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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5 261
Críticas ordenadas por utilidad
6
9 de septiembre de 2023
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
250/09(09/09/23) Sobrevalorado thriller psicológico francés, aunque con elementos que lo hacen interesante, dirigido y guionizado por Claude Chabrol, contando algo muy manido, sobre una infidelidad femenina, que el marido comienza a sospechar por una llamada telefónica (que original!) que ella corta abruptamente, y tras ello él contrata a un detective, todo muy de cajón. Que a través de ello se critique a la burguesía, su decadencia moral, su indolencia, me resulta muy ajado. Las carencias de un argumento plano Chabrol las intenta encubrir con una realización muy elegante, sobre todo con esos suaves travellings. Analiza un supuesto matrimonio feliz y acomodada con un hijito, y como la rutina lleva al hastío y la búsqueda de nuevos estímulos por parte de uno u otro de la pareja, aquí ella con el adulterio. Un triángulo amoroso resuelta con ínfulas hitchcockianas, pero muy de refilón, pues en realidad todo avanza de modo plano en el nivel policiaco. El atractivo del film está en el desarrollo de protagonista tras la catarsis.

Charles Desvallées (Michel Bouquet) tiene buenas razones para creer en la infidelidad de su esposa Hélène (Stéphane Audran). Para estar seguro, contrata a un detective. Al enterarse de la identidad del amante, el escritor Víctor Pégala (Maurice Ronet), se dirige a su casa. Después de una breve conversación, lo mata. Tras descubrir la dirección de Hélène en un cuaderno de Pégala, la policía fue a su casa e interrogó a la mujer infiel. Tienen un joven inteligente, Michel.

La primera secuencia deja patente de modo alegórico la situación de esta familia, los vemos en el jardín de una hermosa villa en un cuadro hogareño que emite felicidad, hasta que la imagen se desenfoca sorbe los créditos iniciales, exponiendo que no tras esta placidez se esconden defectos. Tras lo que asistimos a un ritmo lento, en el que apenas pasan cosas, de vez en cuando picos, en este marasmo de silencios, miradas y diálogos pomposos. Comienza la sospecha, la duda, los celos enfermizos y la reacción. Todo muy liso, no puedo empatizar con estos seres de cartón piedra, con cuadros tan grimantes como el de exhibir la inseguridad del marido a la mesa, con el hijo presente y el marido preguntando a la esposa si lo quiere, me chirría esto. Nos meten una innecesaria sub trama sobre la ‘alegre’ secretaria del protagonista, Brigitte (Donatella Turri), que tiene un affaire con Paul (Henri Marteau), ejecutivo de la compañía, tramo este del trabajo que parece estar ahí para rellenar para llegar al menos a la hora y media, pues nada aporta. Se rompe lo monocorde por la visita del marido al amante, escena tensa, turbadora por como la encara el ‘cornudo’, con mucha aparente flema, hasta que todo explota y tenemos varios minutos en silencio con el marido actuando metódicamente. Tras ello entramos en la fase en que un acto criminal parece ser la catarsis necesaria para reavivar las ascuas del matrimonio, eso supongo, pues tampoco es que veamos mucho calor o sensualidad entre el matrimonio, esto tiene que ponerlo de su parte el espectador.

El manejo del suspense me ha resultado en niveles bajos, solo saca un poquito la patita en el tramo del accidente, con la poli de por medio en la calle, pero esto se resuelve rápidamente y no da tiempo a mucho. Tras ello serán las tres visitas de una pareja de policías al hogar protagonista, bastante torpe en su interrogatorio, pues en los dos primeros hacen las mismas preguntas, obteniendo parecidas respuestas, en la tercera ni los oímos. No es el gran film que muchos ven (siempre desde mi punto de vista), pero si es un film interesante cuando menos, tiene algunas escenas sugestivas, alguna ya mencionada, también destacaría cuando Hélène encuentra una foto en una chaqueta, su reacción resulta muy aclaratoria de lo que pasa por su mente sin palabras todos entendemos lo que tiene en mente. Y es que el uso del sobrentendido y la elipsis es manejada de modo punzante, haciendo trabajar al espectador.

