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España España · Madrid
Críticas de Eduargil
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Críticas 139
Críticas ordenadas por utilidad
8
26 de abril de 2018
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguimos a un padre y su hijo que, cargados con una colección de invitaciones de boda de su hija y hermana, van de puerta en puerta visitando a amigos y conocidos en Nazaret. Durante las visitas, Annemarie Jacir captura retratos conmovedores y a veces divertidos. Entre visita y visita observamos a una Nazaret representada como una ciudad en la que se amontona basura en la calle, el tráfico hace imposible la conducción y, en donde pequeños agravios fácilmente se pueden transformar en graves conflictos abiertos.

A pesar de las profundas diferencias, Shadi, que se muestra extremadamente crítico con lo que está sucediendo en la región, acuerda ayudar a su padre a entregar el Wajib, pasando un día particularmente emotivo con él. Ambos, de hecho, no están de acuerdo en muchas cosas, atribuyendo sus respectivas elecciones de vida a valores completamente diferentes que, al parecer, contribuyen a alejarlos cada vez más.

La tradición pone a dos hombres, uno al lado del otro, en un viaje polvoriento en el interior de un automóvil, recorriendo las calles de Nazaret. La película se mueve en el conocido género de la Road Movie.

Invitación de Boda (Wajib) seduce y sorprende a la vez, dramatizando una realidad que la mayoría de los directores palestinos a menudo tratarían como un tema de suma gravedad. Sin embargo, aquí, los conflictos permanecen subyacentes. El padre, un maestro, trabaja con los israelíes. El hijo emigro a Italia. Y los dos tienen una forma diferente de reclamar y sentirse palestinos. Annemarie Jacir refleja sutilmente estas tensiones. Consigue dotar a la película de una profundidad humana, social y política. Pero sin perder nunca de vista la modesta y preciosa misión de sus personajes: invitar a la boda, a la reunión familiar.

La comparación y las continuas discusiones entre padre e hijo durante el viaje, constituye la parte más sustancial de la película aunque se realice de forma muy esquematizada. En los intercambios entre ambos, a menudo didácticos y muy significativos, fluyen todos los temas principales relacionados con la cuestión palestina, delineando a las dos figuras como dos imágenes macroscópicas opuestas de pensamiento y posicionamiento político y cultural.

Abu Shadi quiere invitar a la boda a un amigo israelí al que su hijo ve como un infiltrado, solo interesado en espiar y trabajar contra los palestinos. Esto no hace más que agrandar las diferencias existentes entre ambos. El estilo de vida liberal y europeizado de Shadi le permite seguir el camino que él quiere, incapaz de apreciar los sacrificios hechos por su padre en el plano político en beneficio de la familia. Mientras que los valores tradicionales de Abu Shadi lo atrapan, creando una versión ficticia de su vida, bajo la presión de mantener las apariencias y dar una imagen que no es la suya.

Annemarie Jacir logra combinar con gran habilidad dos aspectos de la historia: el retrato de una ciudad, que busca vivir con normalidad a pesar de los problemas con las autoridades de Israel, y las relaciones entre padre e hijo.

Invitación de Boda (Wajib) es una película centrada principalmente en los contrastes y en la búsqueda de un equilibrio. El contraste entre la tradición y la modernidad expresada en la relación Padre-Hijo, además se muestra la comparación entre ambos sobre la capacidad o no para perdonar. Abu Shadi todavía sigue enojado con su esposa, a la que considera culpable de haberse fugado con otro hombre a Estados Unidos y dejarlo solo para criar a unos niños pequeños, sin embargo Shadi justifica a su madre y entiende porque tuvo que marcharse del país.

Además, Invitación de Boda (Wajib) es una película sobre las tensiones entre israelíes y palestinos. Toda la narración está inmersa por este desacuerdo, por la prevaricación de un pueblo contra otro. Shadi, en una de las escenas más intensas del filme, le echará en cara a su padre, su sumisión, su incapacidad de rebelarse, y de haber aceptado enseñar en una escuela palestina donde su superior es israelí.

La directora Annemarie Jacir, también responsable del guion, crea unos personajes complejos con unos diálogos que se sienten tangiblemente reales. Estos diálogos están impregnados de una buena dosis de humor que suaviza el drama subyacente, especialmente cuando visitan a familiares excéntricos donde son arrinconados en el interior de la casa con montones de comida y bebida. La fricción dentro de la familia es utilizada por Jacir para observar las frustraciones sentidas por los palestinos que viven en Jerusalén y la presencia continua del ejército israelí.

