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Críticas de Lafuente Estefanía
Críticas 1 791
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de abril de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia de la mili. Un comandante español con dos carreras universitarias está haciendo un curso en West Point. Con sus compañeros de clase visita allí el Museo del Ejército, algunos le sonríen cuando muestran sables tomados a oficiales españoles en la "guerra" de Cuba (1898). Sin inmutarse, el comandante los invita a ver una auténtica espada engastada de piedras preciosas, la que perdió el califa Miramamolín en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).
Viene esto a cuento porque debemos ser comprensivos con las exageraciones cinematográficas de los americanos. No tienen mucha historia y hacen bien de sacarle todo el partido que puedan a la suya. Retorciendo la verdad. Por supuesto. Más de 7.000 hombres bajo el "tiránico poder" de Santa Anna contra un par de cientos que no tienen más alternativa que "Soportar la opresión o rebelarse" ante las "injusticias" de México, que no reconoce los "derechos" de los texanos y "limita su libertad". Vale, vale. El papel como el celuloide todo lo aguanta.
Dicho esto, en lo que casi todos estamos de acuerdo, hay que reconocer enseguida que estamos ante una gran película. Sólido guion y buena realización. Wayne dirige con notable acierto una película intensa, larga, pero que no se hace en absoluto pesada por el equilibrado reparto de las escenas de acción, sentimentales o divertidas.
Superior Jim Bowie (Widmark) y casi a su altura Col (Harvey), entre ambos en un papel en el que no terminamos de encontrarlo, mitad cronista y mitad "aponderador", Davy Crocquett (Wayne). Excelentes secundarios, como es tradición en el género, entre los que destacamos una vez más a Beekeeper (Wills), "el Apicultor" borrachín que llega desde Tennessee.
Y es que uno de los grandes logros de la cinta es la acabada descripción de los caracteres, la fortaleza de las personalidades, como ocurre en el largo y profundo enfrentamiento entre Jim y Col.
¿Escenas a destacar? Todas las de movimientos de las tropas, cañoneos, cabalgadas, defensa heroica de la misión, marchas y acciones nocturnas. Sin olvidar los dos improvisados tablados flamencos con sus hispanos zapateados.
Mención especial para la música de Tiomkin. Aparte de su propia belleza, hay que subrayar la magnífica adaptación de la misma a cada una de las escenas. Sin imponerse nunca a las imágenes, limitándose solo acompañarlas. La música de "El Álamo" la aprendimos de memoria los niños de los años 60 de tanto escucharla por la radio: "Al salir de San Antonio, al salir de la ciudad, hallarás un viejo fuerte solo en ruinas nada más ..."
Hay algunas citas sanitarias como la lesión del joven Smithi al caer del caballo, los 32 casos leves de disentería por comer tocino en malas condiciones, la muerte por la "peste" (¿cólera?) de la esposa de Jim, al que veremos luego con la pierna entablillada, o la instalación de una rudimentaria enfermería en la capilla de la Misión.
Volvemos al gusto americano por "adaptar" la historia a su conveniencia. A mi no me importa en absoluto en casos como este de "El Álamo", donde por cierto los mexicanos son tratados con toda consideración, al menos no los han vestido de soldaditos de plomo, y son objeto de rendida admiración: "Tienen valor y tienen dignidad, no les asusta morir, no les asusta vivir ... Tienen un sentido de la vida". Menos me gusta la aparente "neutralidad" de tantas y tantas cintas que, a la que te descuidas, arriman el ascua a su sardina ideológica de lo políticamente correcto. De este agua "mansa" me libre Dios, que de la brava del Álamo ya me libraré yo.
Si los americanos tuvieran una historia de la riqueza de la española, hace décadas que la hubieran llevado dignamente al celuloide. Empezando por la citada batalla de las Navas de Tolosa, aunque mejor hubiera sido empezar por la de Cutanda (1120), cuyo centenario pasó el año pasado sin pena ni gloria, una batalla que hizo exclamar a los cronistas árabes "Peor que la de Cutanda", como expresión del verdadero desastre. ¡A buenas horas se iba a olvidar en Hollywood la efeméride! Es igual, no hay en España un cineasta con agallas para llevar a la pantalla una gesta de este tipo con los musulmanes enfrente. Ahí tienes "La noche más oscura" (Kathryn Bigelow, 2012), que narra la "gesta" de la captura y asesinato de Bin Laden. Sin complejos, y con el beatífico Obama bendiciendo la acción. Igualico que aquí.
Lafuente Estefanía
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6
14 de febrero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el principio fue la boda. El mayor propietario de la zona, Will Isham (Knox), reafirma su poderío en una misma noche casándose con la bella y ambiciosa Laurie Bidwell (Leslie) y comprando un pequeño rancho con el que comparte el acceso al agua. La celebración es por todo lo alto: "Con el champán que hay aquí se ahogaría un caballo".
