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España España · Barcelona
Críticas de Maximillian
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Críticas 126
Críticas ordenadas por utilidad
10
22 de octubre de 2020
61 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la adaptación de la primera temporada de "La maldición de Hill House" se basaba en la novela gótica homónima de Shrirley Jackson, Mike Flnagan mira para su segunda temporada a uno de los clásicos de la literatura gótica, Henry James y su novela "Otra vuelta de tuerca" para reinterpretarlo y adaptarlo, como ya hiciera en la temporada anterior.

La novela ha tenido varias adaptaciones al cine y a la televisión.

La más destacada es "The Innocents" (Jack Clayton, 1961) estrenada en España con el absurdo título de "Suspense", nos brindó una soberbia interpretación de Deborah Kerr y una historia que respetaba profundamente la esencia de la novela en toda su ambigüedad.

Del resto de la miríada de títulos que pretendieron adaptar la obra de Henry James, tan solo destacaría dos producciones españolas, "Otra vuelta de tuerca" (Eloy de la Iglesia, 1985) que presentaba la novedad de sustituir a la niñera por un antiguo seminarista, dándole al relato un tono aún más turbador, y "El celo" (Antoni Aloy, 1999), una ópera prima que supo mantenerse relativamente fiel al original y nos permitió contemplar a la mítica Lauren Bacall en una de sus últimas interpretaciones.

Existe una curiosa precuela de la historia de la mansión de Bly que narra las supuestas perversiones de la pareja compuesta por el criado y la primera institutriz, interpretados por un frenético y desinhibido Marlon Barndo y una sufrida Stephanie Beacham, titulado "Los últimos juegos prohibidos" (The Nightcomers", Michael Winner, 1971), tan solo recomendable como rareza y curiosidad.

Existen también varias adaptaciones televisivas, la de John Frankenheimer, de 1959, con Ingrid Bergman en el papel de la institutriz, la de Dan Curtis en 1974, que enfatizaba los aspectos terroríficos de la historia, la de Ben Bolt en 1999, con Colin Firth, la versión producida por la BBC en 2009 y la italiana "Il mistero del lago", también de 2009. Todas ellas adaptan el relato con cierta efectividad, aunque ninguna destaca por ningún acierto específico.

Ante este cúmulo de adaptaciones, Mike Flanagan repite las constantes que le hicieron triunfar en la temporada anterior, una irreplochable factura técnica, esplendida iluminación, música sobrecogedora sin estallidos y destacable participación actoral, entre los que destacan algunos veteranos de Hill House, como Carla Gugino, Henry Thomas, Oliver Jackson-Cohen, Kate Siegel y una excelente Victoria Pedretti, en esta ocasión, en el papel protagonista.

A nivel argumental, supone un gran acierto evocar lo esencial de la novela original, la dicotomía entre la realidad de las apariciones fantasmales o su creación por una mente distorsionada, sin pretender reproducirla.

Por lo que, manteniendo la base de la historia de la niñera, los niños y las presencias perturbadoras, desarrolla una nueva historia de personajes condicionados por sus propios traumas del pasado, atrapados en la mansión encantada de Bly, pero también en su propia perturbación.

Al igual que en la primera temporada, la estructura de ésta, dedica cada capítulo a la presentación de los personajes, presentando su historia, sus recuerdos, su memoria y como, a partir de determinado momento, la maldición de Bly, cuyo origen conoceremos en el penúltimo capítulo, va distorsionando lentamente esos recuerdos y fragmentando su memoria, hundiéndolos cada vez más en el fondo de si mismos, hasta hacerles perder su personalidad, su esencia y su autonomía, hasta que acaben perdiendo sus propios rasgos físicos, al mismo tiempo que su identidad.

Por esa razón, más allá de los cliffhanger de cada capítulo, de esporádicas apariciones fantasmales y de la tétrica atmósfera de la mansión, esta temporada no causa el terror de la primera, porque el drama de los personajes no radica en una amenaza exterior, sino en el fondo de si mismos y en su relación con su entorno y sus seres queridos, en el dolor de la pérdida, de la decadencia, del olvido y del drama de dejar de existir.

Como muy bien razona la narradora de la historia, cuando uno de los personajes le increpa:

- Esto no es una historia de fantasmas, es una historia de amor.

Ella responde:

- ¿Acaso no es lo mismo?
Maximillian
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9
28 de enero de 2022
39 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimulante propuesta de HBO Max que nos brinda una miniserie de 10 capítulos de auténtico terror atávico, en una línea muy alejada de los, por otra parte, excelentes melodramas fantásticos que nos ha brindado Mike Flanagan en sus miniseries “La maldición de Hill House” (2018), “La maldición de Bly Manor” (2020 y “Misa de medianoche” (2021).

Una crítica estadounidense definió el efecto de esta serie en el espectador como algo parecido “al golpe de una estaca en el corazón”. Acertado símil para una historia de vampiros que te sumerge en los abismos de la locura entre personajes terroríficos que exudan la esencia del mal sin ningún tipo de paliativo o justificación.

Pretendidamente la serie aglutina en su concepción a la tríada literaria del terror estadounidense, la fotografía gris y oscura evoca la atmósfera de culpabilidad y penitencia que deviene de los relatos de Edgar Allan Poe, el guion toma de la cosmogonía de Howard Phillips Lovecraft, el libro maldito de saberes ocultos “De Vermis Mysteriis”, y a su vez, la historia está basada en un relato corto de Stephen King.