Aunque para muchos, eso he leído, su final resulta buenísimo, yo no soy de esa opinión, y es que esa forma de no acabar la trama me pone d ellos nervios, no es que no me gusten los finales abiertos, es que este es una chapuza, pues no dan elemento alguno para conjeturar, simplemente cortan.

Yo pensaba que la pieza del puzle que faltaba tendría alguna importancia en el desenlace, pero no era más que un pegote para rellenar, todo lo referente a esta sub trama del puzle. Pero siempre habrá exégetas que le den un sentido (¿?).

Stéphane Audran era entonces pareja sentimental del director, y eso se nota en la forma de filmarla con atractivo. La actuación de la actriz me ha resultado un tanto aséptica, fría, gélida, no he terminado de creérmela; Michel Bouquet como el esposo engañado da una interpretación muy conseguida, contenida, mesurada, dejando entrever sus grietas, muy bueno; Maurice Ronet está notable en su escaso metraje, con poca hondura sabe expresar a un tipo común, asombrado cuando recibe una visita inesperada.
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TOM REGAN
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7
14 de diciembre de 2022
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
401/13(14/12/22) Muy encantadora comedia romántica italiana que he visto con motivo de su reciente 90 aniversario del estreno (12/08/1932), nada menso que fue en el primer Festival de Cine de Venezia. Una muy latina screw ball, que sin pretender mucho te atrapa por muchos motivos. Dirigida por Mario Camerini , con guion propio junto a Aldo De Benedetti y Mario Soldati, sobre una historia del director y del último, siendo un film de marcado sino idealizado del amor, narrada con mucha y deliciosa ingenuidad en un clásico ‘chico encuentra a chica…’, seguimos los vaivenes en una pareja que se conoce y tienen sus malentendidos que los hacen pegarse puyas uno a otra, y viceversa, peligrando en el tránsito el cariño que claramente se procesan. Destila alegría de vivir, juventud, y mucho candor. En su momento fue una película con mucho éxito, lanzando al estrellato al gran Vittorio de Sica, hasta entonces actor de teatro ligero, hizo muy popular la canción ‘Parlami d'amore Mariù’, cantada en una secuencia de la película por el propio De Sica, siendo revolucionario su rodaje por ser en exteriores, filtrados por la estimable cinematografía de Domenico Scala (“Obsesion”) y Massimo Terzano (“Malombra”)los de Milán en vez de en los hasta entonces tradicionales lugares de filmación en los estudios. Filippo Sacchi en el diario milanés Corriere della Sera a propósito de esta primera película rodada en localizaciones de Milán : «Es la primera vez que vemos Milán en la pantalla. Bueno, quién sabía que era tan fotogénica? Camerini ha sabido captar con extrema delicadeza ciertos momentos inconfundibles del rostro y del movimiento del Milan y ha sabido darnos, sin esfuerzo, el color todo lombardo, la vitalidad laboriosa». Especialmente por las escenas ambientadas en la feria, el Diccionario Mereghetti define la película como "un testimonio de un momento de cambio y reestructuración del capitalismo italiano".

Vittorio De Sica como un chofer, Bruno, se hace pasar por un hombre de importancia ofreciendo a Mariuccia (Lia Franca) un paseo en el coche que hace pasar por suyo. Es hija del taxista Tadino (buen Cesare Zoppetti). Desde la ciudad de Milán se van al campo para, pasar un tiempo en una posada, disfrutar de la compañía del otro. Bruno la enamora con la canción "Parlami d'amore, Mariù" (de Cesare A. Bixio).

En realidad, una comedia ligera, un canto al amor a primera vista, tratando temas como las dificultades en los trabajos, la precariedad laboral, todo esto en un tono muy superficial y tangencial, solo como excusa para hacer fluir la historia. También deja claro sin pretenderlo criticar, la fotografía del machismo imperante en la época, esto por un pretendido romántico diálogo en el rush final, que deja patente la visión de que la mujer casada ‘debe’ estar en su casa para cocinar y cuidar a los hijos, hay que tener en cuenta que la película se rodó en plena era fascista mussoliniana en Italia.