La directora revela el alma de Nazaret mostrando apenas unas pocas fotos de la ciudad y su paisaje. La cámara se mantiene constantemente cerca de los personajes. La representación de la ciudad se refleja casi exclusivamente a través de las acciones y las palabras de los dos protagonistas, y de sus encuentros con personajes secundarios.

En el conflicto padre-hijo desarrollado en en la película, Jacir no toma partido. Examina con sumo cuidado los pros y contras del compromiso, la sumisión y el radicalismo sin juzgar. Ambos, Abu Shadi y Shadi, argumentan desde sus respectivas situaciones en la vida de una manera comprensible y convincente. Al final la película parece convertirse en una especie de parábola social cuidadosamente construida.

La historia en Invitación de Boda (Wajib) evoluciona a lo largo del metraje como una especia de Road Movie Urbana, donde aparece un nutrido y colorido grupo de personajes, en el que la propia ciudad de Nazaret forma parte de él, con sus problemas, contradicciones, reuniones sociales y vitalidad. Al mismo tiempo, mantiene un formato de drama familiar enriquecido con magníficos y sútiles diálogos, que saboreamos en cada encuentro entre padre e hijo.

https://cinemagavia.es/invitacion-de-boda-wajib-pelicula/
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6
26 de mayo de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El thriller político Las Confesiones del director Roberto Andò sobre una reunión del G8 que tiene lugar en un hotel de lujo de la costa alemana, es un pretexto para cuestionar a nuestros representantes políticos y para plantear una serie de interrogantes sobre la vida, la muerte y el poder. Estreno el 26 de Mayo.

La trama se sitúa en una conferencia de emergencia del G8 en un lujoso hotel de Alemania junto a un lago. Además de los ministros, han sido invitados por el director del FMI Daniel Roché (Daniel Auteuil), un enigmático monje italiano, Robert Salus (Toni Servillo), una afamada novelista de cuentos infantiles J.K. Rowling (Connie Nielsen) y una extravagante estrella del rock (Johan Heldenbergh). La noche antes de que comience la reunión secreta, Robert Salus escucha la confesión de Daniel Roché, el cual parece está a punto de anunciar un duro plan de ajustes que traerá consecuencias desastrosas sobre todo para los países más pobres. A la mañana siguiente, Roché se encuentra en su habitación con una bolsa de plástico sobre la cabeza, en un aparente suicidio.

Después de Viva la Libertad (2013) el director Roberto Andò vuelve a tocar el tema de la política y a utilizar al mismo actor protagonista, Toni Servillo. Ahora con Las Confesiones, bajo un formato de thriller suave, utiliza la muerte del director del FMI de forma simbólica, para establecer un debate de como se gestiona la Institución y los ocultos fines que se esconden tras ella a la hora de tomar decisiones que afectan a todo el planeta. Un simbolismo que ha hecho posible la coexistencia de un monje obligado a no revelar ningún tipo de información amparado por el derecho al secreto de confesión, junto a un grupo de economistas que estando bajo el mismo juramento de no revelar ningún tipo de conversación secreta, intentan a toda costa presionar e intimidar a Robert Salus para que rompa sus reglas e informe de lo que habló la noche anterior con Daniel Roché antes de su muerte.

En ese universo de hombres y mujeres pertenecientes a una burguesía aséptica que maneja las finanzas y los flujos de las economías y el comercio, aparecen tres invitados por Daniel Roche que amenazan romper el equilibrio de su ecosistema financiero. Claramente vemos dos mundos opuestos tanto en la forma de pensar como de sentir. El trío, a través de conversaciones y de sus respectivas apariciones parece ser un recordatorio de que detrás de los planes financieros hay seres humanos. Las Confesiones está estructurada básicamente por conversaciones privadas y por flashbacks intercalados con breves fragmentos de la fatídica confesión de Daniel Roché. Al mismo tiempo el personal del hotel investiga al monje e intenta encontrar una grabadora que se cree ha sido utilizada durante la confesión.

Las Confesiones es una mordaz parábola donde se combina y entrelaza con fina sutileza la vida real con la irreal para cuestionar el enfoque ético y moral de la economía global que se rige por unos parámetros difíciles de descifrar para el ciudadano de a pie. La película plantea la gran distancia existente entre los economistas y políticos, cuyas decisiones sostienen los destinos del mundo, con la gran masa que sufrirá de manera inevitable la carga de dichas decisiones, además de los secretos y las mentiras del poder. Los políticos y economistas parecen mas ejecutivos de grandes cuentas que funcionarios al servicio de los ciudadanos.

