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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Críticas de El Golo Cine
Críticas 828
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
7 de junio de 2024
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Película japonesa de Takashi Yamazaki. Cuenta la primera embestida del célebre monstruo contra Japón. Todo se ve con una calidad espectacular.

Por Nicolás Bianchi

El cine de acción, catástrofe y superhéroes de los últimos años fue perdiendo cualquier rasgo de autenticidad. El CGI y la animación computarizada empezaron a notarse cada vez más. Por lo tanto, el resultado final empezó a ser menos atractivo. Con Godzilla minus one sucede todo lo contrario. Todo se ve espectacularmente bien. Esto incluye no solo las escenas en las que aparece el monstruo sino también aquellas que recrean ciudades japonesas a fines de la década del 40, después de finalizar la Segunda Guerra Mundial.

La historia comienza en una pequeña isla. Allí llega el piloto kamikaze Shikishima (Ryunosuke Kamiki) con un avión averiado que necesita ser reparado. En verdad, esto es un ardid del soldado para salvar su vida. A la vez, supone un deshonor que va a permanecer latente a lo largo de la historia. En cualquier caso, este pequeño lugar es víctima de un ataque de un monstruo gigante que los pobladores locales llaman Gojira. Shikishima es uno de los dos únicos sobrevivientes.

La presentación del monstruo es una escena que transcurre de noche y resulta sumamente sugestiva. Sus principales características están a la vista pero, al mismo tiempo, también quedan varios aspectos por descubrir. La propuesta visual de la película es excelente desde el minuto cero. Todo comienza con una toma subjetiva del avión aterrizando. Los vehículos, las explosiones y todos los efectos especiales lucen reales.

Después, se instala un componente melodramático para construir el arco del protagonista. Shikisima vuelve a Tokyo, una ciudad destruida por la guerra. Su honor también está en ruinas porque, en definitiva, es un kamikaze que vive. Entre los pedazos de mampostería y escombros conoce a Noriko (Minami Hamabe), una mujer que cría a una pequeña bebé en soledad. Juntos forman una familia y comienzan a reconstruir su vida.

Nuevamente, la puesta en escena del barrio destruido por la guerra es excelente. El espectador puede estar ahí y padecer frío o percibir la humedad de las casillas llenas de goteras. Para salir adelante, Shikisima consigue un trabajo como limpiador de minas en el mar. Junto a una pequeña tripulación recorre la costa en una barca de madera en busca de minas que han quedado de la guerra. El objetivo es hacerlas explotar para prevenir accidentes. Claro está, esto nuevamente lo ubica cerca de los dominios de Godzilla.

Pero el monstruo, en algún momento, llega a la ciudad y produce una nueva ola de devastación. Entonces, la segunda parte del film se concentra en el plan para detenerlo. Aquí Shikisima juega un rol importante pero la película ya no se centra exclusivamente en él. Es más bien un relato colectivo que incluye a otros personajes. Todos juntos forman una suerte de resistencia civil contra el monstruo. Ni los ejércitos extranjeros ni el propio sirven de ayuda. Los japoneses deben encontrar la manera de salir adelante con sus propios recursos.

El film en ningún momento pierde tensión ni espectacularidad. Godzilla minus one es una muestra de cine de calidad que supera a muchas de las propuestas lanzadas en los últimos años. Toma un personaje que ya tiene decenas de películas pero hace algo nuevo. Nuevamente, lo visual es formidable en todo momento. Y también se cuenta una historia, tanto individual como colectiva. El resultado es extraordinario. Se trata de una de las mejores exponentes en este género de los últimos tiempos.

Está en Netflix. Contacto: [email protected]
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7
7 de junio de 2024
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Cuenta una suerte de viaje de egresados de 5 compañeros de colegio que desean conocer el Océano Pacífico. Dirigida por Bill Ross IV y Turner Ross. Estreno de Mubi.

Por Nicolás Bianchi

El primer y más notorio componente de Gasoline rainbow es su aire indie, que en cierta manera rememora al cine de Sean Baker. Pero aquí no hay una mirada social tan aguda sino simplemente un devenir. La premisa de la historia es muy sencilla. Cinco jóvenes que han terminado el colegio secundario, o están en eso, desean conocer el Océano Pacífico. Viven y parten desde un pequeño pueblo de Oregon, a 800 kilómetros de las playas que quieren visitar.

Los integrantes de este grupo son 3 varones (Tony Aburto, Micah Bunch y Makai Garza) y 2 chicas (Nichole Dukes y Nathaly García). Se presentan como un grupo sólido. Más allá de algunos matices, no resultan tan diferentes unos de otros. Cuando conocen a gente nueva se manejan bajo un principio de autoprotección. No nos separamos hasta que no nos sentimos seguros.

Como en toda road movie, los protagonistas van conociendo a distintos personajes. Esto da cierta estructura episódica a la película. Y también algo de orden. Si bien el objetivo de los jóvenes es llegar adonde quieren llegar no parece haber grandes apuros. También buscan pasarla bien y disfrutar del viaje. Por eso cuando por el camino ven a alguien solo, se detienen y comienzan a hablar. Si hay un desvío posible lo toman.

