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España España · Sevilla
Críticas de Lemmytico
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
5
28 de noviembre de 2011
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No soy enemigo declarado de esa nueva cocina artística, de cosas pequeñitas, nitrógeno líquido, sopletes, platos cuadrados y demás. Supongo que a su manera es arte, y como tal hay que pagarlo. Ahora bien, a rebufo de esta moda, como pasa con todas las modas, hay muchos que tratan de aprovecharse. Por ejemplo, esos bares que con la excusa de la cocina artística te ponen raciones pequeñas pero que de exquisitas no tienen nada.

Otros tienden a no entender bien los por qués del éxito de ese producto de moda, así que imitan sus formas pero no sus fondos. Por ejemplo, centrándose tanto en las texturas y las presentaciones que al final se olvidan que lo importa realmente es que el plato sepa bien.

Quiero pensar que esta peli es víctima más de esta segunda tendencia que de la primera. Que el director se ha preocupado tanto de la presentación y las texturas que ha olvidado que el cometido de una peli es contar una buena historia. Tanto énfasis en la fotografía, en la música, en que todo esté en su sitio, en dejarte atrapar por el escenario... incluso lo de ir cambiando alternativamente de idioma parece recordar a esos restaurantes a oscuras, donde te quitan la luz para que te centres en el sabor: no importa tanto lo que están diciendo cómo el modo en que lo dicen.

El problema es que debajo de todo este despliegue de preciosismo, la historia es convencional a más no poder, los personajes están acartonadísimos (aunque los actores están bastante decentes), los diálogos se han visto mil millones de veces ("los dos sabíamos que esto no iba a funcionar", por favor...) y en general los lugares comunes son bastante vergonzosos. Muy en la escuela de la Coixet y Soffia Coppola, que a tanta gente engaña (y que me hace dudar de si el director no será un poco tan timador como las citadas directoras). Vamos, que poca chicha, poco sabor para tanta presentación.

Personalmente, qué quieres que te diga. Cuando veo una peli por las formas y no por el contenido es porque hay tiros y efectos especiales. Pero ver una comedia o drama románticos sin aliento ninguno, pero en lo que todo queda precioso... no, que quieren que les diga.

Y no, no es por el doblaje. Yo la vi en VO y además sin subtítulos, toma ya.
Lemmytico
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6
4 de agosto de 2010
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Pero es que no es el Superagente 86. Es "The Office se encuentra con Austin Powers". No sé para qué siguen empeñados en hacer remakes que no tienen absolutamente nada que ver con la versión original. ¿De verdad atrae a tantas personas a los cines o es simplemente que en Hollywood ya no saben qué hacer para seguir haciendo negocio? Porque ni creo que queden tantos fans de la serie original, ni pienso que la gente vaya a seguir creyéndose mucho tiempo este rollo de los falsos remakes.

En fin, peli entretenida, con Carrell y The Rock bastante graciosos, humor no facilón pero tampoco pretencioso... Entretenida, solo molesta esa innecesaria referencia a la serie original y sin la cual la película funcionaría incluso mejor.
Lemmytico
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7
15 de octubre de 2019
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los 80 Grant Morrison era uno más del pelotón de guionistas y dibujantes británicos que llevaban desembarcando en los USA desde mediados de la década y que supusieron una auténtica revolución para el cómic norteamericano. El mundillo todavía estaba digiriendo la bomba que habían supuesto los Watchmen, Dark Knight y compañía, con abundantes aproximaciones oscuras, irónicas o pretendidamente realistas a la figura del superhéroe. El joven Grant, fanático del género desde niño, se rebeló contra este zeitgeist y se propuso actualizar el torrente de imaginación desatada e ideas locas y bizarras que abundaban en los tebeos de su infancia, en los 50 y 60. Y en eso sigue todavía hoy, con desigual fortuna, pero muchos más aciertos que errores en su haber. El caso es que hubo dos series que contaron con su fértil mente a los guiones y que le consolidaron como una estrella del cómic: Animal Man y Doom Patrol. Ambas estaban protagonizadas por personajes de cuarta fila de los que apenas nadie se acordaba, pero el bueno de Morrison las convirtió en hits de crítica y público.

