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Santo Tomé y Príncipe Santo Tomé y Príncipe · São Tomé
Críticas de Alexei
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Críticas 51
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
3 de febrero de 2007
40 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que el cine de Béla Tarr es una conjunción entre el de Michelangelo Antonioni y el de Andrei Tarkovsky.
"Devastadora, cautivadora en cada minuto de sus siete horas", dijo Susan Sontag de Sátántangó. "Una genuina obra maestra", dijo CAHIERS DU CINEMA de la misma película. "…un trabajo de brava filmación", "…un inusual, de ensueño y sumamente recomendable evento cinematográfico", dijeron J. Hoberman del VILLAGE VOICE y Jim Jarmusch, respectivamente, de Armonías de Werckmeister. Y de la que ahora me ocupa, TIME OUT dijo: "…dirección absolutamente segura… más impresionante…", y de nuevo J. Hoberman del VILLAGE VOICE, dijo: "…cinematografía impecablemente suntuosa…".
Bien, con esto no quiero dar a entender, ni mucho menos, que lo que estas personas o periódicos digan va a misa, tan sólo quería dejar constancia de comentarios interesantes sobre las películas más importantes de Béla Tarr.
Si Armonías de Werckmeister trataba de la masa, del grupo, La Condena trata de la soledad; de la soledad de un hombre enamorado. Se trata de una obra de cine negro, sobre celos, sobre el amor y sobre la traición de éste. Tenemos a una sombría y bella femme fatale, una hechizante Vali Kerekes que no aparece en los créditos de Filmaffinity. Tenemos a su marido, un hampón del tres al cuarto, y a Karrer. Aquí se cerraría el primer triángulo amoroso. El segundo, mucho más vago, y más interesante, es el que forman la femme fatale, Karrer el protagonista y una vieja venida a menos que intenta salvar a aquél del oscuro amor que tiene hacia Vali.
Si bien aquí lo que importa no es tanto la historia, sino cómo se lleva a cabo, hay que resaltar lo interesante e inteligente de los diálogos, muy literarios, puesto que se basan en un libro de Krasznahorkai. ¿Pedantes?, no me importa lo más mínimo.
El impresionante tándem László Krasznahorkai al guión, junto con Tarr, Míhaly Víg a la música, Gábor Medvigy a la fotografía y Béla Tarr a la dirección vuelven a configurar una obra de arte que si bien queda ensombrecida por Armonías de Werckmeister, no dejé de saborear los largos planos secuencia donde es imposible aburrirse, al menos para mí, porque siempre está pasando algo, o se mueve la cámara o hay montaje interno. La cámara acaricia la escena, siempre inquieta, relajada, exquisita. Lástima que ésta no me llegase a emocionar tanto como lo hizo aquella y que, siendo más corta (sólo dos horas) se me hiciese algo pesada a veces.
Pero las más de las escenas son memorables: la del Titanik Bar, la de la mujer en la niebla, la que abre la película... Béla Tarr es el Caravaggio de la imagen en movimiento, junto con su director de fotografía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alexei
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10
23 de enero de 2007
42 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sabía muy bien qué quería decir la gente cuando decía "es muy kafkiano", por ejemplo; bien, ahora lo sé. Digamos que por extensión significa "algo muy raro", que es lo que entiende todo el mundo. Pero no es solamente rareza, es algo más, es paranoia, es locura, es absurdez.
Puede que en 1.962 "ésta película fuese la cumbre del arte cinematográfico", como dijo nada menos que Charles Chaplin. Lo que es seguro es que se trata de puro cine moderno; Orson Welles triunfa en ésta titánica y avasalladora empresa, arriesgada a más no poder, y adapta una obra cumbre de la literatura mundial como nadie más podría hacerlo. La inteligencia, el talento y el sentido del arte brillan aquí como el sol sobre el cromo (con permiso de Roger Ebert).
Un dato importante es decir que no me he leído el libro, de Kafka sólo La Metamorfosis, pero aún así creo que no pudo quedar mejor esta película.
Visualmente impactante, ésta obra maestra mete el dedo en la llaga y hurga en los subsuelos podridos de la justicia creando una atmósfera de hermosa perturbación y angustiosa impotencia.
Enigmática, subyugante, incómoda, se trata de un viaje a los confines de un infierno laberíntico, plagado de contrapicados asombrosos, de grandes angulares perfectos, deformando la realidad como en una pesadilla. De hecho, es lo más parecido a una pesadilla.
Pocas son las escenas que no pasaron a la historia, con un desenlace brutal, balbuceando entre la demencia un alegato destructor contra la burocracia, contra los engranajes del poder, contra la imposibilidad del individuo ante un sistema injusto. Aquí no importa nada de qué se le acusa a K, aquí lo que importa es la impresionante actuación de Anthony Perkins (Psicosis) y cómo se va derrumbando, doblegando poco a poco cada vez más y más...
Es el Réquiem por un Sueño de los 60', es al cine lo que El Almuerzo Desnudo es a la literatura, un ejercicio desquiciado, frenético, desesperado y atroz de brillante locura.