De nada vale el postrer intento del antiguo novio Owen Merrit (Scott) por frenar la ceremonia, "Siempre has creído que la cabeza podía someter al corazón", le espetará a Laurie mientras se retira resignado. Pero lo que le falta a este de resolución le sobra a Isham de ambición y de afán de dominio, por eso, consciente de los antiguos amores de su esposa, quiere dejar bien claro quien es el que manda allí en un tenso diálogo premonitorio de lo que va a ocurrir: "Apártate de lo mío y de lo que me pertenece. -Procura no tomarte tu más de lo que te pertenece".
La suerte está echada, o lucha o muerte. El planteamiento del drama es impecable. Otra cosa es su desarrollo que pierde fuelle poco a poco. Con todo vamos a asistir a preciosas escenas como las del fuego de campamento, la estampida de las vacas resuelta en una valerosa acción que acaba con el carro de los pertrechos ardiendo, la pelea en la cabaña de la montaña mientras se derrumba pilar a pilar o la siniestra ambientación del tiroteo final mientras el viento barre las calles de la ciudad llenándolas de polvo y de hierbas rodadoras. Nos quedamos sin embargo con otra escena, con otro tiroteo, el que tiene lugar al principio en el saloon completamente a oscuras, únicamente iluminado por el pequeño contraluz que deja al fondo la puerta de entrada. Preciosas imágenes.
Más flojo nos parece el desarrollo de la trama sentimental donde los personajes, con la excepción de Isham que parece ser el único con las ideas claras, quedan bastante poco definidos, sus comportamientos son cambiantes y un tanto inexplicables.
En cuanto a las interpretaciones ninguno alcanza la talla de Knox, ni de lejos, cumplen las dos protagonistas y Scott en su línea de sobriedad característica. Suerte que secundarios como el cocinero Cultus Charley (Bedoya) saben ponerle ese punto ameno y picante como cuando responde a los que critican sus guisos, "Yo cebaba los cerdos y enfermaron". Otros secundarios, sin embargo, ofrecen una penosa sobreactuación.
Una herida de bala se resolverá sobre la marcha con whisky por dentro y por fuera, en este caso para lavar bien el orificio de entrada que luego se venda convenientemente.
Buena realización y ambientación tanto de interiores como de exteriores, donde resalta sobre todo un gran colorido. Todo lo cual hace que nos encontremos con una película interesante y recomendable.
Lafuente Estefanía
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8
8 de febrero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aficionados como son los norteamericanos a los nombres curiosos, la cinta nos desvela el origen de la denominación de lago de los Convictos a lo que antes se llamaba lago de Monte Diablo. Buen nombrecito también.
Todo comienza el 29 de septiembre de 1871 con la fuga de 29 presos de la cárcel de Carson City (Nevada), de los que solo quedarán cinco que, en medio de una terrible tormenta de nieve, arriban a través de las montañas a una pequeña y aislada aldea en esos momentos habitada solo por mujeres y niños.
Lo que cinematográficamente podía haberse resuelto de forma rutinaria, en la obra de Gordon va a convertirse en una obra densa e intensa. Poco a poco iremos viendo el carácter de cada uno ... y de cada una, con sus miserias y con sus grandezas. Una pincelada aquí, un detalle allá, el espectador se va formando pronto una idea de la personalidad de todos protagonistas. Es pues una historia de ambiciones, de venganzas, de generosidad pero, sobre todo, del sentido de la justicia que anida en el alma de todas personas. Por encima de la justicia de los jueces y de los juicios.
También de liderazgo, especialmente entre las mujeres. Una vez más nos encontramos con un western no solo respetuoso con ellas, sino que remacha su buen sentido, lo acertado de las decisiones que toman en situaciones verdaderamente límite. Al frente del grupo una anciana que aguarda la muerte en la cama, Granny (Barrymore), bien secundada por la bella Marcia (Tierney), que espera la llegada de su prometido para casarse. Mujeres de carácter.
Al frente de ellos, en el lado opuesto, falsamente acusado de asesinato James Canfield (Ford), que se las tiene con el resto de fugados que es carne de presidio.
El aislamiento, el ambiente cerrado, también la tensión sexual latente en muchos personajes, dan lugar a una película claustrofóbica de gran intensidad psicológica, una película que rebasa los límites del western convencional haciéndole adoptar aires hitchcocktianos que recuerdan en algunos momentos a "Rebeca".
Asimismo encontramos una interesante referencia a lo que parece la esquizofrenia que padece el joven Clyde Maxwell (Hylton), que le lleva a tratar con violencia e incluso a asesinar a las mujeres que no quieren satisfacer sus instintos enfermizos. Y eso a pesar que maternalmente lo curan cuando, enfermo de fiebre, lo hacen sudar abrigándolo bien y haciéndole tomar sopa y te bien caliente, remedios típicos de la medicina hipocrática que busca la sudoración intensa para expulsar de esta forma los humores perniciosos.