Doom Patrol era un grupo de inadaptados creado en los 60, compuesto por personajes estrafalarios y embarcado en tramas disparatadas. Las malas lenguas dicen que Stan Lee los plagió al crear a sus X-Men, pero al contrario que los mutantes marvelitas la Doom Patrol original pasó sin pena ni gloria. Sus sucesivas reencarnaciones tampoco habían tenido mucha mejor suerte. Hasta que llegó Morrison, captó de inmediato la esencia de la serie y supo que encajaba como un guante en sus ideas sobre cómo recuperar el sentido de la maravilla en los cómics. Su etapa en Doom Patrol es un auténtico hito del tebeo superheroico, divertidísima, rompedora y llena de ideas, cada cual más deliciosamente extravagante y osada que la anterior: superheroínas con personalidades múltiples, grupos de villanos inspirados en las vanguardias artísticas, calles sintientes de género fluido que se teleportan de ciudad en ciudad, sectas de un libro que se escribe sobre la piel de niños elegidos, universos paralelos situados en el trasero de un burro, cazadores de barbas, ejércitos de alienígenas con forma de culos carnívoros, científicos locos nazis que habitan en diferentes cuerpos, forzudos con poderes telequinéticos que se activan al flexionar sus músculos y mil chifladuras más. Una serie que sigue siendo tan fresca y entretenida como en el momento de su publicación, hace ya treinta años.

¿Cómo llevar todo esto a imagen real? Muchos pensábamos que no iba a ser posible. Que la idea de hacer una serie de televisión de un tebeo tan raro y maravilloso era un disparate que solo podría habérsele ocurrido a un ejecutivo desesperado. Que solo esta loca carrera de estrenos, con las cadenas dispuestas a adaptar lo que sea con tal de seguir llenando parrilla, podía explicar tamaña osadía. Y encima con la irregularidad que está mostrando Warner a la hora de adaptar a cine y TV el universo DC. Olía a fracaso. Mira lo que hicieron con el Escuadrón Suicida, con la Liga de la Justicia. Pues mira, no. Con Doom Patrol se han salido de la pelleja. Han tomado casi todas las ocurrencias locas de la grandiosa etapa de Morrison y las han adaptado a la perfección al ritmo, tono y forma de narrar de la televisión.

En fin, si quieres una serie de superhéroes distinta, arriesgada y metaficcional sin perder la capacidad de entretener típica del género, esta es tu serie. Quizá no sea tan impactante visualmente como Legion, pero al contrario que esta no sacrifica la historia en el altar de la innovación visual. No, aquí importan sobre todo la historia y los personajes. La serie que más he disfrutado en lo que llevamos de 2019 y un más que serio candidato a ser considerada la mejor adaptación de los tebeos de superhéroes a la gran pantalla jamás realizada. Y mira que me pica decirlo, siendo como soy más de Marvel, pero al cesar lo que es del cesar.
Lemmytico
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2
3 de agosto de 2010
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad, no he visto la predecesora (¡y parece que van a por la tercera!), pero si es de este palo no puedo entender que una película así, tan aburridamente imbuida de los más rígidos tópicos británicos, pueda gustar fuera de las islas. Y que conste que me gusta bastante la cultura de ese país, pero demonios, todo tiene un límite. Además es que parece fuera de tiempo, tan absolutamente mojigata como un cuento victoriano, pero en pleno siglo XXI. No sé. ¿Cómo puede ningún niño pasárselo bien con frases como "hay que admitir que no sabía que los cerdos nadasen con tanto estilo"?

A lo mejor hay quien piensa que es deliciosamente inocente, clásica a su manera y tal y cual. Nada de eso, es un pestiño.

En conclusión, que si Nelson por aquí, que si la Reina por acá... Y hasta una reivindicación de los malos tratos como pedagogía. ¡Y ese engolado repipismo de los niños! Lo siento, pero le doy una sonora negativa.
Lemmytico
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5
9 de mayo de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Madre mía, no recuerdo si la había visto o no, porque tengo un montón de pelis de esta época muy mezcladas. Ayer me dio el aire de verla, y la madre del cordero. Hay que aproximarse a estas pelis con espíritu de historiador: como expresión cultural de una época, un país y una clase social muy determinadas. Supongo que en 1987 hacía mucha gracia contrastar la burguesía biempensante con la fauna urbana de aquel Madrid postfranquista, tan moderno él. O más bien, con la visión que aquella misma burguesía cultureta tenía del lumpen con el que pretendía convivir, pero al que claramente no comprendía. En cualquier caso, en 2022 da mucha vergüenza cómo pelis como estas reflejan temas como la prostitución, el cambio en los roles de género, la homosexualidad, el SIDA o su simpático tratamiento del enchufismo en la administración pública. Aparte, la mitad del reparto está de pena, la música suena desfasadísima, el vestuario tres cuartas de lo mismo, la historia está repleta de topicazos y de tropos manidísimos…

Lo que más fastidia es que estas pelis son producto directo de una apuesta institucional por un cine supuestamente de calidad y que en la práctica sirvió para dar de comer a los amiguetes, e indirectamente para cargarse el cine de género y la infraestructura industrial que sustentaba. Pues bien, muchas de las pelis que aquella Ministra consideraba infumables han envejecido mil veces mejor que la mayoría de las que, como esta, pretendían mirar por encima del hombro y hoy resultan acartonadas y rancias.
Lemmytico
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