Cuando Kevin Costner triunfó con "Bailando con lobos", parecía que era la primera película en tratar con respeto y una visión distinta a los indios nativos americanos.
Pero no, al menos ya había otras dos que yo conozca: "Pequeño gran hombre" (con un enfoque de humor) y por supuesto la que nos ocupa.
Y no es para restarle mérito a la de Costner, pero está claro que, a su manera, esta de Richard Harris es también un peliculón.
Todo me parece muy bueno: Ciertos "travellings" de cámara, la fotografía, la tremenda actuación del protagonista (seguramente su mejor película con papel principal), y el acercamiento a las extrañas costumbres de este pueblo.
Gran parte del tiempo ni siquiera hay diálogo, pues no incluye subtítulos (al menos en la edición doblada al español que he podido ver), pero nos enteramos perfectamente de todo lo que pasa sin ningún problema, en plan "En busca del fuego". Creo que eso es muy difícil de hacer.
El protagonista nos hace de guía antropológico para ir poco a poco entendiendo y empatizando con esta tribu. Se puede ver como cine de aventuras pero creo que eso sería muy simple, pues es muy humana también.
No falta algún fallo de "atrezzo"propio del cine de los 70, como esas pelucas tan descaradas, o el hecho de que las ropas y el aspecto en general de estos indios sea demasiado pulcro como para ser de unas personas que viven en la naturaleza salvaje. Y esas tiendas perfectamente simétricas y con las telas planchadas, quedan poco creíbles también. Pero eso es un fallo menor que se lo perdono.
Sigo en "spoiler" para comentar la parte más famosa del film.

Eran otros tiempos. Era otro cine.
Pero ningún cinéfilo en su sano juicio puede dejar de reconocer la calidad de un clásico de ambientación histórica como este, aunque solo sea por el mérito técnico y de diseño de producción.
Por si fuera poco, adapta una estupenda novela de Mika Waltari, en la que el médico Sinuhé vive muchas aventuras en el incomparable marco de la Tebas faraónica.
Los vestuarios y decorados logran llevarnos a ese tiempo y lugar. En el siglo XXI se puede lograr más espectacularidad (como pudimos ver en "Exodus" de Ridley Scott, por ejemplo), pero la labor artesanal que logra Michael Curtiz es mucho más meritoria. Se nota el esfuerzo en escenas como la de la cacería del león.
Y tiene otro gran punto a su favor. A diferencia de otras superproducciones similares de su momento, solo dura 135 minutos y no tiene tiempos muertos. Esto es de agradecer.
La historia está muy bien. Sinuhé es una especie de Forrest Gump del valle del Nilo, al que le pasa un poco de todo a lo largo de su vida. Aunque las motivaciones y pasiones humanas no parecen haber cambiado mucho en 3000 años.
Resulta curioso que algunos diálogos tengan un doblaje distinto. Supongo que la censura en España no perdonaba nada, en su momento.

No solo no me han disgustado lo más mínimo los grandes cambios que encontramos en esta nueva entrega, sino que, aunque muchos pueden estar en desacuerdo conmigo, a nivel general me ha gustado más que las otras.
Son tantos los cambios, que yo diría que hasta es de un género distinto. El cine negro y de investigación da paso a un thriller de espionaje y acción, filmado con gran acierto por Álvarez, y que salvando las distancias puede recordar a momentos de la saga Bourne o al Bond de Daniel Craig. El director ofrece un montaje ameno y con muy buen ritmo, con algunas perlas como los títulos de crédito iniciales o la secuencia del aeropuerto, entre otras.
De Claire Foy no tengo ninguna queja. Al principio su imagen parece menos dura que la que ya conocemos de Noomi Rapace, pero a medida que se va desarrollando la historia, dejo de ver a la actriz para ver a Lisbeth Salander. Y la hacker es ahora la protagonista absoluta de todo, dejando de lado al periodista que aquí no es más que un mero secundario, literalmente.
La historia es bastante simple, pero al mismo tiempo muy atractiva y potente, con la que se engancha uno desde el principio. Un nuevo personaje del pasado entra en escena, con una trama que aporta bastante más acción que en las suecas. Todo esto también tendrá que ver con el hecho de que la novela ya no es del tristemente desaparecido autor original, y quizá hay algo de pérdida de la esencia original, lo que me imagino que no será del gusto de todos los espectadores.
El director es bueno. Parece que tuviera mucha más experiencia, cuando realmente tiene pocos títulos y bastante alejados de lo que vemos aquí. Pero sin duda sale airoso del reto.
Me ha gustado bastante y se me ha hecho corta. Las suecas están bastante bien, pero para bien o para mal están hechas de otra forma menos comercial (a la europea se podría decir), y eran buenas, pero para mi gusto un tanto lentas.
En su contra, diría que ya queda también poco del tono oscuro y violento de las de Rapace. Como ya conocemos a Lisbeth, ha dejado de ser un personaje tan extravagante y misterioso como era al principio. Tampoco hay ninguna escena realmente cruda, aunque sí hay alguna con curioso estilo estético, como la pelea con máscaras de gas o la de la impartición de justicia inicial.
Espero que tenga el éxito suficiente como para que adapten el libro siguiente. Y que la haga Fede Álvarez también.