Magnífico argumento, guion, realización, fotografía, ambientación e interpretación. Una de tantas cintas olvidadas que merecen ser rescatadas del olvido por los buenos catadores del cine del Oeste.
Lafuente Estefanía
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3
29 de enero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado más en la novela de Owen Wister que en la popular serie televisiva de los 60, para los que seguimos fielmente esta en las sesiones juveniles de las tarde sabatinas, este tardío Virginiano supone toda una decepción. Sabemos que nada tiene que ver una obra con otra, que juzgamos las nuevas versiones con antiguos prejuicios, pero una cosa es dar un nuevo enfoque al argumento y otra muy distinta transformarlo hasta hacerlo irreconocible.
En Medicine Bow (Wyoming) tienen un problema, los ladrones de ganado, "Los cuatreros son un veneno para nuestro estilo de vida". Tienen un juez todopoderoso que imparte "justicia", Sam Henry (Perlman), "Yo soy el orden, yo soy la civilización ... y decido quien vive y quien muere aquí". Es el dueño del rancho más importante y tiene contratado como capataz a South (Adkins) y como ayudante a Trampas (Bacic). Pues bien, el rol que juega cada uno de ellos nada tiene que ver con el que desarrollan en la novela o en las varias películas basadas en la misma. En algunos casos, Trampas, es completamente opuesto.
Para levantar acta de todo lo que allí sucede contamos con un novelista, Walter Owen (Penny), nótese el homenaje que se hace aquí al autor de la novela versionada, y con la maestra que llega al pueblo Molly Wood (Pratt). Y lo que allí sucede es que se está cerrando una forma de entender las cosas, pero no por que "Los cuatreros estén acabando con nuestra forma de vida", sino porque el valioso "código" moral de la gente de frontera se está pudriendo por dentro, de hecho "El Código sirve para proteger a los jueces Henry del mundo".
Como en todos los westerns modernos, nos encontramos con una preciosa envoltura de paisajes y fotografías de postal o una cuidada ambientación. Pero nada más. Terciopelo por fuera y muy poca sustancia dentro. Escasos personajes, actores poco relevantes, largos silencios, latigazos al maltratador de su mujer siguiendo la moda del momento, lentitud y tedio. Y cuando decimos esto no nos dejamos influir por nuestro viejo Virginiano.
Y como estamos en Medicine Bow, destacar los conocimientos enfermeriles que Molly muestra en sus vendajes, el cartel del Dr. A. McCledd y la buena salud prostática del Virginiano, al menos a juzgar por la meada que se pega en una de las escenas (otra manía de los westerns modernos).
En fin, una obra menor que no obstante puede verse a condición de no comparar con "El Virginiano" que interpretaban James Drury y Doug McClure.
Lafuente Estefanía
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6
10 de enero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la intención de poner en marcha un saloon de juegos, "El Ángel escarlata", desde Nueva Orleans llega a la pequeña ciudad de Bottleneck Frenchie Fontaine (Winters) acompañada de un equipo de croupiers y de señoritas. La competencia y las gentes de bien se ponen en contra, pero Frenchie es mujer de recursos y saca adelante su negocio bajo la atenta mirada del sheriff Tom Barming (McCrea) que algo sospecha de todo esto.
Y tiene motivos para sospechar, pues en realidad la joven lo que verdaderamente pretende es hallar a la persona que asesinó a su padre quince años atrás en el salón de la localidad, crimen que había quedado impune. Como entonces el sheriff era precisamente el padre del actual, éste se aviene con gusto a investigar el caso.
Como vemos el argumento de la cinta toca un poco el cine negro y se desarrolla con un buen guión repleto de frases punzantes, "¿La competencia? Échalo o mátalos", sobre todo las relativas a los juegos de azar: "Cuando juegas en una mesa trucada, es bueno tener un as en la manga". Asimismo es objeto de debate en el pueblo, con votación popular incluida, la necesidad de prohibir los garitos donde se juega y se bebe. Las mentes bien pensantes estiman que "Solo con hombres honestos, trabajadores y religiosos se puede hacer un buen lugar".
Es cierto que la trama se embarulla un poco al mezclarse las pesquisas del antiguo asesinato con otro que se produce hacia el final, ambos con varios candidatos a su autoría. También sobra, en nuestra opinión, la pelea entre las dos enamoradas del sheriff, y eso que se la toman muy en serio las contendientes. Buena la interpretación de Winters, correctito McCrea y, como suele ser habitual, excelentes secundarios. En lo técnico destaca sobre todo lo acertado del colorido.
No es el "Ángel" azul ni el exterminador, pero en conjunto este escarlata de "Frenchie" resulta interesante.
Lafuente Estefanía
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