La película de Roberto Andò tiene muchos parecidos tanto estéticos como en la forma de estar filmada con La Juventud (2015) de Paolo Sorrentino por su colorido, la aparición de un hotel de lujo, sus peculiares huéspedes, los fuertes contrastes y las bellas composiciones artificiales. Las Confesiones tiene un matiz algo surrealista donde se abordan de forma profunda temas como la humanidad, la distribución de la riqueza, la pronunciada brecha existente entre la política y la población, las peligrosas pretensiones de la economía global y la salvación de las almas en su enfoque religioso. A pesar de estar llena de buenas ideas y pretensiones, se queda a medio camino de hacer algo mas grande.

Cinemagavia http://cinemagavia.es/critica-pelicula-las-confesiones/
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8
20 de febrero de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Sing Street se sitúa en Dublín, en la década de los años 80, una ciudad envuelta en una profunda crisis económica como el resto del país que provocará la necesidad de una gran parte de la población a buscarse la vida fuera de sus fronteras y más concretamente hacia el Reino Unido. En este contexto comienza la película cuando su protagonista de quince años, Connor (Ferdia Walsh-Peelo), se ve obligado por sus padres a cambiarse a un colegio más económico para reducir gastos. Este hecho será el detonante para que Connor ponga rumbo a la rebelión cuando su nuevo instituto religioso le recibe con maestros crueles, reglas innecesarias, matones, al tiempo que el día a día en su casa está acompañado de constantes discusiones entre sus padres. A partir de ahora buscará un significado a su vida y para ello intentará huir de su hogar.

La primera escena de la película vemos a Connor en la cama de su habitación tocando una guitarra acústica al tiempo que escucha los gritos e insultos de sus padres a través de la pared y como de forma natural e instantánea los transforma en letras para sus canciones. Esta reacción de Connor nos indica que está acostumbrado a ese tipo de situaciones incomodas en su casa y de forma instintiva le sirve para evadirse. En un principio no es consciente de su potencial artístico hasta que un día aparece su musa, Raphina (Lucy Boynton), en unas escaleras al otro lado de la calle del colegio. Ella será la causante principal por la que Connor forme una banda de música con sus amigos debido a que la ofrece ser la protagonista de un videoclip con el objetivo de conquistarla y también, poder cumplir su sueño de participar en un programa musical que ve siempre en la televisión con su hermano mayor, Brendan (Jack Reynor).

Esta hermosa película nos tele transporta a los años 80 y muchos volverán a recordar y sentir con nostalgia aquellos maravillosos años de la llamada “movida madrileña” cuando eran adolescentes al igual que los protagonistas del film, una década de oro irrepetible en el plano musical. Alrededor de la música, como se hace referencia en la película, nacieron numerosas tribus urbanas con una moda e imagen transgresora que rompía los cánones establecidos de la época como una forma de expresión artística y rebeldía. Los continuos cambios de estilo de música (New Wave, New Romantic y After-Punk) que los miembros de la banda realizan a lo largo del metraje compasados al mismo ritmo que varían de vestimenta y estètica, y que se originan por la inspiración de su líder a través de su musa y por los consejos de su protector hermano a la vez gurú espiritual, servirán para presentarnos y disfrutar de una excelente banda sonora con canciones de A-Ha, Culture Club, David Bowie, Depeche Mode, Duran Duran, Hall & Oates, Spandau Ballet, The Cure, The Clash, The Jam……., junto a las maravillosas canciones originales que interpreta la banda de Connor escritas por el propio John Carney con la colaboración de Bono, cantante del grupo U2, y del guitarrista Dave Howell Evans, conocido como The Edge.

