otros realizadores de su mismo campo.

Esta película de Shinkai presenta todos los elementos del universo miyazakiano pero sus efectos en el espectador quedan lejos de los que proporcionan las producciones del maestro. Tenemos una chica protagonista, un impresionante marco natural, un mensaje ecológico, una entrada a un mundo onírico, criaturas fantásticas de intenciones complejas… Tenemos, en definitiva, el set Miyazaki al completo salvo al propio Miyazaki que aderece los diferentes ingredientes según su fórmula magistral.

Por encima de cualquier otra consideración, el metraje es absolutamente desproporcionado para la historia que pretende contarse y el espectador medio abandona el viaje mucho antes de que lo culminen los protagonistas.

El resultado es que si seguimos las películas del genio con la boca abierta, esta otra, apenas logra terminarse sin que se nos cierren los ojos. La distancia existente entre los mundos de Howl o Chihiro y el de Agartha es más abismal aún que el precipicio que deben superar en su periplo los protagonistas y, así, el mundo onírico de Miyazaki se torna en somnífero en Shinkai.

La primera temporada contiene una presentación de personajes, construcción de relaciones, inicio de nudos argumentales que NO TIENEN CONTINUIDAD NINGUNA en la siguiente.

Esto es porque una cuarta parte de los actores relevantes (Helen Hunt, Sean Bean, Brian Smith, Arthur Darvill y alguno me dejo) abandonan el barco antes de comenzar la segunda. Alguno de los personajes que interpretaban tiene la suerte de ser recordado como fallecido (el de Sean Bean), el resto es como si les hubiesen abducido los extraterrestres y jamás hubiesen existido.

A las TRAMAS QUE QUEDAN IN MEDIA RES al final de la primera temporada les ocurre exactamente lo mismo: los personajes son trasladados a salvo por arte y magia del guionista sin que se considere necesario por deferencia con el espectador procurar una explicación al respecto.

A ello se une unos argumentos calamitosos en esta segunda parte, con personajes salidos de no se sabe dónde y sin relación alguna con los anteriores ocupando buena parte del metraje, dando la impresión de que se estuviesen viendo secuencias de tres o cuatro series que no tienen que ver entre sí y, lo peor, que no tienen interés alguno.

¿Y qué decir de los personajes que se teletransportan directamente (y en varias ocasiones) al salón de la casa de la inglesa donde son recibidos, en vez de hacerlo en el hall, con muy poca emoción, a pesar de no haberse visto durante hace mucho tiempo y venir de la guerra? ¿Y qué decir del personaje principal que no teniendo carrear militar si no de traductor, se permite el lujo de "librar de la guerra" cada dos por tres para volver a casa de la madre y luego ir de un frente a otro y encima con puesto de mando?

El guion de la segunda es tan calamitoso que sorprende el sello de la BBC y el guion de la primera no tienen ningún sentido si no hay una segunda que desarrolle las relaciones que solo ha hecho que esbozar. Además, me sorprendería que hubiese una tercera temporada, por lo que, por segunda vez, todas las tramas iniciadas en esta segunda se irían al garete (en esta ocasión con merecimiento de causa).

Absolutamente a evitar.

El lobby LGTBI (ahora ya LGTBIQ+ y lo que salga) se está apropiando cada vez no ya de mayor espacio mediático si no cultural. No entiendo por qué, si quieren una mayor presencia de la que ya tienen en la televisión, no entiendo, digo, por qué no crean sus propias series con personajes originales, ¿a qué viene tergiversar los clásicos de esta forma? Esto no es adaptación, es tergiversación simple y llanamente.

Ahora resulta que el mejor amigo de Anne era gay, su profesor también era gay, las tías de Diana también eran lesbianas declaradas y estos temas y personajes acaparan capítulos enteros, ¿pero no se dan cuenta de lo ridículos que son?

Entre eso y las aventuras de Gilbert por América, el parecido de esta Anne with E y la original no va más allá de la ambientación y los nombres de los personajes.

A veces la “afinación” de Filmaffinity deja mucho que desear y este título es un buen ejemplo de ello. Que esta serie se sitúe bastante por encima de clásicos de su mismo género jurídico-criminal como Murder One o El Abogado, y codeándose de igual a igual con otras como Bates Motel es algo que clama al cielo.

La serie es un entretenimiento muy menor, los personajes no son caracteres sino monigotes en manos de los guionistas que los van enrollando entre sí a medida que temporada tras temporada van acumulando asesinatos y ocultándoselos unos a otros. La asignación de los diferentes culpables es aleatoria y daría lo mismo que fuese uno u otro porque las motivaciones son superficiales o construidas ex profeso para justificarlos superficialmente a posteriori.

Es una serie efectista cuyo visionado solo se justifica si se tiene una extraordinaria cantidad de tiempo libre para estos menesteres y ya se han visto todos los excelentes thrillers anglosajones, tanto británicos como americanos, que son mucho más honestos en la presentación de sus argumentos y respetan un mínimo al espectador.

Bollería industrial calificada aquí a como Delicatessen.

H U M A N I D A D
Los thrillers viven un gran momento en la televisión, se suceden las producciones de diversas nacionalidades que ofrecen productos contundentes dignos de ser visionados. Lo peor es que en la mayoría de las ocasiones esa contundencia se apoya en la crudeza no ya de las situaciones, que a la fuerza, estamos ante thrillers, sino de los personajes que las afrontan. Tipos duros y fríos son los únicos que pueden lidiar con un mundo tan negro y cruel.

Esta serie de niños desaparecidos es el antídoto a todo eso. En la situación más dramática posible, la desaparición de un niño, el investigador más humano de la televisión Julien Baptiste, a cargo de un magnífico Tchéky Karyo, desembrolla con pasión y delicadeza las enrevesadas tramas y se mantiene siempre al lado de los sufridos padres. El interés no decae en ningún momento, pero a diferencia de en otros títulos, aquí tenemos a un protagonista que nos conforta en el largo recorrido hacia la verdad. Thriller en formato humano, ¡una revolución en la oferta actual!