Narración muy ágil, con un escueto metraje de apenas 67 minutos, las situaciones se suceden una tras otro, sin estancamientos, con choques, encuentros, y vuelta a chocar, ello por malentendidos y mala suerte, con buenos momentos de humor amables, con picardía, jugando a darse celos uno a otro peligrosamente, y ello en un bonito romance en el que el amor se transpira a pesar de que no se dan un solo beso. Relato entrañable en la humanidad que desprenden su joven pareja protagonista, con una conmovedora Lia Franca ("Miss Trieste" en 1927; protagonizó “Resurrección” en 1931 de Alessandro Blasetti, la primera película sonora italiana, convirtiéndose así en la primera actriz transalpina en haber hablado en una película), desprende ternura y fragilidad (conmueve su lenguaje gestual cuando se siente abandonada en la posada, o cuando en el tramo final ve como su amado se marcha con otra), con una mirada que enamora, con una media sonrisa adorable; a su lado un joven Vittorio de Sica con 32 años destila simpatía, Don de gentes, hasta cuando parece enfadarse tiene una grácil sonrisa que regalar (ejemplo cuando arremete contra los niños que tocan la bocina del coche y lanza su brazo contra ellos y cambia rápidamente a una sonrisa), siempre elegante, jugando a ser más de lo que es con tal de encandilar a su amor-flechazo. Resulta curioso y premonitorio verlo montar en bici gran parte de la cinta cuando él mismo dirigió 16 años después (1948) la Obra Maestra “Ladrón de bicicletas”.

Hay un tramo muy divertido y que sirve como fresco de la época (tenemos un jocoso gag con el protagonista y una dependienta de un puesto y sus caramelos), cuando asistimos a la feria de Milán (secuencia filmada en la Festa Campionaria di Milano), donde vemos los sofisticados autos de choque de entonces. Para derivar en un final satisfactorio, sin complicarse la vida, dejan un grato regusto con la sencillez con que ofrecen una obra amena y de estupendo agrado.
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TOM REGAN
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6
20 de mayo de 2022
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
163/23/20/05/22) Divertidilla comedia española dirigida por Javier Aguirre, con guión de Antonio Vich (“La Gran Familia”), que adapta su vez una historia de Pedro Masó (productor del film), en lo que es una jocosa parodia de los viajes a la luna, justo un año después de que Neil Armstrong pisara el astro. Un film muy cañí en su sentido del humor (ejemplo son los nombres que se dan) que mezcla la comedia de todo tipo, desde las frases, los diálogos, el slapstick, o el surrealismo.

Teniendo entre sus genuinas bazas un elenco interpretativo simplemente maravilloso, empezando por un siempre carismático Tony Leblanc luciéndose como el soñador que quiere pisar astronauta; un descacharrante José Luis López Vázquez como ese anciano claramente inspirado en su imagen a Albert Einstein, un sabio con la respuesta para todo; un arrollador Antonio Ferrandis con un rol de productor del (loco) proyecto espacial, con momentos de gran vigor (como cuando se enfrenta al guardia de la SANA); un José Sazatornil estupendo, con su gran momento cuando debe acoger al sabio en su casa y lo que es peor en su cama con su esposa (menuda nochecita); un gracioso José Luis Coll, teniendo una risible sub trama con sus acercamientos lujuriosos a la bella Puri Villa; Rafael Alonso como el muy torpe electricista de la misión, teniendo su momento crucial en el ‘asalto’ la base de Fresnedillas de La Oliva; Antonio Ozores como técnico en fuegos artificiales que debe preparar el propulsor del cohete, raro en él, pero se queda un poco apagado, según se espera de su vis cómica; Laly Soldevilla un poco al margen en un rol de apoyo un tanto sin papel; Aparece en una sola escena Álvaro de Luna (el mítico ‘Algarrobo’), como un torbellino de violencia desatada.

Los momentos de humor no son precisamente equilibrados en lo muy bueno (lo de Tony leblanc andando por el techod e su dormitorio es pasarse), tiene gags ingeniosos, pero otros que no lo son, en la suma queda un buen producto, que aburre, con un ritmo fluido (apenas dura 86 minutos), donde el tono ligero es constante, donde no busca más que hacerte reír, y esto lo consigue en algunos gags. No es una gran comedia, pero si tiene su puntito de atractivo, sobre todo por las actuaciones vivaces. Y todo ello coronado por un gran final (spoiler).

