La vi hace tiempo, y aunque recordaba muchas escenas, creo que me gustó más esta, que la primera.

El retrato de un asesino que aparentemente mata por placer, o por otra causa mucho más oscura, fuera de nuestro alcance. Tres personajes con poco que decir a los que avala una trayectoria oculta; en apariencia nada es lo que parece.

El perfil de un psicópata que se muestra contradictorio, ante unos pocos elementos que ayuden a calmar esa tensión seca que rodea este pequeño espacio sin margen.

Frances McDormand, quizá es la más coherente de todos los personajes que aparecen, lo cual facilita mucho el trabajo, al ser el suyo un planteamiento claro y bien orientado.

En un estudio superficial, podríamos considerar que a la McDormand, le tocó el papel de la más desequilibrada, y tal vez así fuese, si los demás no estuvieran sumergidos en sus propias e irracionales batallas.
Queremos lo que tenemos, pero buscamos lo que deseamos; siempre al margen, sumidos en la contradicción continua. Muchas escenas descubren la miseria de las "grandezas" de quienes se siente a salvo de lo que saben les sucederá, cuando ya se encuentran inmersos.

Christian Bale, en un papel completamente alejado de aquella sugestiva interpretación extrema del año 2.000: "American Psycho".

Coincido con la nota global.

Me habló de ella Antonio, amiguete y usuario de esta página, (no sé si estoy autorizado a dar su nick) ya después de que la viera y coincido plenamente con el mensaje que me envió: No sé como clasificarla.

Es... brutal y tal vez desmedida.

La escena de la violación es la de mayor violencia que he visto en el cine. Y dentro del termino violencia, lo abarco todo... TODO.

Sabemos que esos personajes existen, aunque afortunadamente abundan poco. Y ahora el dilema.... Su valoración.

Se queda en tierra de... NADA, una tierra desértica de emociones, aunque Daniel Craig, casi veinte años atrás parecía tiernecito y blando.

Some Voices, cuenta muy poco; es una historia confusa, tan desequilibrada como el personaje protagonista, con unas claves que no terminan de encontrar su epicentro. Dirigida por Simón Cellan Jones, y pese a algunas escenas ciertamente bien estructuradas, el conjunto se pierde en un producto mal resuelto.

La había visto hace unos años, y la revisé de nuevo... casi no la recordaba. Me ha gustado por su espontaneidad refrescante, un poco naif en su ausencia de normas y límites.

Dotada de una gran dosis de inocencia. Fernando Ramallo y Jordi Vilches aportan credibilidad a la historia, por otro lado, muy bien estructurada y resuelta por Cesc Gay.