1. Síntesis
Obra de arte muy vitalista que hay que disfrutar. Para repetir.

2. Sinopsis
Ingeniero muy rígido y que se cree que lo sabe todo se va enredando poco a poco por un grupo de estudiantes en su último fin de semana del verano. Dentro de estos destaca una sublime Francesca de la que acaba enamorándose…

3. Personajes
Se reseñan los dos principales, aunque los estudiantes constituyen un grupo bastante numeroso.

Antonio (39): muy listo en el mundo de los plásticos y una autoridad dentro de la fábrica, pero que se ve desbordado por un grupo de estudiantes. En ocasiones da la sensación de que no hubiese vivido o aprovechado con intensidad su etapa universitaria…

Francesca (16): imposible no enamorarse de su forma de ser embaucadora, ocurrente, despreocupada, descarada e impulsiva.

4. Sensación
Causa buenas vibraciones ya desde que aparece el ingeniero algo chulesco y marisabidillo encarnado por Ugo Tognazzi: primeramente, con sus amistades en una representación teatral; luego, conduciendo su Alfa Romeo se cruza en el camino de un grupo de estudiantes haciendo locuras con sus coches; y, después, para que el espectador se enamore de Catherine Spaak, el ingeniero Antonio acude al rescate de los estudiantes porque les falta gasolina. Y estos son los primeros minutos…

5. Sentido
Hay que disfrutar de la vida en todas sus etapas y no desaprovechar las oportunidades que se presenten.
El eterno conflicto entre las responsabilidades de adulto, empresario, padre… con el mundo por descubrir, vivir y lleno de expectativas de un adolescente.
No hay que tomarse todo demasiado en serio, ya que está confirmado que no vamos a salir con vida de esta…

6. Escenas destacadas
La película no tiene desperdicio y hay que verla de cabo a rabo. El primer encuentro entre Francesca y el ingeniero es más que notable.
Los sueños despierto o recuerdos del ingeniero en contraposición al momento presente que está viviendo.

Entretenida. No es un policiaco con una trama compleja y otras subtramas de interés, pero engancha por su sencillez y lo pintoresco del desarrollo de la historia y una música que consigue atrapar.

Por qué verla: dos mamás guapas, persecuciones algo diferentes con cierto grado de comicidad, un botín de banco escondido que nadie sabe dónde está y un mundo gansteril desenfadado lejos de la transcendencia y frialdad que los suele caracterizar.

Qué no encaja: la extraña actuación policial en toda la historia, que aparece y desaparece por ensalmo; se tira demasiado del deus ex machina para resolver los enfrentamientos entre unos gánsteres profesionales y un grupo de amateurs y dónde y cómo se encuentra realmente el dinero.

Entretenida, algo canallesca, con cierto toque de humor negro y sin giros argumentales rebuscados. Los personajes más desarrollados y con los que más se empatiza son Jean Marie, sobrino del conde y estudiante de medicina interpretado por Jean-Louis Trintignant, y su pizpireta novia Micheline (Dany Saval), careciendo el resto de familiares y adláteres de una significación especial.

La intriga radica en saber cuándo y cómo encontrarán la cámara secreta en la que falleció el muy ladino conde y en cuántos herederos sobrevivirán para repartirse la herencia (ya que parte de la película trata de ser un remedo de Diez Negritos).

¿Qué te puede suceder si confías en una rubia embaucadora y sugerente que acabas de conocer por ensalmo? Nada bueno si está conchabada con un abogado trapacero que anhela la fortuna escondida en manos de un pánfilo descendiente del conde de Montecristo, que dará con sus huesos en prisión por la falsa indolencia del citado letrado.

La martingala del tesoro de Montecristo es una excusa para contar una historia de falso culpable, leguleyo sin escrúpulos, policía un tanto despistada y romance con una rubia vistosa víctima de un doble juego.

Entretiene, posee una narrativa sencilla y se ve con facilidad. Quizás el principio sea más prometedor que la parte final, si bien su visionado es una forma de darle una oportunidad a un título bastante desconocido.

Interesante planteamiento del doppelgänger con suplantación de personalidad con fines espurios.

La premisa no es una novedad, ya que cabría reseñar Scar con Paul Henreid y Joan Bennett, cinta de mayor enjundia, si bien esta propuesta no es nada desdeñable y merece su oportunidad de visionado.

El juego del doble malo tarda en desarrollarse por completo con una resolución y un falso engaño un tanto apurados. Los preliminares son demasiado amplios con la presentación del protagonista y su alter ego ruin (confrontación buenista entre el fiscal defensor de la ley y el ex presidiario infractor de la misma) con sus respectivas novias, que sirven de engranaje, aunque al final la trama escatima demasiado las posibilidades que podría ofrecer la premisa inicial.

Rubias, mafioso con grandes planes, sicarios, un fiscal del distrito cumplidor de la ley y entregado a la causa, un ex convicto que no se ha regenerado, polizontes, accidentes, vueltas de tuerca…

Ingredientes suficientes para degustar una sugerente e injustamente olvidada muestra de cine negro.