Tiene picos como el inicio donde Pepe (Tony Leblanc) expone en el bar, tras ver el alunizaje de Armstrong, que eso no es tan difícil, que él con 8000 pesetas puede hacer lo mismo; la parrafada de Don Anselmo (José Luis López Vázquez) en su presentación fardando de como enseñó a Von Brown, como estuvo en el programa espacial ruso (esto no lo censuraron en tiempos de Franco?), al trampa que le pone Pepe; el secuestro en ambulancia de Don Anselmo;
la prueba de los propergoles con la rana; el entrenamiento de Pepe; la ingesta del pollo al chilindrón minimizado; el olvido de poner puerta al módulo espacial (genial nombre dado, ‘Garrapata’); El despegue del cohete espacial, dejando en tierra algo importante.
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TOM REGAN
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5
7 de abril de 2022
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110/07(06/04/22) Correctito episodio alargado de la popular serie de bandoleros andaluces (3 temporadas, 1976-78) creada por el uruguayo Antonio Larreta (“Cañas y barro” o “Los Santos Inocentes”) para RTVE, que guioniza este telefilm, con dirección de Rafael Romero Marchent (dirigió tres episodios de la serie), especialista en el spagueti/western, género que traslada aquí en su ambientación y estilo de convertir la serranía andalusí del SXIX en algo así como el oeste estadounidense, con salteadores de diligencias que son remedos claros de los pistoleros americanos.

Esta vez Curro investiga el tesoro de Almanzor, cuyo paradero está descrito en dos mitades escritas en dos libros incunables que posee Lince (Walter Vidarte). Mientras tanto, luchan contra las injusticias, así como contra tiranos corruptos y poderosos como los malvados déspotas encarnados por Alberto De Mendoza y Alfredo Mayo. Además, Curro se enamora de una bella francesa (Agata Lys) y experta en plantas y flores.

Telefilm del que esperaba mucho (pero mucho) más al ser algo extraordinario por el metraje, y ser algo sacado de la propia serie como algo a destacar por encima de la misma. Tenemos lo de siempre, pero sin nada especial, con tiroteos con trabuco (que mal montadas están las escenas, ejemplo viendo trabucazos sin apuntar que aciertan supuestamente a cientos de metros, y digo supuestamente porque no hay planos en que se vean en el mismo al que dispara ya al que recibe), con peleas (se nota pegan puñetazos al aire y los contendientes caen por mor de la ráfaga de aire provocada), asaltos a diligencias (se nota a los que las llevan aflojar al acercarse los bandoleros), tenemos música flamenca, con incluso bailes (a cargo de la bailaora madroileña Ana Lezana, protagonista de una edición bochornosa en el rush final cuando esta baila [solo vemos su taconeo] mientras los dos antagonistas pelean), tenemos las típicas gracietas de ‘El Algarrobo’ con su gula y sus cortas entendederas, tenemos los escarceos sexuales de Curro Jiménez (brotan por imperativo del guión).

Tiene los personajes clásicos de la banda, con el protagonismo absoluto de Sancho gracia como Curro Jiménez, ese pseudo-Robin Hood español, truhan, simpático, tipo de acción, justiciero, valiente, y mujeriego (aquí lo emparejan nada menos que con dos bellas mujeres como la bailaora flamenca Ana Lezana y con la sexy Agata Lys), y esto el actor lo mimetiza gracias a los 40 capítulos que atesoraba en la serie, con esa sonrisa pícara, con ese porte y soltura, estupendo; Tenernos a Pepe Sancho como ‘El estudiante’ lugarteniente de Curro, en este caso muy apagado, personaje marginal sin apenas peso en ninguna escena, más allá de las secuencias de peleas y tiroteos; Está el roba-escenas clásico de la serie con Álvaro de Luna con su icónico ‘Algarrobo’, ese fortachón de gran corazón, siempre con las alforjas sobre los hombros para llevar los sempiternos bocadillos de pan redondo, el que aporta las dosis de humor, aunque ha habido mucho mejores momentos para el rol que lo que le dan aquí; Y está el cuarto de la cuadrilla en Eduardo García dando vida a ‘El Gitano’, que como siempre tiene mucha más presencia en los créditos que en su aportación dramática, pues nunca entendí la importancia en estos mencionados créditos cuando no sé si dice una sola frase en este telefilm, pero es que en la serie era eso, alguien que acompañaba a los tres, alguien sin carácter, sin personalidad, esperaba algo más aquí, pero no es más de la nada acostumbrada; pero esperaba más entre los secundarios, como un antagonista de índole, pues Alfredo mayo es un gran actor pero no es realmente el villano a enfrentar Curro Jiménez, y tampoco el gran actor tiene un rol mordaz o ingenioso para enfrentar a Curro. Aquí el malo malísimo es el embestido por el actor argentino Alberto de Mendoza, al que le falta dimensión para ser algo más que el pérfido de turno de un capítulo cualquiera de la serie.