Estos tres autores marcan las tres partes en que también se divide la serie.

La llegada de Charles Boone, excelente Adrien Brody, y sus hijos a la mansión heredada de Chapelwaite, donde en seguida empezarán a percibir extraños e inexplicables sucesos, la presentación de los terroríficos personajes que se mueven en torno al libro maldito citado y la explosión de horror final que no detallo para no desvelar ningún aspecto del desenlace de la historia.

Quizá la serie, a pesar de una cierta servidumbre a la cultura woke, pudiera resultar anacrónica comparada con otros productos de terror actuales, pero su sólida base literaria, su atmósfera, que evoca la filmografía de la productora británica Hammer en los 60, o incluso el homenaje que Tim Burton hizo de ella en la admirable “Sleepy Hollow” (1999) y la solidez de su guion, que abarca todas las gamas del terror, desde el terror psicológico, al terror sobrenatural, pasando por el terror a lo monstruoso, garantizan un producto sólido que satisfará sin duda los paladares de todos los buenos conocedores y amantes del género.
Maximillian
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9
8 de enero de 2007
68 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enésima revisitación del mito de Cenicienta, en esta ocasión centrada en el mundo laboral, en concreto en el endógeno, competitivo y superficial mundo de la moda.

Ann Hathaway repite sin estridencias su papel en The Princess Diaries y Stanley Tucci compone un tierno personaje, quizá el único con humanidad, de toda la jungla profesional que se describe en el film.

Lo que eleva un film convencional, sobre el mito infantil citado, por encima de la media, convirtiendo su actuación en un clásico, es la soberbia interpretación de Meryl Streep, que compone un matizado personaje, al que sabe dotar de humanidad en su infinita crueldad, arbitrariedad y egocentrismo, otorgando a sus miradas, el mismo peso que tienen sus silencios, quizá la única crítica que quepa efectuarle, es que su mágica interpretación, ensombrece tanto al resto del reparto, que éste se muestra comprensiblemente aturdido ante su carismática presencia, ensombreciendo el conjunto del film.

De todas formas, superadas las opiniones estridentes iniciales, inherentes a todo film de moda tras su estreno, resultará con el tiempo un film imprescindible para aquellos fieles aficionados, que sigan la brillante carrera de una de las más grandes actrices norteamericanas que el mundo del cine nos haya brindado jamás.
Maximillian
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10
20 de mayo de 2017
30 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de disfrutar por enésima vez de mi adorada edición coleccionista del Blue Ray 4K Ultra HD de "La, La, Land, la Ciudad de las Estrellas", intentando encontrar las claves de un éxito tan abrumador y de jugar a la búsqueda de referencias, más allá del delicioso vídeo que la joven estudiante de montaje y edición, aficionada al musical, Sara Preciado, ha convertido en viral en internet.

Como en las anteriores ocasiones, me rindo. Mi capacidad de análisis y de concentración se ve desbordada por la arrebatadora magia del film de Chazelle, que me arrastra desde la espectacular coreografía de introducción en la autopista de Los Ángeles, a la burbujeante fiesta a la que asisten las aspirantes a estrellas, para sumergirme en una intimista historia de amor, cuajada de deliciosos números musicales filmados en planos secuencia con muy pocos cortes, que muestran orgullosos las referencias clásicas en que están inspirados, a quedar atónito ante el primer plano mantenido por Emma Stone en su monólogo de la prueba de audición, que le valió merecidamente un Oscar, y a concluir con un maravilloso epílogo de diez minutos que, como en los musicales clásicos, revela toda la esencia del film y ejerce la magia característica del musical: hacerte creer que puedes levantarte de la butaca, tomar de la mano a tu pareja y empezar a cantar y bailar bajo la lluvia.

La La Land es un clásico inmediato, un musical moderno de formato clásico que revela su modernidad en su brillante epílogo y en la sabia sonrisa final de Ryan Gosling. No es una nueva reformulación del género, como lo fueron "Moulin Rouge" (Baz Luhrmann, 2001) o "Begin Again" (John Carney, 2013), ni la adaptación de un éxito de Broadway como "Los Miserables" (Tom Hooper, 2012) o "El Fantasma de la Ópera" (Joel Schumacher, 2004), es simplemente un musical, y como tal, un canto a la vida, a la alegría de vivir, al amor y... al jazz.
Maximillian
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3
14 de julio de 2005
67 de 107 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo la vitalidad latina de Paz Vega (algo rígida) puede sentirse atraída por el melífluo personaje interpretado por Adam Sandler?

¿Cómo alguien tan poco inclinado a la pasión como éste, pudo sentirse algún día atraído por el de Tea Leoni?

¿Cómo cualquier ser humano medianamente normal puede soportar a alguien que es la encarnación de la histeria?

¿Qué pinta nuestra espléndida Paz entre tan ridículos personajes?

Son preguntas sin respuesta en una película, donde solo sostienen a la voluntariosa y esforzada Paz, la profesionalidad de Cloris Leachman (la abuela) y el talento natural de las dos niñas.

Afortunadamente este desafortunado debut no sería representativo de la exitosa carrera que desarrollaría posteriormente una de las actrices más internacionales del panorama cinematográfico español.
Maximillian
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