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España España · Málaga
Críticas de Isildur
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Críticas 60
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
2
1 de julio de 2011
19 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a mí, amante de los desmebramientos, los destripamientos y demás "mientos" cinematográficos asquerosos, me dicen que existe una película gore sobre un neumático asesino en serie, se me pone una sonrisa de oreja a oreja. Me gusta con estas películas poner el cerebro en modo apagado y disfrutar de la sangre. Y eso quería con Rubber, pasármelo pipa con gore gamberro y salchichero.
Quería, pero no lo he coseguido ni para atrás. Ni una puñetera sonrisa me ha provocado. Hasta me he quedado dormido cuando dura solo una hora y cuarto y la he empezado a ver recién levantado tras 8 horas de placentero sueño. Y yo me pregunto tirándome de los pelos y con lágrimas en los ojos tras ver semejante mojón: ¿POR QUÉ?
Pues para empezar porque no es gore salchichero, casposo y con pus como uno lo disfruta, sino que es lo que acabo de denominar como gore gafapasta... ¡El apocalipsis! La película tiene buena fotografía, ¿cómo puede ser eso en una película gore? También un chorro de planos modernos que inundan la pantalla y la hacen rebosar de gafas de pasta acompañados de esa música moderna chirriante ¡Aaaargh! Es tan, tan altanera que todos y cada uno de los planos parecen que van acompañados de una pequeña pantalla en el margen inferior derecho con el director comentando las influencias neo-adejtivoapartirdelapellidodealgúndirectordecine (lo importante es que sea "neo") de su obra. Y, lo siento, no puedo con eso.
Pero al menos si la película fuese SOLO sobre el neumático asesino, aunque tratado de manera modernita, quizás tendría un pase. Por mucho que se le haya intentado sacar partido (pero seguro que esta idea en manos de otro director habría llegado a mejor puerto), solo daba para un cortometraje de 20 minutos. Entonces, ¿cómo hacemos que el metraje llegue hasta la hora y cuarto?

(Sigue en el spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Isildur
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8
8 de junio de 2011
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un amigo y yo decidimos hace unos 8 veranos (cuando era un mocoso de 10 añitos) ver cada semana durante las vacaciones una película de miedo entre las que teníamos en nuestras videotecas, tales como Jurassic Park o los Gremlins (vamos, un terror acojonante). Pero con esa cosa moderna de los DVDs, llegó a nuestras inocentes manitas uno sobre el que caía una maldición, y fue la que elegimos para abrir el festival del horror: The ring. Recuerdo que se estrenaría hacía no mucho y que todo el mundo hablaba de ella como la película más terrorífica de la historia. Y yo nunca había visto una película de miedo, ¡buena escogimos entonces!
Pues bien, teníamos los huevos en la garganta, pero nosotros, tan valientes, estábamos dispuestos a verla, aunque estábamos convencidos de que no saldríamos vivos de la experiencia. Empezamos a verla (por la tarde con un sol radiando, pronto íbamos a poner eso de noche), y... "¡aaargh! Jejeje, no ha dado miedo"... "¡AAAAARGH! jeje, no, no me he asustado", y así seguimos con nuestros testiculines oprimiéndonos la tráquea hasta que llega el momento en el que la Watts ve el vídeo maldito íntegro por primera vez, y el Verbinski no se corta ni un pelo y te lo pone para que te lo tragues enterito. Y si echáis memoria, una vez que alguien ve el vídeo, recibe una llamada en la que amablemente te informan cual operador de Telefónica que vas a tener una muerte espantosa dentro de 7 días, ¡yuhu! Pues bien, termina la escena de la Watts viendo el vídeo, y, lógico, porque seas la protagonista no te vas a librar, alelá: un teléfono suena... un teléfono... suena... "para la película, tío". Mi amigo la para y... ¡¡el teléfono suena!! "¡AAAAAAAAAAAAAAARGH!", "¡NO LO COJAS, DESCEREBRAO!". Os podéis imaginar, nos cagamos la patilla abajo. Pero mi amigo, asumiendo su destino (¡qué gallardo!), descolgó entre tembleques el teléfono y...
...Bah, era su abuela llamando en el momento más oportuno, la jodía. Recuperados del susto, seguimos viendo la película ya tan tranquilos y ni nos dio tanto miedo, hasta nos gustó. Pero, por supuesto, el ciclo de cine de terror se acabó con los títulos de crédito de la película y seguimos nuestras jóvenes vidas con nuestros Digimons y Doraemons. Rápido y corriendo nos íbamos a arriesgar a que nos zampara un tiranosaurio rex.