La trama resulta bastante forzada y manida en lo referente a la búsqueda de un mítico tesoro, con un pseudo-mapa McGuffin en forma de dos mitades de un mismo libro como elemento a unir, ello con epicentro en la hermosa Mezquita de Córdoba. Un relato que se desarrolla de forma arrítmica, con situaciones metidas con calzador, para desembocar en un clímax de acción en una batalla en la sierra un tanto plana en su coreografía ramplona. Aunque el momento ‘tesoro’ resulta efectivo, sin ser nada original.

A reseñar, como siempre en la serie, la música a guitarra del bonaerense Waldo Ríos, que paradójicamente se había suicidado un año antes del estreno de este telefilm. Cuando se encontraba en la cúspide de la fama, fue víctima de una depresión aguda cuando trabajaba en una obra sobre Don Juan Tenorio, el 28 de marzo de 1977 en Madrid se pegó un tiro en la cabeza. Sus restos descansan en el Cementerio de la Chacarita.

Rodado en localizaciones andaluzas: Ronda, Málaga, Despeñaperros y mezquita de Córdoba.

Me queda un telefilm que no hace gala de estar separado de la serie, no aporta nada nuevo, y es más, no estaría entre los diez mejores de la misma. Gloria Ucrania!!!
TOM REGAN
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5
15 de marzo de 2022
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84/17(15/03/22) Olvidable thriller de ciencia ficción, donde el director novel Tony Elliott adapta su propio guión, en lo que es claramente un producto serie b de bajo presupuesto, donde todo acontece en una casa de la que no salen los personajes, y siendo estos unos pocos, para un argumento que bebe notoriamente de la gran “Groundhog Day” (1993), que creó un sub género sobre los bucles temporales, como por ejemplo la exitosa “Edge of tomorrow” (2014), pero hay muchas más (“Palm Springs”, “El obituario de Tunde J.”, “Si no despierto”, “Boss Level”, o “El mapa de las pequeñas cosas perfectas”). Y esta de que me ocupo es de las pasables, en su idea bastante confusamente contada y expuesta. Posee un estimable arranque in media res, engancha por saber el porqué del bucle, pero la explicación es un tanto difusa, pero cuando luego comienza a haber más implicados la cosa es chirriante, donde los giros que al principio son buenos, terminan en los rizos y más tirabuzones por dejarte frío, perdiendo fuelle rápidamente, hasta llegar a su tramo final sin aire, y eso que no llega la hora y media. Se ve un producto estirado más de lo que puede, no hay elementos novedosos que hagan enganchable la propuesta. Añádanse personajes estereotipos, sin alma, planos, meras perchas para la acción constante, donde el romance entre los protagonistas resulta sin chispa alguna, son meras figuras que tiene nuestra atención en como intentarán sortear en cada bloque los errores anteriores, y como una y otra vez fallan. La intensidad es muy pobre, y llegados al final (bastante anodino este) me importa entre cero y nada lo que les pase a estos protagonistas tan sosos.

Estamos en un futuro (esto reflejado en una puesta en escena parca de medios) donde una macro-corporación (que original!) Taurus domina el mundo y hay un grupo llamado Bloc que la combate. Renton (Robbie Amell) es un ingeniero cuyo invento ARQ (realizado para Taurus) provoca un bucle temporal durante un allanamiento de morada. Intenta salvar a su ex amante, Hannah (Rachael Taylor), mientras descubre quién lo ha atacado y por qué.

El bucle temporal dura 3 horas, 14 minutos y 15 segundos (Número π).
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TOM REGAN
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