P.D.: No entiendo lo de Ángel Fernández Santos, ¿picazón entre las piernas?
Alexei
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10
20 de diciembre de 2006
89 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien, sé que esto no es un foro, pero me gustaría desde aquí defender Sátántangó, hacer mi análisis de Armonías de Werckmeister y no malgastar mucho mi tiempo intercambiando opiniones con personas que recurren a la grosería y a lo soez para expresarse, porque, una cosa es estar en un bar con tus colegas, y otra muy diferente hacer una crítica, y me parece la opción blanda y un poco triste acudir a este tipo de lenguaje no teniendo más que ofrecer que un par de tacos; y alguien que escribe "deberían fusilar a Béla Tarr" o "ésta película es una puta mierda" sin ningún tipo de argumentos deja mucho que desear de su capacidad intelectual, o de su capacidad en general.
Para empezar, Sátántangó dura siete horas y media, que no digo que sea poco. Luego, resulta un poco bochornoso ponerle un 9 o un 10 a una película cuando a uno no le ha gustado, y os aseguro que ese no es mi caso. Ahora, con respecto a lo del Sevilla Festival de Cine 100% Europeo, estoy de acuerdo con que la organización es bastante mala (estamos en Sevilla…), pero muchas de las propuestas que nos ofrece son muy interesantes.
Por culpa de reaccionarios cuadriculados Van Gogh se pegó un tiro, ¿y no decían que Mozart era “demasiado elaborado” y lo enterraron en una fosa común como a un perro?, ¿y qué fue de Modigliani?, bien, pues ahora todo el mundo los adora.
El arte vanguardista en general peca de esa debilidad: o se odia, o se ama. Yo intenté ser honesto y reconocí que me quedé dormido viendo Sátántangó, y que en algunas escenas uno se pregunta si le están tomando el pelo o no, pero todas esas dudas se disuelven cuando uno ve la secuencia que abre Armonías de Werckmeister: en ese momento entiendes que Béla Tarr es un genio, y su cine, una experiencia única.
El director húngaro, comprometido radicalmente con el arte, o comprometido con un arte radical, nos narra aquí una historia (basada en el libro "Melancolía de la Resistencia" de László Krasznahorkai) demencial, absurda, apabullante, tremenda, triste, mágica, devastadora, desoladora, pese a su dureza y aspereza hermosísima (qué música Dios mío la de Mihály Víg; qué rostro impagable el de Lars Rudolph), salvajemente lírica… una obra de arte absoluta.

