Hay que reconocer que Woody Allen es un lince a la hora de promocionarse como cineasta. Lo lleva haciendo muchos años y los incautos de los crítica ( en especial los europeos ) se han tragado el anzuelo sin casi inmutarse.
En tiempos de filmes pretenciosos, el campo está abonado para que el genio de Nueva York siga encandilando a los europeos con su pretendida intelectualidad de gran "autor".
El problema es que el director siempre nos sirve la misma historia, pero con pequeños retoques.
Se repite y además no tiene gracia.
Esa gracia y brío que sí tenían sus primeros trabajos.

Se suele decir que el sexo vende tanto en el cine como en la literatura. Pero en realidad lo que parece vender , por desgracia, es el morbo, ese espíritu de transgresión que tanto se alaba en ciertos medios. Dígase lo que se diga, en Occidente tenemos una relación conflictiva con el sexo. Cada cierto aparece una nueva película o novela que pretende revolucionar nuestros paradigmas sexuales, como si necesitásemos redescubrir el sexo de cuando en cuando y aceptar algo nuevo sobre esa fuerza tan poderosa.
Pero vayamos al análisis de la película. Lo peor no es que sea mala y que esté interpretada con poca convicción, lo mas irritante es lo manipuladora que resulta la historia al intentar vender como amor lo que no es sino una relación basada en el maltrato y el dominio. No se trata de una relación simétrica o equilibrada entre adultos ( como en el caso de " eyes white shut" en la que una pareja decide experimentar otras vías de placer ) u otras cintas polémicas como " Historia de O" , " El ultimo Tango en París" u otras tan ambiguas moralmente en apariencia como " la naranja mecanica" , que sin embargo, no engañaban al espectador con un pretendiendo romanticismo vara vestir su contenido sexual. De hecho, en la película de 50 sombras de Grey, a pesar de lo que digan muchos decepcionados ,si hay escenas de sexo bastante explicitas, donde nos podemos recrear en los detalles del sadomasoquismo tales como ataduras, fustas, en una especie de parafernalia de lo sórdido.
Los creadores de la cinta y la historia han logrado ( apoyados por una campaña de promoción sin precedentes) que una relación sádica y del maltrato se vea como algo idílico y romántico donde la joven ingenua e inexperta encuentra a su príncipe azul, y que posteriormente pasar a sumir el papel de rescatadora para intentar convertir al chico malo en chico bueno ( algo que ha llevado a muchas mujeres al cementerio ).
Hay numerosos psicólogos que han descrito al personaje Christian Grey como un individuo con rasgos psicopáticos, narcisistas y controladores. Pero la erotización del maltrato y sobre el deseo de tentar con juegos sexuales provocan una excitación morbosa de los espectadores y de la propia Anastasia.
Como señalaba muy bien Stephen KIng el problema de Cincuenta sombras de Grey es que no es porno para madres sino para adolescentes que son mas susceptibles lo engañoso de una historia. La erotización de maltrato y la ambiguedad de la trama es quizá lo más reprobable de la película, pues no hay que confundir los juegos sexuales consensuados, con cosas tan grotescas como tener que firmar un contrato de sumisión para poder tener una relación sexual o de pareja, y que sería tan ilegal como firmar un contrato de esclavitud.
Por ultimo, se presentan como las prácticas sadomasoquistas como mero juegos eróticos carentes de todo riesgo, cuando en realidad el sadismo implica causar dolor de modo específico y calculado para obtener placer por parte del que lo ejecuta. Otros títulos recientes como "La pianista" o "Nymphomaniac" abordan la cuestión de forma mucho mas cruda sin pretender idealizar lo que muchas veces son casos patológicos.
En fin, vivimos en la época de lo morboso. Lo cierto es ya hace tiempo que nos estamos acostumbrando esta ola de lo malsano y lo sórdido.
Yo sigo prefiriendo a provocadores brillantes como Kubrick, Buñuel o Fellini, que más que excitar la entrepierna, lograban estimular el intelecto. Para lo otro, ya tenemos el porno.




Lo mejor: los desnudos de Dakota Johnson
Lo peor : Un argumento tramposo

Este es un tipo de película en la que algunos ven cosas que no existen. No es belicista ni patriotera como se ha dicho, es más bien lo contrario. Se nos presenta un verdadero dilema entre el cumplimiento de un deber y sus consecuencias políticas y sociales. Este filme nos muestra como los políticos usan con frecuencia a los militares para sus estrategias y cuando todo sale mal culpan a los demás para salvar el pellejo. Además de un reparto de primera posee un ritmo excelente y un suspense de máximo nivel. La cinta sabe sorprender cuando el giro final nos señala la cruda realidad que resulta ser de lo más incómoda. La acción y la trama son tan verosímiles y trepidantes que el recurso de fingir que se trata de hechos reales da mayor contundencia a la historia y hace que nos la traguemos ( ¿No es acaso el cine una mentira bien orquestada?).

Todos las películas y series de TV recurren hasta cierto punto a clichés y lugares comunes para construir personajes y escenarios, pero los que les confiere credibilidad son los matices que se alejan de las convenciones y aportan una dosis individualizada de realismo. Los tópicos resultan irritantes cuando se convierten en el único recurso narrativo. En el caso de Mad Men, los protagonistas resultan seres acartonados y sin alma atrapados en sus propios clichés. Puede que un buen vestuario y unos bellos decorados sean útiles para ponerse en situación. Lo malo es que presentar a todos los hombres como machistas y mujeriegos y a las mujeres como rubias tontas es demasiado estúpido.

Es buena, equilibrada, nada en ella desentona o irrita: los diálogos son perfectos,las fotografía impecable, ....y Bogart, ese idealista disfrazado de vividor descreído, enamora tanto a hombres como a mujeres. La historia de amor es bastante original y acaba en una forma poco previsible. El blanco y negro le añade un tremenda fuerza a las escenas, que se suceden con el ritmo perfecto. La trama atrapa al espectador pero no emociona lo suficiente. Adolece de falta de pasión, de tragedia, de desgarro, de la emoción que sí destilan otras obras clásicas como "Ben Hur" o "Lo que le viento se llevó". Demasiado "correcta".

¡A veces hay que contradecir a los críticos!