Para mí primero de todo y por encima, se trata de una comedia, más que de un Western. Y como tal ha conseguido su objetivo, es decir, me ha entretenido lo suficiente y ha conseguido que lo pase bien. Sorprende que aquí Peckinpah apenas utilice la violencia y que obtenga un resultado redondo. La historia gana fuerza con los minutos gracias a que el personaje central está arropado por unos secundarios insuperables.
Para pasarlo bien, desde luego. Muy recomendable.

Apenas me ha aportado nada la historia de estos militares enclaustrados. No atrae ninguna historia individual de los personajes, todo parece artificial y desmedido, muy poco creíble, tanto que ni siquiera se entrevé el supuesto dramatismo de esas historias. Frank Sinatra es sencillamente lamentable, su personaje es ridículo, no consigue transmitir nada. Es muy duro ver que al cantante sí le dieron el Oscar y a Montgomery Clift no, cuando es lo único destacable.

Así que recomiendo que quien se guíe por los premios concedidos para escoger ver una película descarte "De aquí a la eternidad", o quizá no, lo mejor sea verla como he hecho yo para darse cuenta que ocho óscars no tienen por qué significar nada.

Se me ocurre decir que la actitud del personaje principal es tan admirable como digna, que siendo coherente consigo mismo lleva a la práctica su visión de las cosas y es razonable de principio a fin. Respeto ese tipo de relaciones con la materia y lo tangible, incluso me ha gustado oír cómo afirma que el ser humano no sólo se debe alimentar de relaciones sociales.
Así que es cierto, sí, respeto esa manera de ser, pero no la comparto porque no la entiendo justa en el siglo XXI, considero que la esencia del viajero, aventurero idealista o lo que sea que es, es contradictoria o antitética con trabajar en el Mc Donalds, por ejemplo.

Además, la película se acaba haciendo larga, opino que para ver paisajes es mejor ver documentales y sobre todo... da la sensación de ser fácilmente olvidable.

Se trata de una sorpresa en toda regla. Son pocas las ocasiones en las que los tiros se pegan bien, pero en este caso no sólo no sobra ni uno de esos tiros sino que encuentro que hay acierto en el cómo, en el cuándo e incluso en el por qué. Todos los personajes son atractivos, el contexto, el cuadro, el ambiente recreado es asombrosamente correcto.

Puedo afirmar que entre tanto tiro bien pegado hasta se me ha caído una lagrimilla.
Y es que cuando las cosas están bien hechas hay que decirlo claro.

Ya me imaginaba que la historia de un boxeador de Estados Unidos iba a aportarme poca cosa. Y así ha sido. No es sólo que opino que no tiene ningún interés la vida de este hombre, es que además cae mal, entre sus paranoias y su machismo he acabado por pensar que su final es justo. ¿Qué queda? Una correcta interpretación de De Niro y Pesci, de ahí que no le ponga un uno.
Huracán Carter al menos es la historia de una injusticia, con trasfondo racial y más cosas, pero en Toro salvaje no veo más que la vida sin interés de un boxeador.