P.D.: Me parece patético hacer un análisis sin haber visto la película entera.
Alexei
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9
20 de diciembre de 2006
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película imprescindible para todo ser humano, que narra la “escalada” social de un ex tenista de renombre en un Londres apacible y cómodo como es el de los burgueses. Hasta aquí todo va bien, pero la cosa cambia cuando entra en juego una suerte de femme fatale, una imponente e inolvidable Scarlett Johansson.
Tras las conocidas carantoñas, ingeniosas situaciones y lúcida verborrea de su vertiente cómica, nos llega el Allen más pesimista y serio, y saca a relucir su vena más Bergmaniana (véase Septiembre). Años llevábamos los admiradores de Woody queriendo ver una película como ésta, después de presenciar una colección infumable de mediocridades.
Lo único que se le podría reprochar, que al menos a mí me chocó un poco, es la utilización de las elipsis de tiempo. Para mí el tiempo pasó demasiado rápido en la historia; pero vamos, algo ínfimo.
Una mención especial debiera hacerse a la música, un aria cantada por Caruso (dejando de lado el jazz) que se repite durante todo el metraje, y dota a la historia de una extraña y elegante cadencia hipnótica.
Buena iluminación, aunque para sus últimos trabajos ha ido alternando diferentes directores de fotografía, contando esta vez con Remi Adefarasin, en vez de con su habitual Carlo Di Palma.
Match Point consta de una narración donde todo el cine es posible; viéndola uno se olvida de uno mismo y del mundo en el que vive.
El impresionante trabajo de Jonathan Rhys Meyers se eleva por encima del de todos en este profundo, complejo drama, de oscuro y truculento poso, con un final demoledor como un disparo entre ceja y ceja. Película dura, que nos habla de la naturaleza humana sin llegar a ser pretenciosa ni pedante; no juzga, no da juicios de valor ni sermonea; desprendida de la nauseabunda moralina de la mayoría de las películas, aquí no hay más que la brutalidad de la ambición expuesta en un genial, rotundo y deslumbrante discurso donde tragedia y lucidez se dan la mano para lograr, una vez más, un escupitajo cargado de rabia hacia la mal llamada moral del mundo occidental convertido en obra maestra.
Alexei
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6
21 de noviembre de 2006
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ten Minutes Older: The Trumpet (Diez Minutos Más Viejo: La Trompeta):

Me suelen gustar las películas compuestas por episodios donde un director diferente dirige cada uno de ellos; véase Eros, por ejemplo, y donde todos ellos giran en torno a una idea central. Como en el caso de Eros, que era el erotismo, en éste es el tiempo.

Dogs Have No Hell (Los Perros No Tienen Infierno), Aki Kaurismäki: Es el corto que más me gustó, tanto por su ritmo, como por su historia. Transmite celeridad, inmediatez, inminencia; en fin, bastante bueno.
P.D.: El surf finlandés no está mal...

Lifeline (Línea De Vida), Víctor Erice: Ritmo pausado, transmitiendo elegantemente la agonía de la muerte. Buena fotografía, cadencia interesante y sutil, buenas imágenes. Buen corto, a secas.

Int. Trailer Night (Interior. Trailer. Noche), Jim Jarmusch: Con lo que me gustan a mí Jarmusch y Chloë Sevigny, sólo lograron arrancarme bostezos durante los diez minutos que dura el corto en este ridículo ejercicio de pedantería.

Ten Thousand Years Older (Diez mil Años Más Viejos), Werner Herzog: El dato que nos cuenta no deja de ser interesante, pero diez minutos no son suficientes para hacer algo más digno de tal suceso.

Twelve Miles To Trona (Veinte Millas Para Trona), Wim Wenders: Uno de los pocos cortos, junto con el de Aki, que me gustaron. Por la historia, por la música. Me gustó bastante.

We Wuz Robbed (Fuimos Robados en algún dialecto afroamericano), Spike Lee: Obvio y horroroso panfleto muy poco cinematográfico que no viene al caso.

100 Flowers Hidden Deep (100 Flores Ocultadas Profundamente), Chen Kaige: Me dejó absolutamente frío.
Alexei
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