Todos los constantes cambios en la banda tienen como objetivo la busca de una identidad propia que les de un sentido a sus vidas. En la escuela tienen que soportar humillaciones e insultos (les llaman “maricas”) y enfrentarse a los sacerdotes (poder eclesiástico), encargados de que se cumplan las férreas normas que rigen la educación y la enseñanza. Este conservadurismo católico imperante en la sociedad irlandesa queda reflejado en la película en una conversación donde Brendan informa a su hermano como sus padres no se casaron por amor sino por diversión de adolescentes ya que el matrimonio era la única forma existente en aquella época para poder permitir tener relaciones sexuales, porque recordemos que hasta 1985 en Irlanda para poder comprar preservativos había que ir a la farmacia con receta médica. He aquí el motivo de las continuas discusiones de un matrimonio condenado a estar juntos porque el divorcio estaba prohibido (Hasta 1995 no se legalizó). El escritor y director John Carney antes de entrar en el mundo del cine fue bajista en una banda de rock muy conocida en Irlanda, The Frames, lo que explica el papel vital de la música en sus películas, como lo demuestran sus dos trabajos anteriores, Una Vez (2006), en la que un guitarrista callejero y una cantante se conocen en las calles de Dublín y deciden grabar una maqueta juntos. Aquí la canción principal consiguió en el año 2007 el Oscar a la Mejor canción original y fue un éxito inesperado en el Festival de Sundance donde obtuvo el Premio del Público que lo catapultaría a la fama, y Begin Again (2013) nos traslada a la ciudad de New York donde se conocen en un club nocturno un productor de aspecto desaseado venido a menos y una joven cantante con talento que deciden colaborar juntos en la elaboración de un álbum. Este ha sido su primer trabajo en Estados Unidos.

Una película deliciosa, romántica sin ser excesivamente melosa, envuelta en un drama musical combinado con un humor sencillo y cálido donde el amor y la música fluyen de forma armónica a lo largo del relato hasta llegar al corazón de muchos espectadores, que a través del amor sincero e inocente de la pareja protagonista, de la nostalgia de las canciones y de esa maravillosa ambientación de la “movida dublinesa” rememorarán aquellos años de las cintas de casette, los discos de vinilo, el primer beso, los cambios de look y en los que inexplicablemente no existía el móvil para comunicarnos. Recomendada para todo tipo de público tanto para aquellos que buscan pasar un buen rato entretenido, divertido y disfrutar de la música como para aquel otro más exigente y cinéfilo. Si tenemos la oportunidad de verla en versión original mucho mejor.
Eduargil
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8
1 de diciembre de 2017
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Sacrificio de un Ciervo Sagrado se inspira en la mitología griega, en concreto en la tragedia de Eurípides ‘Ifigenia en Áulide‘, bajo la premisa de un padre que debe sacrificar a uno de sus hijos con el fin de evitar un desastre aún peor. Se trata de una metáfora, un drama de venganza provocativo, opresivo, tenso, al mismo tiempo que entretenida y muy cautivadora, que profundiza en las perversiones humanas centrándose en ellas de manera absoluta al invocar lo “divino”.

¿Qué pasaría si tuvieras una vida feliz y una carrera profesional satisfactoria, pero un error del pasado comienza a amenazar todo lo que te importa? ¿Asumirías la responsabilidad de tus acciones? A todos estos dilemas y a sus terribles consecuencias tendrá que hacer frente el personaje de Colin Farrell en la nueva película de Yorg Lanthimos.

El Sacrificio de un Ciervo Sagrado se niega a dar respuestas, y en su lugar deja abiertas muchas interrogantes donde Yorgos Lanthimos ofrece al espectador solo la opción de la interpretación. Por lo general, las mejores películas de terror son las que te permiten usar la imaginación y aquí debemos hacer un buen uso de ella. Nada es tan simple como parece, lo que la hace aún más intrigante. Al salir del cine, seguramente necesitemos un periodo de tiempo para procesarla por completo y poder digerir lo visto. Hay mucho para reflexionar y cuestionar. Al igual que en su anterior trabajo, “La Langosta” (2015), el director Yorgos Lanthimos, entrega una película donde arroja más preguntas que respuestas. Para algunos, eso será frustrante.

La película se siente mucho el estilo de Stanley Kubrick. Desde la realización por los ángulos de cámara utilizados, las inserciones de música y la forma de narrar la historia. Desde un punto de vista visual, largas tomas desde un angulo superior siguen a Steven a través de los pasillos antisépticos del hospital y es fácil imaginar a Danny Torrance en “El Resplandor” (1980), haciendo lo propio en el Hotel Overlook. Pero cuando el joven Martin da una vuelta de tuerca en la segunda parte de la película, aparece otro genio del cine, Michael Haneke. Aparece el dilema aterrador con el que el director austriaco solía deleitarse, sobre todo en la época de “Funny Games” (1997), donde estableció un nuevo y perverso modelo para agitar las emociones de la audiencia.