Unos añitos ya después de eso la volví a ver y me di cuenta de que era un peliculón de intriga sobrenatural con puntazos de terror buenísimo, con un interpretación acojonante de la Watts y una de las villanas más joputas de la historia del cine. Eso sí, la vi con el teléfono desconectado y el móvil apagado, por si las moscas (literalmente).
Isildur
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3
22 de marzo de 2011
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo peor que te puede ocurrir cuando terminas de ver una película es pensar que acabas de perder dos horas de tu vida. Con esta película, que se las quiere dar de intelectual y moderna, me ha pasado. Y me he puesto de muy mala hostia. Io sono l'amore, dirigida por Luca Guadagnino, es una película tan pretenciosa como su título; y tan estúpida como la crítica que se viene.
Va sobre una rusa que se arrima a un italiano riquiño de Milán y forma una familia de pijos repelentes que heredan empresas textiles que se van a la ruina. Pero por suerte a la trama le interesa eso lo mismo que a mí: nada; se centra más bien en la rusa aquella, interpretada por Tilda Swinton, que se beneficia al amigo cocinitas de su hijo: poco más, la resabida historia de una infidelidad, con sus antecedentes, el hecho en sí y consecuencias. Pero no solo es que el argumento sea una soberana gilipollez, sino que encima tiene un guion de risa: no es más que un compendio de tópicos con un desarrollo de lo más facilón e imbécil, véanse las tontísimas pistas que el director va dejando caer para que las pille Edoardo o el cutre (pero cutre, cutre) momento piscina. Además, el argumento tiene tan poca chicha y todo es tan insustancial que perfectamente lo que se cuenta en dos horas se podía haber contado perfectamente en 20 minutos.
"Paleto inculto, ¿y te haces llamar cinéfilo? En esta película no importa tanto el qué como el cómo".
Oh sí, es cierto, la película está dirigida con un pulso excepcional, oh, qué planos, qué bonito todo: ¡anda ya! Guadagnino se las da de transgresor con esta dirección "modernita": tanto plano detalle, desenfoques y travelines mareados no van a corregir las faltas del paupérrimo guion, y ni mucho menos, provocar alguna sensación que no sea aburrimiento y ganas de sangre, ¿¡qué clase de final psudoépico es ese!? Y todo aderezado con una banda sonora chirriante que no pega ni con cola. Ah, tonto de mí, que la música es otra táctica del director para suscitar tal o cual sensanción en el espectador (y evocar toda la profundidad de la obra: la misma que un charco formado tras un rato de lluvia)... Uf, realmente acabé cabreado, y encima lo que más coraje me da es que si este mismo argumento hubiese sido una película "made in Hollywood" habría sido vapuleada a tope por facilona y tonta: pero no nos engañemos, Io sono l'amore, cine europeo, lo es también. Ah, y otra cosa, si tu sei l'amore, io sono Jesucristo (mínimo).
Isildur
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3
19 de mayo de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero empezar hablando de los trailers. Gran acierto el del su montajista, pues tras dos horas y media de metraje tienes la sensación de haber visto exáctamente lo que nos prometían: una película épica, romántica y de época... a la par que pretenciosa, vacía, aburrida, y... potable (en el concepto de "apto para ser potado"). ¡Ole por los tráilers!

Luhrman es sinónimo de ambición, y echando un vistazo atrás a su carrera se comprueba. Con "Moulin Rouge", un producto muy similar al que se critica con un plus de canciones pegadizas, sus ansias de logro resultaron más o menos satisfechas: llegó a la carrera por el (su) codiciado óscar y su película consiguió nominaciones tanto en categorías importantes como técnicas (las segundas realmente meritorias), y digo más o menos porque resultó el gran perdedor de la noche. Pero con "Australia" se va a quedar con las ganas de ver una película suya triunfar. Seguramente, Luhrman siga intentando resolver la incógnita de la ecuación del éxito, pero no se da cuenta de que su ecuación está mal planteada.
Y claro, en Australia, matemáticos o no, vemos sus fallos. El film es una mezcla de géneros que en realidad forma un conjunto, digamos, "armonioso", resultando una épica "aceptable". Pero es tan pretenciosa que hay momentos que resultan vomitivos.
Primero, Luhrman pretende hacernos reir en los primeros minutos de la película con un montaje acelerado en la presentación de los personajes (tal y como hizo en "Moulin Rouge"), que, como era de esperar, nada originales: la ricachona repipi que acaba siendo todo lo que ella odiaba y el guaperas arrogante. Y estos personajes en esta historia hace que actores que regalaron momentos en pantalla deslumbrantes nos den arcadas. Efectivamente, hablo de Nicole Kidman. Decían algunos que Australia era la oportunidad de ver a Kidman en un buen papel tras sus últimos intentos fallidos en "Embrujada" o "La Brújula Dorada" (que por cierto, brinda una mejor interpretación en la bazofia de Chris Weitz)... JA. Una actriz en declive, a ver qué pasa en "Nine".

(Sigue sin spolier, aunque tampoco no hay nada que destripar).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Isildur
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6
19 de mayo de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
6 artistas del cómic y la ilustración se unen para dar a luz (o a oscuridad) uno de los experimentos más gratificantes del año. Diferentes historias y un sólo punto en común: el miedo a la oscuridad. Este prototipo universal de miedo alcanza su punto cúlmine con la última historia donde el mayor logro del dibujante es el espacio no dibujado, pues el espectador tiene que completar mentalmente las figuras propuestas, en una historia que sí, consigue que empaticemos con las emociones de su protagonista. Pero en realidad, el miedo a la oscuridad, universal, es una excusa para contarnos miedos más profundos y terroríficos, como el miedo a la soledad.
Sin duda, Fear(s) of the dark es todo un ejercicio de una originalidad desconcertante, que acompañado de una banda sonora bastante chula, supone una revolución en la animación.
Isildur
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