Perdonen ustedes por el título, pues tendemos a denominar al monstruo por el nombre de su creador. ¿Debería quizás decir el primer "Wegener"? Bueno, bromas aparte, he de decir que es una obra muy considerable pero aunque me alegro de haberla visionado, me llevé una pequeña decepción en el sentido de que cuando supe que existía esta película tenía en mente que el Golem era un gigante de varios metros de altura y me sorprendió negativamente el ver que era poco más que un hombre. En cualquier caso, lo pongo en mi lista como uno de los clásicos de "monstruos" de la historia de cine. Lo más notable es la idea paradójica del poder de la inocencia.

Magnífica película, para mí y para el resto del público de Valladolid, la número uno del festival. Igualmente impresionante el trabajo de Ariane Ascaride, esposa del director, que fue la que recogió la "Espiga de Plata" y el citado premio del público.
Tanto el contenido del film como la forma de contarlo es genial y segurarmente estemos hablando de una de las mejores películas de lo que llevamos de siglo. El principal mensaje que se nos transmite es el de solidaridad hacia nuestros vecinos, hacia nuestros amigos, hacia el mundo que nos rodea en definitiva. Magistral.

Entretenida que es lo mínimo que se le puede pedir al cine. Y tanto que es un ejercicio de concisión, pues tiene demasiadas elipsis, sobre todo al final, aunque sí que es cierto que con ello también elide dramatismo. El final, no obstante, es muy precipitado. Muy recomendable para que vean lo injustos que pueden ser los padres que dejan a sus hijos de la mano de Dios.

Llamativa, porque el hecho que relata se corresponde fiel y llanamente con lo que anuncia su título. Dura apenas una hora y cuarto y es magnífico ver cómo una película rodada hace 60 años sigue teniendo vigencia.

Hoy en día, gracias a Internet y a la gran distribución de películas en dvd y demás, no es difícil ver Nosferatu. Hace unos cuantos años cuando pude verla por vez primera ya había visto la versión interpretada por Bela Lugosi al menos 4 ó 5 veces. Reconozco casi imposible superar la interpretación de Lugosi, y al menos esa primera aparición es la escalera de su castillo hasta ese primer plano al tiempo que se presenta con un deliciosamente tétrico "I´m Drakula", o aquel otro igualmente primer plano en el que se acerca a su presa para morderle la yugular no menos mítico y poéticamente espeluznante. Ahora bien, Nosferatu tiene planos igualmente antológicos con esa apariencia cuasi cadavérica del conde Orlok. Y difícilmente podrá ya borrarse de mi memoria la imagen de ese fantasma gobernando el barco o apareciendo entre las sombras de ultratumba o irguiendo su cuerpo hiératico desde su ataúd. Esta película deja bien a las claras que el expresionismo fue el mejor padre que pudo tener el cine de terror.