La acción en la segunda mitad de El Sacrificio de un Ciervo Sagrado se desarrolla principalmente en la casa de la familia, mientras que la primera mitad se lleva a cabo en el hospital. Durante esta segunda mitad, el personaje de Farrells, Steven, se enfrenta a la terrible decisión que tendrá que tomar. En ese momento, la película se caracteriza por el horror experimentado por la familia, todo se vuelve claustrofóbico, no necesariamente en el sentido espacial, sino porque las relaciones entre los cuatro miembros de la familia están tan claramente puestas a prueba que resultarán confusas, agobiantes e inquietantes para nosotros. En una acumulación de situaciones y diálogos extraños, somos, como un público inocente, atraídos por el torbellino de atrocidades de Lanthimos.

La ecléctica banda sonora compuesta por piezas exuberantes de orquesta clásica de los compositores Sofiya Gubaidúlina y György Ligeti, mezcladas con rock y composiciones disonantes, es poderosa y cautivadora. Ocasionalmente, la música se reproduce de tal manera que se ahogan las conversaciones mantenidas por los personajes, lo que hace que el espectador se sienta incómodo e inquieto. Es magistral la forma en que la música de El Sacrificio de un Ciervo Sagrado se utiliza para provocar ciertas emociones que pueden estar en conflicto directo con las imágenes que se muestran.

La atmósfera desconcertante de las película se crea principalmente a través de un excelente paisaje sonoro. Hay un gran uso de sonidos largos, principalmente provistos por un instrumento de cuerda como el violín, que constantemente inquietan al espectador e incluso hay veces en los que los sonidos te atraviesan, como si se trataran de chirridos de tiza en una pizarra. Todo, desde el sonido de la música hasta los ángulos utilizados de la cámara, el diseño del escenario y la iluminación, crean un ambiente muy inquietante y escalofriante.

El Sacrificio de un Ciervo Sagrado vista como una película de terror, tiene un horror de lenta combustión. Como un drama, es una parábola muy oscura y provocativa sobre los pecados, la venganza y la conciencia humana o la falta de ella. Como comedia quizás posee un tono más negro que cualquiera de las películas anteriores de Lanthimos. A destacar la escena donde Steven visita la escuela de sus hijos para reunirse con el director, esperando escuchar comentarios que influirán en una u otra decisión. Sin embargo, este tono de comedia absurda no se apodera de la historia, sino que simplemente la potencia. Todo lo que está sucediendo delante de nuestros ojos es tan surrealista, loco, y desconcertante que es necesario reír un poco para romper la tensión.

La película está repleta de imágenes turbadoras marcadas por personajes que participan en conversaciones triviales, con todos ellos hablando en tonos planos y sin emociones, no se sienten como interacciones genuinas y auténticas, sino como androides que intentan hacerse pasar por humanos. Alienígenas extraños con sus propias reglas y ritmo para entablar una conversación.

Una interesante película que despertará muchos sentimientos contradictorios entre los espectadores y no dejará indiferente a nadie, a unos les producirá un fuerte rechazo y a otros muchos un gran entusiasmo, no es fácil de ver. Lo que está claro, es que no se le puede negar a Yorgos Lanthimos su originalidad y su capacidad para sorprender.
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7
6 de julio de 2017
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Trey Edward Shults que debutó con la multipremiada película Krisha, llega ahora con un nuevo trabajo en forma de thriller de terror psicológico, Llega de Noche, donde un adolescente se enfrenta a horrores cada vez peores tanto externos como internos, tras una gran catástrofe desconocida y muy virulenta. Estreno 7 de Julio.

En Llega de Noche sabemos que más allá de los bosques, hay un contagio no especificado que infecta al mundo exterior. Paul (Joel Edgerton), el patriarca de su familia, su esposa Sarah (Carmen Ejogo), y el hijo de ambos de 17 años Travis (Kelvin Harrison Jr.), han conseguido hacer de su casa un auténtico bunker con todas las puertas y ventanas cerradas para evitar el contacto con intrusos del exterior infectados. Aun así, la familia acaba de perder a uno de sus miembros infectado por el virus, el abuelo (David Pendleton). La única forma que tienen para sobrevivir es establecer una rutina y unas adecuadas precauciones, como llevar siempre una máscara de gas en las salidas al exterior y nunca salir por la noche.

