Lo reconozco, Imogen Poots es cautivadora. Y lo reconozco, soy fan de Juan Carlos Fresnadillo. Me parece que a ambos les ocurre lo mismo. Son jóvenes, pero tienen cualidades de sobra para arrasar y la fuerza contenida necesaria y pies de plomo. Fresnadillo no se ha quemado en esta película. Es una película de zombis, inquietante, sangrienta, tierna a veces, nada más. Pero tiene algo especial, como la semilla de esas futuras películas que estoy deseando ver y que, si mi olfato no me falla, tendrán mucho que ofrecer.
No ha malgastado elementos narrativos ni explosiones de talento, pero ha utilizado los recursos necesarios y lo ha hecho con maestría. Imogen Poots ha optado por ser una actriz y no una tía buena en una peli de acción (que recursos tampoco le faltaban). No desentona en su papel y puede llegar a hacer grandes cosas. Película para seguir la pista.

El planteamiento de la película es de lo más sugerente: un hombre normal con superpoderes, un héroe dentro de un contexto cotidiano y soso. Por desgracia puede más lo soso que lo heróico y no consigue un buen balance entre estos dos ámbitos. Creo que parte de la culpa la tiene su poquísimo carismático y poquísimo atractivo protagonista, que no logra engancharte. Hay por en medio una historieta de amor bien contada y una vis cómica que no termina de explotar. Muchas escenas que no aportan nada y cierta torpeza en la narración. Pero apuntado queda que podría balancearse bien al héroe con el perdedor y sacar de ahí una película buena, y tendremos que reconocer que la puerta la abrió el desgarbado acróbata.

Pensé que no iba a poder ver esta película con sangre fría, espíritu crítico y sin prejuicios. La Chicana me parece de lo mejorcito que he escuchado nunca en tangos. Son arrabaleros, intensos, originales, modernos, Dolores Solá tiene una voz cautivadora. Así que me dispuse a ver la película desde mi perspectiva de fan. ¿Me decepcionó? Bastante. No es más que otra película de cine argentino, cuando los hallazgos ya suenan a trillado y no basta poner a cuatro actores juntos en una cafetería para que suceda algo. De todas formas empaticé con la película, creo que al director le pasa lo mismo que a mí: nos gusta demasiado La Chicana. Y algo bueno se puede convertir en algo malo, pues Ciudad en Celo no pasa de ser un homenaje al grupo. Los discursos en primer plano y acento porteño están dejando de tener efecto y la verosimilitud cada vez sufre más. En fin, que alguna media sonrisa, muchas espectativas no demasiado bien resueltas y tangos magníficos. No es suficiente.

¿Qué te puedes esperar de un documental sobre un paupérrimo centro de acogida de enfermos mentales en plenas montañas búlgaras? Pues si esperas un dramón olvídala, ésta es una película llena de momentos alegres, tiernos, divertidos. El alma mater del centro, el psiquiatra Georgi, es un incansable emprendedor que intenta por todos los medios buscar una ocupación lucrativa a sus pacientes. Lo mejor de todo es la pasión que pone en todo lo que hace, su resistencia total al fracaso y la cara que pone cuando se le ocurre otra "idea genial". También los pacientes son geniales, pues no se explota su lado de víctimas, sino de tipos dignos y felices, que juegan a la pelota y disfrutan de una coca-cola, exactamente igual que cualquiera de nosotros. Así que el espectador no siente pena por ellos, sino admiración, con lo cual la posición del que observa no es de dominio, sino de acompañamiento. Merece la pena dedicarle un rato a este documental que te muestra que la dignidad, la alegría y las grandes ideas florecen en lugares sorprendentes.

Voy a hacer mi buena acción del día. Por favor, si alguien tiene pensado gastarse 6 euros en la entrada del cine para ver esta película, QUE NO LO HAGA. Es sólo un consejo, claro. Mucho se dice que Shyamalan nos hace pensar. Tanto que creo que el tipo hace películas para plantear tesis (con mayor o menor fortuna) y no para hacer películas. También creo que los espectadores disfrutan más de sí mismos que de lo que ven en la pantalla, es decir, de la conversación de después o de las "nuevas ideas" que tienen gracias a lo que han visto. Esto me demuestra que no pensamos en absoluto, si algo como El Incidente nos puede desvelar algo nuevo y/o digno de debate.
En fin, no sé si es que el pobre no tenía presupuesto, pero la película parece casi de serie b, los actores son horripilantes y "el gran misterio" nos lo resuelven presentadoras de informativos, un granjero y un entrevistado en un programa de gran audiencia. En fin, patético.
En fin, que si alguien está buscando temas para debatir en la cafetería que se lea a Lynn Margulis, y quien quiera ver una buena película que elija otra cosa. Por mi parte aquí Shyamalan ha tocado fondo.