Por supuesto, esto genera algunos problemas y demoras pero nada parece ser muy terrible. Con respecto a esto, Gasoline rainbow muestra un costado amable y hasta entrañable de sus jóvenes personajes. No están obsesionados por el teléfono celular, no están ansiosos, no desconfían de todo el mundo, no se creen mejores que nadie. Cuando conocen a alguien hablan con respeto e interés, y buscan empatizar y compartir.

En algún momento, como todo viaje, la película cae en una meseta. A estos personajes les sienta mejor el camino que la ciudad. Además, la propuesta visual también puede ser un poco agotadora. La cámara sigue a los personajes con bastante libertad y hasta es posible imaginar que algunas secuencias tienen una buena dosis de improvisación. Pero ese estilo callejero o de cine de guerrilla cansa un poco. Cabe destacar que esto se combina, sobre todo en la primera parte, con tomas muy logradas de distintos parajes naturales.

En definitiva, Gasoline rainbow es una película en la que importa más el mood de los personajes y su historia que la trama en sí. Hay una búsqueda de que estos jóvenes fluyan en cámara. Y, sobre todo, no hay demasiados problemas ni conflictos. La adolescencia también puede ser eso. Juntarse con unos amigos y viajar por viajar y ver qué pasa en ese camino.

Está en Mubi. Contacto: [email protected]
El Golo Cine
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7
5 de junio de 2024
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Documental de Nicolás Gueilburt sobre Generación Zoe, la estafa piradimal con forma de empresa pergeñada por Leonardo Cositorto, hoy preso.

Por Nicolás Bianchi

Una casa más grande, un auto nuevo, dinero que fluye de manera ilimitada. El canto de sirenas del momento es la riqueza por la riqueza misma. No es la plata como medio para viajar, disfrutar o comprar. Eso es necesario pero secundario. Lo central es ser rico para ser alguien. Es, en definitiva, un fin en sí mismo. Cositorto y su monumental estafa se alimentaron de esos anhelos y de las vidas vacías de miles de personas que creyeron que el dinero se puede reproducir como lo hacen los organismos vivos.

El sintético, preciso y bien realizado documental El vendedor de ilusiones recrea y cuenta esa ilusión. En este sentido, entre sus principales fuentes está el testimonio de varios de los damnificados por Zoe. Estas personas acceden a contar su historia. Ahora bien, lo que más le interesa a la película, más allá de los detalles de cada caso, es retratar el engaño. Las víctimas de Cositorto fueron deslumbradas no solo por el dinero, sino también por mensajes, y en algunos casos experiencias, que venían a dar sentido a sus vidas.

Otro elemento interesante de este documental disponible en Netflix es el pasado, no tan conocido, de Cositorto como pastor evangélico. De ese oficio, por llamarlo de alguna manera, el hombre adquirió ciertas dotes de oratoria. Más allá de lo que cada espectador pueda opinar, son muchos los testimonios de víctimas que dicen, de distintas maneras, que el líder de Zoe era una presencia magnética y atrayente. A propósito de esto, sus conferencias resultaban certeras para hacerse de la voluntad de sus seguidores.

En cuanto a la forma de narrar, el documental está planteado como una línea de tiempo clásica. El caso se cuenta desde sus inicios hasta su final. Esto resulta práctico ya que permite que los distintos protagonistas de la historia se incorporen paulatinamente. Hay una fauna diversa alrededor de Zoe, incluso algunos que todavía no han sido apresados, como la “experta” financiera Rosa y el ex juez Yrimia, un personaje sumamente oscuro. En algún momento se desliza la posibilidad de que el ex magistrado haya engañado al propio Cositorto con un ardid digno de Generación Zoe.

Si bien el documental es sólido, entretenido y, en algún punto, fascinante, hay algunos recursos que no están del todo bien explotados. Por ejemplo, hay entrevistas con Cositorto, suponemos que en prisión, en las que el estafador da su punto de vista. Esta conversación no resulta muy jugosa. El delincuente nunca sale de su lugar de supuesta víctima de una conspiración y, en cuanto a los sucesos, no aporta nada significativo. De todas maneras, está bien ver al monstruo de cerca.

Por último, el documental tiene un componente quizás no intencionado pero que sí está presente de manera inexorable. Hay algo de la época en esta historia. La ilusión que compraron los estafados luce similar a lo que votaron los argentinos en las últimas elecciones. Son tiempos de vendedores de ilusiones. Algunos de ellos ya están presos.

Está en Netflix. Contacto: [email protected]
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6
3 de junio de 2024
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Escrita y protagonizada por Richard Gadd, sobre su propia historia de vida. Un acoso apuntalado por un abuso de una persona frágil y vulnerable.

Nicolás Bianchi

Richard Gadd era un comediante medianamente conocido en Gran Bretaña y pasó a ser un abusado y acosado famoso a nivel global. Esta transformación fue posible gracias a Baby reindeer (2024), la miniserie de 7 capítulos que es uno de los últimos éxitos de Netflix. Las 4 primeras entregas están dirigidas por Weronika Tofilska, mientras que las 3 restantes están a cargo de Josephine Bornebusch.