Algo ha ocurrido en las ciudades, no se sabe exactamente que es, pero un primer plano sobre uno de los cuadros de la casa, El Triunfo de la Muerte, la obra más conocida del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo, nos da una descripción simbólica de la situación. Tan solo sabemos de la existencia de una enfermedad contagiosa que mata a las personas en 48 horas, no se trata de una infección apocalíptica cuyos efectos devastadores transforma a todo el mundo en zombies, es algo mas sencillo y aterrador si cabe, es solo un virus que provoca la muerte.

Una noche el mundo/burbuja de la familia se verá amenazado, no por un zombie ni por un monstruo sediento de sangre, sino por un extraño llamado Will (Christopher Abbott) que irrumpe en su casa, creyendo que está abandonada en busca desesperadamente de suministros y alimentos para él y su familia. Después de inmovilizar y atar a Will en un árbol durante toda una noche para confirmar que no está infectado por la enfermedad, Paul decide ayudar a Will y su familia, compuesta por su esposa Kim (Riley Keough), y su hijo Andrew (Griffin Robert Faulkner), con la idea de compartir todos el mismo techo, establecer un frente unido y poder combatir de forma más eficaz todas las adversidades. Con la llegada de la nueva familia en el hogar, una nueva rutina se instala en el grupo, al tiempo que surgen inevitables conflictos entre ellos motivados principalmente por la desconfianza, el instinto de supervivencia y la lucha por preservar los intereses de sus respectivas familias.

A pesar del enfoque dado en su campaña de marketing tanto en marquesinas y carteles publicitarios como en vídeos, Llega de Noche no es una película de Terror al uso, no va de sustos fáciles y ramplones, ni de carnaza gore dirigida a un público adolescente. Nada de eso, Llega de Noche va más allá, en realidad es más compleja y personal de lo que aparentemente te hace pensar en un primer momento. En realidad es un drama de supervivencia cruel y opresivo, donde las reducidas escenas propias del género de terror aparecen casi en su totalidad, en las pesadillas nocturnas del adolescente Travis, a través de horripilantes visiones originadas por su miedo a la muerte y por la paranoia existente en su hogar.

Magnífica labor de Drew Daniels como responsable de la fotografía, que ya trabajó bajo las órdenes de Trey Edward Shults en su anterior y exitosa película, Krisha. Los escasos exteriores que aparecen en Llega de Noche están filmados de tal manera, que realzan de forma precisa y efectista, la sensación de aislamiento de unos personajes atrapados y enclaustrados en una remota casa, situada en el interior de un espeso bosque y rodeada de montañas, intentando escapar de una amenaza invisible. En cuanto al interior de la casa, Trey Edward Shults y Drew Daniels mantienen siempre la cámara en movimiento, deslizándose por pasillos estrechos y oscuros, iluminada sólo por la luz de la linterna del joven Travis en sus salidas nocturnas. El interior de la casa se nos presenta como un conjunto de espacios oscuros y claustrofóbicos que insinúan peligros ocultos en las sombras, aunque aparecen otros mas obvios, como la puerta roja situada al final del pasillo.

Llega de Noche no da nunca una explicación o respuesta clara a los diversos acontecimientos que se van sucediendo a lo largo de la película, ya sea para los personajes como para el espectador, y esto intensificará una percepción constante de desconfianza. Asimismo, la acción de Llega de Noche se limita a la casa y alrededores, en medio de un bosque, y el plantel de actores no sobrepasa la decena en todo el film, por lo que la historia podría perfectamente escenificarse en una obra de teatro. Desde un inicio, esta reducción tanto del espacio como de los personajes, unido al miedo, a la sospecha y la paranoia constante, provoca una sensación en el ambiente de agobio y claustrofobia irrespirable.

La película es una tensión constante, no baja la guardia nunca, tanto en las interacciones entre las dos familias como en las amenazas exteriores que acechan al grupo. Trey Shults Edwards tiene un talento increíble para crear una atmósfera inquietante basada principalmente en no saber nunca que va a venir a continuación. Nunca romperá ese aura de misterio dando explicaciones innecesarias, ni tampoco va a tratar de sorprendernos con un giro poco probable. Esta aparente sencillez narrativa y honestidad en su proceso creativo es precisamente lo que nos sorprenderá y finalmente nos desconcertará más. El objetivo final del realizador es simple y eficaz, sugerir amenazas que, aunque invisibles, se hacen presentes y reales.

Cinemagavia: http://cinemagavia.es/pelicula-critica-llega-de-noche/
Eduargil
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