Años 80, John Carpenter y ciencia ficción. Esos tres ingredientes ya habían dado lugar a un mítico título como es "La cosa". Pero parece ser que tras el famoso muñeco cuellilargo de Spielberg, la moda era plantear extraterrestres más buenos que un pedazo de pan.
Pues aquí tenemos a los muy ochenteros Jeff Bridges y Karen Allen, jugador de "Tron" y novia de Indy respectivamente, en una historia preciosa de ciencia ficción, aventura y romance.
Con el personaje de Charles Martin Smith, conocemos algunas de las teorías científicas sobre exobiología que se barajaban en la época. Está clara la influencia de la mítica serie documental "Cosmos" de Carl Sagan, que tantas mentes despertó a principios de esta década maravillosa. De hecho, se habla de una de las famosas sondas con mensajes enviadas al espacio.
No tiene apenas acción ni grandes escenas de efectos especiales, pero la historia me parece muy emotiva, con este visitante de mente en blanco que viene a conocer la vida humana.
La parte romántica está ahí, pero no es el único tema de la historia y no es empalagosa.
Las autoridades sanitarias advierten que la banda sonora (que me recuerda a ciertos temas de Jean Michel Jarre) es extremadamente melancólica. No se recomienda su escucha en estados bajos de ánimo o de sentimiento nostálgico. Asimismo, se advierte a los oyentes de que se te mete en la cabeza y la hija de su madre se empeña en quedarse ahí unos cuantos días.

Una de las pegas de la sobredosis de información en internet es que a veces descubro películas que normalmente nunca vería, pero que la ponen tan bien que al final me siento obligado a hacerlo.
Y aunque esto en ocasiones me ha dado gratas sorpresas, en otras es un gran chasco que me recuerda que mis gustos son muy peculiares y lo que para unos es una joya, para mí es un solemne bodrio.
Si ya los títulos de crédito, absolutamente sin sentido y sin relación con la película, me escamaron, ver la película entera me ha supuesto un suplicio.
Lo único curioso es que cuenta con unas jovencísimas Thora Birch y Scarlett Johansson cuando no las conocía casi nadie.
No es más que una sucesión de momentos "frikies" en los que estas dos chicas aburridas de la existencia buscan cómo pasar el rato una vez terminado el instituto. Parece que no les gustan las típicas discotecas ni lo más habitual, así que se dedican a analizar a la gente e intentar salvar la nula vida amorosa del personaje de Steve Buscemi.
¿Y esto, cómo se ha convertido en una película de culto?
Supongo que será por venir de un cómic independiente, o quizás por algunos diálogos geniales. O quizás sea porque aún no había una difusión masiva de páginas de descarga y quedaba muy bien eso de decir "he visto una película que es la caña, y tú ni la conoces".
Tengo que reconocer que en algunos momentos muy puntuales he llegado a atisbar algo de genialidad similar a la de las primera películas de Kevin Smith, en el sentido de que no me están contando prácticamente nada pero los diálogos y los personajes son lo bastante atractivos como para que me guste. Lo malo es que esto solo pasa en esta película de manera muy fugaz, en mi opinión, y me temo que su conjunto no me ha convencido para nada al final.
Los momentos de humor como con el loco de los "nunchaku" dan más pena que gracia.
Las extravagantes clases de arte, todo el rollo raro con Buscemi y sus discos, y otras muchas escenas, no hacen más que demostrar que siempre habrá espectadores que disfrutan con el cine independiente extravagante, mientras que otros nos aburrimos hasta la extenuación con cosas como esta.
Como anécdota, en la película pasa como con las carreras de las dos chicas. Casi todos se fijan en Scarlett, y hoy triunfa con mil películas, mientras que Thora se ha estancado en proyectos extraños y minoritarios, y hoy en día he visto poquísimos títulos suyos.
Para mí, no es más que un rollo tedioso.