La serie está basada en una historia real, algo que por la repercusión mediática y social de esta serie seguramente sabe la mayoría de los que dan play a este contenido. O sea, el espectador, salvo un pequeño puñado, es consciente de que se va a enfrentar a algo que efectivamente pasó. También es muy probable que haya escuchado o leído que Gadd se interpreta a sí mismo (no sucede lo mismo con el resto de los personajes).

Por algún motivo, en su serie Gadd se cambia el nombre. El personaje se llama Donny Dunn. Se trata de un aspirante a comediante de stand up que comienza a vivir una situación de acoso un tanto inverosímil. Donny trabaja detrás de la barra de un bar y una noche cualquier ingresa una mujer, que aparentemente sufre algún tipo de problema o está en una situación vulnerable, y se sienta en una de las banquetas. A modo de cortesía, Donny le ofrece un té.

Martha (Jessica Gunning) lo interpreta como un acto de seducción y lleva esto a un extremo que en principio parece absurdo. Donny la rechaza pero nunca del todo, siempre dejando un resquicio abierto. A propósito de esto, no es enfático ni eleva la voz. Tampoco la repele físicamente. Incluso sin llegar a un extremo violento Donny podría haber hecho algo más para sacarse de encima a Martha. Esto es lo que deja entrever la serie.

Este encuentro desata una situación extrema. Donny recibe mails de Martha a toda hora. Su presencia en el bar se repite noche tras noche. Además, lo persigue por la calle, se inmiscuye en su vida y, queriendo o no, lo tortura. Lo acosa hasta llegar a un punto insoportable. Mientras tanto, Donny alterna su trabajo con unos primeros encuentros con Teri (Nava Mau), una chica trans que conoció por una aplicación de citas para conocer chicas trans.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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7
2 de junio de 2024
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La nueva película de Luca Guadagnino presenta una historia que se desarrolla en el mundo del tenis. Dos varones y una mujer protagonizan un trío cruzado de relaciones afectivas y sexuales. Con Zendaya, Mike Faist y Josh O´Connor.

Por Nicolás Bianchi

Guadagnino es el director de Call me by your name (2017) y Bones and all (2022), dos películas que también exploran relaciones amorosas no del todo convencionales. En la primera hay una pareja de amantes con bastante diferencia de edad, del mismo sexo e inmersos en la dinámica de una familia en vacaciones. En la segunda, dos jóvenes comparten un modo de vida muy particular. A su vez, Challengers presenta un trío en el mundo del tenis que resulta algo ambiguo.

Esto es, no funcionan todos juntos pero cualquier combinación parece posible. Tanto Tashi (Zendaya) en el circuito femenino como Art (Faist) y Patrick (O´Connor) en el masculino son jugadores de tenis profesionales. La historia comienza en un presente en el que Art es una estrella que atraviesa momentos de dudas y se encuentra participando de un challenger (un torneo de menor valor). La final, justamente, es contra Patrick, un tenista talentoso pero que, por algún motivo, nunca llegó a nada serio.

En la tribuna, Tashi observa la batalla y cruza miradas con ambos. Si bien está casada con Art hay una larga historia detrás. A partir de este partido y de esta situación la película va y vuelve en el tiempo para contar la historia de estos tres personajes. En el punto de partida de sus carreras, alrededor de los 18 años (ahora tienen más o menos 30), Art y Patrick eran compañeros de cuarto mientras que Tashi era una de las figuras más deslumbrantes del circuito juvenil. Tashi brilla tanto por su juego potente como por su presencia magnética.

A propósito de esto, Guadagnino construye a Tashi como una verdadera diosa. En buena medida, ella es la protagonista y los dos varones ocupan los roles secundarios. De todas maneras, la narración va y viene, como un partido de tenis de resultado cambiante. Pero ella siempre termina en el centro. Es la más ambiciosa, la más centrada y la más poderosa de los tres, considerando al sexo también como una relación en la que hay, justamente, juegos de poder.

La historia y los vaivenes de las biografías de los personajes resultan atractivos. Pero Challengers destaca especialmente por su propuesta visual. En particular, algunos puntos o secuencias de los partidos están filmados de una manera elegante y que luce novedosa. Al mismo tiempo, hay algunas escenas que retratan encuentros de alto voltaje entre los personajes que contienen una buena dosis de erotismo. Esto último es muy difícil de hallar en el cine contemporáneo.

A partir de los cuerpos tonificados de sus personajes, y sobre todo de la gracia de Zendaya, Guadagnino consigue subir la temperatura en distintos pasajes. Hay algo de Y tu mamá también (2001), de Alfonso Cuarón, en esta película. Es probable que Guadagnino la haya visto, porque la dinámica y los roles son similares. Un juego a tres bandas con distintas posibilidades. En estos enteros hay una mujer que es una mitad y dos varones que son un cuarto.

Está en cines. Contacto: [email protected]
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