Voy a comenzar por lo que me ha gustado de la película:

-La actuación del actor principal es brutal. Es totalmente creíble e impresiona.
-La fotografía me ha parecido muy buena. Realmente capta momentos de tensión y angustia. Destaco una parte en donde se percibe nítidamente el sudor del tipo demente. La verdad es que capta muy bien momentos cruciales.
-El planteamiento es curioso e intrigante. Me gusta esa sequedad, ese afán de dar a todo un carácter realista y brutal.
-Hay momentos muy currados e intrigantes de la película, en donde uno no sabe si apartar la mirada del asco o verlo completamente por el morbo y la estupefación.

Y ahora lo que no me gusta:

-La música es infinitamente tediosa. Creo que hubiera ganado más no haber incorporado tanta mçusica repetitiva y estúpida. El silencio habría resultado mucho más tenebroso e intenso.
-Aunque la voz en off en interesante, el asesino no se aparta de ser el típico ´tio tonto que ha sido incordiado por la sociedad al nacer y se vuevle majara. Me hubiera gustado un poco más de indagación y profundidad, aunque así no está del todo mal.
-Termina muy bruscamente, y me hubiera gustado por otra parte ver los puntos de vista de las propias víctimas de una fporma mejor.

En general es una película muy bien hecha e intrigante que podría haber resultado mejor.

Dos horas y medias de puro preciosismo en donde vemos el devenir de una familia y sus adorables idas de olla. Es sin duda una obra diferente y para ser visionada con un estado anímico receptivo y afable. Puede que le falte un poco de vidilla a la película, pero si uno dispone de dos horas y media para relajarse y disfrutar de imágenes sugerentes que llaman a la contemplación silenciosa, de seguro que no se arrepentirá. La película posee de hecho una fuerza hipnótica que va ganando la mente del espectador poco a poco. Es como la contemplación de una paisaje a un mismo tiempo cotidiano y surrealista. Es sin duda una pequeña joya, que con sus pequeños defectos, merece ser visionada con todos los sentidos encendidos.

Quepa decir que la recomiendo totalmente.

Sin palabras me he quedado. Peliculón. Con un desarrollo realista, valiente y directo. Hay que tener coraje para tocar un tema así de esa manera y no caer en el sentimentalismo casposo y obvio. Si hubiera llevado a cabo esta trama hollywood, la habría edulcorado hasta la medula. No obstante, aquí se presentan las cosas como se presentarían en la realidad. Es una película dura y fría como el ambiente nórdico, en donde destaca especialmente los actos más sutiles e imperceptibles por la mayoría, como las miradas y los silencios que hablan mucho.

Sencillamente soberbia. No se puede decir más.

He de admitir que la anterior película que vi del director: Gegen die Wand, me impactó más, tal vez por la fuerza de las actuaciones y me esperaba una película parecida. Para mi sorpresa me he encontrado con algo completamente distinto, sin la misma intensidad o energía, y con un carácter propio.

Sigue tratando el director de hacernos ver lo difícil que es unir culturas en un mundo cada vez más globalizado.
Es una película sobre la redención humana, la búsqueda de la paz y el entendimiento con el otro por muy doloroso que haya sido nuestro pasado.

Recomendable.

Esta es una película sobre las oportunidades perdidas, en esta ocasión con el símbolo de un café que nunca llega por más que uno se esfuerce. A veces nos toca consolarnos con una amarga victoria o una tranquila derrota representada en el deambular errante en una ciudad gris y vacía, y hay belleza y contemplación en la melancolía.

El protagonista se siente perdido. Es un vividor malogrado que vive por no morir, un dependiente de su padre, un niño rico que no da un palo al agua, pero que no tiene mal corazón. Le falta comprenderse mejor, y se va comprendiendo a medida que avanza la película con diversos personajes, pero sin obtener el café.

Una película de premisa simple y de alcance profundo. Una película que me ha gustado y que quizás vuelva a ver. Más que recomendable.